martes, 24 de junio de 2014

Un coleccionista de arte, Diego Casimiro.

Diego Casimiro ha sido un gran coleccionista. Desde niño se aficionó a coleccionar cosas. Coleccionó monedas, sellos de correo que intercambiaba con sus amigos y conocidos. Coleccionó tableros de ajedrez y libros, todo tipo de libros: ensayo, poesía, narrativa, libros antiguos que ahora se dedica a regalar a sus amigos, porque quizás la colección que mejor ha sabido hacer a través de su vida sea esa la de la amistad.

Desde muy joven Diego tuvo inclinación por el arte, pero fue en los años setenta cuando Nano Doreste y su mujer le invitaron a visitar la recién inaugurada galería Vegueta, le enseñaron que ese oficio era algo que había que ver y entender, que exige tiempo y esfuerzo aprenderlo. Acometió la idea con fuerza y vida y entre las horas en museos, dentro y fuera de las islas, a los que asistió durante los viajes que tenía que realizar por su negocio de heladerías y sus contactos con el mundo comercial como agente colegiado internacional, aprendió a enriquecer la mirada, a comprender su simbolismo, el sentido y el lugar que ocupa el arte en la cultura y en la vida.

Pronto se sintió atrapado por la pintura. Y quizás entendió aquello que dijo Antonio Muñoz Molina “El arte adquiere toda su dimensión cuando te enseña a mirar la vida”. Y esa relación con artistas, galeristas, museos y cultura le ha llevado a investigar en profundidad la técnica pictórica, le ha despertado a través de los años el conocimiento y el interés, la confianza en sí mismo, el amor por el arte. Le ha llevado a realizar actividades culturas, a construir y gestionar exposiciones de pinturas colectivas e individuales, tanto con artistas noveles como Dagne Cortés, Javier Rodríguez López, Dunia Sánchez… como con artistas de gran prestigio como Emilio Machado, Francisco Lezcano o Isabel Echevarría entre otr@s.

A comprar lo mejor del artista, a poner ilusión y tiempo, a coleccionar durante varios años un conjunto de pequeños tesoros artísticos, de telas poderosas, repletas de manchas, colores, texturas, surcos que exaltan el color. A investigar en profundidad estallidos de óleos, acuarelas, esculturas. Ese lenguaje impresionante que es la pintura.  

Y desde el día 11 de junio hasta el 2 de julio Diego Casimiro nos presenta en la Sala del Centro Comercial El Muelle de Las Palmas de Gran Canaria, su colección particular “Estelas del Mediterráneo”

Una colección en la que ha reunido un importante conjunto de cincuenta obras de distinto formato, realizadas con diferentes técnicas y soportes. Cuarenta autores todos residentes en el mediterráneo, aunque unos veinte de la colección ya han fallecido. Simboliza esta exposición una especie de vibración sentimental, un conjunto muy armonioso donde podemos contemplar a pintores de la talla de Miró a un Julio Viera Fleitas, residente en Palma de Mallorca desde hace muchos años, SanJuán Tarré, Joan Jandró o un Miquel Barceló.

Muchos de ellos han sido premiados y distinguidos en prestigiosos certámenes, otros representados en museos internacionales, nacionales, instituciones oficiales o privadas o en colecciones particulares repartidas por todo el mundo.

Con esta exposición dice Diego Casimiro ha pretendido mostrar “otras miradas” distintas, divergentes de las importantes corrientes artísticas inmersas en Canarias en esos mismos años. Una exposición que revela la preocupación constante de coleccionar formas plásticas, historias que transporten al espectador a vivir una experiencia, otro mundo. Una muestra que ha convivido con más de un centenar de obras de su colección, obras de artistas canarios, peninsulares y extranjeros, que quizás algún día también serán expuestas públicamente.


Pero lo maravilloso es poder penetrar en ese mundo del coleccionista, en ese mundo de Diego Casimiro en donde la belleza y la verdad habitan en unas obras que piensan y dialogan entre sí. Que nos cuentan historias y conviven con un ser que le expresa sus necesidades, sus sueños y sus deseos.
En donde los artistas plásticos le dan la vuelta a la realidad, a la existencia, a la aventura, con esa capacidad que tiene el arte de emocionarnos, de entender el sentido de estar vivo.

