domingo, 28 de septiembre de 2025

Ernesto Rodríguez Abad, creador de sueños.


Por Rosario Valcárcel

La mitología griega etiquetó a Canarias como las Islas Afortunadas o de los bienaventurados, en alusión a la propia naturaleza, a la diosa de la fortuna. Y hablando de fortuna, hoy tenemos la suerte de tener por segunda vez a Ernesto Rodríguez Abad en la IX Artebirgua Literaria Letras en La Cumbre.

Su pasión por la novela, el relato y la narrativa infantil le ha llevado a correr caminos, ver mundos y a su vuelta impartir seminarios, cursos, conferencias, participar en festivales y en universidades españolas y extranjeras, a protagonizar y dirigir grandes obras escénicas como actor y director teatral.


Nació en Los Silos, Tenerife, su lugar de residencia actual. Estudió Filología Hispánica y Francesa, en la Universidad de La Laguna donde hoy es profesor. En seguida comienza a trabajar como investigador como la edición y análisis de la poesía surrealista del tinerfeño Emeterio Gutiérrez Albelo. Ejerce en el teatro como guionista tanto con obras propias como con obras originales.

 Hace más de 30 años ganó el Premio “Santa Cruz de La Palma” en 1994 y 1996 por los textos teatrales La Africana y el Pulpo. Dos años más tarde un accécit por Historias extrañadas en Santa Cruz de Tenerife. Y otro premio en 1998 en el Ateneo de La Laguna por Cosas de dioses.

Pero no nos engañemos, Ernesto es un hombre muy trabajador, disciplinado, tenaz y tolerante premiado también en Túnez por su investigación teatral, en Argentina por la dedicación al mundo infantil. Y siguen los premios en Ecuador, Suiza, Montevideo, República de Uruguay… Imparte seminarios, cursos conferencias y participa en festivales en universidades españolas y extranjeras. Realiza Jornadas de Comedias del Teatro clásico de Almagro y en Centros culturales, bibliotecas, universidades y en festivales de Alemania, Francia, Brasil, México y otros países latinos. 

Desde 1984, su dedicación al teatro lo lleva a dirigir y a adaptar textos narrativos de Jean Cocteau, Valle Inclán, García Márquez entre otros. Obras del teatro clásico del Siglo de Oro, como los guanches de Tenerife de Lope de Vega, Francisco Quevedo e Iriarte y muchos más.

Pone en escena Doña Rosita la Soltera o el lenguaje de las flores Lorca, (1935.), el drama de aquellas mujeres que al no “encontrar” marido les llamaban solteronas. Un rol que se eterniza para ellas, considerándolas algo inútil y sin sentido.

En 1995, Ernesto, crea y dirige el Festival del Cuento de los Silos, un teatro para la infancia, familias, espectadores, lecturas, presentaciones, actuaciones musicales. Un viaje a través de cuerpos entrañables, seres mágicos, casi celestiales que nos rodean con gestos, acciones, palabras, improvisación. Todo acompañado de lecturas, danza, música, mariposas. Y pespuntando sueños: castillos, redobles de tambores entre esculturas efímeras, plataneras…La palabra repleta de pedrerías.

Todo se convierte en fiestas luminosas cubiertas de macizos de flores, árboles que albergan pájaros migratorios y abejorros que cantan la vida. Yo no he tenido el placer de disfrutar del rumor de estos sueños, pero una amiga palmera, llamada Gloria Esther Rodríguez Rdguez, pintora y escritora, participó en el Festival de Silos hace unos años y, al saber que yo iba a estar hoy contigo, mi querido Ernesto, me ha entregado una pequeña sorpresa para ti. Escuchemos la voz de la poeta:

De Ernesto.

Su semblante vestido siempre de sonrisa

siembra en las mentes visitantes,

jardines que invitan a soñar,

en arcoíris de colores…

los pensamientos.  

En la escuela de Espectadores Teatrosilos, continúa con su labor infantil,  dirigiendo y promoviendo en festivales en las islas y península, el eco de gritos y risas de cuando éramos niños.

Ha publicado más de 50 libros de teoría, teatro, narración infantil, álbum, novela y poesía y en el 2019 recibe el nombramiento de académico colaborador de la Academia Canaria de la Lengua. 

