viernes, 5 de abril de 2019

SUSI ARENCIBIA, FLOTANDO HACIA EL CIELO.



Conocí a Susy Arencibia hace bastantes años, en uno de esos recorridos literarios que el cronista de Telde, Antonio María González Padrón organizaba por distintos puntos del casco de Telde entre los que se hallaban las casas natales de Montiano Placeres o Saulo Torón, entre otras. Y el cronista nos invitaba a leer algún poema.



Más tarde Susi nos atrajo a sus recitales poéticos, a programas de radio que realizaba también en Telde. Y casi sin darnos cuenta nos hicimos amigas. Amigas con las que compartimos cenas festivas-literarias en nuestra casa y, ella generosa, traía sus especialidades gastronómicas: algunas eran de origen palestino. ¡Cocinaba tan bien la fideua! Ella dominaba los pequeños placeres, hablaba, gesticulaba, dramatizaba, montaba escenas divertidas, interrumpía, contaba chistes, abrazaba a todo el que estuviera cerca. Sabía disfrutar y hacer felices a los que estuvieran a su alrededor. Así era Susi Arencibia.

Algunas veces venía con su amigo el pintor plástico Pepe León, quien tocaba la guitarra mientras los demás le acompañamos cantando y batiendo palmas. Los dos se convertían en el centro de atención. Otras veces escuchábamos música de los sesenta. Entonces ella se quitaba los zapatos, arrinconaba todos los muebles. ¡Era tan diligente! Y nos poniamos a bailar. Ella sabía hacerlo con una gracia tan grande que, la mirábamos con expectación. La verdad es que nos sobresaltaba, nos volvía loco.

Cada primer sábado de mes realizaba sus Veladas poéticas, en el Círculo Cultural de Telde en el Molino del Conde, allí reunía un grupo de amigos. Acompañaba los recitales de poesía con actividades musicales. Ahora solo recuerdo unos pocos nombres pero participaron entre otros Alberto Pereira, Nino Jiménez y quiero destacar a la cantante y guitarrista Carmen Rosa Marrero.


Susi era amiga de sus amigas, real y verdadera, integrada y sostenida por el afecto hacia los demás, tanto que hizo homenajes a algunas de ellas. Recuerdo algunos como el homenaje reconocimiento que realizó a las poetas Soli Medina y Pino Naranjo, en el Círculo Cultural de Telde o el Memorial a título póstumo al poeta Antonio Monzón Amador, escritor teldense y boxeador en los años 50.

En el 2014 presentó en el Casino de Telde un libro con un título muy sugestivo: Flotando hacia el cielo. Un poemario que según afirmó la autora es un canto a la vida, al aire, al sol, a la luna, a todo ser viviente, quizás también al inacabamiento de la vida.  

Por eso, hoy a pesar de mi tristeza por su marcha, brindo por tantos placeres y recitales poéticos- musicales que realizó mientras el cáncer, esa espantosa enfermedad se la iba llevando poco a poco. Brindo por las ilusiones compartidas, por la amistad y el cariño de cuando nos creíamos inmortales.

Las Palmas de Gran Canaria, 5 de abril del 2019

Blog-rosariovalcarcel.blogspot.com

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