"Moby Dick en Las
Canteras Beach". Anroart Ediciones. 2012
A través de la
editorial Anroart nos llega la nueva novela de Rosario Valcárcel, en este caso
alejada de las temáticas eróticas con que nos deleitara en el pasado.
"Moby Dick en Las Canteras Beach" es un delicioso recorrido por una
época muy especial en el devenir de nuestras islas y, muy especialmente, de la
zona en la cual se ubica la playa de Las Canteras. El rodaje del mítico film de
John Huston en los años 1954 y 1955 sirve a la autora de vehículo conductor
para una novela que nos ofrece diversas vertientes emocionales: tierna por
momentos, cruda en muchos otros, a modo de curioso anecdotario de una época y
de fidedigno documento histórico, salpicado de historias que nos llevan a la reflexión
y a la empatía con los personajes, en especial con María Teresa, la adolescente
protagonista a través de cuya voz Rosario nos acerca toda la historia.
La autora ubica
cronológicamente el inicio de la narración en los prolegómenos de la llegada de
la delegación hollywoodiense a tierras canarias. La expectación en la población
de las islas ante el advenimiento de técnicos, actores y de todo el personal
encargado de rodar la película ya dota al relato de un halo muy especial. El
ramillete de emociones que florece en el ánimo del personaje principal no solo
nace de la posibilidad de conocer en persona al gran Gregory Peck (protagonista
absoluto de todos sus sueños por aquellos días) sino por establecer contacto
con el mundo del cine, tan admirado por ella, y que siente tan lejano hasta la
llegada de la delegación al aeropuerto de Gran Canaria. Al mismo tiempo, y con
singular maestría, la autora intercala lo que es el despertar de María Teresa
al primer amor, los besos furtivos, las expectativas de sus padres respecto a
su novio, su relación con su hermana, todo lo relativo al contacto con las
personas durante la etapa de crecimiento de la protagonista. Todo ello
combinado con el frenesí de entusiasmo desbocado que invade a las gentes ante
el acontecimiento histórico.
Debo decir que resulta
un ejercicio harto agradable la lectura del libro seguida del visionado de la
película. Hacía unos cuantos años que no paladeaba el film de Huston, y me
ocurrió que pude disfrutarlo una vez más y desde un enfoque distinto,
conociendo ya los entretelones que la deliciosa narración de Rosario me abrió
durante el proceso de lectura. La autora rinde, además, un respetuoso homenaje
a la novela de Melville en que se basa la película, un libro magistral que, a
ratos, también es un completísimo manual sobre la naturaleza y las diferentes
clasificaciones de los cachalotes, basada en la propia experiencia del autor
como ballenero. La forma que tiene Rosario de introducirnos en este mundo y de
dar cierta continuidad a la instrucción ofrecida por Melville es a través de
los pensamientos y las reflexiones solitarias de una María Teresa conmovida por
todo lo que la rodea, situación que la lleva a cavilar sobre la naturaleza
libre y al mismo tiempo desgraciada de las ballenas blancas. La narración traza
una distinción clarísima entre cachalotes y orcas, y adorna el enfrentamiento
con un puñado de estremecedoras aventuras oníricas por parte de la
protagonista; es entonces cuando la novela se vuelve más dura, cuando la
máscara de fantasía cae y nos revela el poder aterrador de la naturaleza y su
origen descarnado, así como su ineluctable destino.
La estructura del
libro resulta amena y de agradabilísima lectura. Dividido en capítulos, narra
episodios inolvidables como el del hidroavión, o la visita a la empresa
carbonera perteneciente a la Casa Miller, en cuyos astilleros tuvo lugar la
construcción de la ballena artificial. Otras anécdotas impagables son las de la
partida de cartas (con los dólares echando a volar al mar y su posterior rescate)
y, sobre todo, la botadura de Moby Dick en las aguas, con su correspondiente
inauguración. Esta secuencia en particular me llamó mucho la atención por la
enorme capacidad descriptiva de la que Rosario hace gala. Su gusto por el
detalle, tanto en los escenarios como en las vestimentas de los presentes en la
celebración, alcanza su punto máximo en esta escena, que resulta importantísima
a nivel estructural, ya que marca la consecución de un objetivo por el que
mucha gente trabajó con ahínco y del cual todos, incluso los que no habían
participado en su construcción, se sentían muy orgullosos.
La novela sirve,
además, como augusto recorrido por varios de los sitios más populares de la
ciudad, como El Confital, el Puerto de La Luz o la mismísima playa de Las
Canteras. A modo de documento histórico, la narración establece las diferencias
que estos mismos lugares han sufrido desde entonces, y no solo las basa en las
modificaciones arquitectónicas, naturales o estructurales, sino muy
especialmente en el espíritu del pueblo, en el despliegue de un folklore local
realmente enternecedor. La descripción de los usos y costumbres de la época,
más la magia del acontecimiento histórico que estaba teniendo lugar, dan al
lector la posibilidad de soñar con haber estado presente en los hechos que se
narran.
Mención especial para
la relación entre la protagonista y la ficticia construcción de la ballena
blanca. Es impresionante cómo llegan a conectar solo a través de los
sentimientos más puros que la creación artificial hace aflorar en el espíritu
de la protagonista, cuyo carácter soñador, a la vez que analítico, le permite,
por un lado, diferenciar la insalvable distancia entre esta ballena artificial
y una real, y, por otro, establecer una paralelismo entre ambas, llegando a una
empatía absoluta con la construcción inanimada, casi como si se tratara de un
cachalote real. Sin duda influenciada por la lectura de la novela de Melville y
por el triste desenlace de todas las ballenas del libro, María Teresa siente en
su interior el íntimo deseo de salvar a Moby Dick de la masacre, y de ahí el
nacimiento de esos sueños tan desgarradores.
Hay que decir que
Anroart Ediciones no ha dejado nada librado al azar en cuanto a la edición.
Impresa en magnífico papel, y con el añadido de ilustrativas fotografías de la
época, la novela acaba siendo un festín visual y un testimonio completo (tanto
en narración como en imágenes) de lo que fue una época sin duda mágica para
Canarias. Enmarcada en la Colección Laurisilva, se erige como uno de los
títulos más destacados de la editorial este año.
No me queda sino
recomendar esta novela a todos los amantes de las aventuras y de las historias
en general, y también a todos aquellos que quieran conocer a Rosario Valcárcel
como narradora fuera del ámbito de sus relatos de temática erótica. También
altamente recomendable para almas nostálgicas y, de más está decirlo, para
todos aquellos que hayan disfrutado del proceso de rodaje de Moby Dick en Las
Canteras. Encontrarán una historia deliciosa, perfectamente ambientada y
rebosante de sentimientos. Un documento histórico que hará las delicias no solo
de los aficionados al cine, sino de todos aquellos que sientan como suya la
magnífica playa de Las Canteras.
Salud, y mi
enhorabuena a la autora por este gran trabajo.
Fotos en color de Fran Quintero.
Fotos en color de Fran Quintero.
Foto de Moby Dick, la ballena con los operarios que la construyeron en los astilleros del Puerto de La Luz
facebook/rosariovalcarcel/ escritora; www.rosariovalcarcel.com
facebook/rosariovalcarcel/ escritora; www.rosariovalcarcel.com