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miércoles, 28 de febrero de 2024

UNA LECTURA DE “EL VOLCÁN Y OTROS CUENTOS”, de Luis León Barreto

Por Lucía Rosa González

 Luis León Barreto es autor de 30 libros, fundamentalmente de narrativa. Novelas, cuentos, ensayos, novela negra. Licenciado en Periodismo, fue subdirector de La Provincia, director del Club Prensa Canaria y jefe de Prensa del Cabildo de Gran Canaria. Hijo predilecto de la isla de La Palma, Hijo adoptivo de Telde, con varios premios literarios y periodísticos; así el Julio Tovar, 1970; el Benito Pérez Galdós, 1976 y el Blasco Ibáñez, 1981. Entre los galardones periodísticos, el Leoncio Rodríguez, de El Día; el Víctor Zurita, de La Tarde, y el León y Castillo, del Cabildo de Gran Canaria. "Las espiritistas de Telde", su obra más conocida, ha sido traducida al rumano, alemán, inglés, italiano y francés. Fue invitado por las universidades de Leeds y Birmigham, Inglaterra, con la colaboración de los centros Cervantes. A todo ello hay que añadir que en la actualidad participa en periódicos de papel y digitales y prepara nuevos libros de relatos.

 


 Luis León Barreto es un autor realista, la creación de tan diversas realidades le aporta bienestar personal. Es el complemento determinante de su día a día. En el libro “El volcán y otros cuentos” el argumento le sirve de excusa para indagar en la condición humana desde todos los frentes, el metafísico, la crítica o la protesta, creando un mundo personal e inconfundible. Aquí echaríamos manos de su estilo, ese modo inmanente al autor, su identidad literaria. La temática es variada, desde la adversidad volcánica de esta isla hasta avistar hipopótamos en África, o la idiosincrasia india, las llamadas a la oración en Jerusalem, el humor negro, el bullying por la condición sexual, los sobornos del diablo, el abuso sexual, el sadomasoquismo, la pandemia, la fusión imperceptible entre sueño y realidad. Y como hilo conductor la idiosincrasia isleña, las costumbres, los paisajes de La Caldera o La isla de San Borondón. En estos relatos hay una doble invención; la creación de los distintos espacios que no sé si es instintiva o premeditada porque armonizan al dedillo con lo que se cuenta en cada relato, y las diferentes tramas, cuyo lenguaje apropiado asimila, calma o agita. Es esmerada la documentación y muy reveladora con respecto a las costumbres y el carácter de los personajes. Luego están los desenlaces. Que escandalizan, sorprenden o generan placer. Y evidentemente la insularidad que recorre la obra, perceptible en “El volcán”, “Taburiente”, “Los dragos” “Azul sobre el mar”, “Tijarafe”, “Lo sagrado”. En este sentido, los relatos la trascienden rastreando los misterios de la vida para interpretar y darle sentido a la existencia: “El tren eléctrico”, “Shalom”, “Mi buenos Aires querido”, “El muerto de la buena suerte”, “El maniático”, “Esperando la patera”, “Fyffes”, “La Vía Láctea”, “Adán y Eva fuera del Edén”, “Edgar Allan Poe”. En un relato corto no caben las divagaciones que sí tolera una novela, en este caso el autor debe reprimir su carácter novelístico, luchar contra él para poner la chispa y sorprender a los lectores, peculiaridad que advertimos en “El volcán y otros cuentos”. Observen cómo acaban algunos muy significativos. “Clapham South”: “Brillaba el cielo y la tierra requemada parecía recién bajada de un desierto lunar”, o en “Jubilados”: “Todo consiste en vivir hasta el día siguiente”. En “Namasté”: “Entendí que el tiempo es un círculo que gira sin parar, después de los grandes desastres el alma genera la medicina del olvido.” Luis León Barreto domina con maestría la tensión narrativa en estos relatos, se aprecia la atracción que ejerce en él la narrativa breve. Y no solo la verosimilitud, sino la apariencia coexisten y transitan a sus anchas en “El volcán y otros cuentos”. Damos la enhorabuena al autor. 

