miércoles, 28 de noviembre de 2012

3 Miradas.- Nadia Brito, Cristina Martel y Gema Sánchez.

3 MIRADAS, es una exposición de pintura organizada por el área cultural D/C, Diego Casimiro

3 MIRADAS. Tres artistas que han encontrado su razón de ser a través de la pintura. Tres artistas del mundo de hoy, modernas, universitarias, intelectuales, que hablan de lo vivido, del entorno, del presente y del pasado. Del erotismo, de la soledad y de la incomunicación. Tres artistas que experimentan a través de sus pensamientos y sus emociones.

Hoy presentamos a Nadia Brito, Cristina Martel y Gema Sánchez.
Nadia Brito estrena esta noche obra nueva. Una exposición que nos sumerge en un fascinante álbum, ilustrado de óleos repletos de poesía y de color. Ha plasmado la visión del recuerdo a la manera de historia, con símbolos que son esbozos de cuentos y con unas tonalidades que nos transportan a su motor artístico y vital, a su relación con la infancia. Al recuerdo y a la visión de una niña que intenta reencontrarse con el mundo de la literatura infantil: jardines encantados, luces de árboles, maravillosos paisajes resplandecientes, repletos de tanto color que parece que tienen poderes mágicos, que esconden una historia.
Porque Nadia consigue crear una atmósfera ilusoria con árboles de hojas húmedas, entre el follaje de un paisaje. O plasma una tormenta o el instante posterior a la lluvia. Nos presenta el proceso de reencontrar la infancia. El mundo de los sueños.
Bicicletas tintineantes, animales y fondos marinos repletos de burbujeos, de murmullos, de ese olor tan característico del Océano Atlántico, y de una explosión de colores rosas, amarillos, verdes, azules, que parece que hemos arrojado flores sobre la inmensidad azul.

Cristina Martel: El desnudo ha sido un motivo recurrente desde los orígenes del arte.
Y sigue siendo un latido, una agitación utilizada para no dejar embotar nuestros sentimientos, para reflexionar sobre la vida, sobre lo que es bello y lo que no lo es, para inculcar sentimientos... También ha sido destinado para representar la belleza, el equilibrio, lo divino. El tumulto de lo permitido y lo prohibido, lo deseable y lo no deseable, lo estético y lo artístico. 

Cristina Martel lo sabe. Forma parte esencial de su búsqueda, de su pintura. Por eso hoy se nos presenta con una composición del mundo sexual. Óleos donde muestra imágenes llamativas con una técnica académica, de figuras en pose, que ella ha compuesto de forma consciente. Figuras con una expresión gestual, contorsionadas, sinuosas, modelos masculinos y femeninos. Desnudos que se exhiben reflejando la sexualidad que se expone y se ofrece. Figuras que se nos presentan solas, inaudibles y sin entornos paisajísticos, lo que permite que nuestra atención se centre únicamente en la figura humana. Formas sinuosas, que nos sumergen en un tenue erotismo que sugiere la evocación del cuerpo, su vibración. Porque nuestra pintora sabe captar a través del desnudo la oscuridad, el drama, la soledad eterna que nos otorga la condición humana.
Y el estado externo y el interno, y rozar el misterio de sus miradas soñadoras, silenciosas o de recelo, miradas que, igual que si estuviesen vivas, se vuelven también recelosas ante nosotros los desconocidos que las miradas.

 Gema Sánchez: los cuadros de Gema nos conducen tanto a escenas callejeras como a escenas de habitaciones. A acontecimientos íntimos que suceden en espacios llenos de nostalgia, en donde alguna figura nos mira sin expresión, como si fuese la mirada inocente de una estatua.
Nos conduce a ciudades impersonales, colonizadas por el hombre, y por calles silenciosas con árboles que flotan entre gente sin rostro. Sombras de personas segmentadas que no pueden verse.
Gema es capaz de transmitirnos a través de sus óleos el ritmo de nuestras ciudades, de ciudades en su mayoría huecas, de ciudades que nos arrastran a sombras de árboles desparramados o nos empujan, igual que la corriente de un glaciar, hacia lugares desconocidos. Sabe evocar la ajetreada vida de los protagonistas, de unos protagonistas que, suspendidos en pinceladas, surgen como desfilando. Ciudades que sienten el cosquilleo y la excitación de sus habitantes anónimos, de miradas veladas que parece que se buscan pero que se alejan, gente oscurecida en su propia vida, que avanza con prisa envueltos como momias.
Tres pintoras que nos transmiten con sus cuadros alegría, espontaneidad y movimiento. Artistas que son capaces de sumergirnos en un mundo de recuerdos, de contarnos  historias, de hacernos participar como algo más que meros espectadores.

