NATURALEZAS SILENCIOSAS
En Naturalezas silenciosas, Gloria Esther
Rodríguez Rodríguez, nos remite a la historia del Hábitat pictórico, a esa
naturaleza que igual que el arte se ha integrado en la vida. Nos descubre su
propio paraíso.
Y aunque ella trabaja otros registros, a la
artista le gusta deambular, imaginar, recorrer los misterios de su origen en
Punta Gorda, en el Fayal, en esas zonas rurales que se han convertido para ella
en la protagonista principal de su creación.
Y en esa búsqueda de la identidad canaria nos ofrece la visión realista de caseríos, bodegones, flores. El paisaje entrañable de la isla de La Palma. La atmósfera y la poética de los elementos naturales. Los recuerdos y las vivencias, la memoria de los caseríos humildes. Bellas composiciones repleto de ternura, sencillez y desolación en las que reconocemos los escenarios paisajísticos de la isla bonita.
Nos conduce a pequeños pajeros, aferrados a
la vida que se conservan en la cumbre de una montaña o en barrancos envueltos
en el silencio y rodeados de follajes, de sombras que se mecen en el aire. En
un aire que se respiró en otro tiempo. Y al fondo las montañas bajas del
horizonte.
En la
historia del arte, las flores ha sido uno de los temas preferidos de los pintores.
Y Gloria Esther las ama. Ama las rosas florecidas o en capullos a punto de
brotar. Las dibuja con gran detallismo y las pinta en óleo sobre lienzo con un
cromatismo constante, jugando con el romanticismo de la pintura a través de los
tonos de los pétalos amarillos, verdes, rosas, con líneas suaves y redondas,
con fondos desdibujados por una sutil bruma que sugiere calidez. Una calidez
que es ella misma.
La artista nos invita
también a adentrarnos en los hogares. Nos recuerda que la inspiración y la belleza pueden estar en todas partes, como
en aquellas cocinas antiguas que pertenecían a nuestras abuelas.
Nos evoca una naturaleza sencilla, doméstica
y primitiva. Y nos transporta al silencio de aquella mesa con su piedra de
afilar que estaba en su casa de la infancia; un lienzo donde introduce frutos y
enseres de nuestras cocinas populares: el cuchillo y el vaso de metal que
originó la mano del herrero.
Nos transporta Gloria Esther al recuerdo de aquellas
cántaras o lecheras que la mujer campesina tras ordeñar sus animales, bajaba
por caminos y veredas con la cesta llena de cacharros de leche en la cabeza. Y
hallamos el elemento decorativo en la propuesta de bodegones, dominado por el
cultivo y la agricultura. Nos ofrece también la luz de nuestras islas que se
filtra a través de botellas, barriles de vino, tazas de cerámica blanca con
fondo oscuro, un trozo de queso ahumado y cortado en forma triangular, el
almirez y cestas repletas del fruto de nuestra tierra y cafeteras en vivos
colores.
Estos óleos están basados sobre una realidad
que toman como fuente de inspiración las naturalezas silenciosas. Una artista
con una amplia trayectoria, ha realizado cincuenta exposiciones entre
individuales, colectivas y participaciones humanitarias, ejecutadas casi todas en
las islas del Archipiélago Canario, obteniendo premios y menciones especiales.
Gloria Esther Rodríguez Rodríguez, nos
descubre a través de su pintura su propio paraíso. El paraíso de una mujer luchadora
y generosa, por lo que es necesario contradecir a Boccacio que dijo que el arte
es ajeno al espíritu de las mujeres, pues esas cosas solo puede realizarse con
mucho talento, cualidad casi siempre rara en ellas.
La exposición se ha realizado dentro del I
Encuentro de Escritores Manuel Pedro González organizado por la Concejalía de
Cultura de la Villa de Breña Baja y la Asociación Abra Canarias Cultural. Permanecerá abierta los
días 20. 21, y 22 en el Salón de Los Tilos en el Parador de Turismo de La
Palma.
Rosario Valcárcel, poeta y narradora
Blog-rosariovalcarcel.blogspot.com
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