Te recuerdo
más allá del río profundo y los lagos de color rosa,
en el viento del desierto, en la ribera
de los manglares e hipopótamos,
donde la Tierra abre sus fauces
al África huérfana de tantas cosas.
Te recuerdo,
caminando cogidos del brazo,
acariciando mi pelo mientras duermo,
abrazado a mí junto al gran río,
la tierra ancestral y las mezquitas.
En una ceremonia de desesperación,
asediabas al cielo, susurrabas el salat,
tallabas nuestros sueños carcomidos
de mosquitos y almas negras,
mientras las arrugas de beduinos
relataban cuentos milenarios.
Te recuerdo
en los bordes del camino
que querías convertir en nuestro mundo
entre mariposas que beben la muerte
en los cuencos de nuestras manos.
Vuelvo una y otra vez al recuerdo
de aquel instante en que la catarata de la vida
nos enloquecía, mientras tú bramabas
en mis tinieblas de alabastro, absorbías
no sé si de gozo o angustia
el dolor del mundo, el néctar de mi ser,
mi
infortunio de carne y hueso
como si fuese tu presa mortal.
Te recuerdo
junto al marabú del árbol sagrado
que vaticina que en la infelicidad humana
te he de encontrar.
Rosario
Valcárcel
Hermoso poema en homenaje a los paisajes africanos, a los amigos que allí tuvimos, a las vivencias compartidas, a una naturaleza espectacular
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