Por Rosario Valcárcel
Una vez más estoy aquí con ustedes, feliz, para celebrar la fiesta de la poesía. La presentación de un nuevo libro de poemas titulado Mojando los pies descalzos, de Consuelo Rodríguez Rodríguez.
Y nos encontramos con un poemario que va al encuentro de
la conversación, de ese diálogo que es el centro
de su poesía, donde concurren interrogantes que arañan las puertas del sentido,
quizás, porque Consuelo sabe que una de las maneras más efectivas que el ser
humano ha encontrado para alejar la monotonía, la frustración o el desencanto,
es escribir poemas como actividad catártica o terapia vital o simplemente para
ser más feliz.
Y escribe y escribe frente al intimismo de un yo, que
profundiza en las crisis existenciales y lo expresa con un alto grado de
ternura:
..Tiraré la alfombra debajo de la ventana
y
un latir sin infancia me recordará
como
la princesa espera
a
su príncipe azul
y
no llega.
Consuelo sigue siendo fiel a sus motivos esenciales: el amor y el desamor, el cambio climático, la destrucción del afecto, la esperanza y la decepción. Sigue siendo fiel a ese gusto que provoca la memoria de la niñez y el paisaje de Puntagorda, ese pueblecito donde ella nació. Y nos conmueve. Y comprendo que, esa ida y venida de sentimientos la lleva a un camino abierto hasta las selvas más densas de su corazón.
Dialoga también con la soledad, lo perdurable y lo efímero, tanto que me atrevo a decir que es una poesía atravesada por sus anhelos y pasiones, por sus venturas y desventuras, por sus fulgurantes vuelos de fantasía alternados con alegrías y tristezas.Destaca además en sus textos una perspectiva hondamente humana, donde lo importante no es solo aquello que la poeta observa, sino las preguntas que hay en su mirada, tímida y prudente: al tiempo, a la nada, al agua en las palabras, al grito de rebeldía que ella usa como palanca para afrontar el debate en las playas salvajes, la catarsis como terapia ante la libertad que ansía, la vigilia y el sueño; ese lugar donde las cosas surgen con su halo de eternidad que vive intensamente tal como sucede en:
No miro a nadie solo al espejo
que protege mi escudo de plata y cristal
y el salitre de las olas
llegando a las playas puras y salvajes.
Quiero tener en mi boca ese preludio de acento
que rigen el último eslabón de tu magia bendita,
sí quiero los finos aires tocando el pelo
y al vaivén del viento recorrer
la aurora que viene definiendo el día perplejo y cóncavo,
anunciando la muerte de aquel origen que se hunde en sí mismo
en la eternidad para quedarse allí.
Cuando abandonen los novios el clavel en la solapa
saldrá el tímido nardo a perseguirte
y rondando las horas sabrá el estallido de la noche y el día.
La poeta forma parte de una familia de artistas: músicos, ceramistas, cerrajería artística y pintora como su hermana Goretti; autora de la preciosa obra de la portada del texto titulada Bajo la lluvia. Dos hermanas amigas y confidentes.
Poco a poco Consuelo, ha ido labrando una voz muy personal en la que explora en los ríos, las hojas de los árboles, los espacios envueltos en la luna. .. Mejora su calidad poética de una forma más desnuda, honda, valiente.
En mi opinión en las dos últimas publicaciones. El reino que habito y éste poemario que tenemos ahora en nuestras manos, se observa la concurrencia de su madurez. Publica poemas de mayor desarrollo y aparece una voz más audaz.
Sé que debo decirte algo, alguna palabra
que haya mordido el tiempo en la distancia
o haya anulado
las trenzas sobre el pelo.
Pero tú no querrás,
aúllan en tus ojos
anillos y pulseras por el aire
que prometen los novios.
La
poesía ha invitado a Consuelo a hacerse dueña de sus pensamientos y su
libertad. No en vano los dos se mueven en lo que nace de la intuición y de los
sentidos, en lo que aprendemos, y en lo que vamos acumulando a lo largo de
nuestra existencia.
Sigue
pues, Consuelo Rodríguez, hablando y escribiendo desde ese pequeño rincón tuyo
tan radiante. Felicitaciones.
Blog-rosariovalcarcel.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario