viernes, 31 de diciembre de 2021

Poema. La Fiesta de Año Nuevo

 

 Cuando escucho las campanadas de Fin de Año

abro antiguos álbumes de fotos, 

aspiro el olor de mis padres y todo

se derrite en escaparates de tafetán,

parejas de ballet que danzan en lagos de cristal,

mientras vinos y manjares giran alrededor

de llantos de serpientes y la perversa

justicia de los pobres.

                                                          

 

Cuando escucho las campanadas de Fin de Año

encendemos el árbol de Navidad, escanciamos

el champán, y tú, como en los cuentos de hadas,

me enlazas por la cintura de mi vestido nuevo,

confiesas lo mucho que me amas,

y entre velas y zapatitos de cristal,

haces promesas, juramentos efímeros,

                                                           cruzas los desatinos de la vida.

                                                          

Y en el palacio clandestino,

recibo el vértigo de los volcanes,

tu respiración que fluye en el edén de los goces.

Entonces saboreo el rostro de la vida:

Villancicos, voladores y la tierra

que prende de nuevo.

El ciclo perenne de la vida que se extingue

                                                           y reverdece.

 

Queridos amigos: Feliz
2022

Con mi abrazo apretado. Rosario Valcárcel


Foto de Emilio Barrionuevo

domingo, 19 de diciembre de 2021

Obstinación terapéutica

 




Eduardo Sanguinetti, filósofo y poeta

ExitTe arrojan al mundo como a una pequeña momia,cada cual luego sigue su propio camino y,aunque la tierra se pudra en cosas buenas,la procesión se abalanza hacia el letrero de salida,y hay tal pánico,tal ansía por salir, que los indefensosquedan pisoteados en el barro...y no se escuchan los gritos.

Por Eduardo Sanguinetti, filósofo y poeta

 (Poesía perteneciente a mi poemario "Balada de la Vieja Nueva Ola para Héroes Solitarios", 1992, Ediciones de Arte Gaglianone)

La democracia ha entrado en un estadio de senilidad histérica, no tiene energía para suscitar un cambio profundo de paradigma, demuestra a las claras una debilidad intrínseca de todos los sistemas políticos, y esta debilidad es una de las características de este milenio: la pérdida de las defensas inmunológicas, pues el sistema representativo es extremadamente débil, y lo social extremadamente frágil en su estructura, vulnerable a todos los virus a partir que todas sus funciones han sido delegadas a organismos artificiales.

Lo apreciamos como en toda la trama mafiosa de medios, en discursos vacuos, no cesan de hablar de lo social, que ha dejado de ser una utopía, una lucha, se trata de un organismo en estado terminal.

La única ideología que se presenta, de modo prepotente, es la obstinación terapéutica.

Los pueblos tácitamente amenazados, se congelaron, inmóviles en espacios sociales condenados, sitios anacrónicos que se autoeliminan pero a los cuales en estado de temor patológico, los seres que componen dichos pueblos, se aferran con extraña desesperación.

Mientras tanto ante su vista, el futuro se articula en función de una ausencia programada, de manera consciente, por los amos del mundo, para quienes cualquier alternativa es válida, incluso lícita, en razón de registrar la brecha entre una economía de mercado, convertida en propietaria exclusiva del planeta y los habitantes del mundo, prisioneros de su geografía y de su miedo insalubre.

Si los amos del mundo de esta economía insisten en destruir lo que ya está en ruinas, explotar los vestigios de un tiempo desaparecido, administrar la vida desde su espacio de confort, al que sus contemporáneos no tienen acceso, se impone una pregunta, con sentido: ¿Cómo deshacerse de estos administradores de la vida de la humanidad y sus discípulos?

Deviene pensar y preguntarse, por qué los pueblos sojuzgados, esclavizados, hambreados al límite, permanecen en estado de pasividad y sin ánimos de resistir, apáticos, permitiendo se instaure lo peor, y los peor ya rige y dicta en las vidas de miles de millones de seres.

En estas condiciones, veo cuán inútil es solicitar de las masas una toma de conciencia o exigir de los intelectuales un compromiso proporcional a su lucidez, cada día más apagada, una paradoja, pues, hacen que su compromiso sea inversamente proporcional a su lucidez.

Es posible que todos estos problemas hayan tenido un sentido cuando se trataba de un poder político determinado, hacia el cual es posible sentir una adhesión o distancia determinada.

No ocurre esto, cuando la trampa de la indeterminación, de la simulación, de la apropiación, de la pérdida de valores y de referencias se ha cerrado simultáneamente sobre el campo práctico de la historia y sobre el campo teórico del análisis.

Permanecen los pueblos habitando los saldos de la liquidación de la historia, de la revolución en primer lugar.

