miércoles, 28 de diciembre de 2016

ABDOULAYE DIOP, EXPOSICIÓN PERMANENTE

DESDE LO REAL A LO ABSTRACTO EN  Canary Fun, Vinoteca Maspalomas  



No estoy segura si Abdoulaye Diop ha pasado de lo real a lo abstracto o su recorrido haya sido el inverso. De cualquier forma al hablar de pintura real o figurativa podríamos argumentar que toda pintura es abstracta pues se separa, se sale de lo real, plasma el pensamiento, en el caso de Diop plasma un acto de libertad, de espontaneidad y del rápido movimiento de la mano.  

Nacido Abdoulaye en Senegal no puede escapar de su propia naturaleza fascinante de su país, por eso nos transporta a su particular universo emocional, a su realidad como ensueño, a su pincelada, a la seducción de la orilla ondulante del mar para acercarnos a la profundidad. Para mostrarnos una exposición que se concreta a través del juego de vibraciones producidas entre el espacio, el color y la música.

De una tierra afectada y saqueada, la suya. Y lo hace con una paleta informal, enérgica, matérica de abstracción, de amarillos y bermellón junto a sombras más oscuras. Manchas que parece que flotan, azules o grises quizás como representación del viaje, de la inmigración o de esa unión del pasado y el presente con el futuro.

De los viajes y las presencias, de la magia y la religión como espacio de salvación y de manifestación divina. Nos acerca con sus pinceles al viento, el agua, el fuego. La energía invisible.



Los  valores y aspiraciones de un país: África con una exposición magnífica que dirige y lleva el curador Diego Casimiro, por lo que los felicito, así como a Canary Fun, Vinoteca Maspalomas por la labor cultural que están llevando.

domingo, 25 de diciembre de 2016

FELIZ NAVIDAD A TODOS CON LOS TRES TENORES.

https://www.youtube.com/watch?v=ZYCVI87-rK0


Feliz Navidad a todos! Amor, Paz y Felicidad! Para revivir uno de los conciertos más memorables de los 3 tenores: Plácido Domingo, Luciano Pavarotti y José Carreras. El evento tuvo lugar en diciembre 1999, con motivo de la llegada del nuevo siglo XXI.




lunes, 19 de diciembre de 2016

¿QUÉ SÉ YO DE LA NAVIDAD?


Es la pregunta que se hizo Paul Auster cuando el New York Times le encarga un cuento navideño que finalmente se lo inspiró su amigo Auggie Wren, un fotográfo que retrata, diariamente la misma esquina del barrio de Brooklyn. Una historia que fue la simiente de la película Smoke. Un relato que recorre la realidad sentimental del alma humana. 

Porque la literatura descubre mundos nuevos, materializa el sueño en un papel, decía Patrick Modiano. A veces es inspiración de películas, un regalo que nos recuerda el significado de La Navidad, desde los clásicos de los hermanos Grimm y Andersen al Cuento de Navidad de Charles Dickens, al maravilloso film ¡Qué bello es vivir! de Frank Capra, retrato de la nostalgia navideña, una razón de ser y de estar en el mundo.

Películas inspiradas en hechos ficticios o reales. Familias que, en alas del progreso intentan infundir  la esperanza de que algún día podremos vivir en un mundo mejor. Y acogen a un mendigo en su mesa entre manjares, vinos y el arbolito que parpadea entre copas y acordes de villancicos, entre risas o llantos de la Noche Buena.

Películas basadas en ideales de dolor, en el caos, olvido e indiferencia de pueblos sometidos al terrorismo, violencia, guerra, en las que la fuerza de la Navidad solo es capaz de conseguir unas horas de tregua. No el fin del conflicto, esa paz tan deseada y recordada en estas fechas. La paz duradera que no se gana porque la guerra es un negocio repugnante de poderosas potencias militares que hieden.

¿Qué sé yo de la Navidad?     

De esa Noche que nace el Niño Dios, de aquella infancia en que Papá Noel golpeaba la puerta de nuestra casa y, sin saber qué hacer, ni qué decir: gritábamos, movíamos las manos y los brazos con gran alboroto, mientras él agitaba una ruidosa campana y se acercaba a cada uno de nosotros que lo observábamos con cierto temor.

Entonces, sin prisas y con aire de bondad, se inclinaba ante el árbol navideño que habíamos adornado con tanto amor, y depositaba a sus pies numerosos regalos colmando las aspiraciones de todos. Mientras yo, a escondidas tras los pantalones de mi padre, miraba como se despedía.

Han pasado muchos años pero todavía estoy poseída por ese hombre del que no estoy segura de que fuese de carne y hueso, de que fuese real, por lo que al igual que Auster, confundida, me pregunto:

                                                                                   ¿Qué sé yo de la Navidad?  

facebook/rosariovalcarcel

miércoles, 14 de diciembre de 2016

BONIFACE OFOGO, Los cuentos de los antiguos, Vídeo

Sembrando cuentos bajo el árbol de la palabra

https://www.youtube.com/watch?v=5nwY-t75rwg

 “Había un anciano en mi pueblo que era el más viejo, no trabajaba y, sin embargo, era el más importante del pueblo. Él se sentaba en la plaza y todos acudían a pedirle consejos.
Un día llegó un joven con una forma de caminar muy insegura y le dijo que quería quedarse a vivir en el pueblo porque en su hogar había mucha sequía.
El anciano que estaba fumando una pipa le preguntó: cómo es la gente del pueblo de dónde usted viene.
El joven contestó que muy buena, amable y que allí se respetaba a los ancianos. Además, que los conflictos se resolvían hablando.
El anciano respondió que la gente de este pueblo era igual y que sería bien recibido: ¡bienvenido joven!
Al rato llegó otro joven, de caminar desafiante y también pidió vivir allí. Sin embargo, a las preguntas del anciano respondió con alevosía y habló mal de sus parientes.
El anciano le dijo que la gente de este pueblo también era mala y no sería bien recibido.
La moraleja de la historia, más allá de las respuestas del anciano es que quien cree en el sentido de la amistad y ama sus raíces, vaya a donde vaya siempre le irá bien”.


