No me abandones por otro
y aunque lo nuestro se acabe
no me torturarás en el potro.
De un dildo eres la diosa
y yo ordeno y siempre mando
que te metas cualquier cosa
y te acabes masturbando,
Gozando…, gozando… (Anónimo)
Los
consoladores existen desde hace unos 2.500 años o más. Al principio eran de
cuero, madera o vidrio. Los antiguos egipcios- los nobles se insertaban piedras
preciosas y los pobres cantos del río bajo la piel del pene. Entre
los griegos y los romanos, así como en Egipto y Babilonia, el falo fue
considerado como un infalible amuleto que protegía contra las miradas
envidiosas, portadoras del mal de ojo.
En
Pompeya hacían velas semejantes a enormes cipotes. Y antiguos manuscritos
chinos explican cómo atar la base del miembro con seda para mantener la
erección. (Una versión primitiva de los actuales anillos para el falo) En el
lejano Oriente, se obsequiaban a los recién casados con dildos de marfil o de
jade, cinturones para apretar el pene, las plumas para hacer cosquillas.
El
vocablo consolador o dildo parece proceder del italiano diletto, que significa
“deleite” otros consideran que procede
del inglés antiguo dill-doll, donde dill proviene de la palabra escandinava
dilla que significa calmar. Juguetes del
sexo.
Pero el
conocimiento de un vibrador probablemente tuvo su origen en el siglo XIX cuando
al apoyarse las molineras contra los mangos vibrantes de la maquinaria del molino,
descubrieron una inesperada ventaja de su trabajo. Algo parecido les ocurrió a
las modistas con el prodigioso invento de las máquinas de coser.
El uso
del término aparece por primera vez en el lenguaje inglés durante el siglo XVI,
en las obras de teatro El alguimista de Ben Jonson y en El cuento de invierno
de Willian Shakespeare.
…Karène se había puesto el pepino delante,
como un sexo verde artificial. Ya no tenía que forzar al joven que se
dilataba, asía el pepino y notaba un placer inaudito invadiéndola…
“Historia de O” de Dominique Aury que firmaba con el seudónimo de Pauline Rèage.
Uno de
los primeros vibradores sexuales fue inventado por el doctor George Taylor en
1869 y fue llamado manipulador. En 1880, Joseph Mortimer Granville ideó y pateó
el primer aparato electromecánico de forma fálica como instrumento terapeútico
para efectuar el “masaje pélvico”.
Hoy en
día existen diversidad de vibradores que “consuelan” que miman nuestro cuerpo con sus agitaciones,
convulsiones o con el movimiento que estos producen; su animado meneo pueden
ser en la actualidad de vibración, penetración o rotación, a diferentes
velocidades, a pilas, enchufados a la red eléctrica o por control remoto.
Algunos incluso pueden usarse bajo el agua. Los hay de goma blanda, látex etc.
Que se retuercen y vibran. Los hay incluso dobles para la vagina y para el ano.
O que brillan en la oscuridad.
Estos
valiosos estímulos sexuales desencadenan la excitación erótica en cualquier
punto en el que existen terminaciones nerviosas, sobre todo en las zonas
genitales de ambos sexos.
…Sofía tenía su vibrador en la rodilla,
algunas nos acercamos, queríamos tocarlo. El pene se movía suavemente, iba
subiendo, llegaba a sus muslos. Sonaba de nuevo el Bolero, los cuatro compases
se repetían una y otra vez. Se estremecían. Luisa aproximó su mano con timidez
y llevó aquel artefacto a su túnel oscuro…
“El séptimo cielo” Rosario Valcárcel
Antonio
Gómez, filósofo, médico y humanista español del siglo XVI, escribió que si dos mujeres
cometían el crimen de sodomía contra la naturaleza “mediante aliquo instrumento
materiali” debían ser quemadas, como dictó en un caso en que se vieron
involucradas dos monjas.
Quizás
por eso, en Francia al pene artificial pensado para la auto-satisfacción de la
mujer, se le llame bijoux de religieuse”; alhaja o joya de monja.
Y lo curioso es que hoy Dra. Mary Jane Minkin, profesora de
obstetricia y ginecología de la Universidad de Yale, recomienda encarecidamente
el uso frecuente del vibrador a sus pacientes porque la estimulación mantiene
saludable la zona genital, aumenta la humedad vaginal y facilita la respuesta
sexual. Esta práctica puede ser en
compañía y también solos.
En las personas
adultas, la auto estimulación es una opción que gana adeptos con los años, bien
por la dificultad para encontrar pareja sexual o sencillamente por la falta de
motivación para establecer una relación. Esa ausencia de un compañero o
compañera no tiene por qué suponer una renuncia al placer sexual y a gestionar
los propios orgasmos.
Esta profesional, especialista en menopausia, tiene un
enfoque muy en consonancia con los objetivos del nuevo mileno de la Asociación
Mundial de Salud Sexual: Lograr el reconocimiento del placer sexual a través de
los consoladores como un componente del bienestar
Como prevención de
enfermedades como la sequedad vaginal y la atrofia dolorosa, para ampliar el
universo erótico.
Blog-rosariovalcarcel.blogspot.com