Y para festejar la reciente primavera, Ernesto Rodríguez Abad, participa en el Teatro Municipal Capitol, con “La orilla Dorada”, recital poético músico-literario que fusiona la palabra con ese torrente sensorial en los que se arrojan los poetas. Un espectáculo acompañado de voz, violonchelo, violín y guitarra.

 Preguntas:

 P.-Ernesto naciste en los Silos, qué importancia ha tenido tu pueblo en tu forma de escribir, de mirar al mundo, de contar historias. 

R.-  Mi pueblo ha sido mi Macondo. Un lugar para crear y construir mi propio mundo. 

P.- ¿El recuerdo del pueblo en donde naciste es un territorio mítico para ti?

R.- Los Silos ha forjado mi imaginario particular. En mi bosque de laurisilvas crecen seres mágicos, hadas, monstruos y árboles de los que caen palabras. 

 Afirmó Vargas Llosa en la entrega del Nobel. Lo quieran o no, lo sepan o no, los fabuladores, al inventar historias, propagan la insatisfacción, mostrando que el mundo está mal hecho. 

P.- Tú crees que la vida de la fantasía es más rica que la de la rutina cotidiana.

R.- La fantasía es un arma con la que podemos derrotar a la ambición, a la soberbia, a los impostores que deambulan por la sociedad y convertir el mundo en un espacio para vivir. 

 

P.- Has escrito mucho para niños. ¿Qué te atrae de la literatura infantil? ¿Qué buscas provocar en los lectores más jóvenes?

R.- La literatura infantil es necesaria para formar pero sin adoctrinar. Tenemos que generar una infancia capaz de reflexionar, no inculcar ideas en ellos, sino provocar que niñas y niños busquen sus propias ideas. 

 P.-Bailar, cantar o tocar un instrumento es otro de los clásicos que no pasan de moda, ya que son formas de expresión corporal y emocional. 

R.- La escena me permite jugar con las artes. El color, la expresión corporal, Las formas, la música son elementos que se unen a la palabra en escena y te dan la posibilidad de expresar lo que sientes. 

 P.-Has estudiado y enseñado en lugares como Túnez, Francia o Italia ¿Qué te han aportado esos encuentros culturales en tu forma de entender la literatura?

R.- Me han forjado como persona y como artista. Si no te alejas de tu mundo no puedes amarlo y entenderlo de verdad. Túnez fue fundamental en mi formación artística, me hizo ver más allá. No todas las respuestas del arte y del pensamiento están en Occidente. 

 P.- Ernesto, tú crees que la ficción es un refugio de tristes, nostálgicos y soñadores….

 Sin la ficción yo no podría vivir. Mi refugio de la infancia solo lo encuentro en la fantasía. 

El teatro te acompaña desde hace décadas. ¿Qué te da la escena que no encuentras en la escritura? ¿Qué papel juega la emoción en tu forma de dirigir?

 R.- La escena me permite construir un universo verdadero pero efímero y es apasionante saber que lo que estás haciendo solo sucederá una vez. Es fugaz pero verdadera.

 P.- Fundaste el Festival Internacional del Cuento en 1995 ¿Qué te motivo a crearlo? 

R.- El compromiso con mi pueblo. El arte y la cultura son herramientas transformadoras de la sociedad. Yo siento ese compromiso, siempre he tenido una especie de vocación de trabajo hacia la comunidad. 

 P.-Captar la atención de los más pequeños y animarles a sumergirse en el mundo de la literatura, sin olvidar esos momentos de diversión, claro. ¿Quieres añadir algo más o contarnos alguna anécdota?

R.- Son  mágicos y locos. Son seres puros que aún no han aprendido a sobrevivir en la jungla de nuestra sociedad. Una vez un niño me dijo en Colombia, después de ver una obra de teatro mía, que siempre había querido ser escritor y que después de ver mi representación había descubierto a quien se quería parecer. Es el mayor impulso y compromiso que he sentido en mi vida. Es el público más sincero y exigente. 

 P.-Con teatro Silos impulsas una escuela de espectadores. ¿Qué significa para ti formar al público ¿Cómo se enseña a mirar y a escuchar?

