El deporte ha sido desde la antigua Grecia hasta nuestros días el ejemplo de las virtudes que deben imperar en la relación entre las mujeres y los hombres. Eso que se llama “espíritu deportivo” y que debe enarbolar: competencia leal, deportividad, esfuerzo, tenacidad, afán de superación. Y constancia que es la palabra que define a la Mujer Distinguida de Los Llanos de Aridane. GLORIA MARÍA CÁCERES PULIDO
Nace en un lugar muy pequeño, hermoso, en Los Llanos de Aridane. Fue la décima entre diez hermanos. Pasó una infancia feliz jugando en el patio de su casa entre los charcos de luz y el olor dulzón de sus queridas plataneras del Llano de Argual. Estudia en el colegio Nazaret, “Las Monjas”. Siempre inquieta hiperactiva, dicharachera quería descubrir nuevos horizontes, innovar, encontrar todo aquello que fuera diferente.
Esteban, su padre, fue agricultor y ella recuerda que su vida estuvo ajustada a los ritmos marcados por la siembra de las huertas, la recogida de la cosecha, el cargar con las piñas de plátanos: Los ciclos naturales. Su madre, doña Juana, le trasmitió los valores de responsabilidad, generosidad y humildad. Con la complicidad de ambos marchó a Tenerife con su equipaje repleto de ilusiones para comenzar su formación universitaria, para estudiar la carrera con la que había soñado: enfermería. Pero la ausencia de un documento, logra que el destino la llevara a ser admitida solo en Educación Física. Y me confiesa mirándome con sus ojos verdosos:
– Me sentí perdida, no sabía bien a dónde iba, ni por dónde iba a transitar en el futuro, pero sabía que mi maleta y yo nos volveríamos a La Palma por mucho tiempo.
No se vino abajo. Había viajado con billete solo de ida y la idea de afrontar un reto inesperado le despertó una sensación de aventura, de pensar que quizás un ser superior iba a velar sus pasos por el mundo, una sensación de que quizás su nuevo mundo estaba en el Deporte. Tenía las ideas claras en cuanto a labrarse un posible porvenir. Y con un espíritu capaz de sacrificio, resistencia y coraje fue acostumbrándose al deporte y el deporte a ella. Y se dijo que ahí tendría que triunfar.
Pronto el talento juvenil, la entrega y ese don natural que posee Gloria María la convirtieron en una pionera en el acceso de la mujer en varios deportes: el ping pong, el voleibol. Consiguió la Licenciatura en Educación Física en la Universidad Politécnica de Madrid e impartió clases como profesora de Educación Física durante treinta años. Se hizo Entrenadora Nacional de Gimnasia Rítmica, y con un ideal definido se convierte en la primera instructora existente en Canarias en los años setenta.
El ejemplo que nos ha dado Gloria María es el del trabajo y la intensidad. La batalla contra uno mismo. Sus inicios fueron todo lo duro que cabía esperar en un tiempo en que la mujer no tenía participación en el deporte, en un tiempo en que era un campo exclusivo de los hombres. Algunas mujeres fueron víctimas de discriminación, pero su lucha y sus logros sentaron precedente. Las vacaciones de Gloria y sus ahorros siempre estaban dedicados a su formación hasta que se especializó como entrenadora. No existían pabellones y tenían que entrenar en los patios de los colegios. No importaba: ella tenía una voluntad de hierro y supo volar, crecer, saborear poco a poco sus triunfos hasta llegar a participar en 56 campeonatos de España. Su historia está plagada de triunfos.
La disciplina que Gloria María eligió constituye un deporte muy sacrificado, porque en solo un minuto y medio, sus alumnas han de demostrar todas sus capacidades: Y ahí están las chicas con el rostro sonriente, con el brillo y el esplendor de sus maillots, con esa belleza femenina y el carácter colorido y refrescante de un ejercicio efímero que intenta conquistar al jurado del campeonato, en una sinfonía de color y precisión, para alzarse con el primer puesto en su categoría. Después cuando triunfan algunos le preguntan a Gloria María:
– ¿Pero cómo lo consiguen? Y ella contesta:
– Para que mis alumnas alcancen el éxito, me hago cargo de sus aspiraciones, trato de impulsarlas hasta donde ellas quieren llegar. Y para ello yo he trabajado toda una vida y ellas han puesto ilusión, alegría, esfuerzo, sentido del deber, autodisciplina, responsabilidad, trabajo, trabajo y trabajo.
