domingo, 29 de julio de 2012

EL FUEGO EN NUESTRAS CUMBRES


 Una de estas  mañanas en que encendí el televisor, contemplé  aterrorizada como el fuego rugía.

Contemplé  atónita la fiereza de las llamas, la explosión de las hogueras avivadas por el viento. Cruzaban los escabrosos terrenos de nuestras cumbres, chamuscaban higueras, casas y cabañas, subían las paredes escarpadas, las montañas. La esperanza era que diluviara pero hacía calor, mucho calor, el día estaba soleado y sin una sola nube.
Se oían ladridos de perros, cabras balando, conejos corriendo como si el alma se la llevara el diablo. No había tiempo que perder. Los servicios contraincendios actuaban, unas mujeres rezaban y un chico filmaba la escena. Cientos de animales morían, aves atrapadas en la fase de la anidación. Gritos de dolor retumbaban en el aire.  
Al locutor le costaba mucho trabajo narrar los hechos pero decía: -Nuestro hábitat no es como el Parque Jurásico, una potente imagen de las fuerzas de la naturaleza. No debemos recrearnos en las cenizas de nuestro paraíso. Desgraciadamente, no podremos hacerlo volver.
El humo ennegreció los almendros, las tuneras, los olivos y eucaliptos, las palmeras centenarias con troncos gruesos. Los espacios y los rumores advertían la presencia del infierno. Entonces me  acordé de los espíritus: soliviantados pero silenciosos.
Se dijo que fueron las cosas de Juan, un inconsciente que había amenazado con quemar el campo. Las llamas se elevaban igual que las burbujas de jabón con las que los niños jugamos de pequeños. Poco a poco tocaban la cima de las montañas, las alturas. Se embebían entre las nubes.
Pero me consoló madurando que la isla tiene una fuerza particular. Estaba segura de que los pinos recuperarían de nuevo la sonrisa. Porque después del fuego, la tierra –en una especie de milagro- reverdece con nuevos brotes que crecen de las raíces que afortunadamente no fueron alcanzadas por las llamas. Pasado un tiempo el corazón de los árboles –no se sabe cómo- vuelven a latir.
Quizás sea el aliento, el tesoro que esconde el volcán. ..
Fragmento de mi libro “ El Séptimo cielo”
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miércoles, 25 de julio de 2012

Nicolás Calvo: Pintor-poeta


Lanzamos continuos mensajes al mar.

 Siempre ha habido pintores que nos han sorprendido con sus poemas, como fue el caso del gran Miguel Ángel que nos dejó poemas dedicados a su amor platónico Tommaso. Y más recientemente hemos sabido que el cantante Bob Dylan desde muy joven jugaba con sus musas. Las seducía.  Y que ha expuesto en Nueva York  una serie conocida con el nombre de “The Asia Series”. Muchos han sido los que han combinado la poesía con la música, la poseía con la pintura.
Pero hoy no quería hablarles del autor de Blowing' in the Wind" ni de Miguel Ángel. Hoy quería hablarles de Nicolás Calvo. Un pintor nacido en Gran Canaria que vive en Madrid y que comenzó su formación académica en la Escuela de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife y acabó sus estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid pero que en los último años coquetea con la poesía, un pintor que está en constante renovación. Un pintor que escribe quizás para olvidar este mundo aparentemente sin sentido, este mundo de desasosiego que vivimos. O escribe poesía como válvula de escape para sobrevivir o para deshacerse de sus demonios. O quizás igual que García Lorca se siente lleno de poesía y quiere ser todas las cosas. 
 Así podemos leer un poema suyo donde nos confiesa:
No es suficiente. Hay cosas a las que la pintura no llega. Cada medio tiene su capacidad y sus limitaciones/ Necesito hablar de otra forma

Una poesía que yo me atrevería a decir que saca de sus orígenes y la transforma, que se asoma al abismo para regresar simbólicamente a su cordón umbilical, para trasmitirnos aquello que recuerda. La lejanía, el misterio. La estrecha vinculación de nuestro poeta con la isla, con el paisaje y con el alma.