 (La Cosmológica, Santa Cruz de La Palma, 8 de febrero de 2024)

 

viernes, 23 de febrero de 2024

Entre calimas y alisios

 Ida y vuelta

Luis León Barreto

En los tiempos antiguos, el carnaval solía obsequiarnos con bullicio en las calles y unos buenos chaparrones, que más de una vez llegaban a provocar inundaciones, recordamos una en la cual la calle Francisco Gourié se quedó muy afectada. Eran otros tiempos, qué duda cabe, cuando las presas se quedaban repletas tras los intensos chaparrones y los barranquillos siempre resecos llevaban su buen caudal. En las zonas plataneras, los agricultores celebraban aquellas regadas que daba el cielo, y eso significaba un gran optimismo cara al nuevo año, ya que el ahorro en agua les llevaba a lanzarse a disfrutar más de un extra.

Ahora las cosas están cambiando tanto y tan deprisa que a veces le digo a mi mujer: menos mal que dentro de 20 años, cuando el planeta esté mucho más deteriorado, ya no veré el gran estropicio del clima. El futuro no va a ser muy beneficioso para nuestros descendientes, le comento. No te lo creas, me responde. Pues todo va tan rápido que igual dentro de cuatro o cinco años ya verás por tus propios ojos el gran desastre del clima, puede que incluso veamos un elevado paro juvenil, aunque bien es verdad que la economía tiene sus picos y tanto puede bajar mucho como dar un subidón cuando menos te lo esperes.  Ciertamente, de año en año los niveles de deterioro climático son muy agudos.

            Lo cierto es que desde diciembre, incluso desde mucho antes de Navidad, la calima se ha hecho la dueña de nuestros horizontes. Enero y febrero son ahora meses en los que el polvo sahariano llega con más intensidad hasta nosotros. Hace tiempo que no hay inviernos, nos estamos tropicalizando en tal medida que por las noches resulta difícil dormir cuando llegamos a los 22 o 24 grados como si tal cosa. Llevamos muchos años así, con invasiones saharianas más duraderas, más intensas y que llegan más lejos. En el mapa del tiempo podemos apreciar que con frecuencia ese polvo en suspensión sube hasta Portugal, sobrepasa Madrid, llega hasta Francia y Alemania. También se ha comprobado que accede con mucha facilidad a las islas del Caribe.

Cielos con escasa nubosidad y temperaturas elevadas. Esa es la tónica preponderante, con un fuerte anticiclón posicionado muy cerca. En la Península están construyendo desaladoras a toda prisa, y sobre todo en Cataluña se prevén restricciones en el consumo de agua cara al próximo verano porque las presas están más que secas, y los ríos van con un caudal muy precario. Pero en esta pelea de los elementos, aquí en las islas no siempre lo tenemos todo perdido ya que el alisio siempre estará pugnando por abrirse camino y traernos alguna alegría.

Hay calimas cálidas y otras más frescas. Podemos recordar que el verano del año pasado sobrepasamos los 40 grados a la sombra en muy diversos escenarios de las islas, desde Fataga a El Paso en La Palma, desde las islas orientales a las occidentales. El aire en aquellos meses de julio y agosto era tórrido, hasta los 42 y 44 grados, durante varios días aquí se registraron con las temperaturas más altas de toda España, mientras que las calimas que llegan en enero y febrero por lo general son algo más livianas de temperatura, aunque más copiosas en cuanto a las masas de polvo que nos llegan.

Ya se nos ha avisado sobre el progresivo deshielo de los polos, la elevación del nivel del mar en todo el planeta y cosas de este tipo, con lo cual ciudades del litoral como Las Palmas de Gran Canaria se verían muy afectadas, particularmente en las playas de Alcaravaneras y Las Canteras. Es de esperar que estas predicciones tan catastrofistas no lleguen a término, y también es de esperar que la tecnología pueda echarnos una mano en la medida en que debemos sobrevivir más allá de tales amenazas.

