Amarillea, la luz,
que recibe la piel de la tarde
Agachada, entre despojos, una mano,
desecha, apartando.
Busca premio.
Tal vez, una lata usada de pintura,
quizás un envase de huevos
o cartones
de cualquier clase.
En balcones y azoteas,
en su aguacero, el aire corre,
destilando amianto
ausencias,
antenas colectivas.
Mientras, somnoliento,
dobla la esquina,
el buzón de los juicios,
la papada de la
indiferencia.
Al fin,
incandescente,
oscurece la tarde.
Nadie existe, aunque respire y lata
Y maldiga el día del eterno
juicio.
Aleppo como tantas otras
ciudades.
Aleppo de niños segados como
tallos tiernos.
Aleppo de familias en carretas
tristes.
Aleppo de bombas de racimo.
Aleppo de sirenas de emergencias.
Aleppo quizás nadie,
Ya nadie, que cuente,
Aunque respire.
Miguel Ángel Navarro Herrera nace
en Las Palmas de G. Canaria en 1966. Participa en talleres de creación
literaria. Y actualmente pertenece al Taller literario. Ha participado en varias
antologías y en el 2016 el Centro Canario Estudios Caribeños –El Atlántico- edita
su primer libro en la Colección Cuadernos La Gueldera con una preciosa portada
de Elva Ramírez Brandón y un prólogo de Helio Ayala.
Felicidades a todos los que han
hecho posible este atractivo libro y especialmente a Miguel Ángel Navarro
Herrera, por ese recorrido que nos ha regalado a través de calles y esquinas, de caminos
concurridos o solitarios, limpios o repletos de basura.
Gravita Miguel Ángel Navarro Herrera, en lo cotidiano, en el encuentro de cosas insignificantes, en la
trivialidad e incoherencia social de países en paz o en guerra. E igual que un
testigo fiel, nos apunta esa parte triste, fea y dolorosa, nos muestra el encuentro
de la belleza del verso en la soledad del mundo. Y nos conduce por los
recovecos de “Las calles que habito”.
Blog-rosariovalcarcel.blogspot.com
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