…El volcán al fondo, ahora extinto/ y las calcáreas laderas desplomadas/dan forma a la playa curvilínea, /circunstancia que cierra el hueco agreste/ entre la otra playa, su golfo/ y la atrayente punta de lava que se extiende.
Retumbante de mar y de mareas/ una barra de rocas se estremece/ con el ir y venir enronquecido.
Hay nada más allá del horizonte/ Tras la delgada traza de las olas/ tras el mar, el mundo acaba.

                        
Pero su pasión por el lenguaje lo lleva a una reflexión poética que va más allá de la isla. Lo lleva a construir versos con gran acierto, versos sugerentes, algunas veces simbólicos como si los hubiese escrito de dos pinceladas, sin luchar por un color porque lo que le interesa que quede realzado es el tono, La totalidad.
Amanece/ La persiana divide en franjas/ el naciente sol de la Primavera.  “Un temblor de luz”
Otras veces son versos que se desbordan que se hacen torrenciales, y reflexiona sobre la muerte, lo religioso, las relaciones amorosas y la perduración del mismo. Sobre la fugacidad de la vida.

Pero Nicolás Calvo es pintor y a través de su pintura nos relata cosas, porque aunque tiene la posibilidad del silencio a él le gusta la comunicación, las relaciones humanas, el movimiento, el espacio, el principio, la añoranza. E igual que Juan Ramón Jiménez evoca sus recuerdos, la luz de su tierra, su mar, el mundo de su infancia.
Últimamente ha vuelto a la representación de la figura humana. Personas en situaciones que despiertan nuestra extrañeza por su inanidad. Así nuestro pintor refleja el espacio y las figuras que juegan entre si para hablar de la soledad, del vacío, la incomunicación y el absurdo de la vida en los lugares que propicia la gran ciudad. Y pinta alegorías como expresión de sus emociones. Así vemos casas llena de ventanas desde la que contempla el mundo.
Su obra plástica ha tenido diversas influencias y etapas que pasan por la figuración académica, la abstracción gestual, el visceralismo, el POP, y la abstracción geométrica, etapa que se ha prolongado hasta fechas recientes.  Puede encontrarse sus obras en las colecciones de los Museos de Las Palmas de Gran Canaria y Tenerife, en la Casa de Canarias de Madrid y en la Spanska Statens Turystbira  de Estocolmo (Suecia) y en colecciones particulares de España, Suecia y Alemania.

Obra Nicolas Calvo: El Confital.
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sábado, 21 de julio de 2012

El Sol Naciente de Marta Mariño:


El pasado día 29 de junio 2012  Christian Perazzone, crítico de arte e Isabel Luján, directora cultural de la ULPGC, presentaron la última exposición de la pintora Marta Mariño, en el Rectorado de la Universidad de Las Palmas, titulada “Del Naciente”
Dice la pintora que el proyecto nació a raíz de un viaje que hizo a las culturas asiáticas, concretamente a Tokyo y Kyoto.
Allí descubrió la belleza de la naturaleza, su antigua arquitectura pero también la actual. El paisaje publicitario, los escaparates y los rascacielos. Descubrió las escenas del día a día, de la vida real, la vitalidad y la frescura de los acontecimientos, de la cotidianidad de las grandes ciudades. El caos animado, la evanescencia de la existencia.
Y lo ha reflejado en sus lienzos y en piezas de diferentes formatos que ella tanto usa en sus tablas de madera. Ha plasmado fragmentos de estancias, de gente que charla sobre sus cosas que caminan en su diario vivir por las estaciones de trenes, por los cafés, por las calles. Imágenes que siempre parecen nuevas y misteriosas.
Nos ha transportado a un Japón moderno y a sus tradiciones en los retratos de hombres, niños y mujeres hermosas y quizás rebeldes, que encarna los cambios de los jóvenes en Japón y lo hace con un dibujo meticuloso de una exactitud casi fotográfica. Nos muestra sus vestimentas, el detalle de la figura humana encarnado en las Geishas: Mujeres con la cara pintada de blanco, con sus flores enganchadas en el pelo, mujeres con la mirada sumida en sus propios pensamientos. Mujeres que siguen causando fascinación.
Marta Mariño ha logrado plasmar esa sensación de eternidad que encuentras en la mirada de un Buda, el elemento sagrado de los dioses. Porque Marta sabe descubrir la naturaleza, la psicología, el alma y los sueños. Sabe plasmar la armonía entre los seres y las cosas.
Una exposición que ya se ha cerrado pero que podemos ver a través de su blog: blog.martamarinocasillas.blogspot.com  
Una exposición acompañada de pajaritas de papel, de maniquíes enredadas en miles de colores brillantes que le imprime una mayor realidad a la propia figura.

