“Las
Venus”de Ángel Gustavo. Una exposición que podrán ver en el Colegio de Peritos e
Ingenieros Técnicos Industriales de Las Palmas de Gran Canaria calle Juan
XXXIII, n. 20 hasta el día 25 de mayo.
El
cuerpo desnudo, el cuerpo en la cultura occidental, el desnudo en sí mismo,
como señaló el historiador de arte Kenneth Clark, es una forma de arte.
Por el cuerpo desnudo que encarna la
verdad, la verdad desnuda. La belleza, y es, precisamente en esa búsqueda de
verdad y de belleza lo que quizás le ha llevado a Ángel Gustavo, pintor y un
seductor dibujante, a crear mujeres hermosas, de largas piernas. Mujeres
perfectas, irresistibles, cuya perfección hace florecer el deseo y las
pasiones, hace que tengan vida, que transgredan del límite y nos abra
paso a lo fantástico. A
realizar esta exposición de cuerpos, de diosas desnudas, sin tapujos, a
entrar en el Olimpo, a investigar y a experimentar la feminidad en su gozo.
Es evidente que el cuerpo desnudo no
puede escapar al erotismo. Y a Ángel Gustavo no sólo no se le escapa, sino que
busca una visión más allá de los contornos de la figura humana, del desnudo tal
como se nos presenta, por eso indaga y pinta con soltura y maestría sus Venus,
las libera, juega con ellas, con sus formas y con sus actitudes, con las
emociones de su alma.
Sus Venus constituyen la pasión que
siente nuestro artista por la mujer, por el ideal romántico, por la
delectación, por el arte.
Por eso exalta la libertad de expresión corporal,
la realidad de las formas humanas, la presencia corpórea, la genitalidad,
la ligereza de movimientos físicos e imaginativos. Con poses y posturas tentadoras, y a través
de ellas nos conduce al mundo real, a un brazo, a una mano, a un pie. Nos
lleva a la belleza del fragmento. Al estado de ánimo, y nos propone lo erótico
ante el miedo y la angustia.
Nos
encierra en el misterio que tiene la atmósfera idílica del abrazo, de un abrazo
pleno, repleto de protección, de sueño, de unión total.
Y como
el hecho de la creación va más allá de la idea de imitar la vida, representa a sus Venus, casi etéreas,
atravesando el aire, triunfantes, entregadas a sus sueños, al placer sexual, a
la Naturaleza para servir en la gran cosecha de las almas, o recorriendo un
túnel, que podríamos pensar que es el principio, el origen del mundo, o
reconociéndose en un espejo que la revela a sí misma, o igual que nuestros
pintores clásicos nos muestra una diosa violinista o saxofonista, fluyendo con
absoluta libertad sobre la bola del mundo.
Una
imagen con la que Ángel Gustavo satisfizo el tema neoplatónico de los dos
sentidos: la vista y el oído para alcanzar la belleza.
Contemplamos
también a una Venus engendrada por un ser fabuloso presente en la mitología, un
toro que nos la exhibe como un trofeo. Y a una Venus que desafía el escenario,
que lo rompe como si saliera de las aguas del útero, entre espumas y burbujas.
A
través de la contemplación de estas bellas y elegantes diosas podemos
distinguir una paleta colorista, con una línea sinuosa y un toque sensual,
acariciante, referidas al amor y al deseo. Podemos contemplar cuerpos,
flexibles, sensuales, pudorosas, que cubren su sexo con su larga melena, con un
recato que enardece más la pasión.
Posturas
insólitas quizás con la intención de resaltar el movimiento, el volumen o la
perspectiva. La sensación tridimensional. O de concentrar la visión del
espectador en el contenido del vacío o en un punto determinado de la obra.
Detalles que podría emular las piruetas de un acróbata o un paso de danza,
detalles que invaden el territorio íntimo. Detalles que revelan la belleza
eterna que envuelve a los seres y a las cosas.
Por
lo que podemos decir que la obra que Ángel Gustavo titulada Mis Venus, es una
pintura de gran creatividad, grácil, etérea, volátil, llena de lirismo,
esteticismo, de plasticidad que no deja indiferente al espectador.
En
otra presentación de Ángel Gustavo, yo decía que nuestro artista se hacía más
poeta, se cargaba de sentimientos cuando pintaba sus bodegones que eleva a
arte, que adereza de un encantamiento de malabarismo porque consigue
atraparnos, hacernos creer que las calabazas, naranjas o cebollas flotan. Y
también les comentaba que cuando pinta a sus mujeres juega con los simbolismos
y los mitos, se deja seducir por su sensualidad.
Una exposición muy interesante, comentada de manera brillante por la presentadora de la muestra
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