viernes, 28 de abril de 2017

DESDE MI ANSIEDAD, GINES LAO MENDOZA

El personaje que Woody Allen interpreta en sus películas podría ser un buen reflejo de una persona que sufre un trastorno de ansiedad generalizada. Pensar que un leve dolor de estómago es fiel reflejo de un cáncer, que la tercera guerra mundial va a estallar encima de tu cabeza, que tu familia va a morir por un accidente de tráfico o que cualquier terrorista va a poner una bomba en tu oficina, no es algo que le ocurra a todo el mundo sino que son las manifestaciones de un trastorno. El mundo.es



He escuchado a algún escritor comentar: “Escribimos para revelarnos contra nosotros mismos” En el caso de Ginés Lao creo que ha escrito “Desde mi ansiedad” por una necesidad vital  de conocerse a sí mismo, y al mismo tiempo por un empeño de contarnos su experiencia como un hecho solidario hacia los demás.

Un libro original, lleno de confesiones. Un acto de valentía que refleja las emociones, la lucha y las peripecias físicas como psicológicas que tuvo que asumir para vencer una enfermedad que le desequilibró en un momento determinado de su vida.  

Desde pequeños hemos aprendido que, cuando alguien nos dice que está enfermo lo relacionamos con el aspecto físico: una gripe, una mala digestión… Nos olvidamos por completo de que existe otro tipo de enfermedad, una que nos sobrecarga y que puede ser igual de peligrosa; la enfermedad de la mente. Y es curioso porque según la Organización Mundial de la Salud casi trescientos millones de habitantes padecen trastornos de ansiedad. Y la tendencia a sufrir desórdenes mentales va en aumento entre otros motivos porque no queremos salirnos del patrón impuesto de la sociedad, de la cultura de la prisa, las separaciones conyugales. Y si a esto le añadimos la falta de trabajo que produce inseguridad, sufrimiento… El sentirse solo que es muy duro. El vivir en un mundo violento rodeado de agresiones, malos tratos, atentados, crímenes, terrorismo que nos añade una cierta cantidad de miedo ante un nuevo estímulo amenazante.  
Pero el autor no ha pretendido presentar la ansiedad como una maldición, sino como un amplio conjunto de sensaciones de agobio, de miedos, de debilidades… De esos deseos que están en el pasado y de esos sueños que perdimos y reemplazamos por la nostalgia. De ahí la importancia de este libro: “Desde mi ansiedad” que radica en las aportaciones y experiencias de un hombre  Ginés Lao:

Además de asumir la ansiedad, también considero un primer paso, descubrir y conocer cuál es nuestra ansiedad. No olvidemos que todos somos diferentes por lo que nuestras ansiedades también lo son. Por muy parecidas que parezcan, cada una de ellas procede de distintas causas y produce efectos diferentes.

El propósito de este libro no es ofrecer al paciente ni a los familiares ejercicios ni pautas a seguir para eliminar la crisis. Nuestro autor explica de forma sencilla su experiencia personal y las pautas que llevó para eliminar sus crisis de ansiedad. Los ataques de pánico y las crisis de angustia que le impidió llevar una vida normal…Nos relata el autor:

Recuerdo, la verdad que jamás lo olvidaré, que iba conduciendo mi vehículo junto con un compañero… y en una curva sin visibilidad debido a la neblina que había me entró un calor que salía por todo mi cuerpo, como si mi corazón se hubiese convertido en una antorcha y en vez de sangre, corriese fuego por mis venas. Comencé a sudar, una sudoración fría, muy fría… al mismo tiempo que perdí el control de mis piernas; no las sentía… Por último comencé a asfixiarme…

Como vemos a lo largo de su libro “desde mi ansiedad” Ginés Lao, nos  introduce en el tema en las crisis de pánico, problema derivado de la ansiedad, y las repercusiones que ellas tuvieron para luego abordar directamente su particular visión sobre qué es la ansiedad real o irreal, las herramientas para combatirla. Para ello pretende evitar la salida de la recomendación.
De todas formas dicen los especialistas que la ansiedad no es un sentimiento negativo que hay que eliminar, al contrario puede ser muy útil en la vida diaria; que las crisis de pánico nos pueden revelar aspectos personales ocultos; que no son un invento de la psiquiatría ni sólo un problema psicológico, ni sólo causados por las exigencias de la sociedad; que no es sinónimo de debilidad ni un paso hacia la locura o que no tiene cura.