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miércoles, 18 de julio de 2012

La Banda de Música de Los Llanos de Aridane


 La música es la forma más bella de lo bello
                                                                       José Martí
  La forma de mi vida actual está, ciertamente determinada por mis raíces, por mi infancia.
       Por mi abuela María de Las Casas, la telegrafista de Los Llanos de Aridane, por la Plaza de España, por una pequeña pendiente, una especie de tobogán por donde los niños nos deslizábamos entre sus laureles de Indias, por el recuerdo de la recogida de las almendras. Por la Banda de música que tocaba con brío melodías clásicas, famosas zarzuelas, canciones folclóricas.
     La Banda, compuesta por virtuosos profesionales, estaba invitada a todas las fiestas y funciones públicas. Con sus alegrías y sus tristezas como una madre amorosa, siempre supo hacerse un hueco.   
      Por aquellos años sesenta yo era una adolescente y junto con mis amigas nos acercamos a la Plaza. Debía ser Viernes Santo en el valle de Aridane, cuando escuché por vez primera la Marcha Fúnebre de Chopin, era una de sus interpretaciones clásicas y a mí me pareció una celebración a la vida. Las calles alrededor estaban llenas de gente, paseaban muy emperifolladas, estrenando sus ropas. Me sonreían.  
     La chiquillería corría de un lado para otro, se agitaba. Los mayores reservaron con antelación los mejores sitios, permanecían en silencio, emocionados se les humedecían los ojos. La Banda lo controlaba todo y nadie hubiese podido negarlo, no hubo cosa más bella que aquel momento. De la Cumbre palmera descendía un aire frío, un olor a humedad, la Plaza estaba empapada. Y yo pensé en los signos de la muerte, en que la eternidad quizás se parezca a la vida. Entonces sentí que la Naturaleza se sacudía. La música nos abrazaba.
        Más tarde en mi casa intenté canturrear el concierto sin que nadie me escuchara. Siempre desafiné, el canto ha sido mi asignatura pendiente, hasta tal punto que en el Bachillerato marcaba de memoria el compás, movía las manos  mientras cantaba las notas: do re, mi, fa, sol, la si, do… Esas cosas estaban fuera de mi alcance.
       Han pasado muchos años desde que se creó la Banda de música en esa isla bonita, en Los Llanos de Aridane. Y han pasado por la España de los tiempos difíciles, por la España en que la gente vivía trincada. Pero gracias a la generosidad del pueblo, a suscripciones anónimas, ayudas municipales y sobre todo a un grupo de vecinos aridanenses pudieron adquirir instrumentos, formar una institución y permanecer viva durante tres siglos.
      El 29 de abril del 2008 la Corporación Municipal aprobó por unanimidad concederle la medalla de oro de la ciudad a la Banda de música coincidiendo con su 150 aniversario.
       Hoy, unos años más tarde con motivo de las Fiestas de La Patrona de Los Llanos de Aridane me he vuelto a estremecer al escucharlos.
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lunes, 16 de julio de 2012

Gracias La Palma, gracias Los Llanos de Aridane.


Hace más de cien años que Los Llanos de Aridane viene celebrando su tradicional Fiesta de Arte  bajo la mirada atenta de su cielo colmado de estrellas.