lunes, 19 de febrero de 2024

DE LA MANO DE FERNANDO DELGADO

 Elvira Lindo

Es posible que durante cinco años Fernandodelgado y Manolito fueran la pareja más popular de la radio española. Eran muchísimos los oyentes que los sábados y los domingos a las doce menos diez se quedaban sentados en la cocina escuchando el diálogo medio loco, tierno o impertinente de aquel señor de voz extraordinaria y el niño carabanchelero. Con la misma concentración con que nuestras abuelas se arrimaban al aparato a escuchar el serial, seducidos por la misma magia de antaño. Aquellas conversaciones son hoy valiosos recuerdos para varias generaciones que inauguraban los fines de semana con la voz del Pequeño Ruiseñor entonando Campanera. Fernando había escuchado al Gafotas en la madrugada de RNE y se le ocurrió que aquellas historietas de un niño con acento de barrio podían ser la chispa de su A vivir que son dos días. A la guionista que era yo le sorprendió la propuesta porque no veía claro cómo podían entonar aquellas dos voces. Pero la radio es puro milagro, más aún cuando no se veía a través de los móviles, y aquel dúo de seres tan dispares fue encajando y transformándose en una pareja clásica de payasos: el grandón sabelotodo y el pequeño que le saca ventaja con su rapidez verbal.

Ahora creo que el secreto del éxito de aquella pareja cómica fue que Fernando creía ciegamente en la existencia de Manolito. Él mismo era como un niño, uno de esos niños inocentones que se creen hasta los trucos más torpes del mago. Su actitud era tan sincera que no dejaba de sorprendernos: era capaz de reírse de verdad, de emocionarse de verdad y de enfadarse de verdad. Alguna vez, tras una intervención del niño impertinente se quedó mustio y la guionista del espacio que yo era lo llamaba por la tarde y le decía: “¡Pero Fernando, que es de broma!”.

No fue necesario convertir a Fernando en personaje porque en sí ya lo era: se trataba de un hombretón con el alma de un crío con la extraordinaria cualidad de hacer que todas las personas que trabajaban con él lo protegieran, se implicaran en sus problemas cotidianos y le trataran como se trata a un tío torpón al que hay que mimar y cuidar para que no se le caigan las cosas de las manos y no provoque un desastre doméstico. Cuando Fernandodelgado y Manolito representaban su teatrillo en el estudio los compañeros dejaban sus tareas y se quedaban pegados al cristal. Era esa emoción en estado puro que solo se produce en un estudio de radio. Al acabar, tirábamos los guiones a la papelera y emprendíamos el camino a casa. Vivíamos muy cerca. A Fernando no le cabía en la cabeza que una vez terminado el espacio el niño se hubiera esfumado y, no miento, me tomaba de la mano o del hombro con esa fuerza descontrolada de los hombres grandones para cruzar la calle. De nada me valía desprenderme de su mano, había algo que aquel personaje logró despertar en él, una especie de sentimiento de paternidad ante el que yo me rendía.

Cada vez que lo vi a lo largo de estos años se despertaba entre nosotros un eco de aquella tiernísima complicidad. Escribo ahora esto con gran dolor de corazón. Puedo verlo alejarse, aliviando su cojera en el bastón y llevando de su mano a un niño.

jueves, 15 de febrero de 2024

UN PASEO POR “TERRITORIOS ÍNTIMOS. LAS PROFUNDIDADES DEL PLACER” de Rosario Valcárcel

 

 Rosario Valcárcel es una escritora canaria, narradora y poeta. Mujer pionera en escribir literatura erótica en Canarias. Muestra de ello son sus libros de relatos eróticos “Del amor y las pasiones”, “El séptimo cielo” y “Sexo corazón y vida”, además, “La peña de la Vieja”, “Las máscaras de Afrodita”, “Cuentos gozosos y cuentos traviesos”, este coeditado con Luis León Barreto, el poemario “Himno a la vida”, y la novela “Moby Dick en Las Canteras”. Su obra ha sido traducida al rumano, alemán, al francés. Ha obtenido, entre otros, premios literarios como el Domingo Acosta Pérez, ha representado a Canarias en el libro colectivo “Poemas para conocer la situación de la infancia en España”, editado por el Instituto de la Mujer y el Ministerio de Educación. Ha participado en múltiples antologías, escribe prólogos, comentarios de arte, interviene en presentaciones de libros, colabora en periódicos digitales de las islas y fuera de ellas.



