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miércoles, 28 de noviembre de 2018

Polémica Confesión del Director italiano, Bernardo Bertolucci


de Astrid Mesenguer, Barcelona 

Indignación en Hollywood por la escena de violación de ‘El último tango en París’
Bernardo Bertolucci admite que él y Marlon Brando engañaron a Maria Schneider en la famosa secuencia de la mantequilla

La famosa escena de 'El último tango en París' (United Artists)

Hace ya tres años que Bernardo Bertolucci admitió en público en una conferencia en la Cinemateca francesa que él y Marlon Brando engañaron a la actriz Maria Schneider en una de las secuencias más famosas de El último tango en París, una de las películas emblemáticas y polémicas de la década de los setenta. El realizador italiano aseguró sin ruborizarse que la escena de la violación no fue consensuada con la actriz francesa. No tuvo reparos en confesar que Schneider, de tan solo 19 años cuando rodó el filme, no tenía ni idea de los planes que director y actor habían pensado para dar mayor realismo a ese momento en el que Brando usa mantequilla como lubricante para sodomizar a la intérprete.


El macabro plan se gestó la mañana anterior al rodaje, mientras Brando estaba untando un trozo de pan con mantequilla. Actor y director se miraron de forma cómplice. Tenían reservada una sorpresa para Schneider y querían ver su reacción mientras era humillada ante la cámara. “No quería que fingiese la humillación, quería que la sintiese”, declaró el director de 76 años. “Creo que me odió a mí y a Marlon Brando”, prosiguió el cineasta, que no se arrepiente de tomar esa decisión pese a considerarla “horrible”. El realizador explicó que actualmente su conducta sería moralmente inaceptable, pero que entonces eran otros tiempos. “Son cosas graves, pero las películas se hacen así. Las provocaciones son a veces más importantes que las explicaciones”, afirmó.

Aunque los rumores sobre la veracidad de esta escena hace años que circulan entre los cinéfilos y las declaraciones de Bertolucci no son nuevas y fueron recogidas por aquel entonces por algunos medios, como la revista Fotogramas, el vídeo que incluye las palabras del director se ha virilizado ahora y ha incendiado las redes con comentarios en contra de su reprochable actitud.

El blog El Mundo de Alycia también rescató esas declaraciones hace unos días, coincidiendo con el Día Internacional contra la Violencia de Género y varios medios estadounidenses se han hecho eco de las detestables palabras del aclamado director de El último emperador, que pocos conocían. Las últimas voces en reaccionar han venido de algunas celebridades de Hollywood.

Jessica Chastain, protagonista de La noche más oscura escribió en su cuenta de Twitter: “A toda la gente que adora esa película: estáis viendo a una chica de 19 siendo violada por un hombre de 48. El director planeó el ataque. Me pone enferma”. To all the people that love this film- you're watching a 19yr old get raped by a 48yr old man. The director planned her attack. I feel sick.

La actriz Evan Rachel Wood, que hace poco aseguró en una entrevista que fue violada por una persona importante, retuiteó el comentario de su compañera de profesión y añadió que “es descorazonador y ultrajante. Los dos (Brando y Bertolucci) eran unos enfermos por pensar que estaba bien”.


05/12/2016 00:05 Actualizado a 06/12/2016 10:25, información entresacada el país.com 

lunes, 26 de noviembre de 2018

Una película, "La buena esposa"


No hace tantos años en que las mujeres no eran libres, no podían equipararse a los hombres en igualdad de derechos, ni imponer su presencia en la sociedad. Estaban atadas como un Prometeo. No tenían derecho al estudio, al trabajo, al sufragio. Al arte de escribir, a realizar sus propios sueños… Entonces, no tuvieron otra opción que acatar  las” dulzuras” del sometimiento y la resignación, y para poder publicar comenzaron a firmar bajo el seudónimo de un nombre masculino.