Pero yo no había tenido la suerte de verla, solo había oído hablar de ella a una persona que colaboró en su tiempo en cuerpo y alma, a mi abuela Marietta de Las Casas y también a mi tía Juana Carmona. Y ahora que he tenido la oportunidad de presenciar algunos de los actos y que  me he propuesto exponer lo poquito que he visto de esas famosas fiestas me ha dado miedo y no es por no tener que decir, que tendría que decir mucho, sino que  es una gran responsabilidad el narrar todo lo que representa, o simplemente lo que he visto sin dejar nada atrás, sin que pierda su belleza. Por eso quiero empezar dando las gracias.
Gracias a Los Llanos de Aridane por convertirse por unos días en patrimonio de la música, el arte y la danza.
Gracias a María Victoria Hernández por el esfuerzo que ha hecho en rescatar la tradición de Manto y Saya. Porque con esta tradición hemos  entrado en las antiguas costumbres de un pueblo, de una isla.  Y hemos escuchado las pisadas silenciosas de aquellas mujeres que embozadas sonreían con los ojos, mientras recorrían las calles tímidamente con el rostro semi oculto para que no se les reconociera.
Y hemos paladeado el aroma de las serenatas que nos acompañaron con sus letras populares, con esos secretos de otros tiempos, con esas canciones saltarinas, con el sabor de tierras de acá y de allá. Canciones con esencia de nostalgia, ya cantadas, dichas y redichas, pero siempre llenas de pasión.
Gracias a Ima Galguén  y a Silvia Reiss por regalarnos su voz cálida y el sabor místico del arpa. Los latidos de la isla.
Gracias a José Carlos por organizar el Festival de Intérpretes de la canción “En busca de una voz” por lograr que disfrutáramos de una noche de gala en la que entre los reflectores de luces flotaron en el aire las mejores voces de las islas. Sí, porque él utilizó su extraordinario conocimiento y su esfuerzo en hacer feliz a un grupo de jóvenes, a chicos y a chicas que por su talento merecen la oportunidad de ser escuchados.
Un Festival que servirá de trampolín para iniciar, continuar o consolidar las carreras artísticas de los participantes. Unos chicos que durante días entrenaron sus cuerdas vocales, ensayaron de una forma instintiva viejas grabaciones  o nuevas y movieron sus cuerpos con agilidad y destreza. Finalmente como en todos los concursos hubo una final y tres participantes obtuvieron premios: Andrea Rodríguez  de Tijarafe,  Alejandra Martín Sanblas  ambas de la isla y una lanzaroteña Inmaculada Sepúlveda.  Aunque muy bien podrían haber sido finalistas los l@s veintitrés que se presentaron.
Fueron noches  musicales, noches brillantes en la que los laureles de la Plaza de España asomaban la cabeza por encima de las edificaciones para presenciar con naturalidad los festejos, para escuchar el famoso preludio de la zarzuela "El Tambor de Granaderos" de Ruperto Chapí. Para disfrutar del actor invitado, Rafael Álvarez, el Brujo que llegó al festejo como siempre, con su peculiar estilo y su Lazarillo de Tormes, despertando la simpatía y la aprobación del público.