“Desde mi ansiedad” es un  libro editado por Begingbook, mayo 2008. Con una cubierta que representa la foto de Manuel Hernández, realizada por Ginés Lao Mendoza.

Incentivar la lectura de este libro me parece lo menos que podría hacer luego de leer “Desde mi ansiedad”, porque creo en el poder de la palabra, en que quizás su lectura podría ser un gran aporte para todas aquellas personas que se vean reflejadas en casos de ansiedad.  

facebook/rosariovalcarcel

lunes, 24 de abril de 2017

EL FUNERAL

                         Durante un paseo, me uní a un cortejo fúnebre. Siempre anima más que vagar uno solo y sin rumbo. No sabía a quién estaban enterrando, pero ¿qué importaba? Nosotros los humanos, formamos todos, una gran familia.

Además, siempre se puede preguntar. Mi vecino de la izquierda del cortejo tampoco lo sabía.

—Voy a la tintorería a recoger un pantalón. He visto el funeral y, puesto que me pilla de camino, me he unido. Solo hasta la esquina y después tuerzo.
Pregunté, pues, al vecino de la derecha.

—¿Que de quién es el funeral? Y yo qué sé, ¿acaso muere poca gente? El banco no abre hasta las nueve, así que tengo un poco de tiempo todavía.

El tercero, que caminaba unos pasos atrás, tampoco era capaz de informarme.

—Yo no soy de aquí, soy un simple turista. Pero pregunte a esa señora con velo negro, la que camina detrás del féretro. Tiene pinta de ser la viuda y debe saberlo.

En ese momento empezó a llover y abandoné el cortejo. No voy a mojarme por alguien a quien ni siquiera conozco personalmente.

                                          Sławomir Mrożek (Borzęcin29 de junio de 1930 – Niza15 de agosto de 2013) fue un escritor, dibujante, periodista y dramaturgo polaco que exploraba en sus obras el comportamiento humano, la alineación y el abuso de poder de los sistemas totalitarios. Como dibujante de comics alcanzaría también gran popularidad.
    

Slawomir a menudo utiliza el humor surrealista y las situaciones grotescas para revelar las creencias distorsionadas de sus personajes.

Foto Mrozek
 Foto e información wilkipedia.        

miércoles, 19 de abril de 2017

LA POESÍA DE GABRIEL CELAYA, 26 años de su muerte. Vídeo Paco Ibañez

EN EL FONDO DE LA NOCHE TIEMBLAN LAS AGUAS DE PLATA 

(De "Marea de silencio", 1935)

En el fondo de la noche tiemblan las aguas de plata.
La luna es un grito muerto en los ojos delirantes.
Con su nimbo de silencio
pasan los sonámbulos de cabeza de cristal,
pasan como quien suspira,
pasan entre los hielos transparentes y verdes.

Es el momento de las rosas encarnadas y los puñales de acero
sobre los cuerpos blanquísimos del frío.

En el fondo de la noche tiembla el árbol del silencio;
los hombres gritan tan alto que solo se oye la luna.

Es el momento en que los niños se desmayan sobre los pianos,
el momento de las estatuas en el fondo transparente de las aguas,
el momento en que por fin todo parece posible.
En el fondo de la noche tiembla el árbol del silencio.