FOTOS DE ANDRÉS BRITO.

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martes, 20 de noviembre de 2012

JOSÉ RAFAEL HERNÁNDEZ: SE ME OLVIDÓ TU VOZ Y ELEGÍA EPISTOLAR.

Aún sigo en la playa/ de Las Alcaravaneras , / empapado de alegrías/ e infantiles recuerdos./ Aún permanezco/ en su orilla, levantando/ altas torres y castillos, / para que el mar juguetón/ los derribe luego…/         “Se me olvidó tu voz”, José Rafael Hernández

He querido comenzar con este poema de José Rafael porque él, al  igual que Alberti equipara su niñez al mar  de su infancia, a la playa  y a los juegos. Un poeta que quiere ser  testigo de su propia vida, de su infancia, quizás porque siente la necesidad de rodear el recuerdo. Un recuerdo algunas veces feliz y aislado de dificultades y otras, rodeado de penurias. Y precisamente ello es lo que  forma el yo adulto. Lo que en mi opinión justifica este poemario “Se me olvidó tu voz”

Así recuerda también a través de su palabra poética, a los maestros. Con referencias a las cualidades botánicas 
Maestros: vosotros/ cuidáis los árboles/ desde el verdor primero, / lo regáis con el agua de la sabiduría, / vigiláis atentos su crecimiento, contempláis con orgullo/ como despuntan los brotes por las ramas, /lo podáis para que no se vicien…/

Pero también recuerda en " Se me olvidó tu voz" a Tomás Morales,  a los inmigrantes, al volcán del Hierro, a la madre, a los gatos, a los que ni la vida, ni después de la muerte logró silenciarlos... Evoca a María, herida de Parkinsón. Un poema de profundas sensaciones amorosas, en donde se advierten rasgos del género confesional:

El poeta/ ha tenido/ muchas mujeres/ -a las que llamaba/ sus muñecas-/ a lo largo/ de la vida. / Sin embargo/ existe una, / la más frágil / y desvalida, / que no toca/ por no romperla, / aun amándola/ todavía, / una vieja muñeca/ de grandes ojos/ azules, / rota y descosida.

"Se me olvidó tu voz" es un libro que expresa la anécdota vivida, el amor y  la soledad. El  paso del tiempo, el hombre en el entorno. Versos cortos que evocan las vivencias del alma del poeta: emociones y  sensaciones,  recuerdos,sueños y el presagio de la muerte.

 Y presentamos también “Elegía epistolar", (cartas a poetas memorables). Elegías que al igual que hicieron los griegos  y más tarde los romanos entona cantos líricos, escritos en donde le toca ser testigo de su vida, y de los otros, ser una voz plural. Y lo ha hecho de una forma tan pedagógica que han sido recomendados en los Centros de Enseñanza . En “Elegía epistolar" disfruta y sufre en el recuerdo. Invoca a través de cartas a autores como Alfonsina Storni, Machado, Miguel Hernández Walt Whitman, Charles Baudelaire.  Pero también son destinatarios de su homenaje, Tomás Morales, Saulo Torón, Pedro García Cabrera.

Carta a D. Alonso Quesada
Alonso:
Te imagino en la vieja oficina del Puerto rodeado de libros de contabilidad, asediado de número y operaciones aritméticas, silenciosamente entregado a un trabajo que  no amaba.

Estos cuarenta ingleses esta  noche se juntan/ para hacer un balance porque termina el año. / Y el más viejo de todos, el tenedor primero/ -¡jaranero divino!- a mi entrada alzó el vaso/ y con una postura de orador de Hyde Park/ grita:-¡Brindo, señores por el amigo Byron!-/ Los demás se sonríen –una burla británica- / Yo sigo a mi pupitre y empiezo mi trabajo…

Aquí se ve la misma resignación que en el poema en que haces referencia a la penuria del hogar paterno, y si entonces bendecías las estrecheces, ahora ante la mercantil incomprensión de aquellos ingleses, te limitas a encogerte de hombros, no sin antes rociarlos con una leve llovizna de ironía….

Y a Domingo Rivero
De todos tus poemas, amigo, subyuga por su belleza el titulado “Yo a mi cuerpo”, uno de los sonetos más bellos y sorprendentes de la poesía española, pero escrito aquí en las islas, por un canario, con la carga de olvido y soledad que supone la palabra:

¿Por qué no te he de amar, cuerpo en qué vivo?/ Por  qué con humildad no he de quererte, / si en ti fui niño y joven y en ti arrribo / viejo, a las tristes playas de la muerte?