Después se apagaron las luces y se escuchó la marcha eslava de Tchaikovsky. Una de mis preferidas. Fue un momento casi poético, en el que todos los que estábamos allí enmudecimos al ver  llegar a la reina,  preciosa, caminando lentamente del brazo del mantenedor D. Oswaldo Izquierdo Dorta y seguida de su séquito de honor: chicas bonitas y unos niños que hicieron su papel a las mil maravillas. Un centenar de personas aguardaban impacientes ese momento y yo emocionada penetré en la escena de la infancia, en aquellas narraciones que mi abuela me contaba.
Gracias a D.Oswaldo Izquierdo Dorta, mantenedor de la Conmemoración, por su discurso ameno y emocionado sobre la Fundación Muñoz y la Academia Lavers: 30 años de historia. Los Llanos de Aridane.  Gracias al cuarteto de violines  por su Concierto clásico: Particella.  Y gracias a todos los que participaron en aquel escenario resplandeciente.  
Pero quedaban más emociones, porque al día siguiente llegó el día  grande de la Fiesta. Un día azul en que el pueblo de Los Llanos de Aridane se viste  de gala para celebrar el Oficio a la Patrona. Un día de celebración litúrgica, un día  espectacular en donde las damas bajo los ardorosos rayos de sol, repletas de luz y con abanicos de colores, lucían sombreros, redecillas, pamelas y tocados como si estuviésemos en el hipódromo más famoso del Reino Unido, en Ascot. Ataviadas de esa forma asistimos al Culto que fue presidida por el vicario de la Diócesis de Canarias, Hipólito Cabrera González.
Gracias a Noelia García, la alcaldesa de Los Llanos que hizo la ofrenda a la Virgen quien brillaba en el altar rodeada de anturios rojos, tal y como marca la tradición. Por su plática en la que tuvo un recuerdo emocionado al sacerdote D. Marino Sicilia, tanto que a algunos de los feligreses les invadió una gran tristeza, como un desconsuelo, y una señora mayor que estaba a mi lado se le resbaló una lagrimilla. Pero la escena discurrió rápido y enseguida escuchamos  la "Salve en Honor de Nuestra Señora” compuesta por Juan García Martín y estrenada en 1.986. Dirigida por  Gonzalo Jaubert con las voces de la Coral mixta Awara. Gracias a ellos y a la dirección de la Coral  por haber logrado que la composición musical alcanzara un grado de perfección.
Al atardecer tuvo lugar la procesión por el centro de la ciudad y el Orfeón Elías Santos Abreu movió los corazones cuando interpretaron la emotiva Loa a la Virgen de Los Remedios, en la versión del año 1943, es decir con letra de Pedro Hernández y música de Domingo González Ferrera.
Finalmente los destellos de los fuegos artificiales crujieron ardientes en el cielo y yo cerré por un momento los ojos y me sumergí en el recuerdo de mi abuela, en el de mi infancia en Los Llanos de Aridane.  
Así que Gracias a la concejal de Fiestas Mónica González Rodríguez y a todos los palmeros que han participado de alguna forma en estas Fiestas de Arte. Gracias por haber permitido que yo pudiera disfrutar de unos momentos tan bellos. 
En la foto: la senadora María Haro, la concejal de Fiestas de Los Llanos Mónica Gonzalez y Rosario Valcárcel 
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viernes, 13 de julio de 2012

