miércoles, 24 de junio de 2015

CANARIAS, MARIDAJE DE ARTE Y VINO

En la segunda planta del Centro Comercial "El  Muelle" hasta el día 5 de julio.

…El vino, diabólica tentación de los dioses
 nos rodea con brazos apasionados, 
 nos transporta a regiones soberanas, al fluir
 de las épocas, a emociones irracionales,
  a la embriaguez de Lot…. Del libro de poemas “Himno a la vida
 
Nos dice Mauricio Wiesenthal, escritor y enólogo, que la historia del Vino es la historia del Arte, del campo y de nuestras raíces, de los olores, de la lluvia y el fuego.

El vino forma parte no sólo de la cultura de España sino de la universal. Está unido a las sensaciones descorchadas en torno a la alquimia, al color manoseado por el agua, el aire y la tierra. Al hombre prehistórico que ya elaboraba vinos, a la religión, motivo literario en la Biblia, a los cantos mitológicos. A la historia de la pintura, de la poesía y la danza.

Desde la Edad Media en la literatura española la mujer recolectora es protagonista de coplas en las que el novio o el  pretendiente la distrae de su trabajo para rondarla: "Mocica vendimiadora/ sal de la viña al camino/ porque te viene a rondar/ el que ha de ser tu marido". La cultura del vino ha sabido expresar el candor sensual, la decoración, los accesorios, el diseño en forma de carmesís, púrpuras y escarlatas como regalo de los dioses.

Los creadores plásticos siempre se han dejado llevar por la iconografía vinatera, por sus armonías brillantes y vibrantes, por ese lenguaje de la Tierra donde a través de metáforas podemos percibir como tiembla el arte del paisaje, sus sonidos y sus composiciones, los desfiles dinámicos que hierven cuajados de viñedos, la algarabía de un ciclo vegetativo que germina bajo la surcos y que el hombre desentraña con ese carácter artesanal del oficio.

Temas pictóricos como pedazos de la Creación, o las hojas verdes escalando el viento o los  tallos tratando de encontrar la luz. El racimo de la uva o el tintineo de una copa, o las burbujas y la fragancia de una botella de vino. Sensaciones placenteras. Las nubes y el cielo que describen en el aire  gestos, hojas luminosas como signos de vida, sugerencias de una Naturaleza generosa,  Pueden ver el racimo de la uva o el tintineo de una copa, o las burbujas y la fragancia de una botella de vino. Sensaciones placenteras. Las nubes y el cielo que describen en el aire gestos, hojas luminosas como signos de vida, sugerencias de una Naturaleza generosa. Pinturas que también han sido plasmadas por infinidad de artistas desde el español Francisco de Zurbarán hasta el americano Andy Warhol.

Y hoy Diego Casimiro junto a Beata Pawlowska han creado un espacio de fusión artística, uniendo tres artes: vino, pintura y música en un solo acto de maridaje. Han llegado a un acuerdo con diferentes bodegas de Canarias para acercarnos a sus variadas marcas, al proceso de elaboración de estos deliciosos caldos, a la cata típica, al sabor y al aroma, al sentimiento que fructifica en ese mundo misterioso que nace en el corazón de la Tierra. A la esencia entre la pintura y la enología. Nos ha acercado al inspirador de la locura y el éxtasis, a Dioniso, a aquel dios de la vendimia que animaba a pecar en las bacanales.  

Han convertido el arte del vino en arte plástico, en un pretexto del acto musical-lírico con la actuación del Ballet de Las Palmas de Gran Canaria Gelu Barbu representando una coreografía de sus Directores Miguel Montañez  y Wendy Artiles sobre la conocida opereta "La viuda alegre" con música de Franz Lehár.

Han creado un espacio artístico con todas esas emociones que sugiere el alcohol, y en donde una treintena de pintores nos introducen a través de sus lienzos en la esencia de los viñedos: Las formas de cultivo, la cosecha, el fruto, la recolección y los lagares. 

 En definitiva el paso a paso para reflejar a través de una paleta de color la modulación de la luz centelleante, los valores de antaño, las emociones. Plasman los artistas una mirada panorámica y extensa de lo que representa la Naturaleza a pesar del deterioro y la destrucción del planeta. Una mirada poética del color a través de la perspectiva insular que equivale la mayoría de las veces a soledad pero también a belleza, a la fuerza telúrica del paisaje. A la vid: la carnosidad de los racimos de uvas, las hojas de las viñas, algunos conseguidos con gran detallismo y otros a través de planos generales. Imágenes que representan más imágenes.
Un espacio artístico repleto de símbolos y elementos, de viñedos como fuga de colores, de litros envasados en seductoras botellas. Una exposición en la que hay que estar dispuesto a brindar con una copa llena, porque  su razón de ser es la celebración del placer, de la vida.



 facebook/rosariovalcarcel/escritora







4 comentarios:

  1. Buena ocasión para degustar los vinos y la pintura, en este nuevo evento organizado por Diego Casimiro y Beata Pawlowska, esa dinámica mujer de Polonia que tanto hace por promocionar los vinos de Canarias en su país de origen. Un acto que se vio muy asistido y que resultó evocador.

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  2. Muy buen entrada, amiga. Nos cuentas de la actividad, del vino y su repercución en las artes, y lo haces de una forma exquisita.

    Gracias + Abrazos

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  3. no se como llegué aquuí.Pero llegué
    me ha encantado tu blog diferente casi unico
    te dejo un abrazo

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