No maldices tus entrañas. Al contrario que otros, no consideras el cuerpo como un pesado lastre. Lo ves como lo que es. Como nuestro compañero inseparable. En la soledad. En el amor. En el sufrimiento. En la propio muerte deshaciéndose con nuestros sueños…

“Elegía epistolar” (cartas a poetas memorables) y “Se me olvidó tu voz” son títulos editados por la Real Sociedad Económica del País

Nuestro poeta  ha ejercido de abogado pero desde muy joven ha colaborado en periódicos con ese registro social  tan suyo, lleno de coherencia y de visión del mundo y de la vida. Su poesía da fe del mundo sensible que el poeta intelectualiza.

Y ya en el año 1963, publicó una obra lírica titulada “”Desde la sombra”  Más tarde en el 86 publica su primer libro de Sátiras “Poemario del Halcón”  Sátiras que son  encantamiento y magia, sonrisa y  alivio  contra la miseria y el desamparo, contra los tiempos difíciles que estamos viviendo. Actualmente, el poeta,  posee una página de internet: Satirimundi (www.satirimundi.com ) con gran afluencia de  visitas internacionales.

José Rafael Hernández es un ser entrañable, sin artificios, lúcido, repleto de amor.  Es un ser que ha  sabido descubrir el alma del hombre, su consciencia, los finos hilos de la ironía  la singularidad del ser. La soledad.

Blog-rosariovalcarcel.blogspot.com;   www.rosariovalcarcel.com

sábado, 17 de noviembre de 2012

LA VOZ MIRADA.- Aquiles García Brito

El mar no tiene tiempo
es la felicidad,
 Aquiles García Brito

 Hace ya algún tiempo que mi amigo Aquiles, me envió un regalo en forma de borrador, su primer libro de poemas y me llevé una sorpresa porque conocer a los amigos a través de sus obras es un lujo.

     Y la verdad es que la sorpresa ha sido bastante grata. He descubierto que apuesta por una poesía cercana y entendible, una poesía llena de encanto y sinceridad. Una poesía que pasa su mirada por el paso del tiempo, la relación amorosa, el sentimiento del desamparo, de la enfermedad o el miedo a la caducidad de la vida. A la muerte.
      Así su primer poema Phoenix Canariensis se adentra en el significado mitológico de la palmera, en el árbol sagrado de los antiguos canarios, en su simbología ancestral. El poeta contempla a través de él, la infancia y la memoria: 
  El columpio que me llevaba/me traía y de nuevo ahora/me eleva a su follaje, /es la misma certeza/que bajo su fresca caricia/ adquirí en la fugaz infancia:/Esta es mi casa./ cuna de dioses mitológicos,/ árbol de vida, hija del mar/ en los reinos antiguos…
 El árbol está visto como padre protector. Y el poeta aspira a ser el Ave Fénix capaz de renacer de los estragos del pasado. 
      
      En su segundo poema el autor habla de la sociedad de consumo, de las luces y abalorios, de un centro comercial multitudinario, lleno de ruidos. Y de nuevo hay una mirada de añoranza, de recuerdo, de melancolía hacia el pasado, del almanaque del Che, los arrebatos idearios, el fuego de los primeros amores que difícilmente vuelve a prender con la misma fuerza. Pero el poeta consigue el equilibrio dando un salto del pasado al presente:
 ….Los sábados libres son amplios; /contienen los domingos. /Pasa por el adosado, pasión
Y para escapar de la rutina y la trivialidad, se rebela, invoca el compromiso, pero antes será necesario clarificar los objetivos, puntualizar las posiciones:
       …¡Claro que quiero renacer!/Pero debo liberarme primero/De esta pesadilla doméstica./   Ni respeta los fines de semana./No, mejor no pases en breve./No voy a montar en aviones sin rumbo./ Te digo algo me comprometo.

 Otras veces en la oscuridad del dormitorio, en su cama hay ilusiones desparramadas, vidas ajenas y sueños que se esconden entre lo placentero y la pesadilla sigilosa, y envuelven al poeta en las dudas del enamorado, en el miedo: 7

       Allí te encuentro con otro hombre/el mismo siempre, /el de todos los sueños.

 Igual que para Neruda, el paso del tiempo y la muerte son una preocupación como en el poemario Residencia en la tierra, y concretamente En tango del viudo:
      Y qué amenazadores me parecen los nombres de los meses/ y la palabra invierno qué sonido de tambor lúgubre tiene. En Aquiles también existe esa reflexión constante sobre la fugacidad de la vida, ese misterio sorprendente y eterno, ese descontento de la naturaleza, de que se va a morir sin posibilidad de modificar o rescatar el pasado. Ese descontento del hombre como ser social.
      Imposible volver a ser/ como las hojas de aquella palmera, /cuya sombra la vislumbra impertérrita, /que toman su vigor del mismo tronco. /Nunca jamás. Tres éramos mañana.