Decidme lo que habéis visto los que estabais con la cabeza vuelta.
La quietud de esta hora es un silencio que escucha,
el silencio es el sigilo de la muerte que se acerca.
Decidme lo que habéis visto.
En el fondo de la noche
hay un escalofrío de cuerpos ateridos. (Biografía)


NO COJAS LA CUCHARA

Biografía, 
No cojas la cuchara con la mano izquierda.
No pongas los codos en la mesa.
Dobla bien la servilleta.
Eso, para empezar.

Extraiga la raíz cuadrada de tres mil trescientos trece.
¿Dónde está Tanganika? ¿Qué año nació Cervantes?
Le pondré un cero en conducta si habla con su compañero.
Eso, para seguir.

¿Le parece a usted correcto que un ingeniero haga versos?
La cultura es un adorno y el negocio es el negocio.
Si sigues con esa chica, te cerraremos las puertas.
Eso, para vivir.

No seas tan loco. Sé educado. Sé correcto.
No bebas. No fumes. No tosas. No respires.
¡Ay sí, no respirar! Dar el no a todos los nos.
Y descansar: Morir.

Según el propio autor Biografía, es el poema que hubiera descrito mejor su vida.


La poesía es un arma cargada de futuro -Gabriel Celaya- Interprete Paco Ibañez.

Gabriel Celaya es uno de los seudónimos que utilizó un poeta de origen español, siendo los dos restantes Rafael Múgica y Juan de Leceta. Nacido en Hernani en 1911, Gabriel Celaya es de los poetas más significativos de la poesía de posguerra en nuestro país; una poesía social, comprometida con el entorno y sus problemas.

En su etapa universitaria conoció a otros poetas y comprendió que sería la poesía su razón de ser. Escribió entonces Tentativas, un libro que para él supuso comienzo y fin de toda su obra. Un libro que no puede terminar nunca. Su lema es: atrévete a equivocarte. Si algún día dejamos de buscar y acabamos por querer sino lo que ya somos, será señal de que estamos maduros para la muerte.’

A Celaya se le recuerda por su poesía social pero no solo escribe poesía social, sino que encarna también una gran síntesis de todas las preocupaciones y estilos que forman la poesía del siglo XX.  De hecho, el propio Celaya dijo en su momento que existe una tendencia a reducir la obra del escritor al tópico:


La desgracia de un escritor consiste en que se le suele encasillar muy pronto, y diga lo que diga o escriba lo que escriba, a partir de ese momento, sólo se le ve según una leyenda o según un esquema simplista.

Entre los premios que recibió por su importante trabajo literario, encontramos el de la Crítica, por "De claro en claro", y el Nacional de las Letras Españolas, otorgado por el Ministerio de Cultura. Con un título que dice mucho y con versos intensos y llenos de colores, es de digna lectura su poema “La poesía es un arma cargada de futuro”

Falleció el  18 de abril de 1991 en Madrid y sus cenizas fueron esparcidas en su Hernani natal.


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sábado, 15 de abril de 2017

MALTRATO ANIMAL

La primera vez que vi a Maiden, supe que no era el gato con botas que yo había conocido en mi niñez, ni el de Shrek y mucho menos el negro de Allan Poe. La primera vez que la vi me provocó la misma impresión de aquellas historias literarias de animales humanizados que, inventados por seres humanos, me desataban pánico. Miedo, el mismo que me originaba aquellos cuentos de ogros y brujerías de mi infancia, tanto que lo recuerdo como la única cosa que parecía proporcionarme desasosiego.





Pero afortunadamente todo eso cambió con los años, y entre la gata y yo se fue creando un vínculo, que yo me atrevería a decir, amoroso. Maiden se dejaba acariciar, se acurrucaba junto a mis pies, se subía a mi falda, ronroneaba cuando yo le acariciaba con la yema de los dedos: el cuello, el lomo, la barriga. ¡Cuánto le gustaba! 

Me seguía por todos los rincones de la casa. Remilgada y caprichosa, apuraba el paso, se escondía y con sus garras hacía miles de diabluras. Pero poco a poco como un hada convertida en gatita nos fue conquistando. Se ganó el corazón de la familia. Y yo entendí el por qué en la antigüedad los adoraban como a dioses.  

