Nunca fui
hábil varón sino extravío pero
colecciono
recuerdos de otro tiempo
-de la dicha
y el olvido-
Y a Ítaca la
veo en todas partes...
Luis León
Barreto vuelve a escribir poesía, a coleccionar recuerdos de otro tiempo, a
cantar a la Palma, a cantar al alma desde su propia alma.
Con 20 años este
destacado narrador de la Generación de los 70 ganó el premio de poesía Julio
Tovar en Santa Cruz de Tenerife con “Crónica de todos nosotros”, con un libro
que hablaba sobre aquellos años universitarios, juveniles, sobre aquellos
momentos de la historia. Pero esta vez nuestro autor se desliga del nosotros
para centrarse en el yo, en su corazón y en la isla de La Palma, una isla que
igual que si fuera un regalo de los dioses se convierte en su fuente de
inspiración y nos desvela Memorias de La
Palma Edén, Anroart Ediciones 2012.
Quizás
porque nuestro poeta, ya maduro y algo más sereno ha sentido la necesidad de
mirar en su interior, de hacer un homenaje a los orígenes, un recorrido por el
paisaje y por el espacio de la memoria, un canto épico a través de la retentiva,
de la evocación y la sugerencia.
Por eso retorna algunas veces a la vivencia y
a la cotidianidad, otros al recuerdo. Crea la expresión poética a través de la
imaginación y el esfuerzo creativo y nos entrega unos poemas plenos de ritmo y
fuerza con una elaboración literaria donde explora La Palma, la antigua
Ben-Awara, el territorio de un Ulises-Tanausú.
Y en este
texto hermoso, intenso y conmovedor, el autor viaja por la memoria, se
confabula con ella, y perpetúa a través de un canto poético los sentimientos a
su tierra.
Porque La
Isla es el Paraíso, el Edén, la belleza de Naturaleza y Perfección, pero es
también según el propio autor el cataclismo del volcán que acecha a los
insulares. En definitiva, este libro supone el reencuentro de León Barreto con una
poesía llena de simbolismo y de imágenes. Del estado de ánimo de nuestro poeta
que se inunda de instantes y de alusiones mitológicas.
“Memorias de
La Palma Edén” es un libro de poemas breves y concisos, compuesto de 129
páginas. Aparece dividido en cinco apartados: Orígenes, Perdiciones, Instantes,
Éxodos y Despedida, engarzados adecuadamente y plasmados con un estilo épico, cargados
de nostalgia en algunos momentos y en otros repletos de lo que yo denomino
“psicológicos” porque plasma situaciones o comportamientos humanos, pero
siempre intentando alcanzar la estética de la belleza.
Hace el
número 5 de la colección La Cueva Ilustrada, que dirige el poeta Eugenio
Padorno. En la portada figura un cuadro muy bello, de la seria “San Borondón”
pero que podría representar los estanques de La Palma, del pintor grancanario
Juan José Gil, también miembro de la Generación de los 70.
El poeta
Sergio Domínguez Jaén en el prólogo señala “este libro es un ejercicio
literario fecundo y cercano, reflexivo y contextualizado, y las situaciones
vividas, imaginadas, sufridas y celebradas, son marcadas por un mito que
permanece”.
Con los años
León Barreto ha alcanzado algo que le pertenecía desde su nacimiento, alcanzó sus
raíces y el alma del paisaje y los ha enlazado como en una misteriosa comunión.
Se ha centrado en el mito de Ulises personalizado en un Tanausú que entra y
sale de la isla, que conoce el mundo. Y con esa experiencia vital razona, y en
su recorrido va captando cosas a través de los sentidos. Acaba regresando a las
calles por donde correteaba cuando era un niño, acaba andando a través de la perfección
de sus bosques y barrancos, por sus caseríos y transmite su propia visión sobre
el Universo a través de su isla, quizás porque se ha dado cuenta que solo
sobrevivirá a través de ella misma, o quizás porque siente un amor
incondicional hacia ella.
Y a través de
esa rememoración nos comunica la grandeza de las cosas que ha soñado, de las
que le han sucedido, los fantasmas de la imaginación y los personajes reales
como lo fue su abuelo:
A lomos de La
Caldera, En Tinizara,
viaja el abuelo. El monte,
un pajero, un horno,
de hacer tejas y una bodega…
Otras veces
nos habla de la emigración a Venezuela o de la fiesta del Diablo en Tijarafe:
El 7 de septiembre por Tijarafe el Diablo
brama
con pólvora y betún.
Chispas y saltos. Lucifer tan atractivo
que se afanan en tocarlo…
O de la
desolación de Garafía, y del latido de la polca de los Enanos en la Bajada de
la Virgen de las Nieves.
Luis León
Barreto regresa a su infancia, homenajea la memoria, asume el paisaje, el
verdor de la isla como refugio de vida, e igual que en la película “Casablanca”
repite la frase que decía Humphrey Bogart a Ingrid Bergman: cuando el amor sea
imposible: “Siempre nos quedará La Palma”.
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