Hay muchos ejemplos en nuestra literatura, pero uno similar al film La Buena esposa, lo encontramos en la escritora Sidonie Gabrielle Colette, quien publicó una serie de novelas tituladas Claudine y las firmó con el nombre de su marido Gauthier. Él fue quien se llevó los elogios.

Ese es el tema de la película La buena esposa en la que Glenn Close y Jonathan Pryce interpretan a una pareja aparentemente feliz que se enfrenta al momento más importante de sus vidas cuando al marido le conceden el Premio Nobel de Literatura. Será en Estocolmo, durante los actos conmemorativos del premio, cuando ella que, durante cuarenta años, había guardado en la intimidad familiar su gran secreto, empieza a ponerse nerviosa, a experimentar con plena intensidad cada instante vivido: el amor, la verdad, la mentira. Se deja abatir por el destino.

Y comienza a mantener una sonrisa forzada, a sufrir el papel que había interpretado durante toda su vida. A no soportar sobre su alma el frío moral que, nace de lo más íntimo y produce tristeza. La amargura o quizás la melancolía. Ese frío que la había arrinconado a la sombra y al silencio que, quizás tomó por decisión propia o como alternativa para realizarse.

La buena esposa ha sido muy bien recibida por parte de la crítica y el público. Creo que podría ser el papel que, por fin le otorgue la estatuilla a la actriz veterana Glenn Close, por su espectacular interpretación acompañada de sus ojos reflexivos y de sus diminutos gestos ubicados con oportunidad.

Una película que refleja la sociedad de los años cincuenta en Estados Unidos, una película para reflexionar basada en una novela de Meg Wolitzer, que narra el valor de la mujer, su esplendor y su talento en todos los aspectos de su vida.

Un film entrañable, un drama que dirige el cineasta sueco Björn Runge y relata los anhelos de muchas mujeres por tener su propia voz. Un film dirigido a hombres y mujeres protagonizado por un hombre y una mujer que habla en voz baja.

sábado, 24 de noviembre de 2018

Un rincón de Arte en el Nuevo Futuro del Centro Comercial El Muelle



Un año más el curador de arte Diego Casimiro a petición del Rastrillo Nuevo Futuro organiza el Rincón del Arte en la primera planta del Centro Comercial El Muelle de Las Palmas de Gran Canaria. Para ello ha podido contar con donaciones de pintores de prestigio como Ángel Gustavo, Pablo Losa, Emilio Almoguera, Toño Patallo, Francisco Lezcano, Elena Robayna  y muchos más.


También pueden encontrar en ese precioso Rincón del arte abanicos y fulares pintados a mano y páginas y más páginas que nos acercan a la poesía, a la lectura con obras de Luis León Barreto, Consuelo Rodríguez, Rosario Valcárcel y por supuesto la poeta Pino Ojeda, que este  año 2018 el Día de Las Letras Canarias ha celebrado su obra polifacética.  


Trabajan en el Rastrillo Nuevo Futuro mujeres y hombres solidarios que, han aprendido a realizar cada día de sus vidas actos circenses, a correr sobre una cuerda floja para crear hogares en los que niños y jóvenes entran a formar parte del Sistema de Protección y disfrutan de una vida familiar, normalizada y estable.


La Familia del Rastrillo de Nuevo Futuro está integrada por seres que conocen el arte del desprendimiento, amigos que estarán en el Centro Comercial El Muelle hasta el Domingo por la tarde-noche, para ofrecerles todo tipo de artículos en un ambiente único repleto de actividades, actuaciones musicales, exhibiciones, entretenimientos infantiles. Desayunos, almuerzos, tómbola, bingo, castillos hinchables, talleres, animaciones, etc.

En una palabra como decía la publicidad de un comercio de antaño, en el Rastrillo Nuevo Futuro pueden encontrar desde “un alfiler hasta un elefante.”







