https://www.youtube.com/watch?v=wLGx5YT6sOg
El cuerpo humano crece desde lo pequeño de la infancia a lo grande de la madurez, Paul Auster.
El cuerpo humano crece desde lo pequeño de la infancia a lo grande de la madurez, Paul Auster.
De acuerdo con la opinión de profesionales en psicología y
sociología, el cuerpo delata diferentes
sentimientos y expresiones a través de gestos o movimientos, por lo que hay que
tener una gran cautela con la imagen que damos a los demás, con nuestra piel,
con el movimiento de las manos o cómo nos cepillamos el pelo o mostramos
nuestra nuca. Ese lenguaje no verbal es un ritual de seducción que sirve para
enviar posibles señales de aceptación o de rechazo.
No hay que olvidar que el cuerpo humano es inmenso en sus formas y manifestaciones, que vive en la mente de quien lo posee y en la mente de quien lo percibe. Y necesita que lo miren y que lo toquen. Necesitamos la sonrisa, el parpadear, los apretones de manos, el escote o la voz, porque todo ello son nuestras emociones, la que transmitimos y las que sentimos en ese momento, por eso es importante que al hablar nos creamos lo que decimos para transmitir credibilidad.
El cuerpo humano
además es un instrumento de conocimiento que podemos usar como ritual de
seducción. Habita en el reino de la imaginación o de la excitación como el
descruce de piernas que hizo en 1992, la actriz Sharon Stone en su personaje de
Catherine Tramell durante el interrogatorio de Instinto Básico, película que
protagonizó junto a Michael Douglas. Porque el cuerpo humano es inmenso en sus
formas y manifestaciones. No hay que olvidar que para Freud el primer objeto de
seducción erótica es la mirada del bebé al pecho de su madre que lo amamanta.
Existe una gran belleza cargada de sexualidad, afirmó el psicólogo.
La nuca es la parte del cuerpo femenino que los japoneses
consideran más atractiva en una mujer. Por esa razón las mujeres elegantes de
Japón, geishas y prostitutas incluidas, prestan especial atención a la base de
su cabeza, cuidando su tersura tanto o más que la de su rostro, la empolvan y
aromatizan para resultar sexys o misteriosas. Ya que consideran que el misterio
es lo realmente seductor. No es una cuestión de sexualidad, sino el aprendizaje
de un arte.
Los antiguos egipcios querían tener los ojos grandes pues
suponía un distintivo de belleza, por lo que los alargaban gracias al
maquillaje. El jugar con
la mirada es un reflejo del alma, pero un mal uso de la mirada puede provocar
desconfianza. Algunas estadísticas demuestran que la parte más atractiva para
un hombre en una mujer son los ojos.
El Color de
los ojos
Corazón que, en
tiernos años,
por unos ojos te
pierdes;
para entender sus
amaños,
no mires sin son
castaños,
negros, azules o
verdes,
que todos los colores
por la expresión
iguales,
reflejan los amores;
sin que distingas en
sus cristales
a los leales
de los traidores.
Ojos que miran
amando,
miran siempre
convenciendo;
y, aunque apagarlo
simulen,
siempre el amor salta
dentro.
Y ni son los matices
ni los colores
lo que a los ojos
hace tan bellos;
sino el rayo de
amores
que luce en ellos.
“Dame tu amor... o me
mato!”
dicen unos ojos
negros;
y dicen unos azules:
Dame tu amor... o me
muero!”
Y aunque apagarlo
simulen,
siempre el amor salta
dentro;
y ojos que miran
amando,
miran siempre
convenciendo.
Y todos sus colores,
por la expresión
iguales,
reflejan los amores;
sin que distingas en
sus cristales
a los leales
de los traidores,
Eulogio Florentino Sanz, (1822, 1881)
Es un poema de circunstancias, humorístico y muy extenso
(313 versos), redactado para el periódico El Belén, en donde Sanz intercaló un
pasaje muy bello que consiguió divulgación independiente, con el título de El
color de los ojos, publicado, por ejemplo, en el Almanaque de Las Novedades
para 1860
Eulogio Florentino
Sanz y Sánchez, nació en Arévalo, provincia de Ávila, 1822 y murió en Madrid en
abril 1881, político, diplomático, traductor, periodista y escritor español del
Romanticismo. En la actualidad se le recuerda casi exclusivamente
por sus magníficas traducciones de leader alemanes, especialmente
de Heine y Goethe, y no tanto por su poesía original.
facebook/rosariovalcarcel/escritora
El cuerpo humano, en especial el cuerpo femenino, permite admirar la belleza y la armonía, la esbeltez y la dulzura de la piel. ¡Quién no recuerda el descruce de piernas de Sharon Stone, mecanismo tan perfecto de seducción!
ResponderEliminarLuis León Barreto
Luis León Barreto
Muy buen artículo.
ResponderEliminarPara mi la sensualidad no está en enseñarlo todo, ni que la otra persona lo vea a primera vista, es desvelar en pequeñas dosis, hacer movimientos pausados, miradas cómplices que ya nuestra imaginación se encargará de hacer el resto.
Con las primeras imágenes he recordado el libro y la película que me gustó tanto, Memorias de una geisha.
Un abrazo.
Gracias, Irmina:
ResponderEliminarA mi también me gustó: "Memorias de una geisha" Recordando una frase:
El corazón muere de muerte lenta, mudando cada esperanza como las hojas de un árbol, hasta que no queda ninguna. No hay esperanza, no queda nada... Un beso grande, grande.
El cuerpo humano no solo es inmenso, si no, infinito. Me quedo con los dientes y las piernas.
ResponderEliminarJajajajaja, Calero en quien estás pensando? Un beso grande.
ResponderEliminar