 Rosario es todo eso, pero también es amiga. Así que la amistad hoy recorre con su brillo literario esta sala entrañable. Cuando la conocí, por supuesto ya escribía, pero cuando la leí, entendí el porqué de la flor que moldea su pelo, bueno, moldea no, su pelo no se deja intimidar por una flor. Y al leer sus relatos llenos de sexualidad percibí el lado generoso de Rosario, ella escribe para que los lectores gocen del erotismo como de una exquisitez, y lo celebramos. Defensora de los derechos de la mujer, la obra que hoy presentamos, “Territorios íntimos: las profundidades del placer”, es un libro de ensayo con reflexiones sobre el erotismo, las relaciones humanas, la vida en pareja, el sexo, la soledad. El libro lo cierra una antología poética de autores actuales entre las que me incluyo. Desde chica, Rosario sentía una curiosidad latente por las contradicciones que descubría en las normas de la iglesia alusivas al sexo cuya práctica desembocaba en el pecado, sintiendo culpabilidad en cualquier manifestación amorosa.

En los primeros años del siglo pasado, los hombres rechazaban la erudición de las mujeres como estrategia de sumisión poniendo trabas a su independencia. “¡Esas mujeres leídas!”, como apunta la autora. Las citas entre las parejas se concertaban bajo la vigilancia de una carabina y el adulterio se medía con distinto rasero, si alguien tenía derecho a una infidelidad era el hombre, mientras la mujer, en la misma circunstancia, era tildada de provocadora, seductora, lujuriosa. Se estigmatizaba la infidelidad femenina y se legitimaba la masculina. 


De este manera exhaustiva, la autora profundiza en las controvertidas peculiaridades relativas a la opresión sexual femenina y la exaltación de la masculina en una sociedad basada en las tradicionales relaciones patriarcales de poder, y amparándose en las huellas que la mejor literatura nos ha ofrecido; además del cine erótico, “El graduado” o “El último tango en París” de los años sesenta -películas que disfrutamos en la época universitaria- sin descartar las experiencias personales, vivencias carismáticas que la autora con infinita ternura explicita. Desde el pecaminoso uso del bikini o la repulsa que se ejercía sobre las madres solteras en los años sesenta y setenta hasta el propósito actual de una mujer libre que lleva la iniciativa en las universidades o en el ejército. 

Todo ello respaldado por autoras cuya obra Rosario analiza e interpreta. En este sentido Virginia Wölf se convierte en la escritora por antonomasia de la liberación de la mujer. En su libro “Un cuarto propio” reivindica un espacio propio e independencia económica para las mujeres que hasta ese momento estaban excluidas. Nos habla de la supuesta hermana poeta de Shakespeare, cuyo gran talento frustrado ante la indiferencia del mundo y de la sociedad del siglo XVI la indujo al suicidio. 

Cita Rosario Valcárcel a Simone de Beauvoir (S. XX), quien dio voz a mujeres que hasta ese momento se habían sentido excluidas. Beauvoir no solo crea polémica narrando un romance a tres bandas, sino que critica los obstáculos para el desarrollo intelectual y profesional femenino, convirtiéndose en defensora acérrima de la igualdad y de los derechos de la mujer. En 1949 publica “El segundo sexo”, tachada de inmoral, escandalosa y pornográfica por los defensores del catolicismo; obra de referencia del movimiento feminista. 

Rosario Valcárcel indaga en la obra de Violette Leduc (1907/1972), autora de “La bastarda”, cuyo prólogo es obra de la misma Simone de Beauvoir. En sus confesiones sexuales seduce el modo poético de expresar el erotismo: “Escandaliza a los puritanos y los groseros no encuentran lo que buscan”, dice Beauvoir. Sin descuidar las obras de referencia, las citas textuales corroboran las interesantes deducciones que maneja Rosario Valcárcel sobre los múltiples aspectos de la sexualidad velados a lo largo de la historia sin prescindir de la información que esclarecen prácticas sexuales inherentes al ser humano y cuyos tabúes entorpecen el conocimiento de una sociedad que le hace el juego al ocultamiento. 

De ahí que en “Territorios íntimos” el lesbianismo, la masturbación de la mujer, las relaciones homosexuales, la zoofilia, el adulterio, el punto g, la lujuria, el orgasmo, o el sexo en la madurez, entre otros, sean temas expuestos con propiedad y rigor sin sucumbir a la frivolidad, describiendo el embrujo de las prácticas sexuales sin ambages, su intrínseca espiritualidad. 

