lunes, 20 de septiembre de 2021
Mujeres y niñas en Afganistán
Por
allá por los años noventa del pasado siglo, el escritor José Saramago dio una
conferencia en la Casa-Museo César Manrique al Colectivo Andersen que aquel año
realizaba un taller en Lanzarote.
El
escritor inició su discurso y no nos contó un cuento. No, nos habló de los
talibanes, de la guerra televisada, de una ocupación que pudimos ver desde el
sillón de nuestras casas. De una Afganistan convertida en un infierno en el que
podía prosperar todo tipo de extremismos. El escritor emanaba una enorme
tristeza al observar aquellas personas de gran pobreza y las consecuencias que
aquel hecho tendría para tantos niños y niñas inocentes, para las mujeres que
se convierten en víctimas en todas las guerras. Fue un discurso en defensa de
la infancia. Un discurso duro, muy duro aunque trató de suavizarlo con un
mensaje histórico -filosófico.
Al
llegar los talibanes en la década de 1990, obligaron a las mujeres a usar el
burka que les cubría por completo su cuerpo, a salir acompañadas por un
pariente de sexo masculino (muharam). No se les permitió trabajar fuera del
hogar, impusieron su versión de las leyes islámicas, incluida la lapidación y
la flagelación.
Restringieron
la educación para las niñas mayores de diez años y se impusieron castigos
terribles, incluso ejecuciones públicas. Como consecuencia de ello, según un
informe de Oxfam publicado en 2011 sólo el 5% de las mujeres sabían leer y
escribir y el año 2.000 el 54% de las niñas menores de 18 años estaban casadas.
Pero al
entrar en el 2001 las tropas de EE.UU seguidas de un régimen internacional
provoca la caída del régimen talibán y EE.UU promete apoyar la democracia.
Entonces las mujeres volvieron a ocupar lugares en la vida pública,
constituyendo una cuarta parte del Parlamento. El número de niñas en la
educación primaria aumentó al 50%, aunque al final de la secundaria la cifra
rondaba el 20%. La esperanza de vida de las mujeres aumentó de 57 a 66. No
olvidemos que en el 2002 la mortalidad materna era de de 1.600 fallecidas por
cada 100.000 nacimientos vivos según Unicef. En el 2020 ese terrible saldo era
de 683 muertes, calcula la ONU.
Afganistán
sigue siendo un país que nadie desde el siglo XIX, ha podido vencer del todo, y
si no que se lo pregunten a los británicos. Es un Estado tribal con sus
tradiciones y una política que depende de líneas desconocidas para la mirada
occidental. Desgraciadamente, hoy la historia se ha vuelto a repetir y es tal
la fragilidad que escuchamos a una madre decir:
-Prefiero que mis hijas mueran antes que caer
en manos de los talibán.
Aunque
las informaciones que recibimos parecen contradictorias, de hecho Boushra
Almutawakel creadora del collage fotográfico: Madre, hija y muñeca creada en
2010. Una serie de imágenes muestran la transformación de una madre musulmana,
su hija y una muñeca hasta la invisibilidad total. Boushra ha vivido en Yemen y
en el extranjero, usa habitualmente el velo y afirma:
- Yo no estoy hablando por las mujeres
afganas. Muchas de las mujeres que se cubren son médicas, políticas, abogadas o
artistas. Y son fuertes. No porque se cubran su cara o su cuerpo se les cubre
el intelecto. -Yo no estoy en contra del hiyab, pero la parte misógina, la
extremista, eso de cubrir completamente a las mujeres, esconderlas. Usarlas
como propiedad, no es parte del islam. Mi trabajo no es sobre el islam, es
sobre el extremismo. Se trata de la misoginia pratriarcal, que no solo se
encuentra en el mundo musulmán y árabe, está en todas partes.
Además
Boushra Almutawatekel tiene sentimientos encontrados y afirma que el velo, el
burka… puede representar la locura del mundo que va de la luz a la oscuridad
por culpa de las guerras, el sectarismo político, los extremismos y la
intolerancia.