De vez en cuando recuerdo cómo la conocí. Fue aquel día que al entrar en casa me encontré a la familia sentada en el cuarto de la tele, y entre ellos a una gata pequeñita, siamesa, mezcla con callejera, de pelaje blanco y negro y ojos azules. La mimaban mientras ella quería zafarse de los brazos de uno de mis hijos, ahora no recuerdo quién la sujetaba. Lo que si recuerdo es que el nombre se lo puso mi hijo Roberto. Y sin la menor compasión dije:

-¡Saquen esta gata fuera de casa! ¡Aquí no la quiero!

-Pero alguien dijo: -¡Si la echamos se convertirá en felpudo del asfalto! La encontramos en la calle, abandonada, asustada. -¿Por qué no la dejamos hasta mañana? gritaron todos alarmados.  
   
Esa fue la excusa que me dieron para aplazar la despedida, y a mí al ver su mirada triste de animal asustado, me invadió un sentimiento de ternura y pena. Fue un error creer que al día siguiente ya no estaría con nosotros. No la quería entonces, pero cuanto la quise después. Con su andar suave y sus piruetas para cazar moscas, pájaros o cualquier cosa que se moviera, aportaba un aire entrañable a la casa. ¡Cuánto me gustaba!

Pronto un repentino sentimiento nos unió, se convirtió en un miembro más de la familia con sus alegrías y sus tristezas, con su mirada velada por una lágrima que siempre le afloraba. El veterinario nos dijo que era un defecto de nacimiento. Con Maiden entendí ese amor que los ingleses sienten por las mascotas, entendí el respeto y la adoración de los egipcios por los gatos y perros. Por la figura de Anubis.

Estos días los medios de comunicación han dado noticias espeluznantes sobre el maltrato animal, sobre peleas de perros, de gallos… Alarmante es el incremento de la violencia hacia los animales en nuestra sociedad, quizás porque en el hombre se dan cita los peores rasgos de la especie y cometen atrocidades que puede ser intencionada, maliciosa o irresponsable, me da igual, la definición. Lo único que es cierto es que el hombre es el único animal que ha alcanzado la fase suprema de la crueldad.

El problema es que el maltrato no deja de crecer. Sólo el Seprona realizó en 2016 más de 12.400 actuaciones, de situaciones de abandono, desnutrición, asesinato. Solo el hombre parece sentir gusto en maltratar, aniquilar, arrancar el alma a un ser vivo, sin más razón que el divertimento y la destrucción. Por eso, desde la más tierna infancia debemos transmitir a los niños educación y respeto. Entender que no son un juguete y que cuando llegan unas vacaciones no debemos abandonarlos. Concienciarnos  todos de que los animales son seres vivos, y no sólo los domésticos, también los salvajes que en otras épocas fueron libres.

Afirma Erich Fromm que es difícil que una persona que es cruel hacia los animales, difícilmente cambie de actitud, seguirá siendo cruel con sus semejantes también. Por eso los pacifistas, animalistas debemos seguir luchando por la verdadera justicia.

Foto, Mi nieta Livia con Maiden

Blog-rosariovalcarcel.blogspot.com 

martes, 11 de abril de 2017

UN POEMA, FRANCISCO LEZCANO LEZCANO



Semana Santa,
Semana Muerta:
Una cicatriz de miles de kilómetros
quiebra el milagro albino
del Polo Norte...

Un industrial coronado
con laca y spray  zanahoria,
bombardea sin cálculo de consecuencias,
ni olvidar su partida de golf...

Fanáticos de otra fe,
como los de ayer,
vuelven a acuchillar
poniendo a su dios como testigo...

El hambre sesga medio planeta.
Miles de seres aterrorizados huyen de su patria,
creyendo en los olivos y palomas blancas
de otras fronteras,
pero pierden sus hijos en el frío,
aun antes de alcanzarlas...

