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martes, 29 de diciembre de 2015

SONETOS, MANUEL GONZÁLEZ SOSA.

AQUEL durazno... Y busco. Y no lo encuentro.
Ni aquel cañaveral, ni la palmera
que entregaba, sensual, su cabellera
al viento que aún retoza. Allá adentro

la cosecha de ausencias precipita
vaharadas de sombra y va velando
las horas que el cenit está incendiando     
con los jirones de una luz marchita.

Pero la muerte es sólo una mudanza.
Todo lo acoge bajo los cristales       
de su fanal la bienaventuranza.

Árboles, muros, rostros, cuantas cosas
faltan de este paisaje, están, cabales,
vivas, en mi recuerdo. Y más hermosas.


TÚNELES, noches, voces
con dientes, manos dentro
de unos guantes de ortigas,
la inmersión de los pasos,

qué miserable precio
para este don: sentirte
sobre un camino, yendo
a cualquier parte, ebrio

de la luz donde cuaja
ese médano en llamas,
aquel vuelo flechando

el cenit, los dos labios
del horizonte, mudos
pero afirmando siempre.   (De SONETOS ANDARIEGOS, recopilados en 1992)

LA PULGA
Picó atrevido un átomo viviente
los blancos pechos de Leonor hermosa,
granate en perlas, arador en rosa,
breve lunar del invisible diente;

ella dos puntas de marfil luciente
con súbita inquietud bañó quejosa,
y torciendo su vida bulliciosa,
en un castigo dos venganzas siente.

Al expirar la pulga, dijo: «¡Ay triste,
por tan pequeño mal, dolor tan fuerte!>>
«¡Oh pulga -dije yo-, dichosa fuiste!;

detén el alma, y a Leonor advierte
que me deje picar donde estuviste,
y trocaré mi vida por tu muerte.>> Lope de Vega

Entresacado del texto Sobre algunos sonetos  del poeta grancanario Manuel González Sosa (Guía, 1921 - Las Palmas de Gran Canaria- 25 de octubre de 2011)

             Entre las rimas humanas figura un cancionero festivo y en él un soneto que es un
donoso madrigal erótico: el titulado «La pulga». La composición debía de ser famosa
antes de formar parte del libro, ya que su título aparece seguido de un aviso que
dice: «Soneto falsamente atribuido a Lope». Esta advertencia, claro, no es una forma
de renuncia. Viene a ser un modo expeditivo de justificar su inclusión en una suma
de versos que veía la luz desamparada del nombre del Fénix.

Falsamente el soneto «La pulga» sí ha sido asignado entre nosotros a Rafael
Bento y Travieso. Por primera vez, que sepamos., en letra impresa, en la publicación
semanal Voz del Norte (Guía de Gran Canaria, 1931-1932), suministrado tal vez por
Néstor Alamo, que era uno de los animadores del periódico

Entresacado del texto  ESTUDIOS CANARIOS; Sobre algunos sonetos , MANUEL GONZÁLEZ SOSA

Manuel González Sosa, poeta español nacido en guía, Gran Canaria. Fundó en 1958 los pliegos poéticos  San borondón posteriormente la colección de poesía La fuente mana y corre. Fue también un incesante animador de la vida cultural canaria, mediante la creación de páginas especiales y suplementos literarios en la prensa regional. Su obra poética, publicada casi siempre en ediciones de reducida tirada, es una de las más importantes de la poesía canaria de posguerra. Su hondura y rigor constructivo, la reflexión metafísica y la indagación moral, unidos a una muy profunda depuración verbal, son rasgos que la definen e identifican.


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sábado, 26 de diciembre de 2015

FRANCISCO TARAJANO PÉREZ NOS FELICITA CON SUS POEMAS.


NAVIDADES DEL 2015.

Que tomes las támaras
De amor y paz
Te desea mi alma
En Navidad

Que día tras día
Tengas un montón
 de gracias y dichas
Te deseo yo.

LLAMO Y LLAMO
Porque quiero en estas fechas
Compartir mis sentimientos,
llamo a la bella Palma,
a Tenerife señero,
a Fuerteventura brava,
a Lanzarote de fuego,
a la Gomera melada
al Hierro de ardos esfuerzos
y a la Graciosa olvidada
y a los islotes escuetos
 y a mí ardiente Gran Canaria…
A un maravilloso pleno
donde hablen, solidarias,
solo las voces del pueblo.

Yo quiero que en un mañana canten un fuerte concento,
canten con frentes alzadas
los hijos del archipiélago.
Llamo y llamo, llamo y llamo.
Sajo y cercos, majo celos.
Llamo y llamo llamo y llamo
a la unión del Archipiélago.
llamo a Cuba y a Caracas,
llamo a  Argentina y a Méjico
en donde sangre canaria
encanece de recuerdos.