Fotos, Rincón de arte de Nuevo Futuro y artistas que participan o nos visitan. 

martes, 20 de noviembre de 2018

La escritora Francisca Aguirre, gana el «Premio Nacional de Las Letras


El alcalde Luis Barcala ha hecho público el sentimiento de orgullo que embarga a Alicante y, especialmente a sus sectores culturales, tras haber conocido la decisión del Ministerio de Cultura que concede el Premio Nacional de las Letras a la escritora Francisca Aguirre.
El galardón reconoce la obra de la escritora, que forma parte de la generación de los 50, como una parte notable de la literatura española actual.

Hace tiempo

Recuerdo que una vez, cuando era niña,
me pareció que el mundo era un desierto.
Los pájaros nos habían abandonado para siempre:
las estrellas no tenían sentido,
y el mar no estaba ya en su sitio,
como si todo hubiera sido un sueño equivocado.

Sé que una vez, cuando era niña,
el mundo fue una tumba, un enorme agujero,
un socavón que se tragó a la vida,
un embudo por el que huyó el futuro.

Es cierto que una vez, allá, en la infancia,
oí el silencio como un grito de arena.
Se callaron las almas, los ríos y mis sienes,
se me calló la sangre, como si de improviso,
sin entender por qué, me hubiesen apagado.

Y el mundo ya no estaba, sólo quedaba yo:
un asombro tan triste como la triste muerte,
una extrañeza rara, húmeda, pegajosa.
Y un odio lacerante, una rabia homicida
que, paciente, ascendía hasta el pecho,
llegaba hasta los dientes haciéndolos crujir.

Es verdad, fue hace tiempo, cuando todo empezaba,
cuando el mundo tenía la dimensión de un hombre,
y yo estaba segura de que un día mi padre volvería
y mientras él cantaba ante su caballete
se quedarían quietos los barcos en el puerto
y la luna saldría con su cara de nata.

Pero no volvió nunca.
Sólo quedan sus cuadros, sus paisajes, sus barcas,
la luz mediterránea que había en sus pinceles
y una niña que espera en un muelle lejano
y una mujer que sabe que los muertos no mueren.




Aventura
El compañero de mi vida lee un libro sobre Kafka.
Al cruzar el pasillo yo lo miro de refilón:
tiene su rostro la expresión de un niño,
ese gesto que teníamos cuando leíamos tebeos,
lee como si el libro fuera un libro de aventuras.
Y algo en mí rie para adentro,
algo se pone alegre, muy alegre.
Me bebo un vaso de agua
y brindo por la dicha que me espera.

Principio del formulario
Hija del pintor Lorenzo Aguirre, la poeta Francisca Aguirre es reconocida por una poesía de rasgos machadianos. El galardón reconoce la obra de la escritora, que forma parte de la generación de los 50, como una parte notable de la literatura española actual. 

Francisca Aguirre poeta y narradora nació en Alicante en 1930. Es hija del pintor Lorenzo Aguirre, a quien le dedicó el poemario “Trescientos escalones”, y que fue condenado a muerte por el régimen dictatorial franquista. Estuvo casada con el poeta Félix Grande (1937-2014) y es madre de la también poeta Guadalupe Grande.

Su poesía ha sido traducida al inglés, francés, italiano, portugués y valenciano. Su primer poemario, premio de poesía Leopoldo Panero 1971, fue Ítaca, publicado cuando la autora contaba con 42 años. Desde entonces, y con la excepción de la década de los 80, la autora ha continuado publicando su obra de manera ininterrumpida.