R.- Tenemos la obligación, Los creadores, de enseñar a disfrutar del arte. Tenemos que ofrecer a la gente los mecanismos que hacen que leer o asistir a una representación sea un disfrute. Además si la sociedad no aprende a soñar estamos perdidos.

 P.-En todo lo que haces, la palabra es lo esencial. ¿Qué crees que puede cambiar  una historia bien contada?

R.- Un historia bien construida puede disparar la mente de quien escucha o lee. Somos producto de lo narrado, pero a veces lo narrado cae en manos del poder,.El arte es la única verdad, 

 

P.-Y por último: si solo pudieras contar una historia más, la última ¿de qué trataría?

R.- Se titularía el secreto de las palabras, pero aún no estoy preparado para escribir

 

Semblanza y preguntas con el autor realizada en el Encuentro de Escritores en Juncalillo, Artebirgua Literario celebrado el pasado junio, 2025 en Juncalillo Galdar, Gran Canaria.   

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miércoles, 3 de septiembre de 2025

LA ORILLA DE LOS DÍAS, poemario de Juan Calero, Lucia Rosa González y Héctor J Rodríguez


 


 LA MÍNIMA HOJARASCA

Un libro  de poemas de Héctor Rodríguez Riverol, Lucía Rodríguez González, Juan Calero Rodríguez.

He aquí una propuesta de tres poetas que, por razones de la convivencia, de las lecturas y de las influencias mutuas, constituyen casi una misma unidad expresiva. Unos textos actuales. Una poesía donde sientes en pequeños flashes  la soledad y la dureza del paisaje palmero. .  

HÉCTOR RODRÍGUEZ RIVEROL  

Así, no me ha llamado la atención que Héctor Rodríguez nos presente en este nuevo libro titulado La mínima hojarasca, poemas breves a la manera de haikus porque con mucha frecuencia aparece en su poesía el sentimiento hacia la naturaleza con la que dialoga, comunica y se solidariza. Se solidariza obstinadamente por salvarla de la dramatización del infierno en la noche y en el día. Es verdad que forma parte de su trabajo, pero lo hace con una mirada generosa, de apego y lucha hacia el hábitat y el propio hombre.

Así se aferra a la belleza poética y escribe:

-Me arrojo al abismo/ de un cielo virgen/ como las aves de paso.

Héctor está en contacto con las energías de la vida, con el silencio que llega hasta el edén y convierte el poema en un mundo propio, donde reina la sencillez, la naturalidad y la sutileza. Mide, pesa sus palabras, por lo que su escritura responde a la reflexión. Así escuchamos al poeta:

-¿Quién tendrá/ la osadía de morder/ el cuchillo, la manía/ de agasajar al miedo/ o el falso reflejo de la infancia/ que nunca tuvimos?

En este poema desnuda la palabra, con una gran fuerza melancólica, plantea también una poesía interrogativa y existencial, la visión del pesimismo, la tristeza, la oscuridad:

-Todo es ceniza: / la ínfima vertiente, / los estambres del camino, / su movimiento y desgaste, / las misivas en el buzón de los sueños / mi boca ebria de cantares y herrumbre.

 

En la mínima hojarasca, Héctor Rodríguez Riverol nos presenta el dolor, los sentimientos,  la angustia, el arrebato, la fatiga como una forma de memoria.

             

 LUCIA ROSA GONZÁLEZ, LA INTEMPERIE SE MUEVE

Nos describe Lucia Rosa González 


en La intemperie se mueve, la degradación, la crueldad y la muerte. La voz, su voz vuelve a la Naturaleza, a los pájaros, a los murciélagos gaviotas y grajas que cruzan. Vuelve al polvo, a la calima, al volcán. A los murmullos de las conversaciones bajo los pinos. Convierte el poema en pensamiento, para actuar sobre la conciencia del hombre.

-Ahora viene el volcán / y degüella las rosas que quedaban. / Miro arriba y me espanto, / ¡el cielo desgastado pide ayuda! No sé qué va a hacer el cielo

 

Une belleza y muerte, el tránsito que se lleva la luz, quedando solo la ausencia y un cielo que, acaso carece de razón, pero comparten el mismo ser.

