lunes, 11 de marzo de 2013

La Purificación

                                                                    Grito para que la ablación sea solo un mal sueño
                                           
     Rosario Valcárcel

 Cómo iba a imaginar que era la fiesta de mi Purificación
si era un ritual de regocijo, de danzas y cantos donde
                                    germinaba el pasado.

Tatuaron mi cuerpecito de amarga henna,    
 invocaron al espíritu, batieron palmas.
                                   El aire me agarraba de la mano.

Celebraban la llegada de una media hechicera.
No podía entender el color de sus ojos centenarios
                                   o si era amiga o enemiga.

Cómo iba a imaginar que era la fiesta de mi Purificación
si inundaron el silencio de risas, tambores y timbales.
El  destino me  trajo chillidos de hiena,
olor a ataúdes.

Me abrió la entrepierna a la sombra de un dátil
y con una vieja hoja de afeitar cortó la raíz de mi deseo.
 Águilas y buitres revoloteaban
enloquecidas al olor de la sangre, al  rumor que evoca
 la muerte. 

Cerré los ojos e igual que un pájaro en una trampa,
                                   aleteé como una loca, grité, lloré.
Aguanta, aprieta los dientes o nunca encontrarás marido!
Castró mi sexo como a los burros del desierto,                  
colocó cerrojos a mis labios vivos.
Convirtió mi sonrisa inocente en una sonrisa macabra.
                                    Desgarró la carne de mi alma.

Cómo iba a imaginar que era la fiesta de mi ablación
que a mis ocho años una de las peores cosas de mi vida
                                     había sucedido.
                             
Foto  Waris Dirie, modelo somalí, que fue sometida a la ablación, con su hijo en brazos
                                                                                                                                                                                                                                                                  
             blog-rosariovalcarcel.blogspot.com; www.rosariovalcarcel.com

7 comentarios:

  1. Rosario, no me parece, ES un poema perfecto, magistral. Un abrazo grande.

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  2. Una auténtica barbaridad Rosario y que parece que a todos les avergüenza, pero en realidad nadie hace nada o casi nada y me refiero a los que podrían hacerlo porque tienen los poderes suficientes. Hay cosas que no admiten esperas y esta es una.
    Saludos

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  3. Un buen poema, que impresionó a quienes lo escucharon en vivo en el Círculo Mercantil, unas 140 personas. Sinceramente, creo que fue el mejor texto de la velada pictórico-poética del III Grito de Mujer en Gran Canaria. Enhorabuena.

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  4. Desgarradora denuncia de algo que no sólo no debería pasar en el siglo que vivimos, sino que jamás debería haber ocurrido, en ningún momento de la historia de ningún pueblo.

    Saludos

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  5. GRAN POEMA, Rosario, describes este brutal ritual con tanta claridad que te llega al alma y te desgarra por dentro. ¡¡¡Enhorabuena!!!
    Siento no haber podido estar en el evento, me hubiese gustado mucho escucharte.
    Un abrazo muy, muy fuerte, Elena Robayna.

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  6. Un precioso poema Rosario. Muy dura su realidad, pero el grito que lanzas se convierte en belleza, esperanza y fe en nuestro lado más humano.

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  7. Gracias a todos.
    Lo realmente terrible es que la ablación se siga realizando de esa forma en muchos lugares. Lo realmente terrible es que millones de seres humanos crean que la ablación es necesaria.
    Mi abrazo apretado.

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