Todo
parece contradictorio pero la situación más vulnerable de Afganistán son los
colectivos de las mujeres y la infancia, aunque el nuevo gobierno declara que
va a respetar los derechos de las afganas y permitir que trabajen en las
administraciones públicas. Y aunque el mundo está atento a que no se produzca
una regresión en sus derechos y prometen que seguirán de cerca los
acontecimientos en la región, que escucharán sus voces y que las apoyaran.
Lo
cierto es que una gran parte de las mujeres en Afganistán temen que los
talibanes ejerzan la violencia contra ellas, temen que se les niegue el acceso
al estudio, al trabajo, a reír a carcajadas, a que les nieguen hablar en voz
alta en público, a cantar, a practicar deporte, a que las asistan en los
centros sanitarios un hombre. Temen el matrimonio obligatorio, a que el mundo se olvida de ellas cuando se acabe el humo. Temen que vuelvan a negarles los derechos de las
mujeres que son en definitiva los Derechos Humanos.
Fotografía
encontradas en redes sociales
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miércoles, 1 de septiembre de 2021
Poema de Pedro García Cabrera dedicado a José Enrique Marrero Regalado
El gato blanco asomóse
a la luna del espejo,
y vio surgir otro gato
de la arena del silencio.
Se acercaron al cristal
despacio, como temiendo
que su guillotina de aire
fuera a partirlos por medio.
Pisaban muy de puntillas
y eran sus pasos tan lentos
cual si calzasen babuchas
de dormidos terciopelos.
Frente a frente se miraron
desde témpanos de hielo;
atril del uno del otro,
el uno del otro, asedio.
Sugerían un paisaje
de bambúes somnolientos
esperando la embestida
de unas zarpas al acecho.
Quebrada línea en los bordes,
vetas de azogue en el centro,
marcaban sus grandes ojos
los manómetros del miedo.
Sus madejas de resortes
en un instante se abrieron
y los lomos enmarcaron
ágiles bielas de acero.
Solo sus albos bigotes
permanecían serenos.
Y eran los dos tan iguales
en nombre, color y gestos,
que el de adentro saltó fuera
y el de afuera cayó dentro.
Y ahora, yo ya no sé
cuál es el gato que tengo:
si es el que siempre he tenido
o el del fondo del espejo.
Pedro García Cabrera, 1951

En su diario relata una ingrata experiencia: Un día, por ignorancia lanzó un perrito a un estanque y esperó a que se ahogara. Esa estampa le despertó tal remordimiento de conciencia que a lo largo de toda su vida cultivó un profundo amor por los animales. Llegó a tener en su casa más de una treintena de gatos, todos ellos siameses. Por tal motivo, el poeta gomero, Pedro García Cabera le dedica el poema Alondra de los dos gatos
Entresacado del libro de Emiliano Guillén Rodríguez a José Enrique Marrero Regalado. Un granadillero ilustre. (Ilustre Ayuntamiento de Granadilla de Abona, 2015)
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martes, 24 de agosto de 2021
Curso desenfadado de oposiciones de auxiliar administrativo por Roberto Samper
Estudiar oposiciones es la tercera actividad más divertida que se puede emprender en una calurosa tarde de verano, solo superada por hacer cola en ventanilla de la administración para realizar un trámite burocrático o disfrutar del momento justo en que la cera arranca de raíz el vello púbico. Al menos así dice pensar Roberto Samper, que para darle un poco de interés a su estudio del temario de auxiliar administrativo de la AGE ha decidido compartir unos vídeos en los que de forma desenfadada repasa y trata de dar algunas claves y trucos mnemotécnicos para aliviar un poco la pesada carga que tiene que sostener hasta el examen que tendrá a finales de año.
