Lo primero que me llama la atención del libro de Helio Ayala es
el título. Un título que significa oculto y hasta me atrevo a decir espiritual,
aunque el autor le da el sentido de tiempos extraños, de cambios y de pérdidas.
A mí me ha recordado a
esos sueños solitarios, que guardamos celosamente en aquel diario, escrito de
adolescente y que cerramos con doble llave.
Y quizás eso es lo que ha hecho nuestro poeta, asaltar las
mazmorras de sus escritos, abrir las puertas cerradas una tras otra y otra para
sacar a la luz ese proyecto de libro de poemas que durante mucho tiempo vertió
en unos folios. Un libro con una estructura diferente, ya que comienza por las
conclusiones como dice el prologuista Juan Francisco González- Díaz, "lo empieza
por un supuesto final que denomina":
Epílogos de la revelación:
En las que deja entrar la poesía, salir sus emociones, simbolizar
la experiencia autobiográfica, la experiencia de una inquietud, de algún
conflicto que traduce en metáforas, en evocación. En una evocación que disipa
de una forma serena, sin animosidad ni enfrentamientos, sin poner el mundo en
pie, como sería en la poesía social. Y escuchamos la voz del poeta:
Pérdidas, ganancias/ A
los tours operadores del provecho ajeno. / A los que hacen su agosto todo el
año. / A los que siguen inflando sus alforjas / con el pan de otros. / A los
ignorantes y a los arquitectos. / A los ladrones de sueños. / A los guardianes
de lo suyo. / A los miserables con chaqueta / que nos saltan al cuello. / Todo
lo dejarán aquí. / Desnudos se irán. /
En la segunda parte: “Libro de las lamentaciones”:
Nos presenta poemas con un punto común, con una nostalgia tan
conocida que no podemos evitar sentirnos parte de ella,
parte de esas imágenes suyas, cercanas, casi espontáneas tanto que parece que
su corazón abraza por sorpresa lo habitual, la añoranza de la Infancia, de esa
infancia amplia que nos pertenece a todos.
Se despelleja la infancia, / a mordiscos. / Olas que salan los días
/baten la mortaja / de los sueños. / La playa,
/ no está / ni el rebumbio. / Nos deja septiembre / sin aromas, / sin
mareas, / sin membrillos. /
Por último nos llega: Prólogo de las intuiciones
Y vemos cómo su escritura se sitúa en escenarios oníricos, cómo
invoca las deidades del sueño, la muerte, lo oscuro pero también
la luz. Y lo hace con un
aura envuelta en sentimientos y en tiempo:
Alójame/ Alójame en los sueños que no tengo /
Despídeme de los que apenas saludé. / Tal vez llegue la muerte sonriéndonos. /
Mientras tanto / déjame al cobijo / de las tardes que nos dimos /
Helio Ayala
Díaz nace en Las Palmas de Gran Canaria, es licenciado en Teología y profesor
de Enseñanza Secundaria. Publica en el 2013 “Brevedades” (NACE), libro de
relatos y microrrelatos, “Arena entre los pies” 2015 en Cuadernos La Gueldera.
Centro Canario de Estudios Caribeños –El Atlántico- Participa en libros
colectivos y en el Taller Literario “Espejo de Paciencia”.
Publica “Poemas apócrifos” en septiembre del 2016 y lo hace
con su particular estado de ánimo, con naturalidad, utilizando los versos para
transmitirnos el amor por el mundo, el reflejo de una conciencia de la vida
diaria, la poesía de lo cotidiano. De esa poesía que nos dice el poeta Manuel
Díaz Martínez: “Celebro que los artistas no vuelvan la espalda a la
cotidianidad de la vida, que es donde está lo que somos, donde quizás
descubrimos lo que quisiéramos ser y donde nos encuentra lo que nos
trasciende.”
Una poesía que Helio Ayala envuelve en un aurea de desencanto
y escepticismo, en poemas tristes o filosóficos que nos rodean y nos afectan, que
nos duelen, en poemas que se me antoja que quizás intenta detener alguna
emoción que quiere recordar o quiere olvidar.
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