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jueves, 19 de junio de 2014

NOCHE MEIGA

Resultaba increíble que estuviéramos otra vez juntos, después de tantos años nos tropezamos en su tierra. La verbena se celebraba en la playa de Panxón. En la arena las tinieblas nos observaban, parecía que estábamos a punto de contemplar un eclipse total. Dos grandes fuegos comenzaron a inflamarse. Se movían dentro del agua, los rayos láser alumbraban la hora mágica de la noche de San Juan. Pensé que medio país estaba haciendo el amor. Brotaron las hogueras, surtidores de acuarelas, y el ruido de los petardos, cohetes y bengalas se oyó por toda la ciudad. El alma del cielo se liberaba, lucía vestida de miles de colores. Sentí escalofríos y él me pasó el brazo por encima, no sé si fue un intento de proporcionarme calor o de protegerme de los poderes ocultos del fuego. Mi corazón latió con gran fuerza.

Regresó la música, el eco conquistó las voces. Todos bailábamos de una forma enardecida, abrazados a nuestras parejas sin pronunciar una palabra girábamos y girábamos. Las meigas, acompañadas de un enorme griterío, invadían el paseo marítimo. Era un baile de amanecida, quizás esperábamos ver danzar al sol junto a los gigantes y cabezudos. Los olores característicos de los recitales, los perfumes calientes, dulzones. Los humos de la madera quemada y los efluvios de sudor me bloquearon. Terminaron emborrachándome.

Reconozco que mi primera reacción fue de sorpresa, incluso de enfado, pero mi corazón y mi sexo no se ponían de acuerdo. Me dejé llevar, sus pasos de baile eran pegaditos, aprisionados. En medio de la oscuridad y de la muchedumbre, su pierna entre las mías. Tuve que hacer un esfuerzo horroroso, no quería que notase mi apetito. Sus actos eran decididos, su masculinidad, sus embestidas. La cabeza no me obedecía y el ritmo era tan frenético que en algunos momentos mi cuerpo semejaba una pelota agitándose velozmente para conseguir –a través de la música chillona- la posición adecuada. Empujaba, me atraía hacia él con violencia. Susurraba la letra de la canción que estábamos escuchando. Yo estaba ciega de alcohol. Enloquecida, daba vueltas y más vueltas: uno… dos… tres… Me apretujaba con sus fuertes brazos, me flaqueaban los pies. Levantaba mi falda, tocaba mis piernas sin rumbo, o quizás en una dirección segura. Encontró mis pliegues más íntimos, más oscuros. No se detuvo. Los arañó. Yo no respiré. No veía a nadie. Palpaba su sexo caliente, grande. Ahora bailábamos muy pegados, me estremecí igual que si hubiese metido el dedo en la corriente eléctrica.
Mi madre no me había aleccionado, sólo prevenir y refrenar. No me aconsejó como debía, se dedicó a sermonearme: una chica decente no debe hacer esto o aquello, es mejor que no hagas lo de más allá. Cerré mis oídos.

En la arena las tinieblas nos observaban, parecía que estábamos a punto de contemplar un eclipse total. Dos hogueras grandes  comenzaron a inflamarse. Se movían dentro del agua, los rayos láser alumbraban la hora mágica de la noche de San Juan. Pensé que medio país estaba haciendo el amor. Brotaron las hogueras, surtidores de acuarelas, y el ruido de los petardos, cohetes y bengalas se oyó por toda la ciudad. El alma del cielo se liberaba, lucía vestida de miles de colores. Sentí escalofríos y él me pasó el brazo por encima…

       Parpadeé y tuve la impresión de retroceder a través del tiempo, de regresar a los primeros años de mi infancia en la isla. Nos pasábamos varios días recogiendo trastos viejos por todo el barrio, preparando la base de la hoguera. Encender la hoguera era todo un ritual. Queríamos darle más fuerza al sol. Recorríamos las casas de los vecinos y coleccionábamos gran variedad de enseres. Era la ofrenda a las llamas: ropas inservibles, sillas viejas, mesas destartaladas, cajas que quizás contuvieron cartas secretas. Revistas y periódicos que nunca se leyeron. Pedazos de mobiliario llenos de historias. Debíamos quemar el mal.Por las calles los papahuevos anunciaban la fiesta, el triunfo de la luz sobre la oscuridad. ¡Me divertía tanto corriendo tras ellos! Sonaban tambores, maracas y cornetas. Desfilaba. Ellos bailaban, saludaban se acercaban a los niños. Se abalanzaban. Los asustaban.
En la arena hicimos un montón con los cachivaches que habíamos recolectado. Era la noche para la liberación, para exorcisar malos tiempos. El chico que más me gustaba me cogió la mano, me la apretó…
Las parejas que habían bajado a la arena anhelaban que oscureciera, los chiquillos del barrio practicaban canciones, saltos y brincos. Jugaban se divertían. Esperaban que pronto ardieran las hogueras y escalaran alto, tan alto como las casas. Que se abrieran de par en par los castillos fantásticos y las princesas encantadas se desencantaran. Esperaban que dieran las doce.
            Chocolate, molinillo, corre, corre
            que te pillo.
           A estirar, a estirar,
           Que el demonio va a pasar.

