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martes, 25 de abril de 2023

«Territorios íntimos: las profundidades del placer» de Rosario Valcárcel; por Elena Villamandos

 

«Territorios íntimos: las profundidades del placer» de Rosario Valcárcel; por Elena Villamandos



Hablar de Territorios íntimos: las profundidades del placer, publicado recientemente por Abra Canarias Cultural, no es hablar de un libro de ensayo al estilo común. Se trata de un recorrido por la memoria del erotismo. A veces un recorrido global, histórico, a veces íntimo. Y es hablar también de la presencia del erotismo en las narraciones, tanto en el cine como en la literatura, con especial atención a la poesía.

Como quien desenreda un fino tul de seda, su autora nos va mostrando los aspectos más ocultos, censurados y estigmatizados, aquellos de los que no nos atrevemos a hablar en público, desde una visión muy propia sin por ello perder la dimensión social y la perspectiva histórica que envuelve la vida sexual y emocional de cualquier persona y lo hace de una forma tan amena que el libro se lee sin mayor esfuerzo. En ocasiones te saca una sonrisa, en otras te ruboriza o te trae recuerdos evocando escenas, vivencias, todo ello con un lenguaje cercano, sin mayores tecnicismos ni artificios que puedan suponer un distanciamiento del rostro más humano y vivencial de nuestra experiencia íntima.

Unos textos repletos del conocimiento que aportan los años, y también de la serenidad que requiere la reflexión, el deleite del placer compartido y el repaso de toda esa praxis amorosa que nos ha acompañado siempre y que nos conforma como seres corpóreos y emocionales que somos, con la necesidad de manifestar nuestros afectos y de recibir los afectos y el placer de los otros y otras.

Así va saltando de tema en tema tocando aspectos tales como el sexo en los años sesenta, el ritual de la seducción corporal, las fantasías sexuales, la eyaculación femenina, la ninfomanía, el bondage, los juguetes eróticos, el voyerismo, la masturbación femenina, el sexo en la madurescencia y muchos más. Un total de cuarenta y una temáticas diferentes, tratadas a modo de capítulos, con el estupendo prólogo de la escritora feminista mejicana Alma Karla Sandoval y con el broche final de un epílogo titulado Del amor y el deseo, un libro dentro del libro compuesto por más de setenta poemas eróticos de escritores y escritoras actuales de Canarias y Sudamérica, una estupenda muestra de lo que se está haciendo actualmente dentro de la literatura de este género.

En cuanto al cine de género, encontramos aquí un repaso muy interesante de películas. Empezando por aquellos iconos del erotismo cinematográfico de principios de los setenta cuando, debido a la censura franquista, los españoles se veían obligados a viajar a Francia para poder ver cintas como Último tango en París o Emmanuelle, y pagaban mil trescientas pesetas que les daban derecho a catorce proyecciones saliendo las guaguas de Barcelona los jueves y los sábados. Grandes colas se formaban a la entrada de las salas de Perpiñán. Tras la dictadura dio comienzo lo que se conoció como el destape o el landismo. Los cineastas españoles se dedicaron a desnudar a las grandes musas de la pantalla. La ola de libertad sexual que ya se había extendido por el resto de Europa pudo expresarse también en nuestro país tras la suspensión, en el año 1977, de la censura impuesta por el antiguo régimen, películas que fueron dobles rombos en la televisión de finales de los setenta y principios de los ochenta.

Continúa así Valcárcel con su repaso hablándonos de cintas como Historia de O de Pauline Réage o Las edades de Lulú de Bigas Luna, adaptación esta última de la novela de Almudena Grandes que fue su primer éxito literario y la obra ganadora en la onceava edición del premio Sonrisa vertical, premio que ya hace años que dejó de convocarse.

Una joya como El imperio de los sentidos de Nagisa Oshima o algunas españolas más actuales como Matador y Átame de Pedro Almodóvar van saliendo a la luz a lo largo de los capítulos relacionándolas con los diferentes temas sobre los que se nos está hablando. Ese oscuro objeto del deseo de Luis Buñuel e incluso La ventana indiscreta de Hitchcock que la escritora usa para ilustrar el capítulo concerniente al voyerismo o el arte de mirar.

En cuanto a la literatura, también el libro está repleto de textos maravillosos escritos por narradores como Bukowsky, Henry Miller, Anais Nin, Jorge Luis Borges, Jose Luis Sampedro, Marguerit Youcenar y un largo etcétera y de versos escritos por poetas tanto anónimos como no anónimos. Por ejemplo, Felix María Samaniego, José Iglesias de la Casa, Francisco de Quevedo, Pietro Aretino, versos calientes y picarescos que acompañan a los distintos capítulos del libro y que le sirven a Rosario como muestrario de la cantidad de belleza que esta dimensión humana ha inspirado a los y las artistas de todos los tiempos y culturas.

