martes, 29 de septiembre de 2020

2 POEMAS DE PINO BETANCOR (1928-2003)


 

De Las dulces viejas cosas

LA FALDA

Esa falda de tela desvaída,
tantas veces lavada, usada, poseída,
se ciñe a mi cintura
tan impalpablemente,

que casi ni la siento resbalar

suavemente, rozando mis caderas.
Y esa blusa gastada
de la que tú te ríes
cuando me la ves puesta,
ofrece su caricia más íntima

a mis senos, ahora no tan altivos,
como ella, no tan nuevos.
Ay, las cosas gastadas
por el tiempo y la vida,
se han hecho tan amigas

de mi cuerpo,
que cuando estoy cansada
nada me reconforta
como su suave tacto,
tan cálido y sereno.

El gran armario guarda
las ropas más preciadas.
Oscuros terciopelos,
suaves sedas de Italia.
Los hermosos vestidos
conque te gusta verme.

Pero ahora estamos solos
en la dulce penumbra
de la tarde que cae.
Perdóname que elija

entre el placer de verme
hermosa ante tus ojos,
esta humilde alegría
de verme como soy.

 

 

 

De Las oscuras violetas

 

PRIMER SUEÑO

Si pudiera volver al primer sueño,
a la primera espuma, al primer hálito,
redescubrir la luz con ojos nuevos,
acariciar la flor con nuevas manos.

La hierba primitiva, siglos verdes,
espacios verdes por mi piel rodando.
Los pájaros de entonces, los de siempre,
con sus alas de luz en lo más alto.

Sentir la sangre golpear de nuevo
en el pequeño pulso acelerado,
y hablar con un lenguaje puro y fresco.
Y reinventar palabras, risas, cantos…

Si pudiera volver al primer sueño,
tú serías de nuevo el primer llanto.

 

SE HA DICHO SOBRE ELLA…

Por el conjunto de su obra poética puede afirmarse con seguridad que Pino Betancor es una de las voces femeninas más importantes de nuestras letras en la segunda mitad del siglo XX, y que, vista en su conjunto y a través del tiempo, su palabra osciló entre sus dos núcleos temáticos más persistentes: el amor y la preocupación social, el contenido romántico y su compromiso y solidaridad con el tiempo que le tocó vivir, facetas sin dudas de un mismo instinto de comunión con todo que fueron hilándose en sus versos con un perfecto manejo de la rima, del ritmo y la cadencia. Alicia Llarena. Prólogo a La Memoria encendida.

La obra de Pino Betancor es el diario de un jardín que, a puerta cerrada en ocasiones y en el primor del cielo abierto en otras, ofreció la viveza de su amor, el candor de su deseo y la pena y la frustración de los años más dolorosos de su existencia. Daniel María. Prólogo a sus Obras completas.


de CONSTELACIÓN DE ESCRITORAS CANARIAS