Si las hogueras estaban a punto de ser prendidas. Hacíamos coros. Satanás también pretendía bailar alrededor de nuestras almas. Aquella noche no iba a dormir. Era la fiesta del infierno.
El fuego era el protagonista….
                        Fragmentos de “La noche meiga” entresacado de mi libro “El séptimo cielo


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domingo, 15 de junio de 2014

Prem Rawat // Maharaji - "Vivir es una celebracion"

Dice Rawat que sentirse bien es posible porque estamos repletos de bienestar por descubrir, por eso nos invita a través de sus conferencias, no solo a acceder a esa perspectiva de la vida como algo completo y perfecto, sino a enseñarnos unas pautas o técnicas que nos ayuden a recuperar la percepción del bienestar perdido. A aprender unas pautas que él las llama Conocimiento

El mensaje de Prem Rawat representa una gota de esperanza, un recordar que gracias al conocimiento del alma quizás podríamos sorprendernos de nosotros mismos.Ver el mundo en el que vivimos de una forma más simple. Y aunque sabemos que no es nada nuevo y que debajo de lo sencillo se esconden pasiones, soledad, incomprensión, crisis económica. Prem, como otros hicieron antes,  apuesta por la vida y propone mediante sus enseñanzas, a aprender a potenciar y redireccionar nuestra percepción para que, de nuevo, recuperemos las sensaciones maravillosas olvidadas.

¿Puedes ocuparte de este asunto, también?'. Y respondo: 'Sí, claro, como no'. Y ese es el día en que me convierto en un malabarista, sin entender que...
-- Facilidad para personas con déficit auditivo --

Lo sabes. Sabes lo importante que es esta vida. Lo sabes. No es nada nuevo. Sabes que todo el dinero del mundo no puede comprar ni un solo aliento. Lo sabes. Ni uno. Lo sabes. Ahora lo que tiene que suceder es que entiendas lo que ya sabes. No que lo ignores, sino que lo entiendas.

Porque el día en que empieces a entender lo que ya sabes será el día en que de verdad, de verdad, empieces a vivir. No a sobrevivir, a vivir. Porque vivir es una celebración. Vivir es la celebración de la existencia. Y necesitas vivir. Necesitas evolucionar todos los días. No una vez al día, o una vez a la semana, o una vez al mes, sino cada uno de los días que se te conceden. 

¿Qué se requiere? ¿Qué se precisa para tener respeto por el agua? ¿Qué se necesita para respetar la comida? ¿Qué? ¿Qué? Se necesita sed para respetar el agua, nada más. Ni fórmulas, ni discursos, ni libros. Sed. Y cuando esa sed se vuelve rotundamente clara en un ser humano, entonces empieza la verdadera búsqueda del agua. 

Necesidad. Cuando la necesidad está clara, todo lo demás encaja. Mientras no lo está, lo que realmente queremos resulta ambiguo, cada día ese deseo es ambiguo. Te despiertas por la mañana y piensas: "¿Qué vas a hacer hoy? Vaya, tengo tantas cosas que hacer. Tengo que ir de compras, ir a la oficina, hacer unas cuantas llamadas...". Pero para quien ha entendido de qué trata esta vida, resulta claro todos los días: "Hoy voy a vivir. Voy a celebrar mi existencia. Y sí, iré a comprar la leche, y claro que iré a la oficina y haré lo que tenga que hacer, pero eso no me va a impedir celebrar el día de hoy". Esta es la diferencia esencial entre la claridad y la ambigüedad. 