Semana Santa,
Semana Muerta:
¿Dónde está el grito de Dios?

Cientos de mujeres violadas...

Semana Santa.
Semana Muerta:
¿Dónde están vuestras vírgenes
madres de todos los milagros?

Cientos de niños guerreros
no saben por qué matan,
ni por qué les regalan coca.

Plañideras emotivas de la Semana Santa,
caballeros leales y dignos
¿Cuántas lágrimas habéis vertido
por los degollados del mundo,
por tantos inocentes gaseados
como ratas apestadas,
por los flajelados de la Tierra,
los crucificados sin posibilidad de resurrección...
En abril, lluvias mil.
¡Ha empezado a llover!
Al menos el cielo llora...
¿Mañana será otro día?

                                   Francisco Lezcano-Abril 2017

Francisco Lezcano Lezcano, nació en Barcelona en enero 1934 aunque afincado en Canarias desde su infancia. Ha cultivado la pintura, el dibujo, la poesía, la ciencia-ficcion, la escultura, el mural la actuación. Y fue pionero de la fotografía submarina.  

Foto Francisco Lezcano junto a Rosario Valcàrcel
Foto de la Exposición "El origen de la vida y el Cosmos" Presentada por Rosario Valcárcel en La Caldereta, S. Mateo.
Y en la foto inferior,  Francisco Lezcano saliendo del mar después de realizar fotografía submarina.  

viernes, 7 de abril de 2017

DE NUEVO, SEMANA SANTA


 Cuando Jesús entró en Jerusalén, toda la ciudad se alborotó y preguntaban: ¿Quién es éste? Y la muchedumbre respondía: Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea.

   
         A medida que el tiempo pasa, me doy cuenta de que el mundo ha cambiado totalmente y que por supuesto han cambiado nuestras vidas, nuestras formas de enfrentarnos a cualquier acontecimiento.
        Por eso al llegar la Semana Santa me entra añoranza y me acuerdo de aquellos ejercicios espirituales, de la lectura de los libros ejemplares, de películas sobre la Biblia, Benhur o Los Diez Mandamientos… Era el símbolo del amor y los reencuentros, de las familias. Eran tiempos de ver a nuestros abuelos asomados a las ventanas para contemplar las procesiones, la gloria de las imágenes, las señoras ataviadas con mantillas negras y con nuestras mantillas blancas. Y la saeta que alguien lanza desde un balcón
Quién me presta una escalera /para subir al madero, / para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?



