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lunes, 27 de febrero de 2017

De nuevo, recuerdo La Fiesta de los Indianos


                           Para todos los palmeros que hacen posible esta fiesta.

                                             El lunes de Carnaval se celebró la Fiesta de los Indianos en La Palma, y una vez más llegó al Puerto de Santa Cruz un barco lleno hasta rebosar de Indianos procedentes de Tenerife.

Un barco que simulaba llegar desde la otra parte de nuestra Atlántico, impulsado por un mar de sombras grisáceas, por voces que resonaban por el Malecón, un barco que atracó como decía Carmen Laforet en su libro “La llegada” sin gran prisa por llegar al otro lado del mundo.

 Pero cuando por fin colocaron la escalinata y empezaron a bajar los pasajeros, pudimos ver junto con sus compañeros de viaje a un personaje de excepción, a un pasajero especial, a Sosó, más conocido por la Negra Tomasa, que con su cuerpo regordete, su vestido impecable, su sonrisa entrañable, sus mejillas pintadas y sus pestañas verdes fluorescentes derrochaba gracia y talento, bailaba al son del ritmo caribeño:

Maní, Maní
Si te quieres por el pico divertir
Comete un cucuruchito de maní …


En seguida la explosión de alegría y de generosidad nos atrapó, se adueñó de todos. Se escucharon palmas, se dieron vivas y con voces enloquecidas  entonamos canciones. Y llenos de risas y vestidos de riguroso blanco no dejábamos de agitar los polvos con fuerza, con tanta, tanta fuerza que rápidamente una polvacera quedó suspendida en el aire y se convertía en una humareda de plata que nos llenaba de júbilo y de tal excitación que gritábamos:
-¡Viva la Negra Tomasa!

Yo estaba tan extasiada que hubiese deseado abrazarla.

Mientras, en el atrio del Ayuntamiento capitalino, una multitud ansiosa esperaba el tradicional ritual de la llegada. Este año, de nuevo con unos seres maravillosos, con Antonio Abdo, Pilar Rey y acompañantes. Emocionados esperaban el retorno con los representantes oficiales. 

Por fin La Negra Tomasa llega a la Plaza de España con ese don innato que posee para hechizar la fiesta, flota en medio de una multitud que se agolpaba entre sus calles, que vibraba entre densas nubes de polvo que semejaban a una hoguera. Y entonces recordé aquellos tiempos en que éramos niños pobres,  en que la vida era humilde y nos acercábamos extasiados y con miradas tímidas a darles la bienvenida, a besarles, a curiosear la llegada de nuestros compatriotas que llegaban después de cumplir un sueño, de hacer el mundo.

Todos iban vestidos muy elegantes. Ellos fumando cigarros puros, con los bolsillos repletos de dólares acarreando jaulas con loros y pesados baúles, ellas con sus faldas largas, sus pamelas y sus abalorios. Ataviados a la usanza americana bailaban bajo un decorado renacentista que parecía que crepitaba, que a pesar de estar desdibujado por el tiempo también se emocionaba. Porque la Fiesta de los Indianos consigue con mucha clase rememorar la antigua llegada de miles de palmeros que volvieron desde Cuba.

Consigue a través de esas cataratas de polvo ensalzar la memoria de aquellos años de lucha y de dificultades económicas, consigue acercarnos a las sombras y las luces de miles de hombres y mujeres emigrantes que al regresar a su tierra se les comenzó a llamar Indianos.
Un año más, la fiesta de los Indianos vuelve a triunfar, a trascurrir según el ritual de la época, con el ritmo palpitante de la música, con el diálogo de la tradición, con el encanto de la dicha ante la vida, con esa lírica que envuelve el regreso. Transcurrió  igual que una batalla blanca que deja escapar la fragancia de su olor. Su ligero temblor.
Una fiesta que nos recuerda que estamos hechos de polvos y de sueños. Unos polvos que a pesar de haber pasado varios días, aun sus huellas permanecerán entre nosotros durante mucho tiempo como testimonio del mestizaje cultural entre La Palma y Cuba.

Foto antigua blanco y negro: Carnaval de Indianos. Tomda del blog María Victoria Hernández.

martes, 21 de febrero de 2017

Entrevista a Rosario Valcárcel por Ángela Molina Calzadilla

Una poética al cuerpo masculino. 

 A partir de una poesía que da fe de la experiencia, con una carga sensual del placer, del gozo y del sufrimiento, de la fantasía y la conciencia, de lo efímero de la vida, la escritora esboza los cimientos de la poesía erótica femenina en Canarias.