Y casi sin darse cuenta los recuerdos comienzan a aflorar en su memoria, a hacerse más vivos. Y añade:
– Gracias a la disciplina, el deporte logra superar las dificultades y las carencias de cada persona, a superar la belleza física y la del alma, ayuda a ganar la superior de las batallas del ser humano, la del espíritu. Y añade: – Mi lema es que deben formarse primero como personas y después como gimnastas.
La fuerza de voluntad de Gloria María lo dice todo, con sus cientos de trofeos, medallas, conmemoraciones premios, luchando siempre contra viento y marea, sumando triunfos. Ella, que tanto se negó a sí misma durante años, que midió sus fuerzas, que aprendió a dominar su temperamento y a deambular por el mundo, nunca deja de lado los momentos emotivos ajenos y propios: la alegría ante los éxitos y los llantos ante los desalientos, los fracasos, la falta de recursos…Ella sabe abordarlos con ese lado suyo tierno y sentimental. Y me confiesa llena de ternura:
– Mi mejor recompensa y satisfacción ha sido y será el apoyo, la confianza de cada familia depositada en mí y sobre todo el agradecimiento y el amor que me han mostrado cada una de mis gimnastas en toda mi carrera profesional. Con ellas hemos recorrido España entera acompañada de los padres de las niñas que, curiosamente fue en la mayoría de los casos tanto para las niñas como para los padres su primer viaje.
Al tener a su segundo hijo se retira de la Gimnasia rítmica y continua en la docencia. Jubilada regresa a La Palma y comienza a trabajar con un Grupo de la Tercera Edad. Un trabajo que en Gloria María caló hondo. Lo recuerda como una experiencia gratificante en la que disfrutó mucho, quizás porque su amor y su entrega no dejaron de manifestarse a tantas y tantas personas que la observaban con ojos de infantiles.
Se casó a los diecinueve años y muy pronto nació su primogénita. Y hablando de los hijos me comenta orgullosa:
-Tengo cuatro nietos, de las cuales la mayor de doce años ha seguido mis pasos y es actualmente Campeona de España en su categoría.
-Pero uno de esos días que guardo en la memoria fue traer la Gimnasia Rítmica a mi casa, a mi origen, a Los Llanos de Aridane, creando en el 2003 el Club de Gimnasia Rítmica Orisela, al frente Dulce María Pérez Gómez. Y llevar el nombre de nuestro pueblo a lo más alto de España ostentando la Medalla de Bronce en el Campeonato de Conjuntos en el 2015, celebrado en Zaragoza. Y más diplomas 2016, 2017. En el 2021 Martina Gómez Lorenzo logró alzarse con el título de Campeonas de España, la Primera Medalla de Oro que lograba La Palma en toda la historia.
El ejemplo que nos da Gloria María es el de una mujer con una mirada comprometida, empeño y gran dedicación a sus proyectos, a sus actividades profesionales. Sus méritos y condecoraciones son incontables. En particular, esos logros cosechados por la gimnasia en la isla de La Palma suponen que desde 2006 se haya registrado una participación activa en todas las competiciones insulares y regionales, obteniendo clasificaciones de pódium, y consiguiendo posicionarse como campeonas y subcampeonas de Canarias en muchas ocasiones, tanto en individual como de conjunto.
En la búsqueda de la belleza, el ritmo y la perfección de la Gimnasia Rítmica, tomó la decisión de iniciar un viaje, una travesía que conmueve, fascina e interroga sobre el sentido del Deporte en la vida individual y colectiva de la isla de La Palma y de nuestro país. Ha sentado precedente e inspiración, ha abierto el camino para que otras sigan su estela.
Hoy, Gloria María es todo un referente del deporte, una entrenadora constante, un símbolo de estímulo, motivación y empoderamiento para España, La Palma y sobre todo para su pueblo, Los Llanos de Aridane que hoy la homenajea con la distinción de Mujer Destacada.
Gracias Gloria María Cáceres Pulido, gracias al Excelentísimo Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane y especialmente a la Concejalía de Igualdad. A la labor de la concejal Elena País y Susana Díaz Luís, al equipo de trabajo por haber confiado un año más en mí.
En la Fotografía, Gloria María Cáceres Pulido con Rosario Valcárcel