Como muestra tienen aquí los primeros vídeos 01, pero lo mejor es que se suscriban a su canal de YouTube y así puedan seguir de cerca cómo avanza hacia el aprobado o la pérdida total de la poca cordura que aún mantiene...jueves, 19 de agosto de 2021
Una historia corta de Janet Frame
Estaba tomando café en un lugar en el centro de Whanganui cuando se me
acercó un hombre de mediana edad que insistió en que nos conocíamos. Se sentó
frente a mí sin siquiera un cortés, ¿puedo sentarme aquí? y cuando negué
conocerlo, sonrió:
'Por supuesto que sí. ¿Recuerdas a Maniototo ?
Se refería a una novela que había escrito. Me pregunté si tal vez me había
escrito sobre el libro y tal vez había perdido la carta y no la había
respondido.
Me temo que no soy muy bueno respondiendo cartas.
—¿No te acuerdas, entonces?
Dijo su nombre.
Lo repetí. Ciertamente le resultaba familiar. Entonces recordé:
'Quieres decir que lo eres. . .
'Por supuesto. No sé por qué los novelistas imaginan que en cuanto terminan con
un personaje y el libro está escrito y publicado, ese personaje desaparece o
muere. Alguna vez estuvo de moda citar “En los sueños comienzan las
responsabilidades”.
'Oh, sí', dije. Todo el mundo citó esa frase de moda. Pero, ¿qué esperas que
haga ahora que estás en Whanganui?
'Nada en absoluto. Fue por casualidad que te vi. ¿Pero no tienes curiosidad por
saber qué he estado haciendo desde la última vez que pensaste y escribiste
sobre mí?
Por supuesto que tengo curiosidad.
"Entonces déjame satisfacer tu curiosidad", dijo, "de una manera
que sé que te conviene".
Lo miré inquisitivamente.
'Si. También te observé y te conocí, y supe que anhelabas escribir una de esas
historias en las que el autor se encuentra con un narrador que luego se hace
cargo, y día a día (en un largo viaje en tren, o en una temporada de varios
días como invitado en una casa - admito que en la era moderna hay menos
oportunidades para una narración prolongada - tal vez incluso durante un paseo
por Milford Track o unas vacaciones de Navidad en la playa - oh bueno, como
pueda surgir), se cuenta la historia, se resuelve el misterio, con lo cual el
autor y el narrador se separan y lo más probable es que ninguno se vuelve a ver
hasta que, por casualidad, se repite un incidente similar de encuentro, donde
una vez más el autor, curioso por saber de eventos desde la última reunión,
propicios para la narración, escucha una vez más: en un tren, alrededor de un
fuego,en el solárium de una tarde con vistas a la playa, ¿quizás ese sea el
escenario que elegiría? No hay forma de escapar de una historia, ya sabes. . .
Estuve de acuerdo. El tiempo transcurría entre Navidad y Año Nuevo, con
Victoria Street un desperdicio de oropel y regalos navideños no comprados
acumulando polvo y repelente de insectos en los escaparates. No tenía en mente
un viaje en tren, ni había planeado caminar por Milford Track, ni las tormentas
me cortaron, ni tuve un bach junto al mar donde podría sentarme en la terraza
por la noche, mirando hacia la bahía. y escuchar al narrador.
¿Quizás le gustaría venir a mi casa el fin de semana? Sugerí. Tengo una
habitación libre. ¿Y quizás una noche podamos ir al pabellón de la playa de
Castlecliff y sentarnos a contemplar el mar mientras continúas la historia? Es
lo más cercano que tengo a ese viaje en tren a través de las estepas o incluso
a través del desierto de Australia Central o incluso al viaje de catorce horas
entre Auckland y Wellington.
Aceptó mi invitación. Él sabía tan bien como yo, cómo había soñado con escribir
el tipo de historia que él describía, la historia con el tratamiento y el tema
clásico, la pieza escenográfica, como un baile o un movimiento musical.
Sin embargo, existía una dificultad. Aunque recordaba su nombre, no tenía
idea de su carácter y acciones.Por lo tanto, le di mi dirección, sugiriendo que
llegara alrededor de las cinco y media de la tarde (viernes), y todo estaría
listo para su estadía. Luego terminé mi café y me apresuré a la parada de
autobús en Ridgway Street justo a tiempo para tomar un autobús de Castlecliff
en la ruta Alma Road o A, y media hora después estaba en casa donde mi primera
acción fue encontrar una copia de Maniototo. y b buscarlo, de
modo que más tarde, cuando llamó a la puerta, yo al menos supiera algo sobre
él.