Recordando a Marilyn Monroe



       Yo no me considero una mercancía, pero estoy segura de que hay una buena cantidad de personas que no me consideran otra cosa.
                      Marylin Monroe
Hace unos meses que se exhibió en la  la mayoría de las capitales del mundo una película: “Mi semana con Marilyn”  basada  en un libro de memorias de Colin Clark. Un libro que relata los problemas que tuvo Laurence Olivier con Marilyn Monroe durante el rodaje de la película “El príncipe y la corista” (1957). Y la atracción que sintió el propio escritor por  la famosa actriz, que también se interesó por él y le abrió su corazón. 
Una película basada también en el carácter curioso y entrañable de Marilyn Monroe,  una mujer que consiguió la gloria en los años cincuenta, un mito del cine.
Michelle Williams hace el papel de Marylin  y nos muestra espléndidamente su imagen frágil e inocente, sus labios siempre pintados de rojo, sus dientes perfectos, su penetrante mirada y su sonrisa picarona,  nos muestra su dulzura y el poderío que ella tenía para mezclar y juguetear con el erotismo de sus curvas y sus enroscados bucles rubio platino. Ese cabello dorado que fue durante  años la prueba indiscutible de la belleza, el perfil de todas las princesas y las hadas de los cuentos de todos los tiempos. El certificado de sensualidad.
La película “Mi semana con Marilyn” nos muestra la imagen de una actriz que acaparó la atención del Universo, una figura a la que todas las jóvenes y viejas de aquella época querían imitar.
Y es que Marilyn alcanzó la fama como una de las mujeres más bellas de la historia. Sin embargo eso no la hacía feliz del todo, ya que su sueño era despojarse de sus velos para alimentar su espíritu y ser respetada por su público. Eso la llevó a poseer un gran deseo de superación de sí misma, deseo que llegó a manifestar en su famosa frase “No quiero hacer dinero. Yo solo quiero ser maravillosa. Porque Marylin no quería que la vieran solo como una rubia que se empolva la nariz delante de todos, que bailaba y susurraba canciones de forma melancólica pero que estaba desposeída de cerebro. Necesitaba gritar al mundo entero que era también una mujer inteligente y digna de ser respetada, por eso detrás de esa amplia sonrisa aprendió a esconderse en la sombra de Marilyn Monroe. 
La forma de su vida estuvo determinada por sus raíces, por el dolor y la angustia de su infancia. Padecía esa rara enfermedad del alma, maniaco-depresiva que la hacía sentirse como empujada por una gran marea a sufrir torturas infernales con los cambios de humor de los demás, con los suyos propios y con los del mundo. Y esos trastornos le hicieron caer en el alcohol y la incitaron a consumir gran cantidad de pastillas, de drogas.
Sin padre y con una madre ingresada por problemas mentales sintió siempre que estaba muy sola, por eso envuelta en una ternura triste se refugiaba en relaciones sentimentales,  apasionadas y tempestuosas , en la compañía de hombres para buscar protección y llenar sus vacíos, se dejaba invadir por amores y por emociones, por el mito de La Bella Durmiente, quizás creyendo que de esa forma podría encontrar la seguridad, el afecto  que no tuvo de niña, así llegó a casarse cuatro veces con la ilusión de llegar a ser amada por lo que realmente era. Y tuvo amores turbios, confusos, lujuriosos, celos enloquecidos, enredos amorosos y pasiones poco afortunadas como las que mantuvo con el Presidente Kennedy y su hermano. Pero ese mundo de tintineo y de sobresalto igual que si fuera un gran monstruo la devoró.
Ese mundo que carece de sentido devoró  toda su luz, una belleza que latía con fuerza, una mujer que se adentró en sus propios sueños de adolescente, en sus recuerdos, que se engañaba respecto a su verdadero ser, que escribía poemas que medían la tensión de su tristeza dramática. Una mujer que  moldeada por Hollywood como si fuese un muñeco de títeres dejó una imagen para las generaciones venideras, maravilló al mundo, escandalizó a mujeres y a muchos hombres que fueron incapaces de resistirse a su encanto, que se desvanecieron y se derritieron ante ella, ante una mujer atormentada, solitaria, con ansia de inteligencia, astuta, tierna, buena y mala actriz a la vez.  Una mujer que supo escapar de las leyes del tiempo, que pasó y pasará a la historia como el ser más evocador y más sexy de todos los tiempos.
Una mujer que fue el símbolo del deseo del siglo XX y que junto con Afrodita permanecerá para siempre en el Monte Olimpo.
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miércoles, 11 de julio de 2012