El escritor español Manuel Rivas solía asegurar que los cuenteros escriben en el aire y que sus palabras no son arrastradas por el viento, sino que germinan en la imaginación de los espectadores, Boniface logra captar en el público oyente esa mágica sentencia, y hace que cada uno encuentre algo dentro de sí mismo, haciendo posible que todos en algún punto sean mejores, que todo merece ser aprendido.

Boniface Ofogo Nkama,  nació en Bogondo, pueblo situado en el centro de Camerún, en 1966. Termino el bachillerato, hizo Filología Hispánica y obtuvo una beca del Gobierno español para seguir sus estudios en Madrid a donde llegó en 1988.

Ha sido mediador social y cultural en varios ayuntamientos de la Comunidad de Madrid. Desde 1992 se dedica a escribir y a narrar cuentos africanos. Es autor de Una vida de cuento, una autobiografía en la que se resalta la importancia de la tradición oral en África. También ha publicado el libro El león Kandinga, que forma parte de la inagotable tradición oral de los bantú, una tribu que vive en las sabanas y selvas africanas, desde el centro de Camerún hasta Sudáfrica.

Es especialista en fábulas, leyendas, mitos y tradiciones del África negra. Ha actuado por toda España (Maratón de Cuentos de Guadalajara, el Fórum de las Culturas de Barcelona en 2004, los Festivales de Oralidad de Jaca y Elche). También ha visitado Francia, Brasil, Costa Rica, Colombia y Argentina.


 Narrador oral y mediador intercultural, ha publicado los libros Una vida de cuento y El león de Kandinga.
Foto Boniface Ofogo Nkama

domingo, 11 de diciembre de 2016

DOS POEMAS DE OMAR KHAYYAM, Persia, hacia el año 1040


I. La caravana en el desierto, Rubaiyat»:   
1
¡Despertad! Que ya el sol desde el remoto Oriente
dispersó las estrellas de su sesión nocturna,
y al escalar de nuevo el cielo iridiscente
la regia torre ciñe con su lazada ardiente.

2
Antes que el brillo fatuo del alba se extinguiera, 
oigo una voz que dentro de la taberna grita:
-«Si el altar todo en luces para la fiesta espera,
¿por qué el tardo devoto duerme en la sombra afuera?»

3
Canta el gallo, y el grupo que a la intemperie queda,
-«¡Ea, abridnos, pues! -grita- nos resta un breve instante
de aguardar nuestro turno, pues al girar la rueda,
¡Quién hará que a este sitio volver otra vez pueda?»
                                                                                           
Y ahora el nuevo año, removiendo ansias muertas,
al alma pensativa llama a la soledad,
donde Moisés asoma sus blancas manos yertas,
y Jesús resucita las llanuras desiertas.

5
Iram llevó sus rosas a donde nadie sabe,
con la septanulada ánfora de Jamshid;
¡Oh! pero aún destila del vino el rubí suave
y la fuente en el huerto canta su salmo grave.

6
Ya, de David los labios selló la última arcilla,
mas el Bulbul en sacro y mimético Pehlví,
-«Vino!» a la rosa ofrece en rauda seguidilla
para teñir de púrpura su marchita mejilla.

7
Ven a llenar mi copa, y en primaveral anhelo,
echa de ti ese manto de contrición y dudas;
El ave-tiempo apenas tiene luz para el vuelo,
y -¡mira! ya sus alas está tendiendo al cielo.

8
Ya en Babilonia impía, ya en Naishapur, mi cuna,
ya la copa os ofrezca dulce o amargo vino,
el de la vida filtra con tarde importuna,
y las hojas sin savia van cayendo una a una.

9
El alba de mañana nos traerá primorosas
nuevas rosas, mas ¿dónde se fueron las de ayer?
Pero el Estío llega desbordante de rosas,
y Kaikobad, Jamshid, volverán a sus fosas.

10
¡Y deja que se vayan! Libre el mundo se vea
de Kaikobad el Grande o Kaikosrú el potente;
y de Rustúm los gritos llamando -«¡a la pelea!»
y Hatím-Taí -«¡a la orgía!»- allá se vayan, ¡Ea!

11
Ven tú conmigo al margen de este oasis florido
que pone nuevo verde al valle pedregoso:
Aquí «esclavo» y «sultán» duermen igual olvido,
y -«paz a Mahmoud»- clama amor compadecido.

12
Aquí con un mendrugo, entre el gayo ramaje,
una ánfora de vino, un manojo de versos,
y tú conmigo, sola, cantando entre el boscaje,
es para mí un paraíso el yermo más salvaje.


.-.-.-._.-.-.-.-.-.
III. Ayer, hoy, mañana

27
A aquellos que en el hoy aguardan su ventura,
y a los que en el mañana fijaron su esperanza,
un muezín les grita desde la Torre Oscura:
-«¡Locos! ni aquí, ni allí, vuestra paga es segura!»

28
En sueños, otra voz, que me repite, advierto:
-«La flor abrirá al beso de la nueva mañana»;
mas un rumor que pasa, me dice, ya despierto:
-«La flor que ayer abrió, dio su aroma y ha muerto».

29
Y los santos, y sabios, y rígidos ascetas
que de ambos universos el estudio agotaron,
son arrojados fuera como locos profetas,
sus bocas y palabras del mismo polvo prietas.

30
¡Oh! cuando yo fui joven ávido he frecuentado
los santos y doctores, y oí cosas sublimes
sobre esto y sobre aquello: mas siempre me ha pasado
volverme por la puerta por donde había entrado.

31
Yo he sembrado semilla de aquel saber arcano,
y la ayudó a crecer la labor de mi mano:
y ésta fue mi cosecha: -«yo vine como el agua,
y me voy de este mundo como va el viento vano».

32
Llegado a este Universo el  porqué ignorando
y el de dónde, como agua que, quiera o no quiera, corre,
salgo de él como el viento que el desierto cruzando,
sin saber hacia dónde, quiera o no sigue andando.