     El paisaje también está presente como un medio de proyectarse a sí mismo, así en “Un día en la playa” el autor renace la fantasía ante el mar, los rituales de los bronceadores y los cuerpos. El cromatismo.      
  …Se descubre el jardín/ de mil una incipientes flores/ y lunas encharcadas, /origen de este aroma/ a guerra entre pandillas y cangrejos/ a los amoríos entre las barcas…/
      El poeta rompe los límites de la realidad y remonta el vuelo a esos espacios inmensos de la imaginación.
       Y en el tramo último del libro, vuelve a reflejar nuestro autor la preocupación por el poder aniquilador del tiempo, la relatividad de las cosas zanjadas siempre por el tiempo, la muerte como entidad todopoderosa. Ese misterioso compañero que nos ampara en el comienzo y en el final de nuestras vidas. Así Ante la inminencia del la tragedia… que es el primer verso de un soneto. Se aprecia la proximidad del desenlace, la herida crónica de sabernos seres perecederos. El descenso a los infiernos.  
       A Aquiles Javier Garcia Brito de pequeño le gustaba la actividad artística, y en su etapa escolar se inventaba obras de teatro para los amigos de su barrio, y lo más curioso es que se ayudaba de guiñoles o figuras de cartón que él mismo elaboraba. Más tarde, ya en la adolescencia, participó en varios concursos de narrativa y obtuvo algún premio de poesía, incluso a nivel nacional, donde recibió una mención especial. Formó un grupo de rock que realizó actuaciones y apariciones televisivas, alcanzando un cierto reconocimiento local.
      Actualmente escribe poesía y relatos, y participó con un cuento titulado "El Color de los Alisios", aparecido en la colección "Voluntad y Palabra", publicado por Editorial Idea.
      Hoy se dedica a la composición musical de temas propios y a poner música a poemas de otros autores, así como bandas sonoras para cortos de cineastas locales. Aquiles es un poeta que evoluciona y que me ha hecho recordar al otro Aquiles, al héroe griego por su ímpetu y su coraje en este mundo tan difícil como es el mundo del arte.
       Entendió que hay que mirar el mundo de una forma especial y poner los ojos en las cosas que nos rodean, entendió los lazos de complicidad que hay entre el lector y el poeta. Ha entendido el lenguaje a través del cual se expresa esa mirada.  
La Voz mirada es un libro publicado por la editorial Idea en la colección Aguerre que contiene unas bellas ilustraciones de su hija Arime. Es un libro escrito con las emociones. Un poemario que te invita a callar para escuchar la voz, la voz mirada del poeta. 

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Santa Brígida recuerda a una poeta: Ana Déniz


La cólera vieja/ y sumisa que se agolpa/en mi puño prieto, /rojo, tenso pequeño;/como semilla germina,/revienta y florece diáfana/al roce del rayo blanco… Ana Déniz

Ana Déniz era la bibliotecaria del pueblo de Santa Brígida, y además era una gestora cultural, una persona con poder imaginativo que animaba a músicos, a grupos musicales, a fotógrafos, a escritores: Propiciaba el diálogo cultural.

Pero sobre todo era una poeta intimista, una poeta que amaba el amor y la naturaleza, y tanto describía un amanecer frío como un invierno de su tierra, como un día transparente lleno de luz o un paisaje de palmeras, de árboles. Lugares de su tierra, como de la ficción.

Y pudimos comprobarlo en el homenaje que se le hizo el pasado sábado en la Casa de la Cultura del pueblo que la vio crecer. Un acto que fue amparado por el Ayuntamiento de Santa Brígida y amenizado por la música en vivo de un grupo musical. Y dirigido por Rubén Díaz que lo llevó con entusiasmo pero al mismo tiempo con una emoción contenida y organizado por los  escritores José Miguel Junco y Santiago Gil.  Asistieron al acto, vecinos y amigos gente de la cultura. Y poetas que señalo a continuación porque ellos fueron los que pusieron la voz a unos poemas de Ana pero también leyeron otros dedicados a ella. Un recital repleto de tanta belleza que enseguida se hizo grande, más íntimo.
 