En conjunto, Frame escribió cinco libros de relatos y doce novelas, varias de las cuales se basan en leyendas maoríes. Incluyen los títulos Scented Gardens for the Blind (1963) y The Carpathians (1988). El segundo de sus tres volúmenes de memorias, An Angel at My Table (1984), fue llevado a la pantalla grande por Jane Campion y premiada en Venecia. Hoy se conoce el conjunto biográfico por ese nombre: Un ángel en mi mesa.
Se considera que Frame es la segunda escritora en importancia, tras Katherine Mansfield, de su país. Ha sido candidata al Nobel, ha merecido diversos premios (como el Commonwealth de literatura). Fue miembro de la Academia Americana de las Artes y las Letras.
Publicado oir ves primera en Janet Frame en sus propias palabras (Pewnguin Books 2011)
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domingo, 15 de agosto de 2021
15 de Agosto Día de La Candelaria, una Virgen Negra, como las de Los Templarios. Por José Antonio Cabrera. ASSOPRESS
Hasta no hace mucho tiempo, era bastante frecuente
encontrarse con una Virgen Negra, en cualquier lugar de culto ancestral,
actualmente debe de haber unas 70 en toda España y La Candelaria es la más
famosa de Canarias. Si se las mira bien no son iguales a las tallas de otras
Vírgenes, tienen algo distinto, algo misterioso y desconocido, que no cuadra
con la imagen que tenemos de la Virgen María… pero ¿Qué es?
Si solo nos fijáramos en el color, no pasarían de una
mera curiosidad más, pero para comprender el motivo de estos iconos de origen
bizantino, tenemos que ir más allá y remontarnos en la historia y más en
concreto a la Edad Media.
Hasta el siglo XI el culto a
la Madre de Dios era bastante secundario, centrándose más en la figura de su
hijo Jesucristo y la devoción salvadora de los Santos. Pero de la noche a la
mañana, entre los siglos XI y XIII, se produce un aumento desproporcionado de
la Devoción Mariana, coincidiendo con la época de las Cruzadas y el apogeo de
la Orden del Temple.
La figura central de la Orden
Templaría, Bernardo de Claraval, decide cristianizar los lugares de culto
antiguo y para ello sustituye cualquier icono pagano, por imágenes traídas de
Oriente. Para justificar la aparición continua de Vírgenes Negras, decide
rodearlas de un halo de milagros continuo y como en aquella época las noticias
corrían muy lentas entre regiones, hace que cada milagro parezca único.
Rápidamente se producen hechos
increíbles y comienzan a surgir figuras Marianas en cualquier sitio
insospechado: campanarios, cuevas, muros, huecos de árboles, o desenterramientos
increíbles en donde aparece una Virgen, que fue enterrada para evitar ser
destruida por los musulmanes.
Parece una misión inocente de
recristianización, pero Bernardo y los Templarios iban más allá. No es casual
el lugar donde aparecen de continuo estas Vírgenes Negras. Siempre en
santuarios antiguos, donde las fuerzas telúricas de la tierra son fuertes. Los
templarios al contacto con sectas y sociedades secretas en el Oriente, tuvieron
acceso a un montón de información que se creía perdida en Occidente, como por
ejemplo los puntos o cruces telúricos de la tierra.
Desde la antigüedad el ser
humano ha sentido que algunos lugares eran distintos a los demás y eran más
accesibles con lo transcendente. Los prehistóricos que hallaban esos lugares y
los señalaba con piedras, menhires o megalitos, o los situaban en húmedas
cuevas, sabían del poder del lugar, pero no el por qué. La tierra que habitamos
no es un ser muerto e inerte, sino que esta rodeado de pulsaciones y
movimientos electromagnéticos, como una compleja red de nervios que se
entrecruzan continuamente. Por allí circulan las fuerzas telúricas de la tierra
y en los cruces de estas avenidas la concentración es más fuerte. Por ello esos
puntos están hollados de Santuarios y Cuevas Santas. Destacan sobre todo los
lugares que tienen fuentes. Los templarios tuvieron acceso a estos
conocimientos ancestrales y para marcar estos Santuarios, colocaron las
Vírgenes Negras.