La geografía del cuerpo masculino ha sido, hasta hace poco, potestad de los amantes de su mismo género. Y es tan extenso y fértil el paisaje que ofrece la sensualidad del hombre a los ojos de la mujer que lo desea, que lo goza, que lo sufre, o lo añora. Ese cuerpo de macho, los deseos que atiza, han sido prohibidos para las hembras que comparten su lecho, en el verbo, al menos. En ese aspecto, tienen tanto por decir las mujeres.



El nombre de Rosario Valcárcel es, en Canarias, sinónimo de poesía erótica femenina.  Tal vez no sea la única, pero es la pionera. Sin duda, no es tan solo una poeta erótica, pero es lo que la marca.  Es una mujer que reconoce: “Soy discípula de Afrodita”.  Y poco después afirma: “Pocos hombres sobrevivirán.”

Una mujer que proclama que vive “para el placer” y que apuesta, “si dios devuelve la inocencia a los arrepentidos” y se adentra en “la inutilidad de la vida.” A una mujer así, es preciso temer: una, que confiesa que “se entrega al diabólico tránsito” y que al amante le confiesa “tu recuerdo me da sed”. De una hembra que dice que “el deseo el el árbol más bello” y, asiente, “me gusta Castilla desolada”, es preciso huir.

En su poema
Al fin estrenamos las sábanas color carmesí, escribe:

Igual que a Diana te sorprendí en el baño,
Te reías, te mirabas, firme y erecto, la carne
Efímera nacía como tridente vencedor…

Cuánto ansío tu virilidad, juntar
Nuestros sentidos.

Como contrapartida, el poeta venezolano Víctor Valera Mora escribía:

Cómo camina una mujer que recién ha hecho el amor
En qué piensa una mujer que recién ha hecho el amor
Cómo ve el rostro de los demás
Y cómo los demás ven el rostro de ella
De qué color es la piel de una mujer que recién ha hecho el amor

Pero, ¿qué tienen que replicar las hembras? ¿Cómo camina un hombre a quien le han hecho el amor? ¿Cómo mueve los pies, dentro del lecho, un hombre que ha sido gozado? ¿Cómo gira la llave de la ducha? ¿Cómo respira un hombre que apenas hace poco ha sido trasegado? ¿Qué piensa un hombre que recién ha hecho el amor? ¿Le acaricia un pecho a la mujer amante? ¿Cierra los ojos y piensa en el orgasmo, en el trabajo, en los números de los negocios, en la amante de la alcoba clandestina, en la infinitud de las hembras?


El discurso erótico femenino, que en el caso de Rosario Valcárcel se llama Las Máscaras de Afrodita, (Ediciones IDEA, 2009, NACE, 2013), está escribiéndose ahora. Después de ser diosas, prostitutas sagradas, Astartès y Marías, de conquistar la ilusoria igualdad, de reconocerse otras, distintas, poderosas, las mujeres se esbozan, certeras, como amantes. Atreverse a caminar entre estos lodazales es empresa de locas, de aventureras, de poetas. Rosario Valcárcel es una de ellas.


1.- En su poema Después de la lluvia, el verso final afirma: “la eternidad sí está al alcance de los vivos”. ¿Cómo acceder a la eternidad? En su opinión, ¿es tarea del poeta, del artista? ¿Qué aportan los escritores a la sociedad actual?

Sabemos que nuestra vida y nuestro ser es mortal pero intentamos acceder a la eternidad verbalizando la experiencia del amor, la música, la belleza…quizás deseamos encontrar algo superior a lo simplemente humano. De todas formas creo que es tarea de todos, vivir“el regreso”, aliviar el sufrimiento humano de la Finitud.

Los escritores debemos aportar pensamiento, reflexión, deleite, y sobre todo coherencia y compromiso social. 

2.- ¿Qué conmueve a Rosario Valcárcel? La infancia, el erotismo, la inutilidad de la vida, parecen ser algunas de sus constantes poéticas. ¿Cómo es su proceso creativo, tanto en la poesía como en la narrativa? ¿En qué se diferencian?

La infancia me conmueve, creo que es un territorio del cual nunca debemos salir del todo.Por eso mi creación, casi siempre, parte de la evocación, de la memoria que tan necesaria es para ahuyentar el olvido. Me conmueve también ese cine sentimental de mi juventud en donde todo se imaginaba, se soñaba. Historias de amor tratadas con gran delicadeza. Abrazos seductores, besos que derrochan sex appeal. Un cine que emocionaba, que excitó mi adolescencia.