 La intemperie se mueve, rinde tributo a las tierras donde ha nacido, a los antepasados que las habitaron, las plantas sagradas: el avellano, el orégano, el muérdago, los arándanos, el laurel, las grosellas. Un homenaje a la naturaleza. Un libro escrito con ese dominio de los tiempos, con esa voluntad indagadora en lo telúrico, enraizada a la tierra, a la lluvia, al viento.  Una poesía de la experiencia, confesional, de emociones, del paisaje y de los recuerdos, de la ternura hacia el delicado cabello de su madre:

 -Madre, tu trenza que hipnotiza / brilla en la eternidad. /Vemos que parpadeas en la hondura. / Con la maternidad a la intemperie/  nos buscas en las piedras./ Qué harán de tus cabellos, madre, /las piedras que en la lava/ nos desaparecen.

 Lucia Rosa va al encuentro de la conversación, de ese diálogo que es el centro de su poesía, donde concurren interrogantes, la intemperie que se mueve entre la oscuridad y la luz, la ceniza aún caliente y la lava que viene a comernos. Lo real y lo evanescente que araña las puertas del sentido. El Paraíso perdido del que hablaba Marcel Proust.

 En La intemperie se mueve nos impulsa a la omnipresencia del volcán. Nos refuerza ese sentimiento que bajo el volcán todo desaparece, del volcán vigilante que nos convierte en su presa. Nos impulsa a la belleza cautivadora y cruel del universo.

 Pero La intemperie se mueve, es también una respuesta al mundo, a la realidad que es el mundo interior de Lucia Rosa González; poeta.

 


JUAN CALERO RODRÍGUEZ, ENHEBRANDO LLOVIZNAS


 Juan Calero Rodríguez es un poeta que desde la soledad, la modorra y la desesperanza emocional de sus vivencias en Cuba y su vida en la isla de La Palma, ha sabido crear un lenguaje poético personal, un lenguaje que pertenece a la poesía como ejercicio de construcción de su pasado y su presente.

 En Enhebrando lloviznas, Juan Calero construye, al igual que los otros dos poetas que participan en este texto, poemas minimalistas, elípticos que, como vemos son muy breves, con un enfoque emotivo, esencial y aparentemente sencillo y digo aparentemente porque debajo de la naturalidad y sencillez se encuentra un trabajo serio de elaboración:

-Si tuviera al menos la incomprensión / pero ni tus súplicas al cielo hacen trampas. / Nadie tiene la culpa, /el mundo no puede cobijar más excepciones.

 Juan Calero Rodríguez es un poeta enamorado del mundo del arte, de los libros de la poesía y especialmente de la pintura. Le gusta hablar de la poesía, de los poetas, de las librerías y de los escritores. Le gusta recorrer la historia personal y la colectiva de los lugares que va conociendo a través de sus viajes, asumirla como descubrimiento de otras culturas y escribir, escribir como en este poema donde exclama:

  Madre, ahora que confundo los instantes del / equilibrio y el correo niega hasta el último de los/  mensajes recuérdame el nombre, la fecha de los/ auxilios. Los accidentes.

 Escribe Calero, igual que si estuviese sumergido en el sueño de su origen, de sus capas más oscuras, en el amargo deterioro de la desmemoria, del olvido. Un poema con un tono intimista y confesional, un poema sobre imágenes vagas que atraviesan la mente del poeta, un poema que me ha hecho recordar la idea del Paraíso perdido de Marcel Proust.

 Construiste templos donde esconder desiertos, / lugares medio mojados cada mañana, / y sin rostro, me preguntas, dónde queda la patria:

 En estos versos asoma el tono de nostalgia, de la patria perdida, de ese arte tejido en el telar de los recuerdos. De esa memoria, íntima, sensorial del país de la infancia que marca tanto.

 Todos dijeron ser inocentes / la lluvia, el viento, las horas, el amanecer /el brillo de la luna, los sueños con sus mitos / la mirada y su canción. Solo la mano del niño /no supo qué decir ante la rosa sin pétalos.

 A través de los poemas, Juan Calero Rodríguez canta al amor, a la naturaleza, a lo ancestral, a lo urbano, a la búsqueda de la vida.  