El mundo parecía que se paraba, los sentimientos se manifestaban en las calles. Eran tiempos memorables para lo religioso, las imágenes, los imagineros como nuestro José Lujan Pérez, un grancanario que culminó la fachada neoclásica de la catedral de Las Palmas.
        A mí la Procesión que más me gustaba era la del domingo de Ramos, la del Paso de la Burrita. Al llegar ese día, por fin estrenaba mi vestido nuevo, así que vestida de guapa, entre ciento de niños y niñas, esperaba con las manos en alto agitando las palmas y aplaudiendo. Yo abría y cerraba los ojos asombrada al ver al Señor con su carita tan sonriente. No parecía el dueño del mundo.
       Esa mañana el Sol siempre nos acompañaba y los bombos y platillos sonaban a alegría. ¡Cómo me gustaba escuchar los sonidos de cornetas y redobles de tambores!  Desfilar al lado de la banda de música y contemplar a aquellos primeros turistas, espectadores asombrados, haciendo fotografías. 
        Después mi padre me subía en los cochitos que instalaban en el Parque de San Telmo: en los caballitos que subían y bajaban, en la ambulancia o en la caldera que daba vueltas y vueltas. 
        Y al llegar a mi casa, mi madre nos sorprendía con algún postre. Esa semana preparaba sus torrijas y la casa olía a canela y a limón.
       Todos los días de la semana había una procesión y de las iglesias salían filas de devotos. No recuerdo bien las imágenes que sacaban el lunes pero sí que era el día de los seminaristas. ¡Qué serios avanzaban en procesión detrás de los tronos! Envueltos en sus capas rojas. Aunque el día más conmovedor era el día que trasladaban a la Virgen para que viera a su Hijo, llagado, subido en una peana. Era el día del Santo Encuentro y coincidía con el miércoles. Algunas mujeres lloraban.
      Así las imágenes recorrían casi a diario el casco histórico, menos el jueves que visitábamos las iglesias, los Monumentos. Me llamaba la atención la fuerza de aquellos santuarios, las velas que ardían erguidas en la penumbra como custodiando las imágenes de los santos que estaban cubiertos con telas de color malva. Y en un altar, bajo una luz tenue, se explayaban enormes cestas de rosas, azucenas, claveles, gladiolos…, entre una platería reluciente y bellos jarrones repletos de flores y más flores.
      Entonces nos arrodillábamos y musitábamos oraciones.
      En esos días se escuchaban lamentaciones y cantos de sufrimiento y el tiempo cada día se empeoraba más y más, como una señal de dolor. Incluso algunas veces llovía y en las casas se hacía un silencio. No se podía cantar, ni manifestar alegrías, las ropas se oscurecían. Se hacían Vía Crucis y se cantaban Misereres. Las calles olían a incienso y las radios sólo emitían música sacra, marchas fúnebres y las Siete Palabras que duraban una eternidad.
        Después  silencios, muchos silencios. Yo cerraba los ojos y sólo veía curas ataviados con sus sotanas negras, lanzas, coronas de espinas, cruces y clavos. Sentía miedo. Menos mal que Dios es compasivo y hacía que llegara el sábado. Entonces se escuchaban el repicar de las campanas. Resucitaba el tiempo.     
        Hoy se habla de las vacaciones de primavera, de que las zonas de acampadas están repletas, que se han cubierto las plazas hoteleras, que el lleno se repite en las zonas costeras. Se habla del arranque de la Semana Santa, de los muertos de la operación de tráfico, de que la gasolina sube en esos días. De actividades y cursillos para que los niños no se aburran en su tiempo libre. 
      Y algunos siguen creyendo que el paraíso terrenal está en estas manifestaciones, en la fuerza que emanan, en el rito al sufrimiento, otros piensan que los niños actuales desconocen esas historias, desconocen la Biblia, los personajes y los misterios.
     Niños que cuando ven la procesión de La Burrita se preguntan ¿Quién es éste?

domingo, 2 de abril de 2017

POESÍA Y NARRATIVA, BALBINA RIVERO

Conocí a Balbina Rivero, hace ya bastantes años cuando el azar nos sorprendió en Santa Cruz de Tenerife. Ella se nos acercó y muy animada nos habló de algunos libros que había publicado y de sus proyectos literarios, del hecho de escribir. Así fue como empezó nuestra amistad. No la conocíamos, pero a partir de aquel día nos tropezamos con mucha frecuencia con un nuevo libro que tanto puede ser para niños como para adultos o nos envía su último libro de poemas, como el que presentamos hoy  “Poemas al viento”


Un libro de poesía publicado en el 2014 por la editorial “Escritura entre las nubes” que tiene el aroma de la sencillez y la espontaneidad, la actitud creativa del conocimiento y la estética que, comparte con el lector en sus poemas sobre las despedidas, la religión, la muerte, las letanías y las plegarias con una dosis de espiritualidad. Comparte también la amistad, el amor o el erotismo como podemos escuchar en el poema “Queja a Afrodita” en el que Balbina invoca las deidades del sueño, los seres inmemoriales:

¡Ay, Afrodita! Tu hijo, ese inquieto y caprichoso niño,
el que tiene las alas llenas de vino y las flechas oxidadas,
corrígele y que no me torture, no quiero sufrir más
este desasosiego nocturno ni sufrir impaciente los días.
Me prometió un  tálamo para compartir con mi otra mitad
que de celos sufre por mí y retenido lo tiene, alejado.
No creas que solo él sufre por Psique.
...Sabes bien que el corazón no sabe, no ve, no comprende…
La voluptuosidad me embarga y espero bajo el manzano,
ansiosa, la llegada de mi amado
espero sus caricias tantas veces degustadas.
Mi perfume le señalará el camino hasta llegar a mí