El libro de Valcárcel es igualmente un homenaje a la liberación sexual de la mujer pues todo lo trata desde la experiencia en femenino: su vagina, su clítoris, su orgasmo, el lesbianismo, la juguetería erótica y más, haciendo asimismo un análisis de los patrones de conducta a los que, históricamente, se ha visto sometida la mujer y de cómo los movimientos feministas desde finales de los sesenta han ido rompiendo con las estructuras machistas que pretendían mostrarnos a una esposa, ama de casa, madre pasiva, sin sexualidad posible. Dice la autora que, aunque aún nos quedan muchos retos por delante, no cabe duda de que la conquista de nuestros cuerpos y de nuestro placer es un avance imparable que no ha hecho más que empezar.

Léanla, de verdad, es un deleite, y no sólo este libro, aprovechen y busquen su narrativa de género erótico. Sexo, corazón y vida, por ejemplo, publicado por Anroart Ediciones en primera edición en el año 2010 y en segunda edición en el 2012 o Cuentos gozosos, publicado por la Editorial Mercurio en el año 2017. Son lecturas que les recomiendo encarecidamente.

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Directora General Revista Gafe.info

miércoles, 12 de abril de 2023

Sánchez Dragó, personaje


Al calor del éxito fenomenal de su libro ‘Gárgoris y Habidis’, el escritor protagonizó a principios de los ochenta otro triunfo: el de llevar la literatura a la televisión

Domingo Rodenas de Moya, periódico el pais.com

 Venía del antifranquismo estudiantil de febrero de 1956. Fue encarcelado entonces, como Javier Pradera, Enrique Múgica, Gabriel Elorriaga, Ramón Tamames y otros, es decir, como muchos de los que accionarían las palancas de la Transición antes y después de 1975. Pero Fernando Sánchez Dragó prefirió el ámbito menos electrizado de la historia y la cultura y maniobró en la cámara oscura de los mitos nacionales para escribir, a finales de los setenta, incontinente y fantasioso, los cuatro tomos de Gárgoris y Habidis (1979).

Muere el escritor Fernando Sánchez Dragó a los 86 años

Aquella Historia mágica de España arrasó, se vendió a mansalva, se leyó y comentó, cosechó premios y habría de servir como repositorio del pensamiento reaccionario patrio. Todavía al calor de aquel éxito fenomenal, Sánchez Dragó protagonizó otro triunfo, el de llevar la literatura a la televisión en 1982 con un programa, Biblioteca nacional, que acompañó la emergencia de nuevos escritores como Jesús Ferrero (aún recuerdo su mofa de Bélver Yin en presencia del autor y del crítico Rafael Conte que lo defendía). A pesar de su personalismo histriónico, el programa, que relevaba de algún modo a Encuentros con las letras, funcionó muy bien y todavía resuena en la memoria catódica aquel “todo está en los libros” de la canción que sonaba en la sintonía —escrita por Jesús Munárriz a toda prisa y musicada por Luis Eduardo Aute— y que Dragó recuperaría en otro programa literario, quince años después, Negro sobre blanco, más duradero (desde 1997 hasta 2004), que ya no sería lo mismo.

Pilarista como Aznar o Rubalcaba, filólogo (se doctoró con una tesis sobre Valle-Inclán) y periodista galardonado, descubrió en los años sesenta la espiritualidad oriental (el hinduismo, el budismo, el taoísmo…) y la sumó al conjunto de creencias esotéricas a través de las que contemplaba el pasado y el presente entre altivo y provocador, entre displicente y sarcástico, como estando siempre en el secreto, en cualquier secreto. Construyó más un personaje que una obra, a pesar de que publicó muchos, muchísimos libros. Y no se fabricó un personaje simple o unidimensional. Fue tan refractario a la razón ilustrada como a la moral cristiana, aunó al lector apasionado con el polemista vitriólico y resabiado, al anarquista enemigo del Estado con una suerte de castizo a contrapelo, al macho ibérico fáustico con el espiritualista delicuescente. En el mundo mágico y hermético que creó y creyó se entrecruzaban los arquetipos de Jung, el orientalismo de Hermann Hesse (su novela predilecta fue El juego de los abalorios) y todo tipo de doctrinas mistéricas, pero finalmente fue el mundo corriente y moliente de la política del día el que le tentó como último envite. Ahora, tras el mutis del personaje, quizá podremos apreciar, sin su interposición, la magnitud de la obra que deja.