Marcos Alonso, Antonio Arroyo, Aquiles García Brito, Javier Cabrera, Nicolás ángel Díaz, Santiago Gil, Juan Francisco González, Isa Guerra, Pepe Junco, Felipe Landín, Félix Martín Arencibia, Leonilo Molina, Tino Prieto, Ángel Ramos, Purina Santana, Dunia Sánchez, Pedro Socorro y Rosario Valcárcel.
Y estos son algunos de los poemas que se leyeron, que recorrieron la palabra de Ana Déniz, su poesía: 

Cuando pintas los bordes de la silueta/y sigues el camino sinuoso del color;/la mariposa etérea y cristalina del arte/que crece y vive donde gestan a los astros,/guía tu lápiz a través de la perlada hoja…

Hoy,/tus palabras/transeúntes/no jugarán/en las calles/de mi mirada,/ni correrán/extasiadas/por las aceras/de mis ojos,/ni bailarán/en sus pupilas…

Cuando las olas rompan en la orilla de mi corazón,/cuando el mar salado cure mis oscuras heridas,/cuando el agua se filtre en la arena de mi piel… Ana Déniz

Ana Déniz una poeta que escuchaba su corazón y al mundo que le rodeaba. Una poeta que yo la recordaré con un diálogo reposado y una sonrisa tímida. Una poeta que permanecerá en la memoria de todos los que la conocieron.

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sábado, 10 de noviembre de 2012

Ganó el populachero



Artículo entresacado del feis de Zoe Valdés.-

 (Una visión que me ha sorprendido).

Sí, ganó el candidato de Mariela Castro y el de Hugo Chávez, también el de una gran población latina en Estados Unidos, que no sabiendo cómo derrocar las dictaduras que imperan o imperaron en sus países, se fueron a construir otra en el Imperio que les dio cobijo, ayudas sociales sin trabajar, y por cierto, que todavía no los ha legalizado a una gran mayoría de ellos. Demografía, vientres que paren por no reventar, para que se los críen los que pagan impuestos.
Otros que votaron por Obama son los niñatos de papá y mamá, a los que sus padres les han pagado la carrera hasta el último centavo, y todo el mundo sabe lo caras que son las carreras en Estados Unidos, y que no han tenido que sufrir los horrores del comunismo, porque sus padres los liberaron de ellas. Y así les pagan. Para colmo chantajean a sus padres con los nietos para que se conviertan al islamismo, digo, al obamismo.
Votaron por Obama además los cubanos de nueva generación, los del cuchillo entre los dientes, los que quieren vivir entre Miami y Cuba, haciendo negocete de mulas, y viviendo del cuento, a costilla del sudor y de la sangre de los que trabajan en Estados Unidos y de los que mueren en las cárceles castristas.
Y claro, como el mundo es cada vez más un verdadero estercolero, y Estados Unidos ya es el bidet donde se lavan el trasero y las patas lo peor de este mundo, no podía ser de otra manera.: Ganó el inepto, aunque populachero, el de la deuda impagable, ¿les recuerda algo eso a los cubanos?
En cuanto al Tea Party y el Partido Republicano, una basura reaccionaria el primero, y una antigualla el segundo. Por eso perdieron. Salvo de todo eso al candidato Romney, pero no tuvo agallas, fue elegante, y la elegancia no se usa. ¿O no han visto la fealdad asombrosamente chabacana de los desfiles de moda últimamente? Todo se resuelve con unas licras negras y cualquier trapajo encima.
Un mormón, que hablaba francés, vivió dos años en Francia, un empresario rico, que sabe cómo sacar una empresa adelante, pero tal vez no un país. De todos modos no le dieron la oportunidad de probarlo.
Obama es peor, ni empresario, ni presidente, un fantoche de la izquierda rabiosa, y del peor Hollywood, un representante de toda la hipocresía de este maldito y aburrido planeta en el que vivimos.
Bueno, volvamos al arte, y al erotismo, y a la poesía, ¿y por qué no a la pornografía? Siempre será mejor que la política.



miércoles, 7 de noviembre de 2012

Juan Calero, Tercer Premio del XVII edición de las Jornadas de la Viña y el Vino, en La Palma

 “El vino hidrata y suaviza el alma, adormece las preocupaciones,   Sócrates
                                        “…y  alababa el vino que le ponía en las nubes, aunque no se atrevía a dejarle mucho en ellas porque no se aguase.”, Miguel de Cervantes