 Para hacer Canarias patria
llamo a todos los isleños.

D. Francisco Tarajano Pérez ( Ingenio, 15 de mayo de 1924), es un poeta escritor, historiador y profesor jubilado canario, cuya obra, en conjunto, recoge la sabiduría popular y sentir canario. 
Es el poeta del pueblo canario. Descendiente de humildes labradores del sureste de Gran Canaria, emigrante retornado de Venezuela, con una vida entregada a la docencia, refleja en su extensa obra poética mediante nuestra habla, la sinceridad más profunda del alma de nuestro Pueblo.

Foto entresacada de internet, artículo La Provincia

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miércoles, 23 de diciembre de 2015

LO DIVINO, VILLANCICO CON VÍDEO.

 https://www.youtube.com/watch?v=9t-IuyafoSU


- Antonio Fernández Grilo: autor de la letra de Lo Divino  los orígenes y autores de la letra de nuestro querido villancico canario Lo Divino, en la versión de Los Sabandeños (1988) es muy semejante, aunque más corta.

El poeta Antonio Fernández Grilo, fue el autor de la letra de Lo Divino y la música al tinerfeño Fermín Cedrés Hernández.


El poeta Antonio Fernández Grilo nació en Córdoba en 1845 y murió en Madrid en 1906. Nació el 13 de enero hijo del cordobés Rafael Fernández y de la genovesa Magdalena Grilo. Autor de las obras Poesías, 1860; Oda al príncipe Don Alonso y las damas españolas, 1870; e Ideales, 1891. Fernández Grilo pasó su infancia y juventud en su ciudad natal, donde en 1862 obtiene el primer premio en los juegos florales del Círculo de la Amistad y de ahí se le abren las puertas a la literatura. Su carácter simpático y mundano, además de buen recitador, lo introdujo en los círculos sociales de Madrid.

Se le ha definido como poeta de ocasiónde amistad..., se dice que Isabel II, Alfonso XII, María Cristina y Alfonso XIII sabían de memoria algunas de su poemas. Esa amistad con miembros de la monarquía y políticos le sirvió para que su poemario Ideales, publicado en París en 1891, se editara bajo el patronazgo de Isabel II. Fue conocido como el Castelar de la poesía. Grilo fue elegido para ocupar el sillón C (mayúscula) de la Real Academia Española, que no llegó a tomar posesión por fallecimiento, a consecuencia de una mortal caída.

El músico Fermín Cedrés Hernández.

El artífice de la recopilación y adaptación de la música se debe al recordado músico tinerfeño Fermín Cedrés Hernández (1844-1927). De él se han escrito interesantes biografías. Además sabemos que, al menos en el período 1866-1885, se encuentra trabajando en el antiguo convento de Santo Domingo de La Laguna. Con sólo 22 años, en 1866, se le hacían pagos por el arreglo del órgano de Santo Domingo, en 1870 figura como organista y en 1885 como sochantre y organista.

Faltaba comprobar las partituras de Lo Divino de Fermín Cedrés Hernández, que se conservan en el convento de las Claras, Orfeón La Paz y en el Archivo Diocesano de La Laguna.

Fermín Cedrés fallecido en 1927 y nacido en Tegueste, fue el autor del villancico más tocado y cantado de Canarias “Lo Divino” Ningún canario concibe la Navidad sin escuchar este precioso villancico. Qué la letra sea de un importante poeta cordobés poco importa, al menos para mí. ¿Deja de ser un villancico canario por ello? ¿Cuántas y cuantas letras se le pueden añadir a esta bella composición musical? La música recoge muchas letras y pongo por ejemplo los enanos ¿Cuántos estribillos salen cada cinco años, jocosos en su inmensa mayoría, de autores anónimos con gran imaginación? Sea el académico cordobés Fernández Grilo o sea el japonés Nikito Nipongo, el autor de la letra, Lo Divino es uno de los más hermosos villancicos canarios que existen.

Entresacado de la revista Bienmesabe.org


Publicado en el periódico Diario de Avisos, los días 16, 23 y 24 de diciembre de 2001. Lunes, 22 diciembre, 2008   María Victoria Hernández Pérez (Cronista Oficial de Los Llanos de Aridane y Presidenta de la Junta de Cronistas Oficiales de Canarias)
Publicado en el número 241

martes, 22 de diciembre de 2015

LA LOTERÍA DE NAVIDAD



                         Si no fuese por el soñar siempre
                                                   Fernando Pessoa.