Moby Dick en Las Canteras Beach" artículo de D. Antonio Cabrera Perera


 artículo envíado por D. Antonio Cabrera Perera.
A lo largo de mis cincuenta años como profesor en el Instituto, en la Escuela del Magisterio y finalmente en la Universidad, he tenido infinidad de alumnos, muchos de ellos muy inteligentes, pero como alguien decía que en la huerta del Señor hay de todo, ha habido una gran variedad de tipos y personajes; pero lo que puedo asegurar es que todos ellos han sido buenísimas personas y sobre todo unos seres que le han dado sentido a mi vida. Por lo cual no sólo me siento muy satisfecho sino sobre todo  muy agradecido a todos ellos.
La vida nos ha ido separando y cada uno se ha ido incorporando a su puesto de trabajo, pero nunca he dejado de tener relación amistosa con ellos y solemos encontrarnos alguna vez y cambiamos impresiones de cómo nos ha ido tratando la vida. Y así he podido comprobar que la gran mayoría supieron asimilar mis consejos y muchos han seguido algunos de los derroteros que yo marcaba en mis clases.
Sé que  mis explicaciones de Lengua y Literatura han impactado en ellos  y que no han desoído mis consejos. De mis clases (cosa que me satisface enormemente) han salido muchos lectores, algunos muy empedernidos e incluso algunos (y me atrevo a asegurar que son bastantes) se han dedicado a hacer ellos mismos Literatura.  Conozco a un grupo muy numeroso que se han dedicado a la poesía, otros que   han probado por el  mundo de la prosa (la novela o el ensayo), alguien que se ha aventurado en el ámbito del periodismo, de la radio  o de la televisión y hasta hay alguno que ha probado con el teatro.
Los nombres de muchos de ellos son muy familiares a todos a quienes les gusta la buena literatura, pero que no me atrevo a citarlos, por no sentar una base de favoritismo, si es que lo hiciera y se me olvidara alguno.
Sin embargo hoy llega a mis manos una nueva novela de una  de mis destacadas alumnas, Rosario Valcárcel, y no me resisto a pasar por alto la buena impresión que me ha causado su novela Moby Dick en las Canteras Beach. Creo que esta novela es la sexta obra de Rosario. Recuerdo la primera de ellas: La Peña de la Vieja y otros relatos, que es una especie de homenaje al mar de su infancia.
Con sus libros Del amor y las pasiones, El séptimo cielo  y Sexo, corazón y vida cambia de temática y nos lleva al mundo del erotismo, un tema que a muchos les parece escabroso, pero recordemos  que  en la literatura sánscrita, tenemos ya un libro magistral que a algunos escandalizó y que otros casi han querido tomarlo como guía en el mundo de la sexualidad: el Kamasutra. Contiene el libro un conjunto de reglas y normas ordenadas en forma de código que con frecuencia resultan obscenas. Pero el propio autor de este libro, Vatsyayana,  creía que el sexo por sí mismo no era malo, pero usado de manera frívola podría ser nefando.  Por tanto hay que separar lo erótico, que es artístico y lo pornográfico que suele ser de muy mal gusto y es rechazable.
Rosario Valcárcel en su reciente novela,  Moby Dick, vuele a retomar el tema en que nos trae recuerdos de su infancia. Para ello se inventa un personaje central, María Teresa y  su novio José Antonio en quien van a prender los celos por culpa de otro de los protagonistas reales de la obra.
Nos dice la autora que la película de Moby Dick ha quedado para siempre en la historia de nuestras islas y en el panorama cinematográfico.
Va regando el libro de recuerdos infantiles en los que podemos percibir cómo se vivía, cómo fue el final de esa ciudad pueblerina, que empezaba a entrar en la modernidad con la llegada del turismo.
La novela se basa en una bipolaridad, con su principal protagonista, la ballena, por la que Rosario siente una “fascinación indescriptible” y en  su admiración por los grandes protagonistas de la película, John Huston y sobre todo Gregory Peck.
Creo que vale mucho la pena meterse en  la agradable empresa de leer esta novela, pues se hará con una gran facilidad, con sumo gusto y se revivirá la situación y la casi revolución que produjo en la ciudad el rodaje de este filme. Recuerdo que durante  ese tiempo yo estaba en Madrid enfrascado en mis estudios universitarios, y que lo escasísimo que pude vivir de todo este acontecimiento fue exactamente en los quince días de vacaciones en la Navidad de 1954, en que un día, paseando por la playa de las Canteras vi a lo lejos, detrás de la barra, un barco velero y que la gente arracimada comentaba; allí está  Moby Dick.
Por eso no pude vivir de lleno el entusiasmo de mis paisanos, pues las vacaciones de Navidad eran muy cortas y a principio de enero tuve que regresar a la Universidad Central. Pero, gracias a Rosario Valcárcel, con la lectura de este libro  en que la autora describe con gran ilusión y entusiasmo esos recuerdos de su vida, que son historia de nuestra Ciudad, pude revivir la emoción de mis paisanos durante  aquella época y  participar de la alegría que todos vivieron en esos momentos.
Muchos ánimos a Rosario y a seguir adelante, que hay madera. Un abrazo.
 Antonio Cabrera Perera
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lunes, 9 de julio de 2012

LEON BARRETO: MEMORIAS DE LA PALMA EDÉN

         Nunca fui hábil varón sino extravío pero
          colecciono recuerdos de otro tiempo
          -de la dicha y el olvido-
          Y a Ítaca la veo en todas partes...