El proceso creativo surge si estás atento. A veces es una imagen de una película, una frase que escuchas. No sé, o simplemente estar en estado gamma (risas).

En la prosa el proceso es igual, lo que vez y escuchas, la vida misma, o simplemente un sueño. Creo que para ambas cosas se necesita, curiosidad, observación y leer, leer.

En definitiva, el proceso creativo se basa en trabajar, trabajar, borrar, escribir y volver a reescribir. Un día o una semana de trabajo y todo se puede reducir a unas frases o a una palabra en el caso de la poesía.

3.- Usted afirma que los artistas necesitan “contar sus secretos, sus emociones”. ¿Se inscribe dentro de la corriente de la poesía confesional?

Creo que todos necesitamos, en alguna medida, “confesarnos”, enfrentarnos a una visión del otro sobre ti, expresar las angustias que guarda la memoria. Eso nos humaniza.
 Mi poesía, más que confesional, yo la definiría como una poesía de la experiencia con una carga sensualdel placer, del gozo y del sufrimiento, de la fantasía y la conciencia, de lo efímero de la vida.

4.- La escritora venezolana Victoria De Stefano, en reciente entrevista, asevera: “Cuando escribo no sé qué sexo tengo. Se me olvida. Soy mujer, no estoy cada cinco minutos recordando que lo soy, incluso creo que en aquel momento la interioridad de un escritor está sin género o con los dos géneros.”¿Usted qué opina? ¿Existe una literatura femenina?

Quizás tenga razón Victoria De Stefano. El hecho de que la literatura se siga clasificando por sexos, es porque, históricamente, ha existido una literatura femenina con unas características propias, aunque ese pensamiento cada día se difumina más.

Ahora bien yo me pregunto ¿Hay una literatura masculina? Porque yo he escrito sobre el erotismo de hombres y mujeres, lo que cambia es la reflexión. La mirada.

5.- Usted afirma que un poema erótico "debe despertar los sentidos, contener  pasión y ternura y, sobre todo, belleza". ¿Qué lecturas o relatos eróticos marcaron su inicio? ¿Cuáles escritoras y poetas ha leído que cree hayan influido en su obra? ¿Cómo empezó a escribir poesía erótica?

Mi primer contacto con el erotismo fue, como muchos niños de mi época, a través del cine, de fotografías de los libros de Arte, de las cosas que contaban mis amigas…

 Ahora bien las lecturas que marcaron el inicio y el deseo de escribir sobre esos temas surgió a raíz de leer aquellos libros de color rosa que comenzaron a publicarse a finales de los setenta, a la muerte de Franco, ellos formaron parte de una colección erótica llamada “Sonrisa Vertical”. Yo me aficioné a ellos.

En mis comienzos literarios escribí narrativa sensual, lo de la poesía fue más tarde, de hecho tengo publicado una trilogía de relatos eróticos: “Del amor y las pasiones”, “El séptimo cielo” y “Sexo, corazón y vida”. Entre los autores que influyeron en mí: Henry Miller, Anaïs Nïn, entre otros.

6.- Usted ha dicho quepara escribir erotismo se necesita mentes sin prejuicios ni temores dispuestas a exponer explícita los deleites sexuales". ¿Por qué escribe una mujer literatura erótica? ¿En qué se diferencia de un hombre que lo hace? ¿Ha sido copado y definido el discurso erótico por los hombres? ¿Qué tiene que aportar la mujer en este sentido? ¿Acaso hay un vacío en cuanto a elaborar una poética del cuerpo masculino?

Sí, en el mundo actual en que todos somos producto de nuestra cultura. En España la mujer lo ha tenido muy difícil, ha pasado por siglos de tabúes religiosos y morales, por la oscura etapa del franquismo, aunque por fin junto con los hombres hemos conseguido un sexo sin culpabilidad. Un sexo como fuente de placer rica y estimulante, un sexo donde  el deseo sea infinito.

Afortunadamente la mujer de hoy se impone como ser que reivindica su sexualidad y no como objeto deseado.La mujer de hoy, visible, explora y descubre su cuerpo, realiza juegos eróticos, se encuentra libre de la culpa, del pecado por lo que en literatura aporta un registro erótico repleto intimidad y ternura de una forma sutil que no es tan diferente a la literatura erótica escrita por hombres.

Y con respecto a la poética del cuerpo masculino, estoy convencida que mientras haya deseo y sueño no habrá vacío para elaborar una poética del cuerpo masculino. 