Ganó el Premio Nacional de Poesía en 2011 con su poemario Historia de una anatomía (2010), libro con el que ya había ganado el premio Miguel Hernández 2010. (Alicante, 1930), En lo que respecta a su manera de hacer poesía, dice que se identifica absolutamente con el pensamiento de Antonio Machado con respecto a la creación literaria.


jueves, 15 de noviembre de 2018

Universo Kitsch

Por  Eduardo Sanguinetti (*), especial para NOVA
El kitsch es el anti-arte, en lo que el arte implica de trascendencia y desalienación. Es la instalación invasiva del sujeto-objeto en el universo del arte, esterilizando su acción de innovar y de prescindir del simulacro, impuesto como función ordenadora de la necrótica aldea global.
El kitsch es una secreción artística del cosmos burgués, una negación de lo auténtico. Lo podemos apreciar en todo su esplendor en la TV y la prosperidad de su programación, con libre acceso a lo falaz y a la alienación en que ‘cae’ el telespectador, que asiste con fruición a la visión de lo intrascendente elevado a símbolo de promoción de lo banal, imponiendo lo que se debe decir, sentir y pensar, proyectando una suerte de universalidad de la teoría de la disfuncionalidad, en el mensaje que emiten los actores, conductores y publicistas de la “caja boba”.
El kitsch es universal, es una tendencia escatológica ligada a la inserción en la vida de los groseros valores burgueses. Existe una literatura kitsch, una decoración kitsch, una música kitsch, una política kitsch, un sindicalismo kitsch, un periodismo kitsch, cine kitsch, una izquierda, una derecha kitsch y un peronismo kitsch, etc.
Todos estos hechos a la medida del hombre medio, del ciudadano acumulador de objetos, el ciudadano de la prosperidad en el ‘tener’, con sonrisa dibujada para la selfie tomada en el instante preciso en que es penetrado en todos sus flancos, por el pensamiento único, en su cenit, un modo de vida kitsch, que emerge espontáneamente en el tenedor de pescado y la copa estilo Ulúa, en funcionalidad profunda, en la mesa de la nonagenaria que hace medio siglo almuerza ante las cámara de TV, con invitados en clave kitsch, fans incondicionales de la señora.
El grado de alienación y de inautenticidad que devienen del mundo kitsch es alarmante, pues establece las maneras y modos a seguir por una mansa comunidad que se somete a la doctrina vacua del fenómeno kitsch y sus referentes más potentes… Podría dar sus nombres, pero, ¿es preciso? Lo trágico del kitsch es el principio de la mediocridad.