33
¿Y qué, y así me traen desde un donde cualquiera
y desde aquí hacia allá, sin pulsar mi albedrío?
¡Si el cielo, al menos, darnos siempre el vino quisiera,
que ahogue este recuerdo que la mente lacera!

Nació en Nichapur, Persia, hacia el año 1040 de la era cristiana, y vivió cerca de ochenta años.
Libertino, sibarita, ácido, místico y profeta, estudió Matemáticas y Astronomía, reformó el calendario musulmán, cultivó el Derecho y las Ciencias Naturales, pero todo le resultó insuficiente a la hora de resolver el misterio del Universo, las pasiones humanas y la existencia misma.
Se destacó en el plano de las letras por sus famosas «Rubaiyat», que constituyen una alabanza al brindis, una enorme plegaria fragmentada en estrofas que remiten a la celebración del vino y del goce del instante, frente a la finitud de la vida.

Los siguientes textos han sido tomados de la obra «Rubaiyat» en la versión yuxtalineal de Joaquín V. González,   de la versión inglesa de Edward Fitzgerald. 



viernes, 9 de diciembre de 2016

NUESTRO MUNDO HAMBRIENTO

…/El hambre paseaba sus vacas exprimidas, / sus mujeres resecas, sus devoradas ubres, /
sus ávidas quijadas, sus miserables vidas / frente a los comedores y los cuerpos salubres… Miguel Hernández

En estos días prenavideños que celebramos alegres el Black Friday, que en los Centros Comerciales no cabe ni un alma y los supermercados están a rebosar, mi corazón ha desandado los pasos y me he acordado de mi madre, de la mesa de Navidad y los olores de mi niñez, de la carne de conejo en salsa, los turrones, el vino dulce. Las truchas que cocinaba con amor y sabiduría para regalar a los vecinos a pesar de que en aquellos tiempos tenía que vencer a un enemigo: al fantasma de la pobreza. 



Un fantasma que persiste en este mundo injusto en el que viven hambrientos. Seres silenciosos, seres que buscan sobras de alimentos en cubos de basura para vencer el hambre. Porque, a pesar de que la FAO afirma que en los últimos veinticinco años el mundo en desarrollo casi ha reducido a la mitad su tasa de hambre, aún hoy mata alrededor de diez mil personas diarias en el mundo.

Casualmente estos días he visto una película titulada “Amar peligrosamente”, un drama que recrea los campamentos que existieron en el norte de África en los años 80. Dirige el film Martin Campbell y nos acerca más allá de nuestro confort, nos muestra el desamor de los países poderosos, las miradas de eros y tánatos, la falta de víveres, la desnutrición infantil, la muerte. Una realidad que hace latir el alma del espectador. 

Un mundo incongruente que priva de los dones imprescindibles a millones de personas ante otro mundo que vivimos en la opulencia, que nos atiborramos hasta hartarnos y desperdiciamos y tiramos y tiramos toneladas de alimentos, los desechamos aún comestibles. Lo hacemos desde nuestras casas, desde las industrias por problemas de fechas de caducidad, envases demasiado grandes, por comprar sin control.

En estos días prenavideños el corazón ha desandado mis pensamientos me he acordado de las peripecias que pasan algunos personajes literarios en las novelas de Galdós o en el “Lazarillo de Tormes” para no morir de hambre. Me he acordado de una escena que se sigue repitiendo a pesar del progreso y el desarrollo económico y social. Me he acordado de aquellos seres pobres, harapientos, aislados de la sociedad que iban de puerta en puerta, de casa en casa pidiendo: -Una limosnita, por el amor de Dios.

Y entonces he pensado: ¿Hemos progresado?

Foto : redes internet.

miércoles, 7 de diciembre de 2016

ESCRITORAS EN LAS CALLES CANARIAS

Acción de Roque de las Muchachas en Santa Cruz de la Palma.

Qué: Intervención artística y callejera del colectivo Roque de las Muchachas. Autoras: Rosa ChacelSafo y Julia Uceda. Cuándo: miércoles 30 de noviembre de 2016. Dónde: Santa Cruz de la Palma.


El colectivo artístico Roque de las Muchachas ha intervenido los nombres de tres de las calles de Santa Cruz de La Palma. Sucedió el pasado miércoles 30 de noviembre, cuando —por unas horas— la calle O’Daly, más conocida como calle Real, cambió su nombre por el de la poeta Safo; la calle Pérez de Brito se rebautizó como Julia Uceda; y la calle Doctor Pérez Camacho pasó a llamarse calle Rosa Chacel. Con esta acción, Roque de las Muchachas «pretende reivindicar la importancia de la mujer en las artes y en la sociedad».





«Varias generaciones de mujeres artistas de inmenso talento no fueron reconocidas justamente en su tiempo y ni siquiera ahora aparecen en los libros de historia ni en los manuales de estudio de nuestro sistema educativo, poniendo de manifiesto que el espacio artístico es un lugar más donde se demuestra la discriminación hacia las mujeres», han declarado. Para su acción en las calles de Santa Cruz de La Palma, el colectivo Roque de las Muchachas ha querido inspirarse en una frase de Safo: «os aseguro que alguien se acordará de nosotras en el futuro».


© Roque de las Muchachas
Rosa Chacel (Valladolid, 1898-Madrid, 1994) fue la novelista más relevante de la Generación del 27, aquella que brilló en los versos de Cernuda o García Lorca, y que ocultó los nombres y las obras de muchas mujeres valientes y pioneras. El compromiso con la República la llevó al exilio. Obtuvo el Premio de la Crítica por Barrio de Maravillas (1976), y su obra Memorias de Leticia Valle (1945) fue llevada al cine. Sin embargo, su legado más firme a la literatura española lo constituyen sus volúmenes de diarios, pioneros en la escritura memorialística de nuestro país y de nuestra lengua: Alcancía I. Ida (1982), Alcancía II. Vuelta (1982) y Alcancía, estación Termini (1998). También escribió cuento, ensayo y poesía. Obtuvo el Premio Nacional de las Letras (1987) y el Premio Castilla y León de las Letras (1990).