Estos iconos, a imagen y
semejanza del Agia Theotokos, o Santa Madre de Dios de Constantinopla,
proliferaron entre el siglo XI y el XVI. Incluso se dice que fueron tallados
por San Lucas, revistiéndolos de esta manera de un halo de brillante santidad.
El rasgo predominante es que no es una figura grácil, sino mayestática, pétrea,
pero que no es igual una a otra, pues existen diferentes clases. Primeramente
existe la Kiriotissa o Trono de la Sabiduría en donde la Virgen, reflejo de la
Sofía, sirve de mero soporte al niño Dios. Luego esta la Odegitria, la que
señala el camino a la Salvación, en donde vemos al Niño con un huevo en la mano
que representa al Huevo Primigenio de la Creación. Otra forma es el Theotokos,
o Virgen Madre que sostiene al Niño que bendice a la humanidad. Y finalmente la
más curiosa de todas, la Galactrofusa o Virgen que da de mamar a Jesús. La
leche que derrama en la boca del bebé, no es leche normal sino que significa la
sabiduría, para que todos los humanos puedan llegar al verdadero Conocimiento.
Ya hemos visto cuando fueron
halladas, como fueron talladas, pero nos falta saber el por qué son negras.
Esencialmente por dos motivos: a) porque en la sabiduría oriental el color
negro es uno de los símbolos de la sapiencia, y que en los idiomas del Oriente,
negro y sabio tienen la misma raíz lingüística, como ejemplo decir que en la
India, la diosa Kali es negra, ya que el comienzo Kala significa negro; y no
nos olvidemos del pueblo gitano que sabemos que proviene de Oriente y que
veneran en Francia a otra Virgen, no canonizada, llamada Sara La Negra; y b) el
negro es el color alegórico de la esposa de Dios, en el críptico Libro de
Salomón El Cantar de los Cantares: «Negra soy, pero hermosa, hijas de
Jerusalén…».
Interesante Historia de las
Vírgenes Negras, que nos retrotrae a un mundo ya perdido, en el que el ser
humano estaba más cercano a la naturaleza y que los Templarios en su afán de
llegar a la Sinárquica, (que ejerce el poder real tras la apariencia de un
gobierno de otro tipo), intentaron volver a ello, fusionando los cultos de la
Diosa Madre ancestrales, con los cultos Solares Cristianos.
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miércoles, 11 de agosto de 2021
A Manuel Sosa, Sandokan.- por Javier Marrero Santana
La casa de mi tía.
Como cada mañana hoy miré al mar.
Al horizonte desde este cachito del norte de la Gran Canaria.
La Costa de Lairaga.
En donde mirando a naciente
ves la montaña de Arucas y Las Isletas,
y hacia poniente la Montaña de Galdar
el Pico de La Atalaya.
En los días de reflejo se ve la isla de Tenerife con su Teide gigante y su imponente risco de Anaga, por donde día a día se despide el sol después de la ardua jornada.
Y mirando al frente es por donde entran cantarines Los Alisios para subir por los riscos y barrancos a abrazarse a las montañas, a sus cimas mas altas.
Y una pequeña falúa navega cercana a la costa.
No hicieron falta los prismáticos,
se veía claramente su gorra y su barba.
Sandokán navega con rumbo al Portillo,
presente por siempre en nuestro pueblo.
Porque Manuel Sosa ha muerto para vivir para siempre,
en el arrullo de su Atlántico,
de nuestro amado océano,
que es su casa,
la que tanto defendió y que sigue cuidando.
Javier Marrero 7 de agosto de 2021