¿Qué puedo hacer? Mientras hago malabarismos con todas las bolas, ¿acaso me pregunto por qué estoy haciendo eso? ¿Se supone que soy un malabarista? Si se supone que soy malabarista, entonces debo hacer malabarismos. ¿Pero quién me convirtió en un malabarista? Pues yo. "Sí. Haré esto también, y eso también y aquello también." Y alguien me pide: "¿Puedes ocuparte de este asunto, también?". Y respondo: "Sí, claro, como no". 

Y ese es el día en que me convierto en un malabarista, sin entender que mi responsabilidad principal, la primordial, la primera, es con esa sed interior que cada día me pide que me sienta plenamente satisfecho.
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Foto de Prem Rawat.
En youtube encontraras numerosos vídeos sobre su filosofía de vida.

jueves, 5 de junio de 2014

CLAUDIO MAGRIS EN LAS CANARIAS

Dice la escritora catalana Nuria Amat en su libro Viajar es muy difícil: “Las ciudades están hechas de personas. Las ciudades literarias están hechas de escritores. Qué mejor recuerdo del viajero para con el lector (viajero también él pero quieto) que el envío de una postal ofreciendo la imagen viva y coloreada de las mejores instantáneas de viaje. Qué mejor regalo para un lector que las vistas de distintos escritores moviéndose por la ciudad fantasma”. Esta columna intenta recuperar las postales que han dejado los escritores de lugares para ellos entrañable.
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El mar, en español, es masculino, como en italiano, pero la gente de la costa que lidia concreta, físicamente con él, lo llama la mar, en femenino. Acaso también gracias a ese artículo el mar resista al nihilismo, a la irrealidad que parece sustraernos lo tangible de las cosas, los objetos y la experiencia sensible, la continuidad de la vida y su transmisión. El carácter épico del mar es también y sobre todo terrible, naufragios y tempestades, pena y lejanía, pero nunca abstracto, ficticio. Tal vez por ello pueda ser símbolo, a pesar de tanta furia devastadora, de la armonía, haciendo que la angustiada fantasía contemporánea logre imaginar, incluso en una película como Abyss de Cameron, que de las profundas tinieblas del océano no surgen monstruos, sino criaturas buenas que vienen para salvarnos; “variopintas mariposas”, como las llama Giovanni Grazzini en su Cine ’89 cual si señalara que la gracia y la levedad, la armoniosa aparición del bien, se habían refugiado en el fondo del mar. […]
Famosas por sus playas, a menudo estropeadas por una especulación de las peores en la construcción, las Canarias revelan una extraordinaria belleza sobre todo en su paisaje variado como el de un continente —ora áspero, ora exuberante— en los colores, en las plantas, especialmente en el azul de la jaracanda y en el rojo del tulipero del Gabón, en los grandiosos cráteres volcánicos del Teide. En Gran Canaria, el Roque Bentaiga era venerado como santuario por los originarios habitantes de la isla; mirando esta maciza cumbre metafísica, se piensa en el monolito de 2001: una odisea en el espacio y se comprende la relación entre la divinidad y las montañas. En Icod, en Tenerife, hay un drago antiquísimo. El drago es el árbol por excelencia de las Canarias, un mítico símbolo de las islas, objeto y lugar de culto y veneración. El de Icod es viejísimo, según algunos pluricentenario y, según otros, milenario; se yergue, pero sobre todo se ensancha y se expande, corre el riesgo de caer por demasía de fuerza, por exceso de vitalidad, por haberse dilatado demasiado en el mundo. En su tronco y sus ramas se abren surcos como arrugas o facciones, afloran barbas venerandas y cejas frondosas, protuberancias de manos callosas y hendiduras de ojos demoníacos. Ese árbol es una pluralidad; es tantos árboles, es un monte incidido por tajados y ríos, es un rostro que se transforma en múltiples rostros, una maraña, es la mueca y la irónica sonrisa de la metamorfosis.
Frente a ese drago se siente la seducción de la vejez, rica en tiempo e historias sin final, dionisíaca en la proliferación de su disolverse; la edad de ese drago, y también la muerte que ésta anuncia, tienen una majestuosa grandeza, pero sobre todo una inquietante vitalidad erótica, una transformación y regeneración sin fin.
Fuente: Claudio Magris, El infinito viajar (traducción de Pilar García Colmenarejo), Anagrama, Barcelona, 2008.
Delia Juárez G.
Autora del libro Gajes del oficio. La pasión de escribir y coordinadora de las antologías colectivas Y sin embargo yo te amaba. 