 Es el hallazgo de esa poesía como palabra en la memoria.       

 

Rosario Valcárcel, narradora y poeta


 

 

 

 

jueves, 5 de junio de 2025

La Memoria del roce, el nuevo libro de poemas de Antonio Arroyo Silva

Antonio Arroyo es un poeta, filólogo, premio de Poesía Juan Ramón Jiménez. Su obra goza de especial reconocimiento en Canarias y fuera de las islas. Pero Antonio también es amigo nuestro y, en estos días, nos ha regalado su nuevo libro Memoria del roce, al mismo tiempo que me ha comentado que en él vamos a encontrar un viaje poético a través de la memoria, el amor filial y los pequeños detalles que configuran nuestra existencia.

Efectivamente, aborda el poeta en este nuevo poemario, la infancia, el amor, la cotidianidad, de cómo era eso de morir, la orfandad, el chapoteo de los charquitos... Por sus páginas se cruzan algunos de los sentimientos más intensos que mueven la vida de sus seres queridos. La voz poética se instala en la ternura, en el amor por los pequeños detalles personales que forman un retrato y nos lleva a la admiración de una emoción con unos protagonistas únicos: padres, abuelos, hermanos y juntos transitamos por laberintos rurales y urbanos de su isla natal, La Palma.



Mamá espera impaciente mi llegada al final de la calle. / Abuelo espera en la memoria de mamá, / lo mismo que la abuelita. Yo mismo / espero esa memoria mientras llego / en ese instante final de la calle y mamá me regaña el retraso / y abuela le regaña a mamá / y abuelo dice déjalo estar.

Versificación libre con un ritmo de cadencia interior y una calidez que dialoga sin artificios con las figuras queridas. Hay en ella una apuesta por lo doméstico como lugar de resistencia: el patio, la pila, las flores, los animales de compañía -perros, gatos- se presentan como símbolos de una memoria entendida en el contexto del cuerpo y su interacción con el entorno que se ancla en la experiencia sensorial.

El cielo de la perra era el calor o abuelo fumaba un cigarrillo de mi hermana debajo de la cama, logran condensar la densidad de un mundo perdido y aún latente.

Nos invita a realizar una travesía emocional por la infancia, porque como decía Rilke, la verdadera patria del hombre es la infancia, y de este modo escuchamos en el poemario el eco colectivo de las desapariciones durante la Guerra Civil en la isla de La Palma, porque el poeta, pertenece a un tiempo y época determinada y no puede permanecer indiferente al momento que le tocó vivir. Así el poeta recorre instantáneas personales, situaciones en su casa, en el paisaje y, aunque en momentos no sabe en qué lugar se encuentra de la isla, su mente lo lleva a buscar a sus difuntos, lo lleva allá a Barlovento con aquel abuelo que vino en una foto desde Venezuela.

Nos manifiesta, también, Arroyo una voluntad de resistencia ante el olvido, aunque su objetivo no es escribir contra el tiempo del miedo y el silencio, sino narrar esa pérdida que habita, que interroga, evoca las desapariciones, atraviesa lo cotidiano mezclado con lo político.

Hoy he salido a buscar a mis muertos, sobre todo a muchos que no están bajo el ciprés del campamento. ¿Dónde yacen, dónde el vacío que dejan atrás la bruma?

Como vemos Antonio Arroyo Silva transforma lo íntimo en testimonio, lo doméstico en signo político y la ternura en resistencia. Logra construir una ética del recuerdo que invita tanto al individuo como a la isla de La Palma, hasta dejarnos la sensación de ser testigos privilegiados de este ejercicio de la memoria.

Recibe mis felicitaciones en mi abrazo apretado, amigo querido.

Rosario Valcárcel, escritora, poeta.

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jueves, 15 de mayo de 2025

María Rosa Alonso escribe sobre Alonso Quesada


 

Poema, Ericka 1882-1902

 

¿Quién será esta mujer de veinte años

que han enterrado en este oscuro nicho

y cuyo nombre no sabremos nunca,

de qué patria será y quién lo ha escrito?

En todo el cementerio, no hay más triste

lugar que este lugar tan conocido

para mis ojos, que porfiados buscan   

la trasparencia en este mármol frío.