A través de esta acumulación de medios, a través de este enorme display de objetos, el kitsch nunca llega a ser novedad, como pretenden convencernos quienes son kitsch, oponiéndose a la vanguardia auténtica, a los que austeramente prescinden de lo ornamental y pomposo… deviniendo el kitsch en ser objetos fúnebres que todo los desvirtuan, en nombre de la sagrada inseguridad y del ‘no ser’ nada, salvo una vacío perfecto, imagen perfecta del mundo en que permanecemos los que resistimos a esta tendencia, sólo para cobardes y traidores, mentirosos y arrastrados.
Es en virtud de su mediocridad que los productos kitsch llegan a lo auténticamente falso y a la condescendencia del consumidor temeroso, que tímidamente se eleva sobre su medianía, lanzando palabras inquisitorias, que no llegan a conformar una frase, han perdido el sentido del lenguaje consistente en construir un discurso real y concreto.
Es la mediocridad lo que los reúne, los fusiona a los sujetos del mundo kitsch, en un conjunto de perversidades éticas, estéticas, funcionales, políticas o religiosas. La mediocridad es tanto la desmesura como la posición media, es el principio mismo de la heterogeneidad del kitsch, facilita a los consumidores el acto de absorción y lo propone a todos los espacios, como el más adecuado hoy “la moda”, para transmitir el mensaje de ser “in” o “out”, como lo proponía el talentoso humorista gráfico Juan Carlos Colombres (Landrú), en sus tiras publicadas en diversos medios hace años, a los que se plegaban con fruición y avidez todos los ciudadanos de los más diversos estadios socio-políticos, incluidos los genocidas fascistas…
A inicios de los 70, Colombres, curiosamente, llegó a poseer una sección en la revista kitsch: Gente, donde ironizaba sobre la sociedad argentina, con talento inusual, en especial del “medio pelo” o los nuevos ricos, o aquellos que pretendían aparentar un buen nivel cultural, hoy lo aplicaríamos a la clase política toda, a los empresarios de nuevo cuño, a los sindicalistas, los intelectuales de shoppings periféricos, en fin a toda la fauna de energúmenos que conforman el tejido social, de por si degradado.
Bastan unos años para individualizar las características del nuevo “sistema kitsch” que se ha venido soldando, esto es, demarcar la negligente autocomplacencia de los recién llegados de espacios farandulescos, haciendo uso de un calculado provecho comercial y capitalista de “maneras” y “manías” que resultan “simpáticas”, de una desmesurada avidez de alabanzas sistemáticas de los que conforman el espectáculo insano y mediocre de la degradada cultura del Río de la Plata, que son réplica de las tendencias promocionadas desde el imperio kitsch de la corrupción. Mercaderes de la subcultura kitsch, el anti-arte, que condenan a la comunidad complaciente, con anuencia de la clase política kitsch, a ser penetrados por productos biodegradables y a perderse en el juego de alusiones y alejarse para siempre de la creación estimulada, propuesta por los “talentos”, hoy exiliados del mundo de la cultura, quienes adelantan, bajo cualquier forma, ideas, estímulos o propuestas de carácter artístico, aún no comercializados.
Milan Kundera, en su célebre novela “La insoportable levedad del ser”, nos dice: “Nadie ignora que la mierda es kitsch y la salida de esta mierda, es el ano, instalado entre las nalgas, que conforman el culo…en fin, creo que la mierda lo cubre todo y los culos, actúan de panóptico…justifican toda la instancia escatológica, en la que se debate este mundo. Si hasta hace poco la palabra mierda se reemplazaba en los libros por puntos suspensivos, no era por motivos morales. ¡No pretenderá usted afirmar que la mierda es inmoral! El desacuerdo con la mierda es metafísico. De eso se desprende que el ideal estético del acuerdo categórico con el ser es un mundo en el que la mierda es negada y todos se comportan como si no existiese. Este ideal estético se llama kitsch”.
Kitsch es la tendencia predominante de todos los que dictan y rigen en el planeta, lo vemos de manera concreta, por ejemplo, en Macri, presidente de Argentina, con sus falacias y torpezas inocultables, en intento de transmitir “algo”, en sus vacuos y banales “discursos”, “volando a lo chajá”, reprimiendo, violentando a una comunidad, ya de por sí temerosa, paciente y avara de sus placeres, que soporta lo insoportable en nombre de ningún sentido, hace gala de su inocultable apego al kitsch…basta visualizar la imagen de su asesor ecuatoriano, “rey del Universo Kitsch”, para reafirmar el triunfo de la posverdad y la pobreza de ideas e ideales.
Pareciera que dichos modos se asimilan a maneras y modos de una comunidad que marcha inexorablemente a la degradación del lenguaje, sin mediar metáforas de “paños fríos” que se utilizan dentro de un marco de compulsión intencionada, que se proyecta sobre una dimensión espectacular: el sentido de pertenencia, ausente, a una comunidad que sin dudas ha perdido el sentido de la relación y el diálogo.
Meditando en armonía, manifiesto sin dudarlo, que la negación absoluta de la mierda deviene en el “kitsch”, vivimos en una comunidad kitsch, un vacío perfecto, negadora de toda la mierda de la que estamos compuestos, cual especie orgánica somos desechos biodegradables, mierdas perfectas, mal que le pese a quien le pese… el universo kitsch a falta de una selección cualitativa, se expresa mediante la devoción cuantitativa: el gran milagro… el talento, el coraje, el hambre, la verdad y la libertad, no pertenecen al universo del kitsch, no lo olvidemos.
(*) Filósofo.

domingo, 11 de noviembre de 2018

El silencio de las sirenas, Franz Kafka,



Existen métodos insuficientes, casi pueriles, que también pueden servir para la salvación. He aquí la prueba:

Para protegerse del canto de las sirenas, Ulises tapó sus oídos con cera y se hizo encadenar al mástil de la nave. Aunque todo el mundo sabía que este recurso era ineficaz, muchos navegantes podían haber hecho lo mismo, excepto aquellos que eran atraídos por las sirenas ya desde lejos. El canto de las sirenas lo traspasaba todo, la pasión de los seducidos habría hecho saltar prisiones más fuertes que mástiles y cadenas. Ulises no pensó en eso, si bien quizá alguna vez, algo había llegado a sus oídos. Se confió por completo en aquel puñado de cera y en el manojo de cadenas. Contento con sus pequeñas estratagemas, navegó en pos de las sirenas con alegría inocente.

Sin embargo, las sirenas poseen un arma mucho más terrible que el canto: su silencio. No sucedió en realidad, pero es probable que alguien se hubiera salvado alguna vez de sus cantos, aunque nunca de su silencio. Ningún sentimiento terreno puede equipararse a la vanidad de haberlas vencido mediante las propias fuerzas.



En efecto, las terribles seductoras no cantaron cuando pasó Ulises; tal vez porque creyeron que a aquel enemigo sólo podía herirlo el silencio, tal vez porque el espectáculo de felicidad en el rostro de Ulises, quien sólo pensaba en ceras y cadenas, les hizo olvidar toda canción.

Ulises (para expresarlo de alguna manera) no oyó el silencio. Estaba convencido de que ellas cantaban y que sólo él estaba a salvo. Fugazmente, vio primero las curvas de sus cuellos, la respiración profunda, los ojos llenos de lágrimas, los labios entreabiertos. Creía que todo era parte de la melodía que fluía sorda en torno de él. El espectáculo comenzó a desvanecerse pronto; las sirenas se esfumaron de su horizonte personal, y precisamente cuando se hallaba más próximo, ya no supo más acerca de ellas.

Y ellas, más hermosas que nunca, se estiraban, se contoneaban. Desplegaban sus húmedas cabelleras al viento, abrían sus garras acariciando la roca. Ya no pretendían seducir, tan sólo querían atrapar por un momento más el fulgor de los grandes ojos de Ulises.
Si las sirenas hubieran tenido conciencia, habrían desaparecido aquel día. Pero ellas permanecieron y Ulises escapó.

La tradición añade un comentario a la historia. Se dice que Ulises era tan astuto, tan ladino, que incluso los dioses del destino eran incapaces de penetrar en su fuero interno. Por más que esto sea inconcebible para la mente humana, tal vez Ulises supo del silencio de las sirenas y tan sólo representó tamaña farsa para ellas y para los dioses, en cierta manera a modo de escudo.

Franz Kakfa. Escritor checo nacido en Praga, 1883- Austria 1924 en su obra escrita en lengua alemana señala el inicio de la profunda renovación que experimentaría la novela europea en las primeras décadas del siglo XX. Franz Kafka se enfrenta a menudo a un mundo complejo dejó definitivamente atrás el realismo decimonónico al convertir sus narraciones en parábolas de turbadora e inagotable riqueza simbólica: protagonizadas por antihéroes extraviados en un mundo incomprensible, sus novelas reflejan una realidad en apariencia reconocible y cotidiana, pero sometida a inquietantes mutaciones que sumergen al lector en una opresiva y asfixiante pesadilla, plasmación de las angustias e incertidumbres que embargan al hombre contemporáneo.

Foto Franz Kafka

sábado, 10 de noviembre de 2018

Buscan abrir el primer “burdel de robots sexuales”


 y hasta vender la “virginidad” de cada uno de los robots

Por  Amaury Mo

La idea de tener robots sexuales equipados con inteligencia artificial es relativamente nueva, y por esta razón están empezando a surgir personas que buscan aprovechar esto de cara a un mayor alcance y popularidad en este tema.

