«Territorios íntimos: las profundidades del placer» de Rosario Valcárcel; por Elena Villamandos
Hablar de Territorios íntimos: las profundidades del placer, publicado recientemente por Abra Canarias Cultural, no es hablar de un libro de ensayo al estilo común. Se trata de un recorrido por la memoria del erotismo. A veces un recorrido global, histórico, a veces íntimo. Y es hablar también de la presencia del erotismo en las narraciones, tanto en el cine como en la literatura, con especial atención a la poesía.
Como quien desenreda un fino tul de seda, su autora nos va mostrando los aspectos más ocultos, censurados y estigmatizados, aquellos de los que no nos atrevemos a hablar en público, desde una visión muy propia sin por ello perder la dimensión social y la perspectiva histórica que envuelve la vida sexual y emocional de cualquier persona y lo hace de una forma tan amena que el libro se lee sin mayor esfuerzo. En ocasiones te saca una sonrisa, en otras te ruboriza o te trae recuerdos evocando escenas, vivencias, todo ello con un lenguaje cercano, sin mayores tecnicismos ni artificios que puedan suponer un distanciamiento del rostro más humano y vivencial de nuestra experiencia íntima.
Unos textos repletos del conocimiento que aportan los años, y también de la serenidad que requiere la reflexión, el deleite del placer compartido y el repaso de toda esa praxis amorosa que nos ha acompañado siempre y que nos conforma como seres corpóreos y emocionales que somos, con la necesidad de manifestar nuestros afectos y de recibir los afectos y el placer de los otros y otras.
Así va saltando de tema en tema tocando aspectos tales como el sexo en los años sesenta, el ritual de la seducción corporal, las fantasías sexuales, la eyaculación femenina, la ninfomanía, el bondage, los juguetes eróticos, el voyerismo, la masturbación femenina, el sexo en la madurescencia y muchos más. Un total de cuarenta y una temáticas diferentes, tratadas a modo de capítulos, con el estupendo prólogo de la escritora feminista mejicana Alma Karla Sandoval y con el broche final de un epílogo titulado Del amor y el deseo, un libro dentro del libro compuesto por más de setenta poemas eróticos de escritores y escritoras actuales de Canarias y Sudamérica, una estupenda muestra de lo que se está haciendo actualmente dentro de la literatura de este género.
En cuanto al cine de género, encontramos aquí un repaso muy interesante de películas. Empezando por aquellos iconos del erotismo cinematográfico de principios de los setenta cuando, debido a la censura franquista, los españoles se veían obligados a viajar a Francia para poder ver cintas como Último tango en París o Emmanuelle, y pagaban mil trescientas pesetas que les daban derecho a catorce proyecciones saliendo las guaguas de Barcelona los jueves y los sábados. Grandes colas se formaban a la entrada de las salas de Perpiñán. Tras la dictadura dio comienzo lo que se conoció como el destape o el landismo. Los cineastas españoles se dedicaron a desnudar a las grandes musas de la pantalla. La ola de libertad sexual que ya se había extendido por el resto de Europa pudo expresarse también en nuestro país tras la suspensión, en el año 1977, de la censura impuesta por el antiguo régimen, películas que fueron dobles rombos en la televisión de finales de los setenta y principios de los ochenta.
Continúa así Valcárcel con su repaso hablándonos de cintas como Historia de O de Pauline Réage o Las edades de Lulú de Bigas Luna, adaptación esta última de la novela de Almudena Grandes que fue su primer éxito literario y la obra ganadora en la onceava edición del premio Sonrisa vertical, premio que ya hace años que dejó de convocarse.
Una joya como El imperio de los sentidos de Nagisa Oshima o algunas españolas más actuales como Matador y Átame de Pedro Almodóvar van saliendo a la luz a lo largo de los capítulos relacionándolas con los diferentes temas sobre los que se nos está hablando. Ese oscuro objeto del deseo de Luis Buñuel e incluso La ventana indiscreta de Hitchcock que la escritora usa para ilustrar el capítulo concerniente al voyerismo o el arte de mirar.
En cuanto a la literatura, también el libro está repleto de textos maravillosos escritos por narradores como Bukowsky, Henry Miller, Anais Nin, Jorge Luis Borges, Jose Luis Sampedro, Marguerit Youcenar y un largo etcétera y de versos escritos por poetas tanto anónimos como no anónimos. Por ejemplo, Felix María Samaniego, José Iglesias de la Casa, Francisco de Quevedo, Pietro Aretino, versos calientes y picarescos que acompañan a los distintos capítulos del libro y que le sirven a Rosario como muestrario de la cantidad de belleza que esta dimensión humana ha inspirado a los y las artistas de todos los tiempos y culturas.
El libro de Valcárcel es igualmente un homenaje a la liberación sexual de la mujer pues todo lo trata desde la experiencia en femenino: su vagina, su clítoris, su orgasmo, el lesbianismo, la juguetería erótica y más, haciendo asimismo un análisis de los patrones de conducta a los que, históricamente, se ha visto sometida la mujer y de cómo los movimientos feministas desde finales de los sesenta han ido rompiendo con las estructuras machistas que pretendían mostrarnos a una esposa, ama de casa, madre pasiva, sin sexualidad posible. Dice la autora que, aunque aún nos quedan muchos retos por delante, no cabe duda de que la conquista de nuestros cuerpos y de nuestro placer es un avance imparable que no ha hecho más que empezar.
Léanla, de verdad, es un deleite, y no sólo este libro, aprovechen y busquen su narrativa de género erótico. Sexo, corazón y vida, por ejemplo, publicado por Anroart Ediciones en primera edición en el año 2010 y en segunda edición en el 2012 o Cuentos gozosos, publicado por la Editorial Mercurio en el año 2017. Son lecturas que les recomiendo encarecidamente.
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