 

Allá, en la lejanía, está el recuerdo…

Todos, al mencionarla, la habrán visto

dulce llegar, como esa brisa amada,

cuando se nubla el sol, llega a los nidos.

 

-El nicho está al entrar, junto a unas flores;

desde allí se ve el mar. El mejor nicho

que hallé fue para ella; las mejores

flores para ella fueron…-

Esto ha dicho

el que la acompañó y tornó sin ella,

al darles cuenta de lo sucedido…

y todos en las mentes se forjaron

el lejano lugar, bello y distinto…

¡Más ninguno atinó con las prisiones

donde tiene la muerta el buen olvido!

 

-Ericka, puse sobre el mármol negro;

-ha de decir el hombre con quien vino-

fue en un pueblo lejano…¡Tan lejano,

que tiene el mayor mar como camino!...

 

Alonso Quesada, haciendo números en su oficina inglesa, nos hace pensar en el pobre Bécquer escribiendo oficios en el Ministerio o de censor de novelas con González Bravo. Alonso murió joven —como tantos otros poetas románticos— y como ellos gustaba de habérselas con el tema de la muerte, y volvemos a preguntar: ¿Moda de fin de siglo maetherlinckiano? ¿Presentimiento de una realidad próxima? Gabriel Miró nos dice que el poeta hablaba siempre de que se moriría pronto. Nos aprieta el alma a los lectores de El lino de los sueños cuando le dice al mar:

 

Tú sabes que yo soy un pobre niño

de muy poca salud, y es necesario

que me prestes la ayuda de tus vientos

para llenar mi corazón vacío

 

Alonso Quesada, seudónimo de Rafael Romero Quesada, nació el 5 de diciembre 1886 en Las Palmas de Gran Canaria y falleció el 4 de noviembre de 1925. Destacado poeta y narrador postmodernista, constituye la figura central del modernismo poético canario que acompaña a sus contemporáneos Saulo Torón y Tomás Morales. Su obra caracterizada por una profunda ironía y una amargura existencial, incluye títulos como el Lino de los sueños (1915), Crónicas de la ciudad y de la noche (1919), o La Umbría (1922)

 

En este año 2025, se reconoce la figura de Alonso Quesada en el Día de Las Letras Canarias, como autor imprescindible, coincidiendo con el Centenario de su fallecimiento.

 

Texto de María Rosa Alonso, entresacado En unas líneas…María Rosa Alonso, de la compilación Antonio Becerra Bolaños, Fotografía, Redes sociales. 

 

 

miércoles, 2 de abril de 2025

Paqui Fernández Aguilera Mujer Nominada en Los Llanos de Aridane, 2025

Paqui Fernández Aguilera nació en Francia, hija de andaluces emigrantes, a los siete años su familia se traslada a los Rosales, Tocina, Sevilla y un 8 de enero de 1998 llega a la isla de La Palma con sus dos hijas Estefanía y Patricia. Comienza una nueva etapa para ellas, una aventura, en un mundo por descubrir.

Al año comenzó a trabajar en Comisiones Obreras como asesora sindical. Y, al mismo tiempo, se incorpora en la Asociación de Padres 25 años de Paz y en el IES Pérez Pulido del Valle de Aridane. Luchadora y tenaz, trabaja como voluntaria en la Asociación de Cruz Roja. Da visibilidad a la mujer rural, ayuda a derribar barreras y estereotipos. Organiza talleres de empoderamiento femenino, campañas de sensibilización contra la violencia. Da charlas de libertad, igualdad, equidad y solidaridad.



Tal vez, sin ser consciente de las razones que la habían alejado de sus orígenes, sitúa su trabajo en el área social y feminista y, se pregunta sobre las formas de vida de una sociedad que la acoge.

Paqui, es una mujer que está hecha a la vida, llena de amor por dentro y por fuera. Una mujer que entiende que la historia de las almas es más interesante que la suya propia, porque ¿Quién puede decir que el amor, el duelo y el dolor, no son único y universales?

Una voz activa que habla con desparpajo sobre el amor, el empoderamiento de las mujeres, la libertad, la felicidad. Y me comenta que su madre le dice:

-Tú eres argualera de adopción y nunca vas a ser feliz mientras veas una necesidad. 

