Por Sara Hernández
Las Palmas de Gran Canaria 28 AGO 2024
17:00
Usted nació en La Palma en el año 57. ¿Cómo recuerda su infancia y a la sociedad de aquella época?
Mi infancia
para mi poesía es fundamental porque, como decía Rilke, la patria es la poesía
de la infancia. Es cierto, lo he comprobado, porque mi infancia en Santa Cruz
de La Palma, pese a que realmente no fuese tan ideal, está plagada de grandes
recuerdos. Tengo grandes amigos en la isla, aparte de mis padres. También
recuerdo la presencia de Elsa López. Yo me siento palmero aunque lleve viviendo
en Gran Canaria desde hace unos cuarenta años, más o menos.
¿Por qué dice que su infancia no fue idílica?
Vivíamos
en un barrio pobre que hoy día cuenta con un montón de carencias. Quizá eso me
dio un impulso a la hora de escribir, por ejemplo, o a la hora de estudiar o de
forjar mi futuro. Debo agradecérselo a mi madre, porque permanecí dos años
encerrado en casa a causa de una infección de hígado. No podía ir al colegio, y
en ese tiempo, ella me enseñó todo lo que tenía que saber en calidad de
estudios, como redactar y esas cuestiones.
Consiguió licenciarse en Filología Hispánica en la Universidad de la Laguna
en plena etapa de la Transición. ¿Cómo se vivía siendo estudiante en una época
tan convulsa en la historia de España?
Pues la verdad es que fue muy complicado. En el 67 asesinaron a Javier Fernández Quesada y yo lo presencié desde la azotea del Colegio Mayor de San Fernando. Vi exactamente cómo sucedió todo, e incluso un amigo mío, también poeta, estuvo al lado de Quesada cuando lo mataron. Ese momento fue tremendamente impactante y claro, venía de La Palma, donde no ocurría nada, y de repente sucedieron las revueltas estudiantiles, con muchas manifestaciones y etcétera. Puedo decir que aquellos momentos fueron donde más libre ha sido la sociedad canaria.
Aparte de poeta, también es profesor jubilado. Impartía la asignatura de
Lengua y Literatura en varios centros de las Islas. ¿Considera que la educación
de la actualidad es de calidad?
Yo creo
que la educación de ahora no es de calidad. Lo digo por experiencia, porque yo
estoy jubilado, pero trabajé como profesor de Lengua y Literatura durante
treinta años. No es de calidad porque hay unos contenidos que, o no se dan, o
no se pueden impartir, o no están presentes en las programaciones. Por ejemplo,
destaco la ausencia de la Literatura, sobre todo la canaria. Solo se habla de
Benito Pérez Galdós y poco más, aparte de que los contenidos son pobres.
Además, si en un área determinada, como la Lengua, no se aprueba la Literatura,
esa asignatura no puede darse por aprobada y, sin embargo, se puede pasar de
curso. En mi época como estudiante de Filología en La Laguna, nosotros
descubríamos las materias y los conceptos de manera que nosotros mismos
hacíamos los planes de estudio.
¿Qué es lo que más destaca de la pluma de Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía
de Castro?
El tema
del misterio y, sobre todo, el tema del tratamiento de la palabra. Hay unos
poemas de Bécquer que, como decía alguien, son «poemas
alimenticios». Luego existen otros que más se acercan a la definición del
poema tradicional, esos donde la palabra lucha contra el verso. De hecho,
aunque he mencionado a Bécquer, me gusta bastante más el tratamiento poético
que realiza Rosalía de Castro.
Acercándonos a su trayectoria como poeta, ¿en qué momento se enamoró de la
poesía y cuáles son sus autores favoritos?
La
poesía entró muy temprano a mi vida, en concreto, con Gustavo Adolfo Bécquer y
Rosalía de Castro. También descubrí poetas que estaban prohibidos en esa época,
como Blas de Otero. Ahora mismo, esos poemas no los conservo, pero ahí comenzó
mi andadura. Ya cuando estudiaba en La Laguna me tomé más en serio la lectura
de poemarios.
¿Cuál es el proceso que sigue para escribir un poema, desde que viene la
idea hasta que la plasma con su pluma?
Cuando
me viene una idea, dejo que viva dentro de mí. La poesía tiene que ser algo de
la vida, de lo cotidiano. Como dice un amigo mío que se dedica a la crítica
especializada, esa cotidianidad es deconstruida. Por ejemplo, me asomo a la
ventana y veo a unos pájaros en el jardín. Me inspiro más con las imágenes que
con las palabras. A partir de ahí, empiezo a escribir una serie de poemas que
están relacionados con esa visión en particular. Ahí dejo que el poema duerma
y, cuando vuelva a leerlo, ya no lo consideraré algo mío, sino parte de la
poesía en general.
En 2018, ganó el Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez.
¿Qué supone obtener un galardón de este calibre?
Al
principio no me lo creía. De 600 poemarios presentados, de todo Hispanoamérica,
Canarias y demás, no me esperaba ganar. Supuso una gran alegría pero, sobre
todo, supuso una reflexión de que eso había que mejorarlo. Digamos que afectó
más a la manera que tengo de escribir poemas.
Este año ha lanzado un nuevo poemario titulado En tu casa o en la
mía, con prólogo de la autora Rosario Valcárcel. ¿Cómo describiría esta
obra y qué contenidos se hallan en sus páginas?
En
principio definiría el poemario como erótico, tal y como dice Rosario Valcárcel
en el prólogo. También está el tema del juego de palabras, es decir, que
aunque defina el poemario como sensual y erótico, también esconde temáticas
como el amor.
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