Por Eduardo Sanguinetti (*),
filósofo y poeta Agencia NOVA 26 de abril de 2021
Todo ha
continuado en la realidad, todo ha cambiado, todo ha cambiado en verdad. El
dolor por el absurdo nos atraviesa, a quienes no admitimos de manera alguna que
la tierra estalle, se desintegre… se aniquile la nobleza y la dignidad, valores
máximos que debemos asimilar a nuestras rutinas de existencia, trastocados de
modo irreversible por el imperio de la pandemia Covid, en una especie de
presente atemporal, diríamos "sub specie aeternitatis" (Spinoza
dixit).
Tras la vacua
retórica de gobiernos, de todo signo ideológico, camuflados de progreso y fe en
el desarrollo, que someten la verdad al yugo de ideologías de ocasión, máscaras
desgastadas del relato y los relatos fabulados, que dejan ´paso al
‘metalenguaje’, cual pliegue de espectáculo y ensimismamiento, que se despliega
en nombre del fraude… un doble pliegue de pistas falsas que gana su eficacia
persuasiva más allá de la retórica y la dialéctica… la mística y el misterio
del metalenguaje, es la expresión de este milenio de las Grandes Muertes en el
Laberinto, en la fragmentación del Hades, el infierno de la
fragmentación, de la incertidumbre ante la multiplicidad de encrucijadas y la
exigencia de una irreversible elección, bajo presión.
Como el
enigma del oráculo, el metalenguaje colapsa aquello que sugiere, disuelve lo
que toca, no responde a la razón y la mesura, sino a la locura y la agonía, en
este milenio de "La Gran Estafa", donde la verdad se disuelve en el
pantano de lo falaz, la libertad es sólo un recuerdo escindido y el hombre se
ha mutado en objeto del destino, mientras el destino se transformó en sujeto.
Hoy se puede
percibir la amplitud de la expansión de los espectros corporativos, debida en
gran medida a las prodigiosas tramas de redes de comunicación, al Big Tech, que
asegura transacciones instantáneas de todo tipo, en el control de la amancebada
humanidad… aboliendo la distancia y el tiempo, en beneficio de "La Gran
Estafa".
No ignoremos
que podemos ser emigrantes o inmigrantes ‘in situ’, ser, en razón de la
pobreza, exiliados en nuestros propios países. Pero no olvidemos tampoco que
las exclusiones oficiales poseen virtudes insondables, como las cloacas,
convencen a los que no son afectados por ellas que son incluidos. Legitimidad
ficticia a la cual se aferran los que creen "pertenecer" al
"fraude", expulsando a la verdad como opiniones consensuadas en
diálogo franco.
De estas
comunidades presentadas como modelos por la enseñanza proporcionada por ella,
los educandos conocen los secretos, no los del poder, sino de sus resultados.
Los desórdenes y carencias de su cotidianeidad, ¿no les permite descubrir
inconscientemente las catástrofes irreversibles que preceden al derrumbe?
Como
corolario se los arroja al borde del camino, empantanados con ellos un número
creciente de seres excluidos, de todas las razas y religiones, ley de vida y
muerte, exiliados de la eternidad célibe.
Un camino que
no se sabe a ciencia cierta a dónde conduce… los que podrían saberlo, los
constructores de esta nueva civilización, que se ha instalado en el mundo de la
"peste Covid-19", tampoco los transitan… ellos, los genocidas de la
vida-naturaleza-arte, residen y transitan por otros paisajes, ese camino no
forma parte ya, ni de sus recuerdos, forma parte de amnesia y olvido.
Sin dudas
quienes meditan con valores inclaudicables de veracidad, son irredentos para
este sistema del virus, el gen encapsulado en una proteína, desajustando la
existencia de la especie y sus prácticas milenarias… ¡qué más da!, las
ideologías de derecha, izquierda, fraguadas en usinas de ¿inteligencia? de
imperios, sólo exponen a una humanidad, sin realidad empírica que experimentar,
a materializar, consumiendo objetos y experiencias de vida en burbuja
proyectadas en relación de conformidad, con signos evidentes de alteración de
conciencia de lo ya vivido, lo ya experimentado en sentido irónico, cual uso y
abuso figurado de lenguaje, expresando lo inefable, lo contradictorio, lo chocante
y paradójico.
En las
ironías no siempre se niega la verdad, si se juega con lo dicho y lo no dicho,
la ironía surge de la interacción comunicativa de lo explícito y lo implícito.
En la ironía verbal, quien habla suele transmitir dos o más significados diferentes
e intenta mostrar una actitud evaluativa, generalmente crítica ante la
realidad. Suelen ser enunciados polisémicos y ambiguos. A veces provoca males y
conflictos, a veces, evitan males y conflictos.