En el año 2015 con motivo de la Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria, tuvimos la oportunidad de hablar con el escritor, Sánchez Dragó. Y durante nuestra pequeña conversación, se mostró afable, risueño, escuchando las intervenciones de los escritores invitados e intercambiando bromas con la poeta Inma Flores y conmigo. Hoy después de casi diez años, he evocado el recuerdo de nuestras sonrisas compartidas. 



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miércoles, 5 de abril de 2023

El Shinto Kanamara Matsuri, un festival dedicado a la reproducción

 

Se celebra el primer domingo del mes de abril en la ciudad de Kawasaki y se llama Shinto Kamara Matsuri.

Es un festival dedicado a la reproducción, en esta ocasión rinde culto a los genitales masculinos y a la fertilidad.

 

Y aunque nos parezca algo de broma en la cultura asiática se lo toman muy en serio. Cada año esta celebración trae nuevas novedades y tiene como misión invocar protección, fertilidad y buena salud a todo aquel que, abrazando esta idea, llega a este lugar.  

 

El tema principal del evento es la veneración al pene. Elemento omnipresente durante todo el festival en forma de ilustraciones, dulces, helados, máscaras, llaveros, vegetales esculpidos y un sinfín de artículos en forma de falo. Las maneras en cómo se celebra este particular rito al pene son varias, una de ellas es trotar con un falo enorme, de acero que es cargado por los turistas y residentes.

 

Los participantes realizan un recorrido bailando ante cientos de extranjeros curiosos  que alegremente, unen suerte, mientras graban con sus móviles la fiesta. El objetivo es llegar al santuario de Kanayama. Dicen que el templo toma bajo su protección divina el matrimonio, los alumbramientos, la armonía en las parejas casadas, los negocios.

 

¿Pero de dónde viene este festival?  No lo sé con certeza, pero hay diversas versiones del origen de este evento, la más sobresaliente es que cuenta una leyenda sobre cómo un demonio, que se escondió en la vagina de una mujer, castró a un hombre cuando intentó tener relaciones sexuales con su pareja el día de su boda. La mujer buscó a un herrero y le pidió que hiciera un pene de metal para que cuando el maligno introdujera su boca y la mordiera, perdiera todos sus dientes. ¿Curioso no?

El Festival del Pene, también se atribuye a los y las trabajadoras sexuales que acudían al santuario a rezar para protegerse de enfermedades de transmisión sexual y tuvieran mucho trabajo.

Actualmente, esta peculiar fiesta tiene como objetivo hacer consciencia sobre las enfermedades de transmisión sexual y las diversas disidencias sexo genéricas. Además, es considerado un rito por la fertilidad, para tener un buen embarazo y prosperidad en el matrimonio.

También tiene una función pedagógica, explica a la AFP Hiroyuki Nakamura, sacerdote del santuario dice:

-           -    La gente viene a rezar por la buena fortuna y a pedir que los dioses les protejan. El festival está arraigado en el pasado pero sigue teniendo un papel importante en la sociedad moderna, - asegura.

Sin duda alguna, es un festival fuera de lo común pero que atrae a miles de personas año tras año.

Así como en otros países se desarrollan procesiones orando a santos, en Japón se realizan recorridos dedicados al pene, entre otras festividades.  Hoy en día se destina los fondos recaudados en el festival para la prevención e investigación contra el sida.

Artículo extraído de las redes sociales.

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domingo, 2 de abril de 2023

DE NUEVO, LA SEMANA SANTA

Cuando Jesús entró en Jerusalén, toda la ciudad se alborotó y preguntaban: ¿Quién es éste? Y la muchedumbre respondía: Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea

Cuando Jesús entró en Jerusalén, toda la ciudad se alborotó y preguntaban: ¿Quién es éste? Y la muchedumbre respondía: Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea

A medida que el tiempo pasa, me doy cuenta que el mundo ha cambiado totalmente y que por supuesto han cambiado nuestras vidas, nuestro mundo, nuestras formas de enfrentarnos a cualquier acontecimiento. Por eso al llegar la Semana Santa me entra añoranza. Y me acuerdo de los ejercicios espirituales, de la lectura de los libros ejemplares, de películas sobre la Biblia, Ben-hur o Los Diez Mandamientos. Era el símbolo del amor y los reencuentros de las familias. Eran tiempos de ver a nuestros abuelos asomados a las ventanas para contemplar las procesiones, la gloria de las imágenes, las señoras ataviadas con mantillas negras y con nuestras mantillas blancas. De escuchar alguna saeta.