7.- ¿A qué se refiere cuando afirma que el poemario Las máscaras de Afrodita colmó  "sus ansias de levedad”…?

Me refiero a que el poemario “Las máscaras de Afrodita” colmó un vacío comunicativo, me permitió escapar, subir a las nubes, a ese lugar sin peso que llamamos levedad.



8.- En su libro La prostituta sagrada, su autora Nancy Qualls-Corbett transita por la historia de la sexualidad y el rol de la mujer a partir de culturas antiguas. Allí analiza el papel divino que se otorgaba al cuerpo femenino y  sus poderes de creación y curación. También Hans Peter Duerr, citado por Mithu M. Sanyal en su libro Vulva: la revelación del sexo invisible, escribe: “Originalmente la diosa daba a entender mediante la apertura de sus piernas que estaba dispuesta a regenerar a aquel que entrase en ella”. Así mismo, Octavio Paz  habla de “una sociedad que ha tenido que domar el sexo”. Y usted, sostiene “Ahora, afortunadamente, se vive y se siente de otra manera, porque en la sociedad actual todo es erotismo, empleándose en la publicidad, política, medios de comunicación, el cine…"
Sí, afortunadamente hoy el sexo se siente y se vive, es aventura y misterio, pero también es juego, es empatizar, sentir y al  mismo tiempo es un acto de complicidad y eso lo saben bien los medios de comunicación, la política, y sobre todo la publicidad que lo usa como generador de dinero.
9.- ¿Concibe usted el sexo como una vía mística? ¿No cree que a fuerza de insistir en el discurso erótico desde múltiples medios (literatura, publicidad, espectáculo) éste se ha vaciado de sentido? ¿Cómo abordar actualmente al tema erótico amoroso? ¿A qué se refiere cuando habla de erotismo sano?
De ninguna manera el discurso erótico actual se ha vaciado de sentido, todo lo contario, Cada vez más, la literatura se apropia del amor y del erotismo, tal vez porque los escritores se han despojado de sus prejuicios y expresan sus sentimientos más profundos, fusionando amor y sexo. La propia poesía ya es erotismo.
10.- ¿A cuáles escritores y poetas canarios lee? ¿A qué atribuye el hecho de que la poesía haya sido, si lo es, el género literario que por excelencia se ha cultivado en el archipiélago? ¿Quiénes, en su opinión,  le han seguido los pasos en la poesía erótica en Canarias?
A muchos, asisto a presentaciones de libros de autores canarios, me llevo el libro y no solo los leo, algunas veces incluso los presento o hago una reseña sobre el mismo.

11.- ¿Qué libros prepara actualmente?
En fase de publicación un libro titulado “Cuentos gozosos”, compartido con el escritor Luis León Barreto.

Por favor, responda brevemente al siguiente cuestionario:

Un libro imprescindible: Muchos, pero destaco “Fortunata y Jacinta”, Benito Pérez Galdós
Un paisaje predilecto: La Playa de Las Canteras
Un libro que le gustaría haber escrito: Madame Bovary de  Flaubert
Una canción: Lola, de Los Brincos
Un lugar para morir: La isla de La Palma.
Un libro que no haya querido leer: No me suelen gustar los libros de Ciencia-Ficción
Una época en la que la hubiese gustado vivir: Creo que nací en una buena época a todos los niveles. En España se ha conseguido la liberación de la mujer, su presencia en la Sociedad. Y estamos en vías de la igualdad de derechos y las mismas posibilidades.
Una frase lapidaria, que haya dicho o escuchado: Vamos a construir un muro fronterizo entre EE UU y México.
Un aroma: El olor a mi casa de la infancia.
Un recuerdo de la infancia: Mi padre contando cuentos que él se inventaba.
Un ritual cotidiano: Leer todas las noches.
Un sueño: La paz en todos los rincones de este mundo.


A ras de versos (Inciso)

Poemas de Rosario Valcárcel, Las máscaras de Afrodita

YA SÈ DÒNDE ESTÀ MI PUNTO G:
En el bosque rojo donde me deseas.
Entre san Borondòn y el Edén,
En el fondo del mar, en la cima
Del Teide, en tu falo encendido,
En la puerta del Infierno.
Escondido en el nido de una urraca,
En los Jameos del Agua.
En tus ojos tristes, en tu voz cascada,
En tus manos dulces en tu piel morena.
En ese mágico lugar que compite con
La conciencia: en la mente.

