artículo envíado por D. Antonio Cabrera Perera.
A lo largo de mis
cincuenta años como profesor en el Instituto, en la Escuela del Magisterio y
finalmente en la Universidad, he tenido infinidad de alumnos, muchos de ellos
muy inteligentes, pero como alguien decía que en la huerta del Señor hay de
todo, ha habido una gran variedad de tipos y personajes; pero lo que puedo
asegurar es que todos ellos han sido buenísimas personas y sobre todo unos
seres que le han dado sentido a mi vida. Por lo cual no sólo me siento muy
satisfecho sino sobre todo muy
agradecido a todos ellos.
La vida nos ha ido
separando y cada uno se ha ido incorporando a su puesto de trabajo, pero nunca
he dejado de tener relación amistosa con ellos y solemos encontrarnos alguna
vez y cambiamos impresiones de cómo nos ha ido tratando la vida. Y así he
podido comprobar que la gran mayoría supieron asimilar mis consejos y muchos han
seguido algunos de los derroteros que yo marcaba en mis clases.
Sé que mis explicaciones de Lengua y Literatura han
impactado en ellos y que no han desoído
mis consejos. De mis clases (cosa que me satisface enormemente) han salido
muchos lectores, algunos muy empedernidos e incluso algunos (y me atrevo a
asegurar que son bastantes) se han dedicado a hacer ellos mismos
Literatura. Conozco a un grupo muy
numeroso que se han dedicado a la poesía, otros que han probado por el mundo de la prosa (la novela o el ensayo),
alguien que se ha aventurado en el ámbito del periodismo, de la radio o de la televisión y hasta hay alguno que ha
probado con el teatro.
Los nombres de muchos de
ellos son muy familiares a todos a quienes les gusta la buena literatura, pero
que no me atrevo a citarlos, por no sentar una base de favoritismo, si es que
lo hiciera y se me olvidara alguno.
Sin embargo hoy llega a
mis manos una nueva novela de una de mis
destacadas alumnas, Rosario Valcárcel, y no me resisto a pasar por alto la
buena impresión que me ha causado su novela Moby Dick en las Canteras Beach.
Creo que esta novela es la sexta obra de Rosario. Recuerdo la primera de ellas:
La Peña de la Vieja y otros relatos, que es una especie de homenaje al mar de
su infancia.
Con sus libros Del amor y
las pasiones, El séptimo cielo y Sexo,
corazón y vida cambia de temática y nos lleva al mundo del erotismo, un tema
que a muchos les parece escabroso, pero recordemos que en
la literatura sánscrita, tenemos ya un libro magistral que a algunos escandalizó
y que otros casi han querido tomarlo como guía en el mundo de la sexualidad: el
Kamasutra. Contiene el libro un conjunto de reglas y normas ordenadas en forma
de código que con frecuencia resultan obscenas. Pero el propio autor de este
libro, Vatsyayana, creía que el sexo por
sí mismo no era malo, pero usado de manera frívola podría ser nefando. Por tanto hay que separar lo erótico, que es
artístico y lo pornográfico que suele ser de muy mal gusto y es rechazable.
Rosario Valcárcel en su
reciente novela, Moby Dick, vuele a
retomar el tema en que nos trae recuerdos de su infancia. Para ello se inventa
un personaje central, María Teresa y su
novio José Antonio en quien van a prender los celos por culpa de otro de los
protagonistas reales de la obra.
Nos dice la autora que la
película de Moby Dick ha quedado para siempre en la historia de nuestras islas
y en el panorama cinematográfico.
Va regando el libro de
recuerdos infantiles en los que podemos percibir cómo se vivía, cómo fue el
final de esa ciudad pueblerina, que empezaba a entrar en la modernidad con la
llegada del turismo.
La novela se basa en una
bipolaridad, con su principal protagonista, la ballena, por la que Rosario
siente una “fascinación indescriptible” y en
su admiración por los grandes protagonistas de la película, John Huston
y sobre todo Gregory Peck.
Creo que vale mucho la
pena meterse en la agradable empresa de
leer esta novela, pues se hará con una gran facilidad, con sumo gusto y se
revivirá la situación y la casi revolución que produjo en la ciudad el rodaje
de este filme. Recuerdo que durante ese
tiempo yo estaba en Madrid enfrascado en mis estudios universitarios, y que lo
escasísimo que pude vivir de todo este acontecimiento fue exactamente en los
quince días de vacaciones en la Navidad de 1954, en que un día, paseando por la
playa de las Canteras vi a lo lejos, detrás de la barra, un barco velero y que
la gente arracimada comentaba; allí está
Moby Dick.
Por eso no pude vivir de
lleno el entusiasmo de mis paisanos, pues las vacaciones de Navidad eran muy
cortas y a principio de enero tuve que regresar a la Universidad Central. Pero,
gracias a Rosario Valcárcel, con la lectura de este libro en que la autora describe con gran ilusión y
entusiasmo esos recuerdos de su vida, que son historia de nuestra Ciudad, pude
revivir la emoción de mis paisanos durante
aquella época y participar de la
alegría que todos vivieron en esos momentos.
Muchos ánimos a Rosario y
a seguir adelante, que hay madera. Un abrazo.
Antonio
Cabrera Perera
www.rosariovalcarcel.com; facebook/rosariovalcarcel/escritor
Estoy ansioso por léerte de nuevo, pero esta vez volando sobre una hermosa ballena que me lleve hasta la arena de Las Canteras. ¿Cuando lo presentarás en La Palma? Donde sea estaré a tu lado.
ResponderEliminarGracias Juan: Aun no tengo fecha de presentación para La Palma, Pero quizás lo haga después del verano. Les avisaré con tiempo.
ResponderEliminarMientras, mi abrazo apretado.