Este es el caso de una chica que se hace llamar Unicole Unicron, quien abrió una campaña de crowdfunding con el objetivo de abrir el primer burdel del mundo con robots sexuales.
Pero no sólo eso, ya que Unicron también asegura que este burdel estaría centrado en “prácticas sexuales consensuadas”, ya que según explica, “los robots también deben ser tratados con respeto”.
10.000 dólares por ser el primero en tener relaciones con un robot
Este burdel, bautizado como ‘Eve’s Robot Dreams’, abriría sus puertas en 2019 en Los Ángeles, Estados Unidos, y para ello, la responsable del proyecto está persiguiendo una meta de 155.000 dólares en Indiegogo.

A día de hoy, con cinco días por delante, sólo ha recaudado poco más de 2.600 dólares y sólo cuenta con el apoyo de nueve personas.

Se ve complicado que la campaña vaya a llegar a su meta. Sin embargo, todo lo que envuelve a este proyecto es por demás curioso y vale la pena echarle un ojo, ya que podría sentar un precedente para un futuro no muy lejano, donde existan sitios centrados en el sexo con robots.

El burdel contempla la compra de varios robots sexuales RealDoll X, recientemente lanzados al mercado. Los visitantes podrán elegir el robot que deseen, pero antes del sexo deberán establecer una “relación de consentimiento”, con la cual se buscaría generar una interacción armoniosa.
Los visitantes tendrían que descargar la aplicación móvil de Realbotix para empezar a conocer la “personalidad” del robot, algo que podrían hacer horas antes de asistir al burdel o bien, una vez estando ahí.



También habría la posibilidad de interactuar con el robot “en persona”. En todo caso, se exigiría que las personas conozcan antes a sus robots si quieren tener sexo con ellos.

Tras entablar la relación, el sexo con el robot tendría un precio de 122 dólares, pero aquellos que deseen ser el primero en estar con un robot, tendrían que pagar 10.000 dólares, es decir, ese sería el precio por la “virginidad de un robot sexual”.

Por otro lado, también se contempla tener muñecas sexuales, no robóticas, cuyo precio sería de 60 dólares por relación sexual.

De acuerdo con su creadora, su principal preocupación es el saneamiento y la limpieza, ya que quiere que los robots estén debidamente desinfectados antes de cada nuevo invitado, una tarea que estaría a cargo del personal.

Para garantizar esto se plantea poder ofrecer “inserciones exclusivas”, que serían orificios para los robots que se colocarían por el propio cliente para mayor seguridad.

La creadora del proyecto: su visión del mundo y el futuro

Como mencionaba, Unicole Unicron es quien está detrás del proyecto, quien se describe a sí misma como “especialista en ética para robots y líder del culto a una estrella pop que no está conforme con su género”. Unicron dirige el grupo espiritualista ‘UNICULT’ y hace videos musicales para su canal de YouTube.

De acuerdo al sitio web de UNICULT, el objetivo de este culto es “enseñar que todos somos uno y que todos pueden ser felices y armoniosos en un paraíso unitopiano”. Según Unicron, los miembros del culto tienen reuniones de forma periódica y actualmente están enfocados en algo llamado ‘3V3’, que es una secta dentro de UNICULT que se enfoca en “traer el cambio matriarcal a la vanguardia de la inteligencia artificial y la robótica”, que es precisamente de donde surgió la ideal del burdel.
“Los miembros del culto trabajan en su estado interno para hacerlo lo más armonioso posible. 

También trabajan diligentemente para crear la mejor realidad posible para ellos. Los miembros pueden trabajar de forma aislada o participar en la comunidad de UNICULT, que está principalmente en línea.”

Unicron afirma que “los robots son una tecnología poderosa que tiene el potencial de cambiar la conciencia de un usuario. Las visión que tiene una persona acerca del mundo se ve profundamente afectada por sus relaciones interpersonales, y la relación con un robot sexual no tiene por qué ser diferente. La forma en que programamos y tratamos a los robots afecta la forma en la que nos tratamos unos a otros”.

