De Las dulces viejas cosas
LA FALDA
Esa falda de tela desvaída,
tantas veces lavada, usada, poseída,
se ciñe a mi cintura
tan impalpablemente,
que casi ni la siento resbalar
suavemente, rozando mis caderas.
Y esa blusa gastada
de la que tú te ríes
cuando me la ves puesta,
ofrece su caricia más íntima
a mis senos, ahora no tan altivos,
como ella, no tan nuevos.
Ay, las cosas gastadas
por el tiempo y la vida,
se han hecho tan amigas
de mi cuerpo,
que cuando estoy cansada
nada me reconforta
como su suave tacto,
tan cálido y sereno.
El gran armario guarda
las ropas más preciadas.
Oscuros terciopelos,
suaves sedas de Italia.
Los hermosos vestidos
conque te gusta verme.
Pero ahora estamos solos
en la dulce penumbra
de la tarde que cae.
Perdóname que elija
entre el placer de verme
hermosa ante tus ojos,
esta humilde alegría
de verme como soy.
De Las oscuras violetas
PRIMER SUEÑO
Si pudiera volver al primer sueño,
a la primera espuma, al primer hálito,
redescubrir la luz con ojos nuevos,
acariciar la flor con nuevas manos.
La hierba primitiva, siglos verdes,
espacios verdes por mi piel rodando.
Los pájaros de entonces, los de siempre,
con sus alas de luz en lo más alto.
Sentir la sangre golpear de nuevo
en el pequeño pulso acelerado,
y hablar con un lenguaje puro y fresco.
Y reinventar palabras, risas, cantos…
Si pudiera volver al primer sueño,
tú serías de nuevo el primer llanto.
SE HA DICHO SOBRE ELLA…
Por el conjunto de su obra poética puede afirmarse con
seguridad que Pino Betancor es una de las voces femeninas más importantes de
nuestras letras en la segunda mitad del siglo XX, y que, vista en su conjunto y
a través del tiempo, su palabra osciló entre sus dos núcleos temáticos más
persistentes: el amor y la preocupación social, el contenido romántico y su
compromiso y solidaridad con el tiempo que le tocó vivir, facetas sin dudas de
un mismo instinto de comunión con todo que fueron hilándose en sus versos con
un perfecto manejo de la rima, del ritmo y la cadencia. Alicia Llarena. Prólogo
a La Memoria encendida.
La obra de Pino Betancor es el diario de un jardín que, a
puerta cerrada en ocasiones y en el primor del cielo abierto en otras, ofreció
la viveza de su amor, el candor de su deseo y la pena y la frustración de los
años más dolorosos de su existencia. Daniel María. Prólogo a sus Obras
completas.