       No sé por qué pero siempre he asociado el Sorteo Extraordinario de la lotería de Navidad con la ilusión de los pobres, con la ilusión de aquellos españoles que esperaban con ansiedad que al fin les tocara el gordo, con el personaje de Luces de Bohemia, con Max Estrella en la calle, ciego, enfermo, abandonado en un portal mientras su amigo Latino le saqueaba el billete de lotería, en aquel Madrid hambriento.
       Lo asocio con un rumor alegre, con un despertar diferente. Alrededor de la radio escuchando a los niños de San Ildefonso cantando números, cifras, entrando en la existencia de la gente, en los sueños oscuros, en la esperanza somnolienta. 
      En aquella España, no muy lejana en que ellas, amas de casa la mayoría soñaban con ganarse una suculenta cesta llena de felicidad. Soñaban con servir una mesa rebosante de vinos, de jamones y de esperanzas. Un Año mejor con las despensas llenas.
       Ellos fantaseaban también con la fortuna. Todos junto al televisor, en trance, contemplábamos los nuevos millonarios y la alegría de los propietarios de la administración de la lotería diciendo que el premio había ido a parar a gente trabajadora. Eso consolaba.
       El día transcurría y el sonido del canto de los niños se evaporaba junto con las ilusiones. La vida continuaba.
       Pero lo que me costaba comprender es el porqué no le tocaba al mejor hombre que he conocido, a mi padre, que sin querer se ponía triste cuando no ganaba ni el reintegro, aunque no se desanimaba, todo lo contrario con voz convincente razonaba que hasta que no mirara la lista oficial, no había nada perdido.
     Al final terminaba probando con el estímulo de los “Rascados” que es como se le llama a la lotería del Niño. Y me parece estarlo viendo, preso del hechizo, con sus gafas de carey, mirando una y otra vez los miles de números en aquella sábana impresa. Porque su ilusión, lo que verdaderamente le importaba era regalarle el décimo premiado a la parienta. Ese era uno de los sueños de su vida. Para dejarle unos ahorros, para que ella se pudiera comprar lo que quisiera, –y exclamaba por lo bajo-: un vestido bonito, un viaje, una buena casa…
         Pasaban unos días y lo escuchaba hablar con mi madre. Aspiraba, contenía la respiración y al final decía:
        -¡Ay Padrito! No me tocó por un número.
        Pero a pesar de que el mundo se le caía encima, de que se sentía desgraciado, sonreía con tristeza. Sonreía.


        FELIZ NAVIDAD Y MI ABRAZO APRETADO.

sábado, 19 de diciembre de 2015

DOS POEMAS DEL LIBRO "HIMNO A LA VIDA" de Rosario Valcárcel y Crítica del

poeta Luis Ángel Marín 


Mi querida amiga Rosario,

Ya leí tu libro de poemas “Himno a la vida”. Y lo leí con suma atención y lo releí, por eso la tardanza en no decirte nada, no soy de leer muchos libros ya que me gusta estudiarlos.


Me ha gustado mucho ya que desde la sencillez llegas a la hondura con un lenguaje muy bien tallado, haciendo del secreto una claridad, esa claridad como secreto que acompaña a todo tu poemario "Himno a la vida". Me siento identificado por esa forma tan tuya de decir las cosas de una manera directa, y es que la poesía no solo es inspiración, sino también acto de maestría y aquí demuestras todo tu talento con la fluidez precisa y preciosista, para enjalbegar esos poemas que son parte de ti, que los sientes y los vives. Un mundo donde todo vibra y nada es arbitrario en cada poema, yo diría que son descargas eléctricas que nos llevan a un horizonte  mundano y espiritual a la vez.

Estos poemas vuelan de alma a alma donde el lector se siente atrapado en tu silencio y en tu inconsciente, es un juego dramático del hombre frente a la vida. Algunos poemas como bien diría Platón están lejos de "la fría razón"...y podrían estar escritos en los espejos cóncavos y convexos... y me gusta como sugieres y no plasmas brutalmente las ideas, dejando al lector el placer de la reconquista...

Un abrazo enorme desde mi querida isla de La Palma, que también es la tuya
Luis Ángel Marín Ibáñez



CADA VEZ QUE TE PIENSO
                                                                      
 A todos los amantes del mundo
Cada vez que te pienso  
vuelo por encima del mar, respiro
los sinsabores húmedos,
inhalo las corrientes y abismos,
el sosegado barranco
en donde habito.

Tú, tan lejos, vuelves a ser volcán, 
prendes brasas, escarbas la angustia
de mi equipaje. Consigues romper
los nudos de la exhalación.

Deseo regresar al limo de tus aguas,
estirar y estirar las piernas,
girar el vientre,
chapotear igual que gaviota
en ese lugar bendito
que tú juegas a crear.