Rosario  Valcárcel
Las máscaras de Afrodita


LA PURIFICACIÓN           
Grito para que la ablación sea solo un mal sueño

Cómo iba a imaginar que era la fiesta de mi Purificación
si era un ritual de regocijo, de danzas y cantos donde
                                   germinaba el pasado.
Tatuaron mi cuerpecito de amarga henna,
Invocaron al espíritu, batieron palmas.
                                   El aire me agarraba de la mano.
Celebraban la llegada de una media hechicera.
No podía entender el color de sus ojos centenarios
                                   o si era amiga o enemiga.
Cómo iba a imaginar que era la fiesta de mi Purificación
si inundaron el silencio de risas, tambores y timbales.
El  destino me  trajo chillidos de hiena,
olor a ataúdes.
Me abrió la entrepierna a la sombra de un dátil
y con una vieja hoja de afeitar cortó la raíz de mi deseo.
 Águilas y buitres revoloteaban
Enloquecidas al olor de la sangre, al  rumor que evoca
la muerte. 
Cerré los ojos eigual que un pájaro en una trampa,
                                   aleteé como una loca, grité, lloré.
Aguanta, aprieta los dientes o nunca encontrarás marido!
Castró mi sexo como a los burros del desierto,                  
colocó cerrojos a mis labios vivos.
Convirtió mi sonrisa inocente en una sonrisa macabra.
                                    Desgarró la carne de mi alma.
Cómo iba a imaginar que era la fiesta de mi ablación,
que a mis ocho años una de las peores cosas de mi vida
                                   había sucedido,

Del libro “Himno a la vida”


viernes, 17 de febrero de 2017

DOS POEMAS DE JOSÉ MANUEL BALBUENA CASTELLANO

MIRADOR

Mirador,
que sin ver oteas tanto,
fija sobre el mar la mirada
esperando que alguien venga
aunque aún no sabes quién.

Mirador,
eres un ser que se asoma
al fluir cotidiano de la vida,
que te recreas en nimiedades,
y también en amor y lisonjas,
y en muchas obras colosales,
que regalan honores y glorias.

Mirador,
que ya ni te acercas
al balcón de las miserias
alejando la vista angustiado,
porque no cuentas con medios
para un remedio adecuado.

Mirador,
donde unos ingenuos miran,
venidos de una tierra lejana,
en la que existe abundancia,
pero muestran gran tristeza
porque el sol pereza siente
       y ya  sus cuerpos no calienta…

Mirador,
alelado estás ante la noche
cubierta de luces y neones,
que iluminarán tus sueños
y tus pretéritos recuerdos...

ENTRE EGOISTAS, PITOS Y FLAIUTAS

Aunque esta ciudad me atrape
y me obligue a ser un residente,
aunque ella intenta fascinarme
con sus bellos cantos de sirena,
me atrae mucho más el campo
donde se disfruta del aire puro
y la vida es quizás más tranquila…

***

De la naturaleza yo me enamoré,
desde aquel dia que abrí los ojos
y mi destino a labrar se empezó,
que aunque digan que soy egoísta
compartir con otros yo no quiero,
que del mundanal ruido me aleja,
con su retahílas de fastos y boato,
que crean la soberbia y el orgullo.





Como profesor impartió clases en La Solana de Telde, Jinámar, Huelva, El Paso (La Palma), Tamaraceite y Las Palmas de Gran Canaria, donde ejerció en primaria y secundaria en el Colegio Canarias, así como en los colegios Castilla, Baleares, Adán del Castillo, Valencia y Navarra. En 1972 se integró en Editorial Prensa Canaria, primero en la redacción de La Provincia, donde trabajó durante 30 años, y dos más en el desaparecido Diario de Las Palmas. Antes de 1970 fue corresponsal de La Provincia en la isla de La Palma. A lo largo de su experiencia periodística pasó por diversas secciones de La Provincia: sociedad, cultura, medioambiente, educación, economía, etc. y se especializó en temas turísticos de los que hizo información general, reportajes, series de entrevistas, etc. Creó, en colaboración con el periodista Paco Díaz, las primeras páginas dedicadas al Turismo en Gran Canaria y en Canarias. Así mismo realizó reportajes sobre otras islas del Archipiélago, y también de viajes efectuados a Estados Unidos, diversos países de Europa (Alemania, el Benelux, Escandinavia, Finlandia, Islandia, Italia, Austria, Suiza, Inglaterra, la antigua Checoslovaquia, Francia, Portugal, así como Marruecos, Senegal, Gambia, etc. es autor de numerosos artículos periodísticos de opinión sobre asuntos diversos, especialmente a través de su columna El Periscopio, que escribía en La Provincia y después en Diario de Las Palmas, emisoras de radio y revistas especializadas.

facebook/rosariovalcarcel

miércoles, 15 de febrero de 2017

LA ÚLTIMA TARDE, Luis Rivero Afonso

Dedicado a Rosario Valcárcel

Imperioso, se llamaba. 560 kilos, negro azabache y bien dotado en pitones. Se sabía fuerte, buen mozo y con un porte extraordinario. Había sido criado en los campos cordobeses, cerca de la sierra. Buena comida, buenos cuidados, hembras: las que quiso; y gozando de la libertad que se siente corriendo y trotando por campos verdes entre olivos y encinas.