Ante esto, Unicron menciona que es sumamente importante centrarse en el consentimiento, ya que nos ayudará a entrar en ese futuro con robots desde una perspectiva más saludable, “toda vida potencia merece respeto”. Es así como surge la idea del burdel, que sería un sitio, una especie de refugio, “para que las personas y las parejas exploren todo tipo de fantasías sin juzgar. Un espacio de curación futurista para que cualquiera pueda venir a interactuar con los robots con los que de otra forma no podrían interactuar”.

Según su creadora, su idea general es poder establecer un estándar para que los burdeles de robots sean limpios, futuristas y sexualmente positivos.

ensegundos.do y la vanguardia.com

lunes, 5 de noviembre de 2018

Tamara de Lempicka. Reina del Art Déco en Madrid. con vídeo




Del 5 de octubre de 2018 al 24 de febrero de 2019, Arthemisia abrirá al público una nueva muestra en el Palacio de Gaviria de Madrid. En esta ocasión será una retrospectiva dedicada a la figura de Tamara de Lempicka. Comisariado por la experta Gioia Mori este proyecto expositivo recorre la trayectoria de la "Reina del Art Déco". La retrospectiva, incluye en torno a 200 piezas procedentes de más de 40 colecciones privadas, museos y prestatarios. 

Tamara de Lempicka contaba con un estilo característico de la época, marcada por la estética de los años 20 con sus motivos geométricos, colores brillantes y formas rotundas. El art decó, un estilo clásico, simétrico y rectilíneo que alcanzó su mayor apogeo entre 1925 y 1935, hundía sus raíces en movimientos anteriores como el cubismo y el futurismo, así como la influencia de la Bauhaus. Lempicka fue una de sus representantes más destacadas en el ámbito de las artes plásticas, para las que planteó toda una revolución. Esta será la primera exposición retrospectiva dedicada a Lempicka en Madrid.



De unos ojos en pleno éxtasis, a unos ojos que no ven, borrosos, ciegos, a otros que lloran, a los ojos de esa amante que mira cómo la retratan, a los ojos con los que vio la vida -y luego la pintaba- Tamara de Lempicka.

Siempre enigmática y misteriosa, Lempicka trazó pronto su carrera. "Huyó de Rusia después de la revolución, tenía una gran sensibilidad hacia el mundo de los exiliados", cuenta Gioia Mori, comisaria de la exposición de la artista en Madrid.

Se instaló en un París efervescente huyendo de los bolcheviques y allí su obra, siempre firmada bajo pseudónimo, empezó a despuntar. "Ella toma el apellido de su marido, Lempicki, porque como era mujer no le aceptaban su apellido como tal", destaca Cristina Trigo, jefa de equipo de la exposición.
Atrevida y seductora, como los desnudos que pintó, Tamara de Lempicka mostró abiertamente su bisexualidad. Frecuentó locales clandestinos 'El doble 47', donde sólo se reunían mujeres con apariencia masculina.

El mundo de la obra también se ve reflejado en la obra de Lempicka, glamour, sensualidad y elegancia mezclados en su pintura con los diseños de Salvatore Ferragamo o Elsa Schiaparelli.
La reina del art Déco, como se la conoció después, inspiró a artistas como Madonna, que posee algunas de sus obras y las usó en varios videoclips y conciertos.
"La obra de Lempicka ha estado siempre en manos privadas y eso ha desfavorecido que se pueda dar a conocer", añade Trigo.

Su cubismo suave, sus cuerpos geométricos y sus colores satinados que estuvieron a punto de quedar relegados si no hubiera sido porque un galerista francés la popularizó en los 70. Desde entonces, ya nadie ha podido olvidarse de Tamara de Lempicka, el personaje que traspasó a la artista. Arrolladora, libertina y etérea; Lempicka.

Información de la Sexta.com | Madrid | 03/11/2018