Déjame zarandear la conciencia, retoñar
el sueño de una vida loca, 
beber y beber,
brindar por el olor de tu piel,
por las arenas de tu mar,
por el temblor de lo insaciable.

Déjame con los ojos cerrados
tantear la raíz de tu lengua, 
besar tu carne que asciende,
sentir el rayo de tu cuerpo, la lujuria
que germina
bajo nuestro aliento.

Déjame exorcizar la tristeza del adiós.



A Toñi y Antonio Arroyo
Y a Vicky y Aquiles García

Después de la lluvia

Después de la lluvia, puedo matar
el amargo sueño, asesinar la distancia,
caminar entre careyes y caguamas,
entre mosquitos que cositean.

Después de la lluvia, la luz sin miedo
al mañana se enardece feliz
y las nereidas agitan los brazos,
me enseñan las gracias del oleaje
y me acuerdo de ti. 
           
Entonces resucita el vuelo de mi alma,
                        es como regresar a casa.

Excitada, sucumbo.
Abrazo el estallido del arco iris,
el lupanar de lagartijas.
Capturo cada instante
y pienso que Mallarmé está equivocado:
la eternidad sí está al alcance de los vivos.

facebook/rosariovalcarcel/escritora 

Foto: Luis León Barreto, Rosario Valcárcel




jueves, 17 de diciembre de 2015

Memoria de una envidia, de Carlos Müller (2015)

Yo siempre había creido que no era persona envidiosa. Las suertes de los demás las veía venir y pasar, y ese sentimiento definido por la ilustre Real Academia como: 
1. f. Tristeza o pesar del bien ajeno. o
2. f. Emulación, deseo de algo que no se posee,
apenas invadió mi vida y, si acaso, por breves momentos cuando aún era un muchachito y mis primitas recibian el chocolatito antes que yo. Es que el chocolate entonces para mi...!!!

Eso sino para introducir en un momento en que sí me asaltó un sentimiento de real envidia. La cosa tiene que ver con mi afición al arte, a la pintura moderna, apoyado además por unos años de estudios de historia del arte en la universidad de La Laguna. Así que creo que entiendo algo de la materia.

Estalló mi ataque de envidia con una noticia leída ya no sé cuando ni donde sobre los comienzos de la gran colección de arte moderno de los Ludwig. ¿Los qué? Tranquilo, aquí viene la historia.

Contaba el artículo en una revista de arte en que creo haberlo encontrado que el joven matrimonio Ludwig cuando empezó a coleccionar arte moderno solía preguntar a algún que otro artista que si les permitía visitarlo en su estudio o taller. Les solian decir que si, que no había problemas, claro, la vida económica de una persona que quiere vivir de su arte es casi siempre la vida de un pobre diablo y la oportunidad de poder vender quizá alguna pieza directamente a un coleccionista no se suele desechar.

Además contaba el artículo con cierto tono divertido que el joven matrimonio Ludwig, dos personas más bien de baja estatura y siempre vestidos con modestia utilitaria, llegaban al estudio del artista, se sentaban bien juntos donde cabian, y el o la artista comenzaba a presentar su obra, sacar una pieza tras otra y otra pieza tras otra, y los dos ahí sentados decian que muy bien, que eran obras muy bonitas... pero pedir que se apartara alguna para quizá llevársela, de eso nada de nada.

Algunos de los artistas visitados, ya hartos de esta visita que de repente no les iba a comprar nada y que por lo visto no quería sino pasar un rato agradable viendo su arte ellos solos sin el rebumbio de una exposición con un montón de otra gente ante las piezas que querían ver, decían algunos de los primeros artistas visitados que ya no les quedaba más nada por mostrar (aunque si les quedaba) y entonces llegaba el gran momento. Empezaba un chuchicheo entre los dos visitantes y al cabo de unos minutos caía la frase que se hizo famosa. Si el/la artista disponía de las posibilidades de empacar cuidadosamente todas las piezas que había mostrado y hacerlas llevar a la dirección que le iban a dar de inmediato. Y, por favor, cual era el precio total a pagar.

Es decir, el joven matrimonio Ludwig compraba sin regatear la obra completa actual de un artista que les había convencido.

Evidentemente, esto ocurrió sólo unas pocas veces y el nombre de los Ludwig arrasó por el mundo de arte en Alemania y finalmente quedó como magnitud fija en el mercado del arte moderno. Fue en este momento al leer este artículo en un tono un tanto irónico-divertido que me asaltó el punto dos de la definición de envidia de la Academia:

2. f. Emulación, deseo de algo que no se posee.