La revolución pasó a ser un sueño, no es prioritaria, ha tomado su sitio la fábula de la prioridad republicana, sin república.

El oprobio al que están sometidos los pueblos, la violencia descarada que deben sufrir, el consentimiento o la indiferencia, incluso de ellos, ante la desgracia creciente anuncian derivaciones sin límites en este tiempo de caprichos coyunturales, ejecutados por bestiales personajes que ocupan estratégicas funciones, para lograr torturar, martirizar a las masas que ya no son necesarias para los proyectos demenciales de los neo-inquisidores.

Que ya no buscan pretextos ni excusas para excluir, expulsar o criminalizar a pueblos parias, dan por consolidado el sistema, basado en el dogma de la ganancia, más allá de cualquier legislación, la cual desregulan a voluntad.

De este modo el fardo de los mercados logró cubrir por entero a la humanidad acorralada en su imposibilidad de reaccionar, ante una revolución que ha acontecido sin que cayeran en la cuenta de ello.

Una revolución drástica, sin teorías declaradas, ni ideologías expresadas, se impuso por hechos consumados, se hizo visible cuándo ya estaba instaurado el nuevo orden mundial, de pensamiento único.

Se habita en un mundo con salarios de hambre, trabajo en negro, mano de obra hiperexplotada, en países como Argentina, donde reina la miseria, colonizada por una deuda privada, criminal, extorsiva, tomada por un gobierno de tinte offshore, con el FMI, en contra de toda legislación vigente, que debería ser judicializada en tribunales internacionales.

Deuda que hipoteca la vida de un pueblo y el futuro de un país golpeado, amputado en sus ilusiones de independencia. Acosado por el poderío y hegemonía de la economía privada, que no cesa de promover el ajuste a millones de seres, que transitan el sendero angosto de la incertidumbre y la derrota.

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sábado, 11 de diciembre de 2021

Feliz cumpleaños Emily Dickinson ( 10 de diciembre de 1830 )

                                                                 




                                          Certidumbre

Yo jamás he visto un yermo
y el mar nunca llegué a ver
pero he visto los ojos de los brezos
y sé lo que las olas deben ser.

Con Dios jamás he hablado
ni lo visité en el Cielo,
pero segura estoy de adónde viajo
cual si me hubieran dado el derrotero

Ensueño

Para fugarnos de la tierra
un libro es el mejor bajel;
y se viaja mejor en el poema
que en el más brioso y rápido corcel

Aun el más pobre puede hacerlo,
nada por ello ha de pagar:
el alma en el transporte de su sueño
se nutre sólo de silencio y paz.

 

                                                                                 La sortija

En mi dedo tenía una sortija.
La brisa entre los árboles erraba.
El día estaba azul, cálido y bello.
Y me dormí sobre la yerba fina.

Al despertar miré sobresaltada
mi mano pura entre la tarde clara.
La sortija entre mi dedo ya no estaba.
Cuanto poseo ahora en este mundo
es un recuerdo de color dorado.

 


Emily Dickinson fue una de las primeras mujeres en la historia a quien se le reconoció su trabajo como poeta y se ha convirtió en uno de los pilares de la poesía a nivel mundial.

Nació en una familia de abolengo de Nueva Inglaterra: sus ancestros habían llegado en la primer ola de inmigrantes puritanos a Estados Unidos y fueron adquiriendo, generación tras generación, puestos importantes para la sociedad en crecimiento.

Su abuelo, Samuel Fowler Dickinson, fue secretario del Ayuntamiento, representante en la Corte General, senador en el congreso estatal y durante cuarenta años juez del condado de Hampton, Massachusetts.

Su padre, Edward Dickinson, fue abogado de la Universidad de Yale, juez en Amherst –ciudad natal de la poeta–, representante en la Cámara de Diputados de Massachusetts, senador en la capital del Estado y representante por el estado de Massachusetts en el Congreso de Washington. Además fundó la línea ferroviaria Massachusetts Central Railroad y el Amherst College, una escuela de pregrado que sigue siendo famosa por su alto nivel de exigencia.

Emily Dickinson nació el 10 de diciembre de 1830, treinta años antes de que comenzara la Guerra de Secesión, en la que se lucho, principalmente, por acabar con la esclavitud.

La enseñanza puritana, la lucha entre posturas políticas y la influencia social que tenía la familia Dickinson en el noreste del país fueron aspectos  que quedaron plasmados en la obra de la poeta.

Estos son algunos de sus poemas, que hoy tienen un peso histórico y que Emily Dickinson jamás se imaginó. Fue su hermana quien se dedicó a publicar sus obras, pues para ella no era relevante. Sin embargo, hoy resultan indispensables para comprender la poesía contemporánea.

Información redes sociales. Foto elpais.com