EL VINO, LA SANGRE DE LA FIESTA

Un par de tradiciones anuncia el cortejo
 viejos ritos del lagar y las pipas en la bodega.
 Ordena el timple desatar las cuerdas.
Sobre el jolgorio se arma la parranda
 todos súbditos del canto alegre
 pámpanos y sarmientos se agregan a la cepa
 y cualquier picoteo es el mejor manjar.
 El vino, el jugo de la vida, la sangre de la fiesta.  
 Fuego de la hoguera, brote del volcán.
 Seduce sonidos, texturas, olores.
 Corre por las gargantas la esencia del día.
 Es vicio, es consuelo, remedio y motivo.
 Pero qué tiene el vino para calentar el invierno
 ya sea espumoso, dulce, blanco, amargo, tinto
 si desde los albores disfrazó al árabe y al persa
 servido en cualquier idioma
 nivela todas las mesas
 desde la aristócrata hasta el más modesto bar
 al cobarde envalentona y al pobre reina.
 Pero cuidado, al vértigo liberado desnuda
 y baila frenético su arrebato con sensual lujuria.
 Es campo fértil, embriagador,
 inexplicable, atrevido.
 En un tiempo que corre más deprisa
 sutil alguien evoca endechas otras historia
antes de que los caminos, los de siempre
 vuelvan a ser rumbos y certezas
 naciente pleamar desde la cumbre hasta la orilla
 mientras la aurora en su túnica blanca
 con su sabio deber cotidiano
 apaga las esquirlas con sus pies florecidos.

Siempre que me hablan de un poeta cubano, me viene a la memoria el gran novelista Guillermo Cabrera Infante, aquel narrador que cuando yo estrenaba adolescencia, él ganó  su primer premio internacional con 'Tres tristes tigres', el Premio Biblioteca Breve, de Seix Barral. Ambientada en La Habana de 1958. Pero hoy no les quería hablar de Cabrera Infante, ni de José Martí, sino de un poeta cubano del siglo XXI que vino desde Cuba a nuestras tierras Canarias.

Un poeta de padre palmero y madre cubana que nace en La Habana, Cuba y que actualmente preside la Agrupación Cultural ARTEnaciente, una agrupación cultural del noreste de La Palma que en menos de cinco años ha realizado 72 eventos de teatro, pintura, escultura, fotografía, cerámica, artesanía, música y literatura, que como otros muchos, trabaja por la cultura en la isla de La Palma.

Ha desarrollado los géneros de poesía, cuento y novela y compone versos casi sin proponérselo. Y aunque él dice que su verdadera vocación es  la pintura, caricatura y el diseño gráfico. Yo creo que él está destinado a la poesía.

Ha obtenido varios premios de poesía tanto en La Habana como en Santa Cruz de Tenerife y ha publicado "Pasajero sin oficio"y  "Palabras del balsero”, unos textos escritos con gran intensidad, en el que palpita el drama, el homenaje a esos emigrantes, a esas pateras, que como luces que se esconden, cruzan nuestro Océano.

Pero este año nuestro poeta ha querido acudir a la cita, participar en La Fiesta de San Martín, con un poema que refleja el evento escénico, el ambiente, el ritmo poético. Con un poema que ha sido seleccionado con el tercer premio. Que nos impregna de una atmósfera repleta de ritual festivo. Un poema que nos ofrece una pequeña visión de una fiesta. Un poeta, llamado Juan Calero, que demuestra el compromiso con el entorno de la isla de La Palma.

Mis felicitaciones para El Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Vinos de “La Palma”, para  Juan Calero, autor de este poema y para todas aquellas personas que hacen posible que las Fiestas de San Martín de la isla de La Palma sigan vivas.
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domingo, 4 de noviembre de 2012

Un pintor, Orlando González. Retrospectiva 20 años


Desde la Atalaya de mi mente/desde allí no se ven las ciudades/desde allí se ve con el corazón/donde reside el viento que me trae tu voz/ desde allí si hablas todo estará en equilibrio.  Orlando González

A pesar que desde muy joven Orlando González tenía una inclinación hacia el dibujo y sacaba unas notas excelentes en sus clases, sus primeros pasos  artísticos comenzaron en 1982 en la Escuela Luján Pérez, con nuestro pintor Felo Monzón. Y al igual que otros pintores, él comienza experimentado en el dibujo y en las técnicas. Realiza composiciones, óleos sobre lienzos con los objetos y la realidad tal como la ve.  Pero muy pronto la pintura adquiere un papel importante en su vida. Dan fe  de ellos los muchos dibujos y lienzos que durante ocho años realizó.

Y llegaron los años noventa cuando nuestro pintor realizaba Bodegones y Paisajes a los que se les puede atribuir un carácter romántico. Vasijas que a pesar de ser uno de los primeros ejercicios reflejan la tibieza de las cosas recién creadas, como el de las lecheras que pertenece a su colección particular, y apunto como dato curioso, que fue pintado en la casa-taller de uno de sus primeros profesores Miró Mainou.