© Roque de las Muchachas
Julia Uceda (Sevilla, 1925) es una de las poetas españolas más relevantes de la actualidad, gracias a una personalísima poética que —por circunstancias estéticas y cronológicas— la sitúa a caballo entre generaciones, fuera del canon. Estudió Filosofía y Letras, materia en la que se doctoró y de la que ejerció como catedrática. En su carrera se suceden los premios, pero quizá los más importantes hayan sido el Premio Nacional de Poesía (2003) —fue la primera mujer en ganarlo en democracia— y el Premio de la Crítica (2006). Se exilió durante décadas en la dictadura, trabajando como profesora en universidades de Estados Unidos e Irlanda. Casi toda su obra se ha recogido en el volumen de poesía reunida En el viento, hacia el mar(2002), salvo algunos libros posteriores; el más reciente, Hablando con un haya(2010).


Noticia entresacada de Estandarte. del  04 de diciembre de 2016.  

domingo, 4 de diciembre de 2016

Un Poema Victoria Santa Cruz, Me gritaron negra. Vídeo

 Me gritaron negra

https://www.youtube.com/watch?v=754QnDUWamk

Tenía siete años apenas,
¡Qué siete años!
¡No llegaba a cinco siquiera!
De pronto unas voces en la calle
me gritaron ¡Negra!
¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!
“¿Soy acaso negra?”- me dije
¡SÍ!
“¿Qué cosa es ser negra?”
¡Negra!
Y yo no sabía la triste verdad que aquello escondía.
¡Negra!
Y me sentí negra,
¡Negra!
Como ellos decían
¡Negra!
Y retrocedí
¡Negra!
Como ellos querían
¡Negra!
Y odie mis cabellos y mis labios gruesos
y mire apenada mi carne tostada
Y retrocedí
¡Negra!
Y retrocedí . . .
¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!
¡Negra! ¡Negra! ¡Neeegra!
¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!
¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!
Y pasaba el tiempo,
y siempre amargada
Seguía llevando a mi espalda
mi pesada carga
¡Y cómo pesaba!…
Me alacié el cabello,
me polvee la cara,
y entre mis entrañas siempre resonaba la misma palabra
¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!
¡Negra! ¡Negra! ¡Neeegra!
Hasta que un día que retrocedía , retrocedía y qué iba a caer
¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!
¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!
¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!
¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!
¿Y qué?
¿Y qué?
¡Negra!
Si
¡Negra!
Soy
¡Negra!
Negra
¡Negra!
Negra soy
¡Negra!
Si
¡Negra!
Soy
¡Negra!
Negra
¡Negra!
Negra soy
De hoy en adelante no quiero
laciar mi cabello
No quiero
Y voy a reírme de aquellos,
que por evitar -según ellos-
que por evitarnos algún sinsabor
Llaman a los negros gente de color
¡Y de qué color!
NEGRO
¡Y qué lindo suena!
NEGRO
¡Y qué ritmo tiene!
NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO
NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO
NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO
NEGRO NEGRO NEGRO
Al fin
Al fin comprendí
AL FIN
Ya no retrocedo
AL FIN
Y avanzo segura
AL FIN
Avanzo y espero
AL FIN
Y bendigo al cielo porque quiso Dios
que negro azabache fuese mi color
Y ya comprendí
AL FIN
¡Ya tengo la llave!
NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO
NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO
NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO
NEGRO NEGRO
¡Negra soy¡



 Victoria Eugenia Santa Cruz Gamarra, nació el 27 de octubre de 1922 en La Victoria, provincia de Lima y murió el 30 de agosto de 2014, en Lima. Compositora, coreógrafa y diseñadora, exponente del arte afroperuano.

Su padre, Nicomedes Santa Cruz Aparicio, fue escritor y dramaturgo, y su madre, Victoria Gamarra, quien provenía de una familia muy ligada a la pintura, fue una gran bailarina de zamacueca y marinera. Victoria se convirtió en la voz del arte negro peruano. “Encontré en lo que había heredado justamente como ancestro, África, la base para ponerme de pie. Tuve que empezar por el negro, por esas combinaciones rítmicas africanas que hemos heredado y conservamos tan celosamente a través de cuatrocientos años, fue lo que me hizo decir un día el negro no fue nunca esclavo, porque nadie pudo esclavizar su ritmo interior, que es la única guía del ser humano. Que no me diga nadie que no es racista antes de serlo, hay que serlo primero”.

Se inició en el mundo de las tablas con el grupo Cumanana (1958), junto a uno de sus diez hermanos, Nicomedes, quien también era estudioso del folklore peruano: “Cultura viene de cultivo, y si el hombre a través de sus manifestaciones no se cultiva no está haciendo nada, sino vivir en el sueño.”
Sus estudios se realizaron en un contexto donde la discriminación era mucho más acentuada. Becada por el gobierno francés, viajó a París para estudiar en la Universidad del Teatro de las Naciones (1961) y en la Escuela Superior de Estudios Coreográficos, allí se destacó como creadora y diseñadora del vestuario de la obra “El retablo de don Cristóbal”, de Federico García Lorca, y en “La rosa de papel”, de Ramón del Valle Inclán.

En 1968 fundó Teatro y Danzas Negras del Perú, comenzando una nueva etapa de su estudio. El folklore no era considerado por ella como algo exótico ni pintoresco, sino como vida pura.
Viajó difundiendo la cultura negra de Perú y fue una de las pocas mujeres, latinoamericanas y negras, catedrática en la Universidad Carnegie Mellon (Estados Unidos), de la que quedó como profesora vitalicia.

En 1973, fue designada directora del Conjunto Nacional de Folclore del Instituto Nacional de Cultura (INC) de Perú, cargo en el que se mantuvo hasta 1982.
Los últimos años, antes de su voluntario retiro, los dedicó a dictar talleres en Estados Unidos y Europa.