El mundo parecía que se paraba, los sentimientos se manifestaban en las calles. Eran tiempos memorables para lo religioso, para las imágenes, para los imagineros como nuestro José Luján Pérez, un grancanario que culminó la fachada neoclásica de la catedral de Las Palmas. Autor de la conocida imagen de La Dolorosa  y del Cristo de la Santa Sala Capitular. Dos imágenes que salen en procesión la mañana del Viernes Santo de la Catedral mencionada..  

                             A mí la Procesión que más me gustaba era la del domingo de Ramos, la de la burrita. Era el día en que por fin estrenaba mi vestido nuevo, así que vestida de guapa entre ciento de niños y niñas esperábamos con las manos en alto, agitando las palmas y aplaudiendo. Yo abría y cerraba los ojos asombrada al ver al Señor con su carita tan sonriente. No parecía el dueño del mundo. Esa mañana el Sol siempre nos acompañaba y los bombos y platillos sonaban a alegría. ¡Cómo me gustaba escuchar las cornetas y los redobles de tambores, ver el balanceo de los estandartes, desfilar al lado de la banda de música y contemplar a aquellos primeros turistas, espectadores asombrados, haciendo fotografías!


 

Después papá me subía en los cochitos del Parque de San Telmo, en los caballitos que subían y bajaban, en la ambulancia o en la caldera que daba vueltas y vueltas. Y al llegar a mi casa, mamá nos sorprendía con algún menú exquisito, eso sí, ella tenía muy en cuenta que ni el jueves ni el viernes no se podía comer carne, eran días de vigilia.

 Todos los días de la semana las calles olían a incienso, y de algunas iglesias salían procesiones. Recorrían las calles importantes de la ciudad. No recuerdo bien las imágenes que sacaban el lunes pero sí que era el día de los seminaristas. ¡Qué serios avanzaban en procesión detrás de los tronos! Aunque el día más conmovedor era el día que trasladaban a la Virgen para que viera a su Hijo, era el día del Santo Encuentro, que coincidía con el viernes.

 Así  las imágenes recorrían casi a diario el casco histórico, menos el jueves que visitábamos las iglesias. Y por la noche veíamos la luna llena. Sí, porque la Semana Santa se celebra el primer domingo de luna llena después del equinoccio primaveral en el hemisferio norte y equinoccio otoñal en el hemisferio sur.  El día de los Santos Monumentos, se desnudan los altares para limpiarlos y purificarlos. Es el día en que los cristianos conmemoran la Institución de la Eucaristía en la última Cena, el día en que el Papa lava los pies a una docena de pobres, tal como lo hizo Jesús. 

Pero, a mí me lo que más me llamaba la atención era la fuerza de aquellos santuarios entre velas que ardían erguidas en la confusión de la penumbra como custodiando las imágenes de los santos que estaban cubiertos con telas de color malva. Y en un altar, bajo una luz tenue, se explayaban enormes cestas de rosas, azucenas, claveles, gladiolos, entre una platería reluciente y bellos jarrones repletos de flores y más flores. Entonces nos arrodillábamos y musitábamos oraciones.

 Era una semana de duelo y en las casas se hacía un gran silencio. Mamá nos prohibía cantar, reírnos, nos prohibía poner música y no manifestar alegrías. Vivíamos en silencio, leíamos libros o revistas sobre la vida de Jesús o de Santos. Y como si fuera un mal presagio el tiempo atmosférico se empeoraba según avanzaba la semana, incluso algunas veces llovía. Las personas mayores decían que era una señal de dolor.

 Se hacían Vía Crucis y se cantaban el Miserere. Las mujeres vestían con atuendos oscuros y las radios sólo emitían música sacra y marchas fúnebres. Me parece estar viendo a papá el viernes al mediodía, junto a la radio escuchando el Sermón de las Siete Palabras, duraban una eternidad. Él nos recordaba las últimas palabras que Jesús pronunció en la Cruz. Después  silencios, muchos silencios. Yo cerraba los ojos y sólo veía lanzas, coronas de espinas, cruces y clavos. Sentía miedo. Menos mal que Dios es compasivo y hacía que llegara el sábado. Entonces se escuchaban las campanas. Resucitaba el tiempo.

 Hoy la Semana Santa es una fecha estupenda para ir de vacaciones, para viajar, para ir de acampadas,  disfrutar  de los hoteles, las piscinas, las playas, la naturaleza. Pero según la encuesta del CIS más de veintisiete millones y medio de españoles asisten a las procesiones de Semana Santa.

 Y algunos, siguen creyendo que el paraíso terrenal está en estas manifestaciones religiosas, en la fuerza que emanan, en el rito al dolor. Otros piensan que los niños actuales desconocen esas historias, desconocen la Biblia, los personajes y los misterios.

 Niños que, cuando ven la procesión de la burrita, se preguntan ¿Quién es éste?

 

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