Hoy, veintiséis años después, Paqui evoca como Los Llanos de Aridane la envolvió desde el primer momento en sus limitaciones y su abundancia, en la belleza y en la dicha que había que conquistar.

Y fue entonces cuando Paqui Fernández Aguilera la hizo suya.

Foto, Paqui Fernández A  y Rosario Valcárcel

Rosario Valcárcel, poeta, narradora.

 

 

lunes, 24 de marzo de 2025

Rita Isabel Gómez Castro, Mujer Destacada de Los Llanos de Aridane, 20

 

Por Rosario Valcárcel 

Nací un domingo al mediodía, en la clínica de don Adelto. Me dice Rita Isabel con una  sonrisa y un tono confidencial,  como si lo estuviera viviendo ahora mismo.

¿Un domingo? ¡Vaya día para llegar al mundo! ¿Y cuéntame más le digo?


Mis recuerdos comienzan con mis padres, en mi casa, con mi hermano Jesús. Evoca Rita:

- Mamá trabajaba en las labores de su hogar, como se decía antiguamente.  Es una madre maravillosa. No le gustaba mucho los quehaceres domésticos, me dice bajito. Pero papá, un  hombre generoso,  ayudaba en silencio y con una sonrisa. A ella lo que le gustaba era bordar, hacer ganchillo y cantar; le hechizaba cantar, tanto que llegó a formar parte del coro de La Loa.

-Seguro que tenía una voz preciosa. –La tiene, me contestó.                                                                   

Su infancia la recuerda en la pérgola, dando vueltas y más vueltas con sus amigas, hablado de muchas cosas. Se sentaban en los muros  del Ayuntamiento o se deslizaban por los arrulladeros.

-¡Qué bien lo pasaba en aquellos rincones de la plaza bordeados por los laureles de Indias. Se contempla a sí misma en la calle, salía todos los días y lo mejor es que aquellas niñas con las que juegas en la infancia permanecen contigo toda la vida.  Y añade: Hacíamos ruindades.

-¿Ruindades? No me lo creo con lo seria que tú eres. –Pues sí, eran ruindades sanas.

Después, estudié con mi tía Violeta en la unitaria que estaba en La Placeta.  

Violeta fue quien me enseñó a leer. Fue una mujer trabajadora, sociable, dispuesta a ayudar. Una mujer solidaria, mi maestra. Me acostumbré a estar con ella. En ese momento noté que por Rita se cruzó una mirada de tristeza.

-¡Eso suena a una mujer especial! -Lo era, se casó con mi tío Dionisio, vivían en la calle del Medio, cerca de mi casa. Cuántas anécdotas tengo de esos días: del cielo, de los estanques, de la arena negra de la playa.

Pronto llegó la adolescencia y se enamora de las canciones de Miguel Bosé… Y recordó la letra de una de ellas, que decía: Linda  ¿Alguno de ustedes recuerda la canción? …¿No?  Linda, como el sol cuando amanece, como el agua clara que corre por la fuente…

-        ¿Tenías todos los discos, seguro?

-         Por supuesto no podía ser de otra forma.


Pero la vida sigue y los sueños crecen. Estudia en el Eusebio Barreto y como fue muy aplicada termina en la Universidad de La Laguna. Le gustaba el poder de las palabras, el  poder que tienen de cambiar la vida, los pensamientos, el mundo. Se licencia en dos carreras: Filología Hispánica y Clásica.

Más tarde su vocación de servicio la lleva al Ayuntamiento, al Cabildo, al Parlamento. Se mete de lleno en la política. Bueno, más que en la política, en el compromiso. Porque a Rita le ha pasado algo parecido a lo que le pasó a don Quijote: No han sido las leyes humanas ni divinas las que han marcado su camino, sino su ética personal. Por lo que puedo afirmar que Rita Isabel Gómez Pestana, a pesar de su juventud, ya ha escrito una página de oro para la posteridad. Gracias, Rita, gracias por tanto.