Su actitud rebelde y sus escritos transgresores son una invitación para navegar entre las páginas de sus libros y contagiarnos así de su arriesgada valentía y de su sabia desobediencia, ya sea en su vida personal o en su labor literaria

Foto, Victoria Santa Cruz
Material de las redes sociales. 

miércoles, 30 de noviembre de 2016

EL COLOR DE SU VOZ”, BLANCA QUESADA


En este mundo acelerado en que vivimos, cada vez se nos hace más necesaria la forma de lectura que exige poco tiempo, textos literarios breves como cuentos, relatos o la novela corta. Textos para leer en una tarde de lluvia o en días soleados.

A través de la literatura siempre ha habido narraciones breves, un registro que se consolidó en el siglo XIX con autores como Chéjov, Wilde, Poe, Kafka, composiciones que no desmerecen de los trabajos de mayor extensión, porque si la obra está bien llevada puede poseer los atributos de lo inmenso como ha ocurrido con Raymond Carver, uno de los mejores escritores de relatos de la segunda mitad del siglo XX, o la escritora Alice Munro, Nobel del 2013, considerada la maestra del cuento contemporáneo.

O convertirse en un placer como la nueva edición de relatos de Blanca Quesada titulada “El color de su voz” Un libro que ya su título hace alusión a los afectos. A la cotidianidad mezclada con momentos ficticios, a ese oleaje continúo que recorremos día a día, al tiempo que nos devora.

Un libro que muestra la mirada a las raíces familiares, las emociones de la adolescencia y la vejez. A esos seres que el mundo contempla. A la muerte, al destino final de los humanos que irremediablemente llega a cumplirse. Temas sobre la vida real en el que la autora no juzga ni interfiere, sino procura difuminarlos, vestirlos de una forma ingenua, tan poética que nos deja un poso de placidez y de luz.

En “El color de su voz” encontramos una decena de relatos cortos para todas las edades, heterogéneos, escritos con una prosa intimista y un hilo común: lo cotidiano. Relatos que son como una fotografía reciente, retratos que hablan de “nuestras vivencias”, escritos que nos envuelven, que rezuman poesía y color.

O composiciones que le da rienda suelta a su imaginación y se nos escapa una sonrisa como en el relato titulado “Las llaves” y escuchamos la voz de la autora:   

…La mujer del bolso era realmente maravillosa. No me acuerdo de su nombre, pero su mirada era de color caramelo y tan tierna… Sentí que en cualquier momento podría desaparecer.
                Me gustan esas personas, son plumas que se escapan de las manos, tiernas, espuma de mar, es como un olor, apenas un poco de aire llega a mí.
                Por supuesto que la ayudé a abrir el bolso y volcamos sobre la mesa lo que había en él: un pájaro muerto, un espejo roto, lentejas que corrían y las llaves…
                Ella necesitaba tirar el espejo al mar, enterrar el pájaro debajo de un árbol y meter las lentejas en una bolsita, la ayudé a hacerlo….

                Blanca Quesada nació en Lanzarote aunque desde los dos años su familia se trasladó a Gran Canaria. Ha vivido largas temporadas en Madrid y en Berlín en donde impartió clases de español y talleres de autoestima para la integración de la mujer latina en Alemania. Ha publicado en revistas catalanas, (hoy desaparecidas) y en el Canarias 7. 

                “El color de su voz” se publicó por vez primera en la Editorial Turquesa 2007 en una versión español-francés. Ahora lo presenta el sello de Cam-PDS Editores SL, 2016 en versión trilingüe con la traducción al francés y al árabe de Patricia Ghobril. Una edición muy cuidada con una atractiva portada. Una pequeña colección de cuentos y relatos, que no es exactamente lo mismo como afirma el prologuista, Ernesto García Cejas.

             Y tiene razón, aunque creo que Blanca combina un poco las formas tradicionales del género, y escribe breves textos de ficción con finales abiertos, inesperados o sorprendentes, repletos de un realismo convincente que ahondan en la esencia misma de la humanidad y nos adentra a los rincones de nuestra imaginación. Un gusto para los amantes de los libros, una tarea de magias y delicias que deseamos a la autora que sean fructíferas.

Una escritora, Blanca Quesada, a la que no hay que perder de vista, y si no tiempo al tiempo.

Fotos del día de la presentación en la Sala de Arte del Centro Comercial "Las Arenas que dirige Diego Casimiro.

facebook./rosariovalcarcel

martes, 29 de noviembre de 2016

Un relato, El tren de Santiago Dabove,

El tren era todos los días a la tardecita, pero venía moroso, como sensible al paisaje.

Yo iba a comprar algo por encargo de mi madre. Era suave el momento, como si el rodar fuera cariño en los lúbricos rieles. Subí, y me puse a atrapar el recuerdo más antiguo, el primero de mi vida. El tren retardaba tanto que encontré en mi memoria un olor maternal: leche calentada, alcohol encendido.
 Esto hasta la primera parada: Haedo. Después recordé mis juegos pueriles, y ya iba hacia la adolescencia cuando Ramos Mejía me ofreció una calle sombrosa y romántica, con su niña dispuesta al noviazgo. Allí mismo me casé, después de visitar y conocer a sus padres y el patio de su casa, casi andaluz. Ya salíamos de la iglesia del pueblo, cuando oí tocar la campana; el tren proseguía el viaje. Me despedí, y como soy muy ágil, lo alcancé. Fui a dar a Ciudadela, donde mis esfuerzos querían horadar un pasado quizá imposible de resucitar en el recuerdo.


El jefe de estación, que era mi amigo, acudió para decirme que aguardara buenas nuevas, pues mi esposa enviaba un telegrama anunciándolas. Yo pugnaba por encontrar un terror infantil (pues los tuve), que fuera anterior al recuerdo de la leche calentada y del alcohol. En eso llegamos a Liniers. Allí, en esa parada tan abundante en tiempo presente, que ofrece el F. C.O., pude ser alcanzado por mi esposa, que traía los mellizos vestidos con ropas caseras. Bajamos y en una de las resplandecientes tiendas que tiene Liniers, los proveímos de ropas standard pero elegantes, y también de buenas carteras de escolares y libros.

