Una muestra que podemos ver mañana día 20 de junio en la Galería de Arte Manuel Ojeda, Buenos Aires, 13. Las Palmas de G Canaria.
Manuel
Sánchez Gironés Nos muestra en esta
exposición dos estilos artísticos.
Un estilo
expresionista y otro simbolista.
En el simbolista realiza una pintura
esquemática y colorista, un retorno al símbolo, a la emoción, al misticismo de
las letras. Lo cual equivale a hablar de un propósito minimalista en una época
en la que varían rápidamente las tendencias y los propósitos artísticos.
Desde la
antigüedad la escritura posee un valor simbólico e iconográfico innegables, así
los aztecas tenían verdaderos jeroglíficos para indicar el agua, la tierra, el
aire, el viento… Y el símbolo se convirtió en su instrumento de comunicación
decantándose por figuras que transcienden lo material y son signos que cumplen
un cometido, mundos ideales y raros.
Así las
letras del alfabeto hebreo han sido fundamento para expresar muchas cosas, y
por ello han supuesto el punto de partida del ejercicio cabalístico. La mayoría
de las iglesias y las catedrales medievales llevan pintadas o esculpidos
símbolos que vienen de esta tradición hebrea.
La àlef es
la primera de las letras del alfabeto hebreo, y tiene como valor numérico el 1.
Esta letra representa a Dios.
Esta
tradición hebrea la sustituyeron los cristianos por el Alfa y Omega griegas.
Para los cristianos estas dos letras representan la eternidad de Dios, pues son
la primera y la última del alfabeto griego. Dios es plenitud y perfección, Dios
es eterno, el principio y el fin de todo lo creado.
Lo que nos
propone Manuel Sánchez es la recuperación del símbolo. El símbolo que está
presente en la fascinante escritura jeroglífica de los egipcios, que
posiblemente se leería como se leen los libros chinos. Nuestro pintor nos
dibuja letras como la R símbolo de la pirámide, de Ra, dios del Sol en todo su
esplendor. Una letra que para el cabalista es de un color dorado, de un color
que brille. También nos muestra la letra
U azul con un fondo amarillo, color que en ningún momento indica espacio vacío.
O la letra B
que en la mitología egipcia, el Ba egipcio era uno de los elementos poderosos e
inmateriales que componían al hombre una vez que había acaecido la muerte y
por medio del Ba, el difunto podía
desplazarse y reunirse con su Ka, actuando como intermediario entre
el cielo y la tierra. El mundo de los dioses y la tierra.
Por lo tanto
lo que propone nuestro pintor es evitar el racionalismo, porque -dicho con sus
propias palabras- la lógica de su pintura no es la lógica de lo racional.
La
utilización de los símbolos requiere la renuncia a la lógica y a lo racional,
el pensamiento simbólico está mucho más allá del pensamiento histórico puesto
que el símbolo acude a las raíces de la humanidad, al inconsciente. Igual que
el rito es tan antiguo como el hombre. Se apoya en las tradiciones, en las
religiones, en las ceremonias para propiciar la caza, la lluvia, la fecundidad
de los campos, etcétera.
Manuel
Sánchez Gironés pinta números y letras un procedimiento de raigambre cubista y utiliza
principalmente el color verde, el color
ácido, el color de lo inestable, de lo efímero. Un color que podemos
pensar que quizás maneja para resaltar el sentido onírico de lo sobrenatural.
Números y
letras que son la base del entendimiento humano. A cada letra le corresponde un
número, así la A es el 1, la B es el 2, etcétera. Y de este modo cada palabra
puede ser abordada desde la perspectiva de la numerología con la intención de
encontrar significados profundos que no son evidentes a simple vista.
Las letras
en sí mismas, sus nombres, su forma gráfica, su valor numérico y hasta su
posición en el alfabeto tienen algo de misterioso y sagrado. Cada alfabeto
posee sus secretos, su historia, su simbología.
Nuestro
pintor, que desde 1985 obtuvo la licenciatura de Bellas Artes en la Universidad
de Barcelona, nos propone el regreso al símbolo, al mundo esotérico y místico de
las letras.
En el estilo
expresionista plasma con trazos casi
líricos a un equilibrista y al fondo un público inaudible. En otros lienzos
aparecen las tres Gracias, tres mujeres
a las que casi no les vemos el rostro. Tres mujeres sencillas con trazos uniformes,
pintadas a contraluz con colores negros, oscuros como sombras. Una pintura que
nos crea una sensación de silencios y de desasosiego.
Tres mujeres que nos hablan de la soledad e indefensión del ser humano, del precario equilibrio de la existencia en un mundo hostil.
Una exposición que tuve el placer de presentarla el mes de mayo del 2012 en el Club La Provinc
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