Evidentemente, a mi como pequeño aficionado de arte esa posibilidad de rodearme de piezas sin tener que vigilar el estado de la cuenta a final del mes me dió ese pinchazo de desear algo pero estar lejísimo de poder conseguirlo. Entre la bella sombra, a la cual tengo el honor de acompañar en vida, y yo compramos a lo largo de los años alguna que otra pequeña obra de artistas jóvenes ya algo considerados en su momento inicial. Tapizan las paredes de nuestra casa, pero de muchos de ellos no sabemos nada de su ulterior carrera artística. Suelen como evaporarse.

Como algunos lectores ya se habrán percatado, el entretanto famoso mercado del “gran” arte se ha convertido en un espectáculo un tanto vergonzoso y estúpido. A cada rato se lee que en alguna de las grandes casas de subastas de arte en Londres o Nueva York o donde fuera algunos multimillonarios se dan batallas con pujas igualmente multimillonarias por cuadros famosos que luego suelen desaparecer en sus colecciones privadas. Si acaso. Muchas veces queda la sospecha que la tal pieza no se mueve de su lugar en el depósito climatizado del respectivo banco y ahí queda como objeto de especulación financiera. El negocio consiste en enrarecer la obra de artistas para luego venderla a precios absurdos para el común. Especulación de multimillonarios aburridos.
 
Los Ludwig, hay que reconocerlo, fueron unos de los primeros en empujar esta locura especulativa. Probablemente no fueron conscientes de eso cuando empezaron a comprar arte actual, moderno, de artistas vivos, ya que los dos, aparte de haber estudiado historia del arte en la Universidad de Colonia, como dueños de una gran y exitosa empresa productora de dulces y chocolates, no tenían que estar observando continuamente sus depósitos financieros si querían comprar algo. No gastan en lujos, eran gente que vivía de una forma casi modesta.

La enorme diferencia entre los coleccionistas especuladores y los Ludwig fue su actitud social, distribuidora con lo que habían adquirido. Al cabo de los años de comprar arte, sobre todo en Alemania pero además por todo el mundo, fundaron una institución que distribuía su gigantesca colección de arte, hasta de arte popular, reunida a lo largo de 30 años, por todo el mundo. Lo más increíble era que las daban como préstamos permanentes o incluso las donaban a museos e instituciones culturales cuya única obligación era presentarlas al público amante y aficionado del arte. Eso de especular con sus colecciones no era cosa de ellos. Según cálculos de algún que otro especialista, el valor de la colección completa tenía que haber ascendido con el tiempo a un valor en el marcado de varios miles de millones de dólares. Los Ludwig en vida todavía.

¿Y a qué este discurso? Fue darme cuenta que yo, pequeño empleado y periodista de radio, que jamás llegaría a poder adquirir ni un dibujito de Picasso en una servilleta, si acaso. Y además, inflarse diciendo que yo era el propietario de un ... digamos Picasso? Ridículo. Pero además me asaltó una solución un tanto divertida a mis deseos de frustrado coleccionista de arte.

Aficionado a pasear los fines de semana por los rastros de Colonia, en Alemania, donde vivo, o los “mercados de pulgas” como también les dicen, había empezado a darme cuenta que en muchos puestos se exponian cuadros y pequeñas esculturas de madera, hierro o incluso de vidrio. Generalmente los cuadros en primera linea eran antiguo kitsch alemán, paisajes alpinos con sus indefectibles casas de campesinos y árboles retorcidos alrededor o grandes veleros en la mar tormentosa, se ubicaban en primera linea. Piezas de arte moderno había que descubrirlas detrás de las mesas o hasta debajo de ellas. Apenas se las veía.

 Comencé a preguntar casi de broma cuanto pedían por tal o cual cuadro moderno abstracto o surrealista que estaba arrimado por ahí y me llevé la sorpresa que muchos vendedores los daban a precios ridículos, por 5, 10, 15 Euros. Parecian hasta aliviados que por fin alguien se interesase por una pieza que ya habian cargado y descargado y vuelto a cargar durante meses de ir a los mercados y nadie se había interesado por ellos. Generalmente se trataba de obras desde los años 60 y 70 en adelante. Empecé a comprarlos y algunas veces incluso me los daben en mano, que me los llevara, que no tenían más ganas de volver a empacarlo. No es que esperaba afanar algún cuadro de un artista famoso como de vez en cuando se puede leer en las páginas de sucesos, me encantaban las imágenes de una generación de artistas poco menos que olvidada. Recuperaba testimonios artísticos de la gran época de arranque político y cultural de la República Federal, de los años 70 y 80 en que muchos jóvenes inquietos habían empezado a descubrir el arte abstracto o surrealista, además de la política, y se pusieron a hacerlo ellos mismo, como la política en aquellos tiempos. 