 En seguida alcanzamos el mismo tren en que íbamos y que se había demorado mucho, porque antes había otro tren descargando leche. Mi mujer se quedó en Liniers, pero yo en el tren, gustaba de ver a mis hijos tan floridos y robustos, hablando de fútbol y haciendo los chistes que la juventud cree inaugurar. Pero en Flores me aguardaba lo inconcebible: una demora por un choque con vagones y un accidente en un paso a nivel. El jefe de la estación de Liniers, que me conocía, se puso en comunicación telegráfica con el de Flores. Me anunciaron malas noticias. Mi mujer había muerto, y el cortejo fúnebre trataría de alcanzar el tren que estaba detenido en esta última estación. Me bajé atribulado, sin poder enterar de nada a mis hijos, a quienes había mandado adelante para que bajaran en Caballito, donde estaba la escuela.

En compañía de unos parientes y allegados, enterramos a mi mujer en el cementerio de Flores, y una sencilla cruz de hierro nombra e indica el lugar de su detención invisible. Cuando volvimos a Flores, todavía encontramos el tren que nos acompañara en tan felices y aciagas andanzas. Me despedí en el Once de mis parientes políticos y, pensando en mis pobres chicos huérfanos y en mi esposa difunta, fui como un sonámbulo a la “Compañía de Seguros” donde trabajaba. No encontré el lugar.

Preguntando a los más ancianos de las inmediaciones, me enteré que habían demolido hacía tiempo la casa de la “Compañía de Seguros”. En su lugar se erigía un edificio de veinticinco pisos. Me dijeron que era un Ministerio donde todo era inseguridad, desde los empleos hasta los decretos. Me metí en un ascensor, y ya en el piso veinticinco, busqué furioso una ventana y me arrojé a la calle. Fui a dar al follaje de un árbol coposo, de hojas y ramas como de higuera algodonada. Mi carne, que ya se iba a estrellar, se dispersó en recuerdos. La bandada de recuerdos, junto con mi cuerpo, llegó hasta mi madre. “A que no recordaste lo que te encargué”, dijo mi madre, al tiempo que hacía un ademán de amenaza cómica. “Tienes cabeza de pájaro.

Santiago Dabove, argentino, 1889, 1951. Escritor y diletante argentino, oriundo de Morón.  Su libro póstumo La muerte y su traje (1961), fue prologado por Borges. El episodio El experimento del filme Tres historias fantásticas dirigido en 1964 por Marcos Madanes se basa en el cuento homónimo de Dabove.

El tren es uno de los muy buenos cuentos de Dabove. 

viernes, 25 de noviembre de 2016

DOS POEMAS DE PABLO GARCÍA BAENA, ADECUACIÓN DE LA PALABRA Y EL SENTIMIENTO



Noche oscura

                                                                                      San Juan de la Cruz
Porque es de noche y va cayendo el agua
nos abrazamos, solos, en el viejo
regazo del sofá en tanto suena
la voz de Nat King Cole, triste y cálida
rama de broncas ascuas crepitantes
en la garganta humana de los discos.
Aunque es de noche duerme en su litera  de angustia el senescal, ora dormido
el obispo yacente sobre el laude
y en su cama de ruedas duerme el ciego.
Dormido el mundo, tú y yo veíamos
solos sobre la tierra, porque es noche
y el agua vierte pura hondo sueño.
Un humo de durmientes nos acerca
las bocas... Calla tu corazón al miedo
aunque es de noche y está frío el planeta
con nosotros y el bosque de esa música
tupiendo yedras alrededor nuestro.
Llamas somos de un sueño largo y torpe
que los tendidos sueñan silenciosos
desde el catre postrero de la tierra.
Sólo es real el vaso rebosante
de mi sed, aunque el agua está manando
y es de noche para siempre, noche oscura.

Elegía

Me envuelvo en tu recuerdo
como en nieblas secretas que me apartan del mundo.
En la calle sonrío al amigo que pasa,
y nadie,
nunca nadie
adivinó mi muerte bajo aquella sonrisa
ni el frío sin consuelo de mis ojos que ciegan
pidiendo de los tuyos más desdén,
más veneno.
Ahora que la tarde se derrumba en las sombras,
y que el libro de versos resbala por mis manos,
ahora que la lluvia llora por los cristales
de mi ventana,
y llanto va a caer de mis ojos,
antes de que una mano encienda la dorada
llama de mi quinqué,
dime si tú no sueñas en tu balcón, ahora
que la lluvia nos une a los dos con sus lágrimas,
o si sobre el teclado de tu piano oscuro
agoniza Chopin
bajo tus manos trémulas.
Nunca sabrás el loco deseo que me tortura
de cautivar tus labios bajo mi boca ávida,
y sentir el latido de tu sien en mi mano
aprisionada como un pájaro aterido.
Pero no sabrás nunca nada de mi deseo.
Nada de cuando pienso desgarrar con mis dientes
los azules canales de tus venas
y juntos
morirnos desangrados, confundidas las sangres.
Pero estamos ajenos.
Yo sigo en mi ventana,
y tú soñando en otro mientras Chopin suspira,
ahora que aún no arde en mi quinqué la luz
y que a los dos nos une la lluvia con sus lágrimas.


BIOGRAFÍA
Pablo García Baena nació en Córdoba el 29 de junio de 1923. Asistió al colegio Hermanos López Diéguez y cursó el bachillerato en el colegio Francés, con los Maristas y en el colegio de la Asunción. Estudió pintura e historia del arte en la Escuela de Artes y Oficios de Córdoba.