Un poema que fue premiado con un accésit en el certamen de Poesía erótica. Canarias 2013 coordinado por Juan Francisco González Díaz y Aquiles García Brito y que tuve el placer de formar parte del Jurado y realizar el prólogo del libro titulado Poesía Erótica Canaria, que publica Ediciones Ciudad Galdós.

“Poemas al viento” tiene el aroma de esa poesía de la cotidianidad, de la experiencia en la que la autora incide con intención de transformarla. Tiene el aroma de la poesía de las relaciones entre las palabras y los seres que la rodean, de los lugares comunes, del mundo. Por lo que podemos decir que es una poeta inquieta y soñadora en medio de las realidades humanas y de su circunstancia. Una poeta siempre en constante experimentación, capaz de entusiasmar a un público amplio.

Una escritora que alterna poesía y narrativa. En este último género recrea la figura de Beneharo y se incorpora al tratamiento novelesco de los mitos canarios; cada isla tiene su personaje. Doramas en Gran Canaria o Tanausú en La Palma. En el caso de Beneharo, mencey de Anaga, se trata de un héroe que según la tradición prefiere el suicidio frente al sometimiento a los conquistadores castellanos. De este modo practica el mismo ritual que Tanausú o que los últimos resistentes en Gran Canaria, que al grito de ¡Atis Tirma! Se arrojan al vacío.

Beneharo es, según Balbina Rivero, “un valiente que no se dejó doblegar por el conquistador”, y con la conquista lucha consigo mismo para aceptar propuestas de los conquistadores que van en contra de su voluntad. Era un “hombre sensible, amante de la tierra y del contacto con la naturaleza, con la que vive en una especie de simbiosis, y presiente que algo va a acaecer.” Y nos añade la escritora que el mencey fue bautizado como Fernando de Anaga, desterrado en Arguinenín, y enterrado en Gran Canaria.

Sin embargo, popularmente, se ha creído que Beneharo se despeñó para no caer cautivo cuando el adelantado Alonso Fernández de Lugo invadió Tenerife, pero este error parte de la recreación literaria que hizo el poeta Antonio de Viana, poema que inspiró a autores posteriores como Viera y Clavijo, y Ramón Gil Roldán, que sirvió de base a la Cantata del Mencey Loco, de los Sabandeños.

Para el doctor Alvarez  Delgado, quien fuera catedrático de Latín en la Universidad de La Laguna, historiador y humanista, Beneharo fue una invención del poeta Viana, del mismo modo que el vocablo Tamarán para designar a la isla de Gran Canaria fue también una creación literaria del siglo XIX, una invención de Manuel de Osuna Saviñón recogida en 1844. Lo cierto es que a  través de la historia de la literatura canaria se estructura un tipo de creaciones basadas en tópicos y contradicciones, leyendas tejidas a los largo de los siglos sobre la historia de Canarias.

Ahora Balbina Rivero nos plantea en “Beneharo, mencey de Anaga. Fin del mito”, temas como creencias, costumbres, a veces se adentra en la fantasía otras se ajusta a la realidad. En un relato que divide en una veintena de capítulos cortos en el que nos va narrando desde las costumbres de un pueblo, a los preparativos para la batalla o la muerte de Bencomo. Una novela corta que tiene como eje central a Beneharo. En definitiva un libro que con polémica o sin ella Balbina Rivero rescata al heróe, al mencey de Anaga.


Un libro que nos permite fomentar la lectura y el aprecio por uno de los mitos de Canarias. Beneharo, mencey de Anaga

Foto Balbina Rivero con Rosario Valcárcel en el Museo Domingo Rivero

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