Hoy esta generación poco a poco está desapareciendo, sus herederos, si los hay, muchas veces no se interesan por lo que han dejado ahí “los viejos”. En los rastros alemanes se suele vender entonces gran parte lo que queda en los pisos si estos por mudanza o fallecimiento de los inquilinos deben entregarse vacíos. Hay numerosas empresas especializadas en este tipo de despejes de viviendas, por lo que hay que pagar bastante. Arrasan inmisericordes, lo tiran todo a la basura o lo que puede tener aún algún valor comerciable, muebles antiguos o alfombras, arte, se lo distribuyen entre ellos para llevarlo a los rastros.

Y en eso he quedado, desde hace 15 años ya. Me convertí en una especie de “Ludwig” de los rastros de Colonia, sobre todo de uno que todos los sábados tiene lugar a la vuelta de mi casa. Y, como es de esperar, generalmente los vendedores no conocen los nombres de los artistas ni la procedencia de los cuadros. Muy pocos de ellos llevan una signatura legible o un nombre anotado en el dorso. Da la curiosa impresión que incluso los artistas ellos mismos querian borrar sus huellas.

Pues de esta manera estoy aliviando de una forma más bien divertida el deseo de querer ser coleccionista de arte y no tener el trasfondo financiero correspondiente. Me convertí en un “Mini-Ludwig” del arte anónimo de los rastros de Colonia al cual le he dedicado con ayuda de un amigo una página WEB porque las entretanto 250 piezas que llegaron a mis manos tienen derecho a que los admiren o alguien los critique.


Y de esta manera también se me ha ido este sentimiento de envidia por los Ludwig que entretanto ya fallecieron. Muy dignamente conservaron su linea de conducta de distribuir en todo el mundo sus grandes colecciones de las cuales una incluso está ubicada en un museo de Peking. La más hermosa sin embargo se encuentra en Colonia, una de mis dos ciudades. Se encuentra en el museo de arte moderno de la ciudad que se llama, como no, como ellos: Museum Ludwig.

Postscriptum:

Tuve la breve suerte de toparme una vez con el matrimonio Ludwig. Fue en el 1992, en el quinto centenario del llamado descubrimiento de América por el tal Cristobal Colón. En mi ciudad Colonia se había organizado una gran exposición de arte americano, sobre todo latinoamericano, y numerosos coleccionistas habían cedido obras para esta muestra. Claro que asistí a la apertura con discursos profundos recordando las relaciones artísticas entre Europa y las Américas. Después quedó abierto el gran salón con numerosos biombos añadidos para crear más espacio de presentación. Fue una exposición extraordinaria, jamás repetible.

Yo en 1992 había acordado “año sabático”. No trabajaba ni cobraba. Me había ido a Costa Rica para dar un curso de producción radiofónica y había pasado unos cuantos meses ahí. A la vuelta, en la gran exposición de Colonia a finales de 1992, me volví a topar con Costa Rica, y por única y brevisima vez con los Ludwig. Después de la apertura del gran salón me había quedado delante de un gran grabado de Francisco Amighetti, pintor y grabador “tico” (costarricense), al cual había llegado a conocer durante mi estancia en el paisito. El me había comentado entonces, al saber que yo venía de Alemania, que hacía años un matrimonio “Ludwig” había venido a San José expresamente para visitarlo y comprar obra de él. Cosa que lo llamó mucho a atención. Ahí estaba pues yo delante de unos hermosos “Amighetti” cuando apareció al lado mio una pareja ya algo mayor, dos personas más bien bajitas, estudiando detenidamente los grabados. Y en algún momento percibí a pesar del zumbido general en la sala como el señor comentaba a la señora que le interesaría saber como le iría a don Paco Amighetti en el lejano Costa Rica.

Salté descaradamente la norma de la cortesía de no entrometerse en conversaciones privadas aunque sea en un lugar público, me acerqué al Sr. Ludwig, porque tenía que ser él que estaba ahí a mi derecha, y le comenté que al Sr. Amighetti le iba bastante bien a pesar de sus casi 90 años, que yo había vuelto de Costa Rica hacía unas pocas semanas y que don Paco, al que había llegado a conocer, me había comentado que tenía unos coleccionistas alemanes en Colonia venidos unos años ha expresamente para ver su obra y llevarse unas cuantas piezas.