La tarde no barruntaba nada bueno. Desde una hora antes de salir al ruedo, ya sentía cierta inquietud nerviosa. Sin saber bien lo que pasaba, le invadía una suerte de premonición de lo que estaba por venir. Cuando abrieron las puertas del chiquero y se lanzó al ruedo, tras los primeros pases con el capote de lidia, intentó serenar sus nervios embistiendo contra las tablas del burladero. Mostrando toda su fiereza y entrega.


La lidia era vibrante y vistosa. Imperioso desprendía bravura, buenas maneras y señorío. Percibía el entusiasmo del público por su actuación y le hacía sentir orgulloso, lo que le dama más fuerza y coraje todavía. Le provocaba algo parecido entre el respeto y la admiración, ver a aquel joven de esbelta figura que desafiante se postraba delante suya, y que no corría como los demás. Vestido de colores luminosos que le encandilaban al sol. Imperioso miraba de vez en cuando de reojo para ver si todavía conservaba la cinta de colores que le habían clavado en el morrillo, antes de salir al ruedo. Como un niño haciendo gala de zapatos nuevos, se diría que presumía con la enseña de su ganadería colgada para la ocasión. Y cuando veía los flecos dorados del traje de luces del torero, él parecía hacer ademán orgulloso de mostrar también su envés adornado con la divisa.

No había tomado del todo conciencia que de verdad estaba en el coso, hasta que le clavaron el primer par del tercio de banderillas. Empapado en sudor, sentía el sabor de la sangre, cálida y agridulce, que se entremezclaba con aquel babeo que no podía contener cuando se excitaba demasiado. Era una sensación extraña, sentir su propia sangre surgir a borbotones en contacto con su piel húmeda y sudorosa.

Serían las cinco de la tarde cuando –a la señal del alguacil– sonó la cornetilla desde el palco anunciando el último tercio de la lidia. El diestro cambió de muleta y empuñó el acero. Se dispuso a llevar al toro a su terreno, cerca de las tablas, para así rematar la faena. El torero, muleta y estoque en mano, se colocó delante suya. El espada estaba ante él, firme y desafiante. Justo en medio de sus pitones, a escaso metro y algo de distancia. Lo tenía en el punto de mira, pero aquel hombre también le miraba fijamente a los ojos. Fue entonces cuando vio aquella vara de acero puntiagudo y resplandeciente. No sentía miedo, pero sí desconcierto. El gentío ya no vitoreaba ni gritaba, sólo se oía un murmullo de fondo desde el tendido. El joven diestro extendió la espada que portaba en la derecha y le señaló por encima de su cabeza, mientras con la izquierda, blandía suavemente la muleta. La lidia le había dejado exhausto. Seguía sudando y ya casi no sentía la sangre que manaba de las heridas en caliente todavía. Aquel hombre le seguía mirando fijamente. Y ahora balanceaba su cuerpo, apoyado sobre un pie y sobre la punta del otro, con la rodilla ligeramente doblada. El murmullo de fondo se fue apagando poco a poco y casi se hizo el silencio en toda la plaza. No se atrevía a ni a parpadear. Nadie se lo había explicado antes, pero presentía que el final estaba cerca. No le quitaba ojo de encima al torero ni por un segundo. Guardaba la distancia y esperaba jadeante. Se sentía cansado y su respiración era entrecortada. Entonces, alguien desde el burladero, a sus espaldas, gritó: ¡Entrando a matar, maestro!