En el libro confluyen estados placenteros con anécdotas amenas, tales como la dimensión erótica de los zapatos en occidente o del pie para los orientales, textos ocurrentes de autores clásicos como Borges, Vicente Aleixandre o Quevedo, pero sobre todo Samaniego, o la escritora Anaïs Nin (1903/1977), abierta al poliamor y que desafió las convenciones sociales de la época. En 1966 la publicación de sus “Diarios” fue decisiva a favor de la liberación sexual de la mujer. 

En “Territorios íntimos. Las profundidades del placer” Rosario Valcárcel elabora un intachable ensayo minucioso en el que no defiende dogmas ni condena prácticas atractivamente sexuales, sino que arriesga con nitidez y naturalidad un meticuloso examen íntimo. La intuición placentera de la autora, la experiencia, la literatura y la vida son estímulos que hacen más tolerable la cotidianidad para el ser humano. Como dice con un halo poético la autora sobre el placer sexual “emborrachar nuestra conciencia, sentirnos libres y devorarnos como hacen las ballenas bocado a bocado”. 

Agradecemos la fuerza literaria de Rosario Valcárcel, su don natural de seducción, así que dejémonos encandilar por su luz. Y leámosla.

Lucía Rosa González (Santa Cruz de La Palma, 8 de febrero de 2024)

domingo, 4 de febrero de 2024

Poema al carnaval de Venecia en español y alemán


 

V E N E C I A

                              Tú máscara mía surgiste

                              del mar envuelta en sonatas cristalinas,

e igual que Neptuno enarbolas

                              una muda góndola.

                              Hiciste un guiño y te seguí,

                              por campaniles te busqué.

 

                              Tú resplandor furtivo

                              entreabrió palacios de ninfas y cortejos.

                              Transito pedazos de sueños y desenfrenos.

              

                              Aferrada a ti, desperté

                              cuando el fauno surcaba

                              mi deseo, cuando su cuerno

                              voraz hurgaba mis entrañas.

 

                              Avasalló el trigal, descosió

                              mi hendidura.

 

                              Entonces tú, me cautivaste en la oscuridad

                              y mi Canal se inundó de tu néctar.

                              Relamo tu oleaje, floto,

                              me balanceo al son de la convulsión.

                              Muero en ti.

                             

                              Máscara mía, tornaré a Venecia

                              al olor del sexo,

                              a los diálogos de Marco Polo,

                              a beber tu cuerpo a sorbos.

                              Te buscaré desde la Fenice al Ghetto,

                              en la risa ahogada del agua,

                              en el lodo orgiástico.

 

                              Y seré tu goce matinal,

                              tu ángel delirante, tu inmortalidad.

                              Ahora quiero decirte que no pretendas                 

                              mi alma, porque ella solo existirá

                              en el aliento de nuestro sueño.

 

                                            VENEDIG

                              Du meine Maske, du  entistiegst

                              Dem Meer in Kristalline Sonaten gehüllt.

und Neptum gleich reckst du

cine stsumme Goldel hoch.

Du zwinkertest mir zu und ich folgte dir,

Unter allen Camapaniles suchte ich dich.

Dei heimlicher Glanzd                   

offnete die Paläste der Nymphen und ihrem Gefolge.

Ich durchquere  Fetzen von Träumen und wilder Wollust.

An dich geklammert erwachte ich.

Als der Faun meinVerlangen

Durchfurchte, als sein wühlendes Horn

mein Innerstes erforscccchte.

Es machte das Kornfeld nieder,riss

Meine Spalte auf.

 

Du, damals, hattest mich im Dunkeln gebannt

und mein Kanal wurde von deinem Nektar überflutete

Ich lecke deine Brandung, schwebe,

wiege mich im Rhythmus der Zuckungen

Ich sterbe in dir.

 

Maske meine, ich werde wieder nach Venwedig Kommen,

Zu dem Duft nach Sex.

Zu den Dialogen des Marco Polo,

Um Schluckk  für Scluckk  deinen Körper zu trinken.

Ich werde dich suchen von La Fenice bis zum Ghetto,.

Im ertrunkenen Lachen des Wassers,

In  dem orgiastischen Morast.

 

Und ich werde deine morgendliche Lust sein

Dein delirierender Engel, deine Usterblichkeit.

Aber, muss ich dir sage, verlange nicht nach

meiner Seele, denn sie wird allein

In der Kraft unseres Traumes sein.

De Las Máscaras de  Afrodita

Rosario Valcarcel.blogspot.com