Publicó sus primeros poemas y dibujos en la prensa local, en Caracola, en El Español y en La Estafeta Literaria. En 1942 estrenó en Córdoba una versión teatral de cuatro poemas de San Juan de la Cruz. Su primer libro de poemas, Rumor oculto, apareció en la revista Fantasía en enero de 1946. Junto con los poetas Juan Bernier, Julio Aumente y Mario López y los pintores Miguel del Moral y Ginés Liébana formaron el grupo Cántico y editaron una revista (Córdoba, 1947-1949 y 1954-1957), que se convertiría en una de las más importantes de la Posguerra española.

La poesía barroca, exaltada y vitalista de Baena influyó entre las generaciones más jóvenes e hizo de puente entre los Novísimos y la Generación del 27.

Desde 1965 hasta el 2004 residió primero en Torremolinos y finalmente en Benalmádena (Málaga), donde trabajó como anticuario. Es colaborador de distintos diarios nacionales y realiza lecturas y conferencias en los centros culturales españoles.

Fue declarado Hijo Predilecto de Andalucía en 1988, y. Recibió la Medalla de Oro de la Ciudad de Córdoba en 1984, y de la Provincia de Málaga en 2004. Actualmente es miembro de la Comisión Asesora del Centro Andaluz de las Letras del que es director.

Obtuvo el Premio Ha recibido muchos premios entre ellos el Premio Príncipe de Asturias de las Letras Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca.

La "perfecta adecuación de la palabra y el sentimiento" es una de las cualidades de la obra del autor cordobés, que encarna "la poesía del detalle y del instante, del tiempo y de la fugacidad" a través de temas universales como el amor, el desengaño, la muerte y la soledad

Foto Pablo García Baena. 

martes, 22 de noviembre de 2016

DOMINGO RIVERO, DEL YO, A MI CUERPO, AL TÚ, A TU CUERPO,

Del poema a una obra de teatro. Victoria Oramas Montañez.

Se suele decir que la poesía es la oveja negra de la literatura, que durante muchos años ha estado arrinconada, sin embargo en los últimos tiempos se ha puesto de moda, nos la encontramos en las redes sociales, en Youtube, con vídeos de poemas recitados, convertidos en palabra y música, en recitales callejeros, en eventos pictóricos, en encuentros internacionales ofreciendo una perspectiva más global que incluye música, teatro, cine o fotografía.

O quizás se ha puesto de moda porque la poesía y los grandes poetas no mueren nunca, y menos si hablamos del poeta de la talla de Domingo Rivero.

Y no sé si por casualidad o por causalidad pero Victoria andaba buscando una historia sobre un personaje. Y el azar la lleva a encontrarse con Elisa Quintana, a hablar del poeta, de su lírica que ha cautivado y cautiva. A hablar del creador del Museo Domingo Rivero, de su nieto José Rivero, de la labor encomiable que realizan tanto él como esos seres generosos que forman lo que yo llamo la familia del Museo. Les lleva a las dos amigas a hablar del poema “Yo, a mí cuerpo” a escucharlo:

¿Por qué no te he de amar, cuerpo en que vivo?/ ¿Por qué con humildad no he de quererte, /si en ti fui niño y joven, y en ti arribo, / viejo, a las tristes playas de la muerte?

Un poema que afirma Eugenio Padorno que está considerado como una de las cimas líricas de la Poesía Canaria. Un poema que en un principio le perturba, le hiere a Victoria. No entiende ese perdón al cuerpo, esa interpretación del amor. No entiende ese mensaje de dignidad a pesar de lo vivido. Pero de pronto respira por esa herida y percibe el hálito del poema, siente la luz y escucha la voz del poeta:

La muerte roe mi cuerpo con dentelladas finas, las cicatrices son frescas... Pero he vivido, he vivido... y amo este cuerpo viejo…

Y comienza a navegar por los mundos interiores de Domingo Rivero, sigue sus huellas, el germen de su poesía, sus gestos. Penetra en su universo y recupera esa memoria de la tristeza, de lo vivido, ese deseo de retorno que ella convierte en experiencia corporal y visual.

Y transforma “Yo, a mi cuerpo, en Tú, a tu cuerpo” lo traslada al teatro, a ese espacio que dicen que es el más apropiado para emocionarnos. Y nos habla de la vejez, del deterioro del cuerpo, del drama íntimo que vivió el poeta, del destino que afecta a la humanidad entera: La Muerte. Lo traslada a ese teatro que Francisco Viena, dramaturgo recientemente desaparecido, definía como “engaño de la mentira que dice la verdad al mundo”

Y el poema “Yo a mi cuerpo” del poeta grancanario Domingo Rivero González y su vida personal se convierten en el territorio de creación y de reflexión de Victoria Oramas, se convierte en un diálogo existencialista, en un monólogo dialogado entre Domingo, hombre ya mayor, indefenso y profundamente humano y su hijo Juan fallecido cuando era joven. Una conversación que tiene un fondo universal, común con las personas de cualquier rincón del mundo. Un diálogo íntimo entre dos personas, entre dos almas en las que la poesía y la filosofía de la muerte hablan: 

Domingo. No lo entiendo... no entiendo nada. ¿Por qué te moriste si no eras viejo? ¿No ves que amarte me hacía amar a otros? Pero ahora, ¿cómo preservar mi pureza? ¿Cómo no contagiar a otros de tanta pena y tanta rabia? Cuando se pierde a alguien a quien se quiere...

(...) lentamente volvemos, / con la muerte en el alma / y los ojos abiertos, / a continuar la vida /andando como ciegos.

Ciego por no poder verte más, dando tumbos, golpeándome con los muebles de este cuarto, como si de ellos brotasen brazos y tirasen de mí... para regresarme a la vida... No te tengo a ti, hijo, solo tengo humildes cosas viejas...

Juan. A estos muebles les aguarda el polvo y el olvido, pero a ti no. Sí, pronto los dejará atrás, pero usted estará aquí...  

“Tú, a tu cuerpo” es una pieza teatral sencilla y directa, en la que la autora se deja llevar por la humanidad ante la tristeza y la desesperanza. Ese dolor que nos pertenece a todos, al mundo entero. 

