viernes, 14 de septiembre de 2018

Paisajes visitados, Exposición pictórica de Arsenio Morales

El paisaje natural es un factor determinante de nuestro carácter, da forma a nuestra personalidad y nos cobija.


 Y es en ese escenario donde se mueve Arsenio Morales, artista sensible a los temas de la vida cotidiana y un pintor con experiencia y pulcritud, es también un gran observador al que le atrae su entorno tanto que, algunos días, junto con Made, su esposa, transita el silencio de los campos y las sombras de los pinares. Se hunde en el mantillo, entre el musgo y el rumor de la hojarasca, en ese aire carnoso, dulce como el cloroformo, en esa niebla del atardecer y en ese tiempo que parece no existir. Entonces en esa calma descubre la piel de la tierra, la siente y la pinta con tal soltura que se desdibuja la línea entre la realidad y la imaginación. 




Llama la atención en sus cuadros el estilo que perfecciona día a día, la relativa abundancia del color verde en su paleta, cómo se adentra en la oscuridad, en los manchones de sombra proyectada por los árboles, por unos árboles que algunas veces son frondosos otros deshojados o alineados como llamas o inclinados pesadamente.


Nos ofrece paisajes; caseríos o marinas repletos de oleadas de energía. Le interesa el sentido constructivo que impone la propia naturaleza. Le atañen los secretos de la naturaleza como a nadie, y quizás porque sabe que guarda una secreta significación, reviste de hermosura cada escenario que contempla. Celebra la belleza sencilla, la naturalidad no forzada, el elocuente vestido de las Cumbres: Montañas misteriosas, cielos y nubes que parecen ejercer danzas. Nos brinda toda la desnudez de los verdes, de una naturaleza gozosa y explosiva que realiza en óleos ejecutados con la técnica de empaste a base de espátula.  



Una exposición de gran madurez con un estilo post impresionista. Una pintura que se caracteriza por su gran atención al detalle, al colorido empleado que es absolutamente rea, vivo. Resalta la luz que impregnan las matas, las salpicaduras de las florecillas, las brillantes tonalidades del forraje, el cultivo, las casitas en medio de parajes naturales, todo eso en una muestra en la que el artista participa del mismo acto de la creación y, quizás porque confía en el paisaje, elabora el lienzo, jugando con la luz y la bruma que se alza, con los detalles de la vegetación, la tierra, el mar, como la obra del Tablado del municipio de Garafía. Una obra que se desarrolla en diferentes planos de tierra, con sus bancales y caseríos, el océano, el horizonte y el cielo que estructuran la composición.


Nos entrega también el pintor collages; creaciones realizadas con cartulinas de diferentes colores y una técnica tan bien entrelazada que consigue sumergirnos por los vericuetos de la fantasía.  

Morales, licenciado en Bellas Artes por la Universidad de La Laguna, ha alternado, hasta hace unos días, la docencia como profesor de dibujo con el trabajo vivencial del mundo pictórico. Compone carteles, portadas e ilustraciones interiores de libros como  “Los reinos del olvido” de Ana María Samblas. “Canta o Medita” de José Viña, “Himno a la vida” de Rosario Valcárcel y “Ah de la nave” de M Poggio, F Martín y A. Lorenzo.

Arsenio es una persona generosa, amigo de sus amigos y ha querido crear en esta exposición, en nombre de la belleza, la metáfora entre artes, enmarcar la relación entre pintura y poesía, establecer puntos de encuentro con otros creadores, ir de la imagen a la palabra, y para ello convoca a casi una veintena de poetas, los deja solos con un lienzo, con objeto de que puedan detener sus ojos, sentir y compartir confidencias con la obra, margullar en esa presencia pictórica y encontrar otra segunda existencia: el poema. Los poetas con gran rigor lo han conseguido, con una poesía repleta de la musicalidad y el ritmo propio de la lírica y su paralelismo con el cuadro.


Paisajes visitados es toda una muestra de gran madurez, por lo que ver la obra de Arsenio Morales es  recrearnos en los escenarios de la isla de La Palma, así como en otros inspirados en la ruta portuguesa del Camino de Santiago. Es comprender que aún existe un paisaje de inocencia paradisíaca, es comprender que es posible escapar del mundo, dejarse arrasar por el destino y gozar y gozar de un contento eterno.


Una exposición que pueden ver en el Espacio Cultural La Real 21, en Los LLanos de Aridane, La Palma, hasta el día 27 de septiembre 2018

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