Luis León Barreto vuelve a escribir poesía, a coleccionar recuerdos de otro tiempo, a cantar a la Palma, a cantar al alma desde su propia alma.
Con 20 años este destacado narrador de la Generación de los 70 ganó el premio de poesía Julio Tovar en Santa Cruz de Tenerife con “Crónica de todos nosotros”, con un libro que hablaba sobre aquellos años universitarios, juveniles, sobre aquellos momentos de la historia. Pero esta vez nuestro autor se desliga del nosotros para centrarse en el yo, en su corazón y en la isla de La Palma, una isla que igual que si fuera un regalo de los dioses se convierte en su fuente de inspiración y nos desvela Memorias de La Palma Edén, Anroart Ediciones 2012.
Quizás porque nuestro poeta, ya maduro y algo más sereno ha sentido la necesidad de mirar en su interior, de hacer un homenaje a los orígenes, un recorrido por el paisaje y por el espacio de la memoria, un canto épico a través de la retentiva, de la evocación y la sugerencia.
 Por eso retorna algunas veces a la vivencia y a la cotidianidad, otros al recuerdo. Crea la expresión poética a través de la imaginación y el esfuerzo creativo y nos entrega unos poemas plenos de ritmo y fuerza con una elaboración literaria donde explora La Palma, la antigua Ben-Awara, el territorio de un Ulises-Tanausú.
Y en este texto hermoso, intenso y conmovedor, el autor viaja por la memoria, se confabula con ella, y perpetúa a través de un canto poético los sentimientos a su tierra.
Porque La Isla es el Paraíso, el Edén, la belleza de Naturaleza y Perfección, pero es también según el propio autor el cataclismo del volcán que acecha a los insulares. En definitiva, este libro supone el reencuentro de León Barreto con una poesía llena de simbolismo y de imágenes. Del estado de ánimo de nuestro poeta que se inunda de instantes y de alusiones mitológicas.
“Memorias de La Palma Edén” es un libro de poemas breves y concisos, compuesto de 129 páginas. Aparece dividido en cinco apartados: Orígenes, Perdiciones, Instantes, Éxodos y Despedida, engarzados adecuadamente y plasmados con un estilo épico, cargados de nostalgia en algunos momentos y en otros repletos de lo que yo denomino “psicológicos” porque plasma situaciones o comportamientos humanos, pero siempre intentando alcanzar la estética de la belleza.   
Hace el número 5 de la colección La Cueva Ilustrada, que dirige el poeta Eugenio Padorno. En la portada figura un cuadro muy bello, de la seria “San Borondón” pero que podría representar los estanques de La Palma, del pintor grancanario Juan José Gil, también miembro de la Generación de los 70.
El poeta Sergio Domínguez Jaén en el prólogo señala “este libro es un ejercicio literario fecundo y cercano, reflexivo y contextualizado, y las situaciones vividas, imaginadas, sufridas y celebradas, son marcadas por un mito que permanece”.
Con los años León Barreto ha alcanzado algo que le pertenecía desde su nacimiento, alcanzó sus raíces y el alma del paisaje y los ha enlazado como en una misteriosa comunión. Se ha centrado en el mito de Ulises personalizado en un Tanausú que entra y sale de la isla, que conoce el mundo. Y con esa experiencia vital razona, y en su recorrido va captando cosas a través de los sentidos. Acaba regresando a las calles por donde correteaba cuando era un niño, acaba andando a través de la perfección de sus bosques y barrancos, por sus caseríos y transmite su propia visión sobre el Universo a través de su isla, quizás porque se ha dado cuenta que solo sobrevivirá a través de ella misma, o quizás porque siente un amor incondicional hacia ella.
Y a través de esa rememoración nos comunica la grandeza de las cosas que ha soñado, de las que le han sucedido, los fantasmas de la imaginación y los personajes reales como lo fue su abuelo:

                          A lomos de La Caldera, En Tinizara,
                          viaja el abuelo. El monte,
                          un pajero, un horno,
                          de hacer tejas y una bodega…

Otras veces nos habla de la emigración a Venezuela o de la fiesta del Diablo en Tijarafe:

                          El 7 de septiembre por Tijarafe el Diablo brama
                          con pólvora y betún.
                          Chispas y saltos. Lucifer tan atractivo
                          que se afanan en tocarlo…

O de la desolación de Garafía, y del latido de la polca de los Enanos en la Bajada de la Virgen de las Nieves.
Luis León Barreto regresa a su infancia, homenajea la memoria, asume el paisaje, el verdor de la isla como refugio de vida, e igual que en la película “Casablanca” repite la frase que decía Humphrey Bogart a Ingrid Bergman: cuando el amor sea imposible: “Siempre nos quedará La Palma”.  

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