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Foto Rosario Valcárcel, Rita Isabel Gómez, Alicia Vanoostende

Foto de "Familia"

viernes, 7 de febrero de 2025

UN NUEVO LIBRO DE LA POETA PALMERA, CONSUELO RODRIGUEZ

Por Rosario Valcárcel

Una vez más estoy aquí con ustedes, feliz, para celebrar la fiesta de la poesía. La presentación de un nuevo libro de poemas titulado Mojando los pies descalzos, de Consuelo Rodríguez Rodríguez.



Y nos encontramos con un poemario que va al encuentro de la conversación, de ese diálogo que es el centro de su poesía, donde concurren interrogantes que arañan las puertas del sentido, quizás, porque Consuelo sabe que una de las maneras más efectivas que el ser humano ha encontrado para alejar la monotonía, la frustración o el desencanto, es escribir poemas como actividad catártica o terapia vital o simplemente para ser más feliz.

Y escribe y escribe frente al intimismo de un yo, que profundiza en las crisis existenciales y lo expresa con un alto grado de ternura:

..Tiraré la alfombra debajo de la ventana

y un latir sin infancia me recordará

como la princesa espera

a su príncipe azul

y no llega.

Consuelo sigue siendo fiel a sus motivos esenciales: el amor y el desamor, el cambio climático, la destrucción del afecto, la esperanza y la decepción. Sigue siendo fiel a ese gusto que provoca la memoria de la niñez y el paisaje de Puntagorda, ese pueblecito donde ella nació. Y nos conmueve. Y comprendo que, esa ida y venida de sentimientos la lleva a un camino abierto hasta las selvas más densas de su corazón.

Dialoga también con la soledad, lo perdurable y lo efímero, tanto que me atrevo a decir que es una poesía atravesada por sus anhelos y pasiones, por sus venturas y desventuras, por sus fulgurantes vuelos de fantasía alternados con alegrías y tristezas.

Destaca además en sus textos una perspectiva hondamente humana, donde lo importante no es solo aquello que la poeta observa, sino las preguntas que hay en su mirada, tímida y prudente: al tiempo, a la nada, al agua en las palabras, al grito de rebeldía que ella usa como palanca para afrontar el debate en las playas salvajes, la catarsis como terapia ante la libertad que ansía, la vigilia y el sueño; ese lugar donde las cosas surgen con su halo de eternidad que vive intensamente tal como sucede en:

No miro a nadie solo al espejo

que protege mi escudo de plata y cristal

y el salitre de las olas

llegando a las playas puras y salvajes.

Quiero tener en mi boca ese preludio de acento

que rigen el último eslabón de tu magia bendita,

sí quiero los finos aires tocando el pelo

y al vaivén del viento recorrer

la aurora que viene definiendo el día perplejo y cóncavo,

anunciando la muerte de aquel origen que se hunde en sí mismo

en la eternidad para quedarse allí.

Cuando abandonen los novios el clavel en la solapa

saldrá el tímido nardo a perseguirte

y rondando las horas sabrá el estallido de la noche y el día.


La poeta forma parte de una familia de artistas: músicos, ceramistas, cerrajería artística y pintora como su hermana Goretti; autora de la preciosa obra de la portada del texto titulada Bajo la lluvia. Dos hermanas amigas y confidentes.

Poco a poco Consuelo, ha ido labrando una voz muy personal en la que explora en los ríos, las hojas de los árboles, los espacios envueltos en la luna. .. Mejora su calidad poética de una forma más desnuda, honda, valiente.

En mi opinión en las dos últimas publicaciones. El reino que habito y éste  poemario que tenemos ahora en nuestras manos, se observa la concurrencia de su madurez. Publica poemas de mayor desarrollo y aparece una voz más audaz. 


Sé que debo decirte algo, alguna palabra

que haya mordido el tiempo en la distancia

o haya anulado

las trenzas sobre el pelo.

Pero tú no querrás,

aúllan en tus ojos

anillos y pulseras por el aire

que prometen los novios.

La poesía ha invitado a Consuelo a hacerse dueña de sus pensamientos y su libertad. No en vano los dos se mueven en lo que nace de la intuición y de los sentidos, en lo que aprendemos, y en lo que vamos acumulando a lo largo de nuestra existencia.

Sigue pues, Consuelo Rodríguez, hablando y escribiendo desde ese pequeño rincón tuyo tan radiante. Felicitaciones.

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