martes, 22 de abril de 2014

Largo oscuro origen, El volcánico verbo de Víctor Ramírez

 José M. Balbuena Castellano

“Largo oscuro origen”  es un derroche de lenguaje con toda la soltura del mundo creativo. Narración sin tiempo histórico ni costumbrismo, que pone a flote la memoria de personajes primarios de un barrio en una ciudad sin esquinas”, así define el profesor, escritor y cronista de Artenara, José Antonio Luján,   la obra de Víctor Ramírez, a quien comencé a leer y a admirar cuando publicó su libro “Nos dejaron el muerto” , editada en 1984. Acto seguido la recomendé a  mis conocidos e, incluso,  la llevé a  amigos y parientes  que vivían en la Península para que la leyeran. Después, su novela inspiró la película La Caja, que dirigió en 2007 Juan Carlos Falcón., en la que intervinieron, entre otros,  Ángela Molina, Elvira Mínguez, Antonia San Juan, Vladimir Cruz y María Galiana. “Con una prosa  intencionadamente nítida y envolvente, y partiendo de un sucedido que podría clasificarse erróneamente como grotesco, continúa insistiendo en su despiadado e insolente diagnóstico sobre la situación sociohistórica de nuestra gente”, según puede leerse en la contraportada del libro.

 “La insólita y bárbara historia de las páginas de Largo oscuro origen, plagada de miserias miles, zoofilias, pedofilias, incestos y hasta canibalismo, queda, en las páginas finales de la novela, puesta más que en duda merced  al testimonio del supuesto personaje central, el Tunicio, que no resulta ser el mismo que da pie a todo el relato imaginario”, afirma el escritor tinerfeño Juan Manuel García Ramos.

Por su parte, Luis León Barreto, proclama que “en una cosa admiro al compañero escritor y sin embargo amigo, Víctor Ramírez: en su fe militante, en su capacidad para mantenerse en el ruedo. Víctor es hombre explosivo, que no se anda con rodeos, que proclama su fe allí donde va”. También señala el autor  palmero  que “entiende el autor  la escritura como una forma de solidaridad primaria con su pueblo, con esa masa de lectores y no-lectores, con ese público indeterminado que no puede apreciar la literatura hecha en las islas, esa literatura marginada por tantos y que, a pesar de todo, sale a flote”.

Personalmente, le fui siguiendo la trayectoria ,el rastro, a todo lo que produjo Víctor Ramírez  y al que  me encontré ofreciendo su opinión en los numerosos artículos aparecidos en Diario de Las Palmas, gracias a las puertas que le abrió el desaparecido director Santiago Betancort Brito. Víctor refleja en su conversación y en sus escritos el profundo amor a esta tierra y no oculta para nada su inclinación independentista. Pero no es un independentista cerrado e intransigente que ve enemigos por todas partes o que culpa de los males de Canarias a los que colonizan esta tierra. Él reconoce que personas peninsulares le han ayudado más que otras, que sí son nativas pero que tienen una mente estrecha y se comportan como “godos” y no como compatriotas de la patria canaria.

Recordemos otras obras de Víctor Ramíez: Arena rubia, La tercera mitad del cariño, Precisamente, Guirres sin alas, “...que Machanguita?, etc.
 Pero es polifacético. Además de sus obras en prosa, escribe también poesía  aparece en emisoras de radio, como comentarista o realizando programas, le encanta cantar y escribir corridos y rancheras.  Es, a veces, tan mejicano como el fallecido Premio Nobel colombiano, Gabriel García Márquez, que guarda ciertas con nuestro escritor cierta semejanza. Mucho antes de que escribiera  “Nos dejaron el muerto”, editó en 1976, con el profesor y escritor  Rafael Franquelo,  con el que ha coincidido en otras publicaciones, una antología de textos de la literatura canaria, en la que figuran 97 autores isleños.

Ha contribuido a una siembra de semilla en esa escuela sometida, según recalca una y otras vez, “a la “ignorantación” del sistema educativo”, que bajo mi punto de vista, está dando sus buenos  frutos, tanto por la creatividad, cada vez mayor, originada en las islas, como por  el conocimiento de lo  que se realiza actualmente y de lo que se elaboró en el pasado. Pero hay que  insistir, no cejar en la tarea de culturizar a este pueblo. 

Tenemos en Canarias, en nuestros escritores, un mundo de fantasías, de anhelos, de utopías, de quimeras que deben salir a flote y ser conocidas por las futuras generaciones. Es una responsabilidad que han de asumir quienes influyen  sobre los niños que aprenden y  los jóvenes que se forman. Un deber de profesores, de las instituciones, de los políticos y, como no, de los padres. Es un derecho inalienable y no puede estar vetado a nadie. Se trata de abrir mentes, fomentar la iniciativa propia, la crítica, la toma de decisiones, el impulso a salir de los pozos en los que nos han metido, o, a veces, en el que hemos entrado voluntariamente.

“Víctor vuelve a mostrar en esta novela que es nuestro escritor más cercano, el que mejor se mueve en los bordes de la ciudad, en las laderas duras y desnudas, pobladas por quienes añoraban un campo que nunca fue de ellos, pero donde se quedaron para siempre sus recuerdos, su cultura, sus sueños, sus muertos”.  Es lo que opina Faustino García Márquez  de Largo oscuro origen.

...”Me embarga cierta emoción,cuando puedo volver a disfrutar de un hecho de estas características referenciado a mi realidad más inmediata, la canaria; pues uno tiene  la sensación de que Víctor Ramírez logra así, como lo han hecho también algunos pocos autores, regalar a las Islas un mayor bagaje identitario”, escribe sobre que Machanguita?, el periodista y  escritor Antonio G. González,


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