El diestro, blandiendo la muleta y reclinando el cuerpo hacia delante, se le echó encima. Él acometió con decisión y sin pensarlo en un arranque brusco sobre el bulto. Humillando la cabeza, largó una cornada al aire tratando de llevarse por delante a su agresor. El matador, aguantando la envestida con la muleta sobre su cara, se apartó ágil al tiempo que le asestaba la estocada con certera puntería. Imperioso sintió como un chasquido y un dolor punzante en la espalda que le recorrió la espina dorsal hasta la médula. Toda la plaza estalló en una gran ovación. Sintió mareo y ganas de vomitar. Le venían arcadas de sangre. Se tambaleó. Trató de guardar el tipo con gallardía. Así le habían enseñado. No se acongojó. Hipnotizado por los vuelos de la muleta, y ya casi sometido a la voluntad del torero, intentó perseguir a algunos de los mozos de la cuadrilla que invadieron el ruedo. Pero las fuerzas ya no le acompañaban.

Por fracciones de segundo, le vinieron como relámpagos a su pensamiento los momentos felices pasados en la dehesa, desde su crianza hasta la edad adulta. Después, le asaltaron muchos de los rumores y leyendas que había escuchado desde entonces. Tenía que morir con dignidad, no podía lamentarse. Fue entrenado como un gladiador, para matar o morir, y estas dos tareas las había de desempeñar con idéntica entereza. Miraba al torero como el condenado que mira a su verdugo, con el controvertido sentimiento de culparle y exculparle al mismo tiempo. Culparle, por ser ejecutor de su muerte. Exculparle, por haber hecho bien su trabajo.

Un sudor frío recorrió todo su cuerpo. Se le nubló la vista y presintió como un resplandor en su cerebro. No entendía bien porque la gente no dejaba de aplaudir. Los mozos le azuzaban con los capotes de lidia. El torero, en un gesto de piedad que le ennoblecía, les reprendió y gritó que se alejaran. Le flaquearon las piernas y sintió necesidad de echarse al suelo. Primero, reclinó las patas delanteras y después, se dejó caer en peso sobre las traseras. Ahora sí que sentía unas ganas incontenibles de vomitar. La saliva caía sobre la arena entremezclada con la sangre que emanaba de la herida donde le habían asestado la estocada. Pensó entonces que su epitafio sería unos renglones en una crónica taurina de un periódico provincial. Lo podía imaginar: “El bravo Imperioso, el tercero de la tarde, un toro fiero, de acometida resuelta y constante. Desplegó fuerza y bravura; y murió como un bizarro de certera estocada del diestro, que se lució a su costa”. Sintió por un momento unos latidos de emoción. Y se acordó también de aquello que tantas veces había escuchado de un veterano indultado:

“Cuán efímera es la gloria en el ruedo”. Reclinó su cabeza sobre la arena para descansar y abandonarse a la muerte, cuando le vino a la memoria lo que una vez había oído en el corral: “A los toros bravos les cortaban los testículos cuando morían”. Convertirse en una suerte de tótem de aquel torero, ciertamente no le parecía infame. Pero en un último gesto de estima y pundonor, propio de un valiente, trató de proteger sus genitales cerrando las piernas; mientras el último hálito se escapaba perdiendo su mirada en el infinito, con los ojos entre abiertos.

 Cuento de mi libro "La campana de cristal"

sábado, 11 de febrero de 2017

NO ESTAMOS A SALVO EN LA TIERRA, TERREMOTOS

La primera vez que tomé conciencia de un terremoto fue el de Agadir, un pueblo costero a trescientos kilómetros de Marrakech. Ocurrió en el año 1960 del siglo pasado. Hubo más de diez mil muertos y desde lugares lejanos enviaron ayudas sanitarias, alimentos… Realizaron tareas de desescombro, enterraron muertos, buscaron partículas de vida.



Me impresionó aquel escenario de desolación, olor a muerte y destrucción. Millares de seres sepultados bajo piedras y piedras, tragados por las ruinas, entre el rumor infernal de buitres y operarios, que sorprendidos al encontrar a una niña después de ocho días, gritaban:

 -¡Está viva, está viva! 

Lo recuerdo como una vieja película en blanco y negro, aunque por desgracia después del terremoto de Agadir, han seguido más de un centenar de extrema dureza: el de Valdivia y Chile el mismo año, una década después Perú sufre una sacudida, se lleva sesenta mil almas. Managua, Guatemala, Pekín, El Salvador, India, Japón, Turquía. En el siglo XXI, de nuevo Irán, Pakistán, China Haití, Chile…Y ahora, sometidos al capricho de los dioses, la Tierra se ensaña en las zonas montañosas de Italia con cuatro terremotos y un alud de nieve sepulta un hotel con seres humanos.


No puedo entenderlo, siempre he pensado que el planeta Tierra es el lugar más seguro, que el peligro está en el cielo que, hostil nos envía huracanes, tifones, rayos, truenos, tornados… Quizás estoy influenciada por el Antiguo Testamento cuando por culpa de nuestros pecados, de la maldad humana, nos penaban reduciéndonos a la nada con granizos, plagas de langostas, fuegos...