Y eso fue. El Sr. Ludwig me dió unas breves gracias por la noticia con la habitual cortesía distante de personas renombradas que quieren evitar contactos con oportunistas molestos y pesados, fuéronse y no hubo más nada. 

martes, 15 de diciembre de 2015

Nando Vega, cantante y compositor palmero. Vídeo rodado en Tijarafe. en...La Palma

"Adiós Amor"

https://www.youtube.com/watch?v=XtsyBLPHDUo&appp=deskto

Y" deja que se vaya"


https://www.youtube.com/watch?v=SgYUIFOqRr0

1 feb. 2015 - Subido por nando vega



“Deja que se vaya” es el tercer trabajo discográfico del cantante Nando Vega “El salsero de Canarias”.

El videoclip “Deja que se vaya” habla de un amor imposible y sobre la superación de la ruptura, ha sido filmado en el Municipio Tijarafe (Casa de la Cultura), Los Llanos (En la Tasca el Patio) y en El Paso (Casa de Las Palmeras)

Realizado por la asociación entre Anatael Productions y The Rook Productions,ambas productoras afincadas en la isla de La Palma. Dirigido por Anatael Pérez y ha contado con las interpretaciones de Carla Trujillo, Gregorio García, Laura Pérez, Carlos Ramos, Aleixandre Rodríguez y por supuesto Nando Vega. El maquillaje y estilismo han corrido a cargo de Carmen Asensio, la fotografía y la producción son obra de Robert Nazco

Esta grabación corresponde al primer tema del nuevo disco de Nando Vega, con la producción musical y arreglos de WILMER RODRIGUEZ.

facebook/rosariovalcarcel/escritora



martes, 8 de diciembre de 2015

LUZ DE LA PALMA, EN LOS LLANOS DE ARIDANE.

EXPOSICION: LUZ DE LA PALMA, en Los Llanos de Aridane.

Cuando la pintora Luz Sosa me dijo que su nueva exposición llevaría por título “Luz de La Palma”, me pareció un título acertado pues se trata de una obra luminosa, visual, con anhelo de hacer un homenaje a la isla de sus ancestros familiares. Un recuerdo a sus abuelos, especialmente a Don Pablo Péréz, el panadero de La Laguna y a su madre nacida también en el Valle de Aridane.

Un homenaje dedicado al colorido, a la emoción y a los festejos populares como la romería del Pino en el Paso o el día de los Indianos, la imagen empolvada como perfecta reencarnación de la nostalgia cubana o la clásica estampa de la Danza de los Enanos. Esa expresión del ritmo y del color, la plástica y la vivacidad, la sociabilidad. Escenas en movimiento muy bien tratadas con esa mano que maneja la chácara con fuerza o la niña que baila aireando cintas. Una exaltación a la memoria.

Evoca Luz en sus óleos el alma de la isla, de sus antepasados, con la paleta de colores de la Naturaleza, y nos muestra Los Faros y el blanco brillante de las salinas de Fuencaliente, el verdor y los riscos de La Caldera de Taburiente transformando el color en materiaen aire y agua, como decía el pintor Francisco Concepción. La belleza sencilla del paisaje.

Y la metáfora de la pérgola que inunda la plaza de Los Llanos de Aridane. Y como recuerdo rural y campesino de la isla de La Palma, la imagen de un cultivador de tabaco que se abre paso en medio del aire tibio de la plantación.  

La pintora maternaliza la pintura con la presencia de niños, y ejecuta el candor e ingenuidad de la infancia. La mirada inmóvil en el retrato de un niño que se asemeja al joven de “Muerte en Venecia” esa imagen que tan bien supo reflejar el director de cine Viscontti.  Muestra Luz Sosa la vitalidad del pincel en tres niñas de espalda y un niño de puntillas y dos niñas con sombreros de paja que tienen poesía.

Desde el año 2004 ha participado en exposiciones colectivas pos las islas canarias, así como en Barcelona, Valencia, Xátiva, en la Fiart: Feria Internacional de Arte Santo Domingo, así como en la Gallery New York. Ha recibido numerosos premios y menciones con una pintura directa, realista y sensorial…

Luz nos transporta en sus lienzos al mar, al agua y a la luz, a las transparencias de los verdes del Charco Azul y a las notas de color del Charco Verde. A la figura de un niño con sus piernas metidas en el mar al que ella le da tonalidades. Y nos lleva al azul real, al hondo azul de la Playa de Puerto Naos junto a bañistas que juegan en la arena negra, como si se tratase de un recordatorio de Sorolla.  
En definitiva: Una exposición con casi una veintena de óleos luminosos en los que predomina el carmín y el color azul, el azul Ftalo. Y es como si el azul –que es un color frío- se abrazara al cielo y al mar de la Isla Bonita. 

El pasado día 10 de diciembre a las 20.00 horas se inauguró en el Casino de Los Llanos de Aridane, la exposición de Luz Sosa. Estará abierta hasta el día 20 del mismo mes.