En esa década de los noventa crea una pintura definida, escenas de Paisajes insulares, de su infancia, de su adolescencia. Así se adentra en sus espacios preferidos: montañas, valles, barrancos, un bosque de pinos olvidados. Vistas en que casi siempre insinúa un cielo sedoso que respira, o unas nubes que se ensombrecen, como son los caseríos, creados de una forma que parece casual, con líneas simples y un punto espontáneo, pero que logra una buena conjugación de colores y tonalidades dulcificados. Así podemos ver el pueblo húmedo de S. Mateo o de Temisas realizados con colores verdes. O estirar el cuello para observar las cumbres de Tejeda que miran a Tamadaba. O el Barranco de la Mina con un sentido de soledad o de melancolía profunda y sensible. Obras de las que nuestro pintor se muestra orgulloso.

La mayor parte de los Paisajes de esta década son pinturas descriptivas inspiradas en hechos naturales, aunque previamente seleccionados o buscados en el recuerdo, en esa imagen que perdura en el tiempo, en su memoria. Otras veces recurre al mundo onírico, a lo bucólico, a ese mundo basado en los sueños, tan usado por los surrealistas.

Y se recrea en los detalles del Paisaje tradicional, pero lo manipula e idealiza tanto que a mi me ha hecho recordar a la Campiña neo impresionista “Cercanías de Bolonia” del pintor holandés Koppelaar.   
Paisajes que salpica de árboles que parecen bolitas de lana entre pequeñas casas de colores o montañas coloreadas con una paleta azul. Una pintura alegre, casi naif. Y algunos lienzos de casitas humildes, sin tejas, ni chimeneas. Obras que poseen las líneas de otro de sus profesores, Juan Betancor.   
También de esa década pertenecen las marinas, en donde recrea armonías de color: la arena casi dorada y los verdes casi turquesas, consiguiendo profundidad y luminosidad como en el mar de la isla de Lobos y las Dunas de Maspalomas o el del Paisaje con el Teide al fondo, en las que las tonalidades son magníficas. 

Y ya en la década del 2.000 podemos observar las marinas dedicadas a Pasito Blanco, a la isla de Lobos y a Fuerteventura. Escuchar el equilibrio del silencio y contemplar la vegetación que vaporosa florece sobre la arena, que se defiende de las ráfagas del viento. Descubrir como el mar se va azulando porque Orlando, al igual que el poeta Rubén Darío suelta al aire las alas azules de sus rimas, y capta con sus pinceles la tibieza del color frío.

Y siente nuestro pintor la necesidad de resucitar “El dedo de Dios”. Una marina en la que no plasma la realidad externa sino la naturaleza de sus emociones, como él lo recuerda. Así potencia nuestras sensaciones a través de un colorido brillante, incendiado, casi violento.

Porque nuestro artista necesita transformar su Paisaje, sus caseríos iniciales, las vivencias de una pintura emocional para llegar casi al abstracto. Y habita la invisibilidad de otro profesor Emilio Machado y plasma manchas amarillas, malvas, celestes. Una pintura sin límites definidos, porque la pintura está en el aire entre luces y sombras que huelen a sereno.
Y al igual que el pintor francés, Monet usa la libertad de la expresión pictórica y realiza el “Serialismo” con el Paisaje de la Tierra y del Mar, con esa lucha que han entablado Gea y Poseidón, dioses que personifican las fuerzas del Universo. Así contemplamos una Tierra que emerge de un mar de transparencias como si se tratase de dos islas misteriosas, tan cambiantes, que cada vez que las miramos son diferentes, un panorama de tonalidades y atmósferas que rozan con la abstracción.

Orlando González, nacido en Gran Canaria, es un pintor inteligente y ordenado en su trabajo, fiel a su infancia, a sus recuerdos a los amigos y asimismo. Al que le gusta viajar y en sus viajes visitar museos como el Museo de  Arte Moderno y el Guggenheim de Nueva York. Y compartir la emoción de los artistas: músicos, cantantes, bailarines, acróbatas que están en las calles, en las esquinas, en los metros, en los muelles, en los parques. Y quizás de estas visitas nació el rascacielos de Manhattan.

Un rascacielos que es un poema, repleto de envolturas de cristal, con unos versos azules que se yerguen quizás para elevar plegarias al cielo, para combatir los fríos y las neblinas. Un poema que se encuentra entregado y atado al mundo exterior. Un rascacielos que se humaniza y adquiere plenitud.

Mis felicitaciones  a Orlando González por esta Retrospectiva 20 años, por la visión pictórica de un universo imaginario, el suyo.

Una exposición que pueden ver en: . Doctor Verneau nº 5 bajo (MUSEO CANARIO) de Lunes a Viernes de 17 a 21 h. y hasta el viernes 9.

