No tires las cartas de amor
Ellas no te abandonarán.
El tiempo pasará, se borrará el deseo
-esta flecha de sombra-
y los sensuales rostros, bellos e inteligentes,
se ocultarán en ti, al fondo de un espejo.
Caerán los años. Te cansarán los libros.
Descenderás aún más
e, incluso, perderás la poesía.
El ruido de ciudad en los cristales
acabará por ser tu única música,
y las cartas de amor que habrás guardado
serán tu última literatura.
De Aguafuertes (Renacimiento, 1998)
Días de abril
Los pájaros de aquella primavera
es lo que escucho ahora en mi silencio,
pendientes de cambiar cantos por lágrimas.
El ataúd y el canto de los pájaros
no puedo separarlos desde entonces.
Sólo me nutre ya la inteligencia,
que prefiere el invierno con sus charcos helados,
caras grises y suaves por el frío.
Los campos que parecen estar muertos,
los abetos que callan por los años
que han transcurrido ya sin Navidad,
porque sería aún mucho más triste
cantar nosotros solos las canciones.
El pensamiento, al que descoyuntaron
la oscuridad de la pasión y el sexo,
no ha encontrado la paz hasta la senectud.
Es la impotencia la que nos socorre.
La que, haciendo imposible ya el futuro,
salva el breve presente, dignifica el ayer.
El poeta Joan Margarit fue arquitecto y poeta español. Participó en la construcción de la Sagrada Familia. Como poeta escribió en catalán y en español y fue distinguido con numerosos premios: En 2008 recibió el Premio Nacional de Poesía y el Rosalía de Castro. En Chile recibió el Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2017 y en México el Víctor Sandoval de Poetas del Mundo Latino 2013. En el 2019 recibe el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y seis meses más tarde el Premio Cervantes, entre otros muchos.
Comenzó en la poesía escribiendo en español, hasta que notó que su
expresión era forzada. Entonces cambió al catalán y con ese trasvase modificó
(ensanchó) el ámbito de su obra. Adoptó
literariamente la lengua materna, pero sin faltar a la traducción rigurosa en
español que él mismo hacía de su obra, propiciando
una convivencia idiomática que ha durado casi tres décadas.
Tiene más de 30 libros de
poemas en catalán y castellano. Margrit nació en Sanahuja, creció en La Segarra
y se hizo poeta en Canarias, donde anudó sus primeros versos una noche de
verano de 1956 con un poema dedicado a una compañera de bachillerato.
El amor me hizo ser poeta, le escribí el único poema mío que
me sé de memoria y el único que nunca he recitado ni recitaré en público.
Algunos de gran éxito como Joana (2002) -un intenso libro de duelo-, Cálculo de estructuras (2005) -su estudio fue el encargado de realizar el
cálculo de estructura de la Sagrada Familia para continuar la obra de Gaudí-, Casa de misericordia (2007) o Amar es dónde (2015). También publicó unas memorias que no son
exactamente unas memorias, pero donde entra a saco en su niñez para entender
mejor su ahora. Las tituló así: Para tener casa hay que ganar la guerra (Austral). Conoció bien
la soledad: enterró a dos de sus hijas (Joana y Anna) y de ese daño feroz ha dejado
huella en muchos poemas que son bálsamo y purga.
La escritura de Margarit busca y dispensa
complicidad, no esquiva la propia intemperie, da
igual si la vida vuelca o no de su parte. Igual que abraza la alegría si se da,
el poeta acepta que el dolor y el silencio es parte del mundo. La música y los
libros fueron sus mejores herramientas de consuelo ("La libertad es una
librería", escribió). Era un hombre honesto, convencido de que todo está
(empieza y acaba) en un verso sincero, auténtico, compartido. Su vida podría
decirse así: principio y fin de la noche. Emoción y ciencias exactas.
Cuando los médicos le
hablaron de desahucio vital cuando los
surcos de la enfermedad se presentaron irrevocables, y pensó despacio en la muerte, en su muerte, ordenando
papeles y ordenando el recuerdo. Falleció en su casa, el 16 de febrero, 2021 a
los 82 años en Sant Just Desvern (Barcelona)
Información obtenida
periódicos en redes sociales.
Imagen del poeta (periódico El país)