Estaba equivocada en la Tierra tampoco estamos a salvo, porque ella igual que en una guerra psicológica librada por la naturaleza, usa su poder destructivo al modo de la película “El fin de los tiempos” (2008), basada en la crisis ambiental y escrita y dirigida por M. Night Shyamalan en la que árboles y plantas dejan de actuar como “pulmones” y comienzan a “envenenar” a la sociedad, a amenazar las actividades humanas, el equilibrio natural de la Tierra.

Y a pesar de todo algunos científicos y políticos siguen sin creer en el cambio climático, hasta el poderoso Donald Trump, ha dicho que el calentamiento global es un cuento chino. Menos mal que 195 países si llegaron a un acuerdo en la Cumbre de París para reivindicar un compromiso y enmendar el calentamiento global, ese impacto que comenzó hace casi doscientos años con la revolución industrial. 

Un cambio climático que ha puesto en vilo las costas, los mares con la contaminación del petróleo, los bosques, las montañas, los campos con fertilizantes y pesticidas, el agua potable, el Ártico que se derrite... En resumidas cuentas, el planeta se desmorona, por lo que necesitamos la complicidad de todos nosotros, de las organizaciones que protegen el medio ambiente, de las nuevas generaciones, que conscientes, han convertido la ecología en una religión por la naturaleza, han conseguido infundirnos la esperanza de poder vivir a salvo en la Tierra. ¡Ojalá lo consigan!   

Imágenes tomadas de las redes Internet: Terremoto de Agadir en el siglo pasado, y el reciente de Italia

miércoles, 8 de febrero de 2017

UN POEMA DE MARIA CASTRO, ESPAÑOL-INGLES






María Castro Domínguez, poeta de padres canarios, nació en Londres aunque desde hace varios años vive en las Palmas de Gran Canaria. Sus poesías han aparecido en numerosas antologías y revistas literarias internacionales.  Algunas  son The Argotist, London Grip Message in a Bottle, StepAway (Reino Unido), Bareknuckle Poet (Australia), Apogee, Blaze Vox (USA). Dos de sus poemas están en el archivo de la bibloteca national de Australia. También ha publicado cuentos cortos en Out of the Gutter,Friday Flash Fiction y Flash Ficton Magazine (USA). Es autora de dos libros de poemas, “A cuatro manos” escrito en español con Jacobo Valcárcel y “A face in the crowd”,-Una mirada entre la multitud- una colección de poemas en inglés, su lengua nativa, con la que acaba de ganar el prestigioso premio de poesía Erbacce 2016.

Fotos tomadas el día de la presetación del librto "Una mirada en tre la multitud" en la librería Canaima. Partipantes del acto:
Esther Muñóz and Marta Fernández moving art with verses from A face in the crowd photography Gustavo Martin

sábado, 4 de febrero de 2017

Una canción titulada Traicionera, Sebastian Yatra




Sebastian Yatra, Nació en la ciudad de Medellín, Colombia pero luego se mudó con su familia en la ciudad de Cartagena a los 5 años se radicó en la ciudad de Miami en Estados Unidos, donde realizó sus estudios académicos, y realizó también estudios artísticos, a los 12 años tuvo el acercamiento definitivo a la música, y empezó a cantar y escribir sus primeras canciones, años más adelante tomó clases de piano y guitarra, y perfeccionó su técnica vocal. Durante su adolescencia tomo una difícil decisión, frente a la profesión que quería ejercer, que tenía entre sus opciones el fútbol y la música, por lo que al final decidió dedicar su vida al arte, y ser futbolista de hobby.

A menudo ha recibido comparaciones con su ahora nuevo rival Camilo Echeverri , ya que ambos son las sensaciones de la música juvenil en Colombia, conocidos como los principales exponentes del Teen Pop  del país.Según el artista sus principales influencias musicales son la agrupación mexicana Reik, y el cantante argentino Noel Schajris.  Además ha declarado su admiración por Juanes y Shakira . 
Y según el propio artista, se ha influenciado en los sonidos del Rock  Anglo.  Sin haber lanzado su álbum debut, el cantante ha conseguido éxito no solo en Colombia que es su país natal, sino también en Venezuela y Ecuador, y al parecer en el país de su radicación Estados Unidos  ha conseguido un buen reconocimiento con su primer sencillo.


Foto e información tomadas de las redes sociales.