“Tú a tu cuerpo” es una obra que prescinde de retórica y adornos pero llena de carga emocional, una pieza  escénica que demuestra que es posible adaptar la vida y la poesía de un poeta al teatro, que es viable acercarlo a un público más amplio y menos especializado. 

                Una trama que se desarrolla en una habitación en donde los recuerdos vienen envueltos entre el oleaje y el lamento encrespado de quien ha visto morir una parte de sí mismo. De quien pronuncia estas palabras: Hace treinta años que miro el mar desde la ventana de mi oficina, sentado en la misma silla... Y compartiendo horizonte con algún amigo en más de una ocasión he acabado confesándome, porque el mar es lo que tiene, obliga al alma a ser alma...

                Victoria Oramas Montañez  es profesora de Lengua Castellana y Literatura y su obra literaria abarca el género del relato en el que ha ganado premios a nivel internacional e insular,  así como el del Festival de Monólogos 2016 (Fundación Canaria de las Artes Escénicas y de la Música de Gran Canaria, Premio ex aequo Certamen de  Teatro Exprés Máscara (2015), Premio Internacional de Teatro de Autor Domingo Pérez Minik (2012).

 La obra de Domingo Rivero, correcta y sobria, ha sido caracterizada de forma diferente por los distintos autores que la han estudiado. “Tú, a tu cuerpo” es la número décimo quinta que presenta aspectos vitales de la obra del poeta aruquense, la primera dentro de las artes escénicas. La primera que teje y desteje el hilo de la fibra humana en una narrativa llena de sensaciones y de recuerdos concretos, del presente y del pasado del padre y del hijo. Entre dos almas que transitan las tinieblas, entre dos almas repletas de ternura y realismo humano, y lo hace Victoria Oramas con técnica y emoción, tanta que estoy segura que el poeta Domingo Rivero se hubiera sentido orgulloso.

Y sin poder encontrar explicación al deterioro de nuestro cuerpo, el poema se filtra en nuestros oídos como un rumor sin palabras, como un susurro de suspiros ahogados.

…¿Por qué no te he de amar? ¿Qué seré el día/que tú dejes de ser? ¡Profundo arcano!/ Solo sé que en tus hombros hice mía/ mi cruz, mi parte en el dolor humano.

                Un poema “Yo a mi cuerpo” encierra una lección de humanidad, de reflexión y vitalidad. Una obra de teatro: “Tú, a tu cuerpo” que es para seguir creyendo que hablar de Domingo Rivero es una odisea de horizontes.


sábado, 19 de noviembre de 2016

Poema agradecimiento a Tomás Morales, Jean Marie Flores.


 


Reconnaissance


Devant l’immense tâche
Cent fois j’ai voulu lâcher
Mais toi, tu m’as dit : lâche
Reprends-toi il ne faut point céder

Ne pas céder à ma redoutable paresse
Ne pas céder au découragement
Que ta volonté soit une forteresse
Reprends-toi, fais-moi le serment.

J’ai relu tes lumineux poèmes
J’ai rêvé tous tes songes
J’ai repris mes phonèmes
Et j’ai haï mes mensonges.

À moi-même je me mentais
J’inventais mes vaines excuses
Le labeur était si alambiqué
Je ne croyais plus à ma muse.

Je n’étais pas seul, non, non !
J’avais quelqu’un sur qui compter
Elle m’encourageait par son bon
Goût et son amour pour la mer.

La mer ! L’océan ! Cet être infini
Qui berçait mon cœur attristé
Quand, lorsqu’arrivait midi
Pour mon malheur je devais te quitter.

Ô cher poète, mon bon ami
Deux ans tu as empli ma vie
Avec toi j’ai marché vers l’infini
Pour toi j’ai écrit cette élégie.

Si ton corps a quitté cette terre
Si en paix il repose dans ton jardin
Ton âme rôde, je t’ai laissé un verre
Que j’ai rempli de bon vin ce matin.
 
Pour toi mon éternelle reconnaissance
Car avec toi j’ai vécu des jours heureux
Te sonder a été une vraie renaissance
Que ces piètres vers montent jusqu’aux cieux.

Permets que ce fils venu d’ailleurs
Imite, voire mal, tes beaux vers
Les écrire a été un grand bonheur
Reçois-les de ma pauvre chaumière

Merci, ô illustre barde canarien
La fragrance de tes roses embaume mes pensées
Tes hommes, ton océan sont aussi les miens
Ils ont hanté mon âme et mon cœur ébranlé.
Merci ! Merci ! Merci ! Glorieux poète canarien, Jean-Marie Florès, Moliets, décembre 2015

El pasado mes de octubre, el Cabildo de Gran Canaria a través de su Departamento de Ediciones lanza la nueva edición francesa de “Las Rosas de Hércules” de Tomás Morales, coincidiendo con los 40 años que cumple La Casa Museo. Una  institución que vela por la difusión del legado de la obra del poeta modernista.  

Oswaldo Guerra, director general de Cultura, Patrimonio Histórico y Museos del Cabildo de Gran Canaria, así como los autores de esta traducción, los ex profesores e investigadores Marie-Claire Durand Guiziou y Jean-Marie Flores sostuvieron que esta nueva entrega puede contribuir a impulsar la emancipación de la obra poética de Tomás Morales hacia otros horizontes lingüísticos y culturales.

Ambos especialistas explican que traducir semejante obra poética “ha sido todo un desafío, un trabajo que requiere mucho rigor y tiempo para interiorizar el mundo mítico pero también intimista de Morales y encontrar los equivalentes más apropiados en francés, buscando en la métrica, la prosodia y el léxico una fuerza similar, una música capaz de reflejar la maestría del poeta canario”.

Al final del acto Jean Marie Flores le dedicó un poema  de agradecimiento al célebre poeta,  Tomás Morales.

Fotos: el poeta Tomás Morales,  Jean Marie Flores y  Marie Claire Durand, así como fachada de la Casa Museo Tomás Morales en Moya, Gran Canaria.