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jueves, 3 de diciembre de 2015

EXPERIENCIAS Y VISIONES, 5 artistas

Hoy jueves, día 3 de diciembre a las 20.00 horas se inaugurará en el Centro Comercial “El Muelle” (segunda Planta) “Experiencias y visiones” una exposición colectiva. Cuatro pintores y un escultor. Comisariada por Diego Casimiro.


La belleza perece en la vida pero es inmortal en el arte, dijo en una ocasión Leonardo da Vinci.

Desde la antigüedad el arte ha servido al hombre de alivio para sus desvelos existencialistas o para sentirnos unidos a una colectividad. Quizás porque el arte evoca el sentido de transcendencia y nos conecta de alguna forma con la inmortalidad, con lo poético, a través de elementos sutiles, de una atmósfera envuelta en nebulosas en el que destaca una mancha de color.

Como el color rojo que en la simbología antigua representa el cuerpo, la tierra o el “Aura del amor” que marca el estilo apasionado de Saro Armas, plasmados  en unos retratos que se aproximan al expresionismo, al desgarro, al sufrimiento y la soledad del mundo femenino. Al sexo con o sin género, porque lo que ella realmente quiere representar es el amor, los afectos, los ideales, la espiritualidad, los espacios del alma.   

Por eso ahonda en los desnudos, trabaja la superposición de figuras bellas y proyecta su aliento, y al igual que  Munch tiñe su obra de drama y de dolor, y plasma el juego de la similitud en “Los gritos del alma” quizás porque Saro necesita exorcizar las tristezas…

 

E invitarnos a reflexionar, y eso es lo que hace también el pintor Clodobaldo González con la muestra que nos presenta hoy “La miel en los ciclos vitales" en donde pretende despertar la atención, igual que lo hicieron en el pasado poetas y estudiosos, desde Virgilio hasta Darwin. Hacernos pensar sobre la vida de las abejas a través de su obra pictórica.
De sus óleos donde nos muestra una nueva figuración en base  a la seducción y a la búsqueda de la belleza sensorial. Ejecuta Clodobaldo con una pincelada suelta y una atmosfera vaporosa  cuerpos de mujeres y hombres, parejas, en movimiento. Gestos iluminados por el resplandor de la miel de abeja que los cubre pero que se escapa como símbolo del tiempo que pasa. Y lo realiza con un tratamiento original y un acento muy personal.

Y moderno como la pintura de Lilian Campo, con óleos sobre lienzo donde nos muestra con una tendencia realista, elementos sensuales. Caballos en movimiento, saltando en el aire vacío, “equinos” realizados con gran vigor o el óleo llamado invernal, que nos acerca al frío abrazo del invierno.

Pero lo más que define la obra de Lilian es que sabe encender el cuerpo de los amantes, explorar en llamaradas de excitación y revuelos de placer: metáforas de la realidad que la artista desdibuja en sombras azules. Esa transformación de seres que cohabitan junto a sus amantes como efecto del hechizo erótico o la figura sobrenatural en el “Ángel en azul”.

Y un canto al recuerdo son las escenas bucólicas de Manuel Romero, un alma viajera al que le  gusta llenar la copa de las emociones, pintar ciudades calladas o bulliciosas como Venecia  Granada y Ronda, o los ecos de Los Pueblos blancos de Cádiz, casas cándidas sobre el monte. Caseríos que brillan, y puentes y tuneras y musgo. La aldea que entre el verdor y los charcos huele a aves de corral, a agua, a piedra y a cielo.  

Todo un espectáculo que convierte sus obras en estallidos sonoros, en perfumes de sol, de humedad y de enredadera, de reposos de luz. Urbano y rural, Romero se adentra en otros rincones en patios solitarios y nos pinta mimosas malvas y rosas y dalias y geranios, y nos deja la sensación de que la belleza natural es un aliciente para el espíritu, un estímulo para elevar el alma.

O para  crear esculturas  como las de Román del Pino que mantienen un diálogo directo, con quien las mira, unas veces realizadas en un realismo amable otras con un tratamiento simbolista pero siempre partiendo de una idea preestablecida, como el homenaje al saxofonista alemán, Andreas Prittwitz , con su particular obra la Cantanta del Mencey Loco.

Ahora bien la simbolización y el ansia de perfección del escultor Román del Pino, es una constante que está presente en su obra porque él sabe jugar con la capacidad asociativa del que mira. Escultor autodidacta trabaja con material reciclado, dando un sentido deportivo, regional, lúdica, o  juguetona, como la Osa Mayor representada por un búho o humana. O la obra que le dedica a Pascual Calabuig (padre)

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