lunes, 2 de junio de 2014

MIENTRAS NO DIGAS TE QUIERO, LOLA BECCARIA

  LAS ESCRITORAS LOLA BECCARIA Y ROSARIO VALCÁRCEL PROTAGONIZARON EL PASADO  2 DE JUNIO, UN  ENCUENTRO LITERARIO EN LA CASA MUSEO PÉREZ GALDÓS (Cano, 2 y 6 Las Palmas de Gran Canaria dentro del ciclo "En este inmenso Atlántico que nos une)


Lola Beccaria es doctora en Filología Hispánica y se ha formado en Terapia Gestalt. Publica su primera novela, ‘La debutante’, en 1996. En ese mismo año publica una obra de teatro perdida de Lope de Vega, ‘El otomano famoso’, descubierta, y editada, por ella misma cuando trabajaba como documentalista en la Biblioteca del Palacio Real.


En 2001 queda finalista del Premio Nadal con su segunda novela, ‘La luna en Jorge’. Colabora en el argumento para el guión cinematográfico de la película ‘Fausto 5.0′, proyecto de La Fura dels Baus . En el 2004 publica ‘Una mujer desnuda’ en el 2006 Mariposas en la nieve. En el 2009 es Premio Azorín con El arte de perder. En el 2011 publica Zero y en el 2014 “Mientras no digas te quiero”.
Lola Beccaria y libro
Por su parte, la poeta y narradora grancanaria Rosario Valcárcel que hizo el papel de anfitriona tiene varios libros editados alrededor de la literatura erótica entre los que destacan ‘Del amor y las pasiones’, ‘El séptimo cielo’ ‘Sexo, corazón y vida’ y el poemario ‘Las máscaras de Afrodita’. Valcárcel habló del amor, de los cuerpos encontrados, de acontecimientos, del placer del juego, la ironía, de experiencias personalizadas y de las relaciones humanas que sufren metamorfosis. Nos habló del sexo como salvación que sale al encuentro de la pequeña muerte y la convierte en aliada de la vida.
En ‘Mientras no digas te quiero’, Lola Beccaria gira alrededor de las emociones, los sentimientos y el amor. Gira alrededor de un mundo que relata la historia más antigua del hombre: el amor y el desamor en todas sus facetas. Nos presenta un grupo de mujeres con distintos puntos de vista, defraudadas de la vida, perdidas cada una a su manera se apuntan a un taller de seducción para superar sus propias limitaciones, sus miedos. Para disipar las densas nieblas que sin que nos demos cuenta, se interponen en las relaciones de pareja, para ahuyentar las tristezas y volver a encontrar un lugar en una sociedad en la que se sienten perdidas.
Dice Lola Beccaria “Creo que nunca los hombres habían estado tan enfadados con las mujeres ni las mujeres con los hombres y todo es por falta de comunicación”.
La autora rastrea la necesidad de alejar los fantasmas sociales que impiden un pleno desarrollo de la mujer. Recoge las claves más importantes de la personalidad humana para conocernos de una manera sencilla y fácil. Y practica en su obra ‘Mientras no digas te quiero’, lo que en psicología llaman las constelaciones, y a través de ellas se desatan una sucesión de vivencias narradas con realismo y humor. Nos revela los conflictos y las carencias que todos los seres humanos poseemos, las dificultades para alcanzar la madurez afectiva. Nos descubre que el sexo como experiencia física aislada no nos basta y que la libertad asusta por la soledad que sobrelleva. Porque tod@s en el fondo deseamos ser amad@s.
Algunas veces se piensa que una novela escrita y protagonizada por mujeres que tiene como tema central el amor es un libro escrito para mujeres, pero nada más lejos. ‘Mientras no digas te quiero’ es un libro que habla del amor y la pasión, la ternura y los miedos, de la soledad, la ruptura y la pena. Los sentimientos más que las acciones.
Mientras no digas te quiero’ es un libro para los que buscamos el conocimiento, un libro que presenta los problemas que asedian al corazón humano. Un libro para seres humanos, sean hombres o mujeres.

Rosario Vallcarcel y libro
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facebook/rosariovalcarcel/escritora