Facebook/rosariovalcarcel/escritora;   www.rosariovalcarcel.com

viernes, 2 de noviembre de 2012

Garajonay, la esperanza de la vida en la pintura de Natalia Bellis


  Del alto de Garajonay sale una estribación enorme, que al Oeste, se extiende a lo largo del valle de Hermigua y que parece situada allí para esconder la mirada de los envidiosos, este paraíso terrestre.
                    Cinco años de estancia en Canarias, 1981, René Verneau

Sobre este paisaje gomero, repleto de nieblas y un mar de nubes blanquísimas desarrolla Natalia Bellis gran parte de esta exposición. Porque nuestra pintora ha dejado atrás los mundos cotidianos para internarse junto a sus dos perras Kahla y Kyrah en el Parque del Garajonay. Para deambular por  su  bosque animado, por el santuario en donde residen las ninfas de los bosques y presentarnos hoy un interesante recorrido de su pintura.
Y se ha quedado unos días en su floresta brumosa para escuchar el susurro de los  árboles encantados que se balancean y crepitan. Explorar los rincones más pequeños y recónditos plenos de color y de fantasía, de sus colores intensos, alegres y brillantes, de la luz y la atmósfera del Garajonay. Para captar el instante, la luz, la atmósfera. Las esperanzas de la vida.
Para escuchar como sopla la brisa en la lujuria vegetal surcada por laureles y líquenes, brezos y tilos, hayas, helechos, musgos. Y sobre este paisaje desarrollar su nueva obra que yo la definiría casi de onírica. Porque ella sabe plasmar los helechos gigantes, la textura de las hojas, la corteza de los árboles, transmitir las pequeñas manchas de luz que se filtran por entre las hojas, casi inmóviles. Sabe captar la humedad de los musgos colgantes y las hojarascas del suelo.
Natalia Bellis se ha adentrado en el corazón de la laurisilva entre los nacientes que florecen y los árboles entrelazados que sobreviven gracias a que el Garajonay se riega con lágrimas, como dice Joaquín Araujo, naturalista y escritor. Con los vientos alisios. Ha profundizado en el bosque, en sus raíces para fraguar su técnica, su cromatismo de verdes y marrones que se esparcen sobre otras tonalidades de verdes, sobre su universo imaginario. 
Los comienzos de Natalia Bellis fueron con el pintor Rubén Darío Velázquez quien le enseñó la pintura moderna. Después poco a poco ha ido buscando su propia personalidad, sus ensoñaciones y sus fantasías en contacto con los jardines y la flora, con el mundo espiritual, con una naturaleza que ella quiere plasmar como lugar idílico
Así habita la tierra, su alma. Y plasma con fidelidad el detalle, la verde penumbra, el dulzor de las plataneras que beben de la acequia, los árboles que suspiran y se agitan en pautas soñolientas. 
Porque su pintura, que es no es otra cosa que comunicación de ideales y sentimientos, recuerda el olor a las mañanas tibias y las noches frescas, su suave brisa, al aroma de las plantas que le penetra por todos lo poros. Porque ella se empapa de cuanto hay de misterioso, de mágico, de susurrante en las hojas de los árboles, en el verde, en las aguas oscuras. Y entonces le vienen destellos: el sereno, los matices, las formas, el sabor peculiar del fruto, la poesía misteriosa, el color, y como diría Borges el peso del alma.
 Y le da rienda suelta a su fuerza vital, a sus emociones, y pinta escenas insulares: plátanos verdes, muy verdes, la corteza de los árboles, su bellota, sus hojas tiernas o maduras y las flores en los distintos momentos de florescencia, los helechos gigantes Y derrocha pinceladas luminosas con gamas de colores artificiales porque no le gusta reflejar la realidad tal cual la ve, sino aquella que surge de la memoria del olvido, de la fantasía.
Le gusta a Natalia Bellis evocar las sensaciones que emanan de la luz, del color y del juego que desborda con libertad, de una búsqueda constante que se expresa en el recurso emocionado de la memoria, de un color que es sinónimo del paraíso. De la exuberancia de nuestras tierras, perdurables y pasajeras de la vida como ha hecho con la obra dedicada a la isla de la Gomera antes del terrible incendio.
 Y así como nuestro conocido Néstor pintó biombos repletos de flores, loros  y hasta el popular rascacio, Natalia nos ofrece igualmente biombos con decoraciones vegetales, trazos que parecen pintados en el aire con fondos de masas oscuros que reflejan su capacidad decorativa, acentuada por un cromatismo alegre, muy personal. Porque ella al igual que César Manrique está convencida que el arte tendría que resultar útil para la vida, para el bienestar y la felicidad humana.
 Que el arte puede abrirnos la puerta al mundo de los sueños.

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