Del alto de Garajonay sale una estribación
enorme, que al Oeste, se extiende a lo largo del valle de Hermigua y que parece
situada allí para esconder la mirada de los envidiosos, este paraíso terrestre.
Cinco años de
estancia en Canarias, 1981, René Verneau
Sobre este paisaje gomero, repleto de nieblas y un mar de nubes
blanquísimas desarrolla Natalia Bellis gran parte de esta exposición. Porque
nuestra pintora ha dejado atrás los mundos cotidianos para internarse junto a
sus dos perras Kahla y Kyrah en el Parque del Garajonay. Para deambular
por su
bosque animado, por el santuario en donde residen las ninfas de los
bosques y presentarnos hoy un interesante recorrido de su pintura.
Y se ha quedado unos días en su floresta brumosa para escuchar el
susurro de los árboles encantados que se
balancean y crepitan. Explorar los rincones más pequeños y recónditos plenos de
color y de fantasía, de sus colores intensos, alegres y brillantes, de la luz y
la atmósfera del Garajonay. Para captar el instante, la luz, la atmósfera. Las
esperanzas de la vida.
Para escuchar como sopla la brisa en la lujuria vegetal surcada por
laureles y líquenes, brezos y tilos, hayas, helechos, musgos. Y sobre este
paisaje desarrollar su nueva obra que yo la definiría casi de onírica. Porque
ella sabe plasmar los helechos gigantes, la textura de las hojas, la corteza de
los árboles, transmitir las pequeñas manchas de luz que se filtran por entre
las hojas, casi inmóviles. Sabe captar la humedad de los musgos colgantes y las
hojarascas del suelo.
Natalia Bellis se ha adentrado en el corazón de la laurisilva entre los
nacientes que florecen y los árboles entrelazados que sobreviven gracias a que
el Garajonay se riega con lágrimas, como dice Joaquín Araujo, naturalista y
escritor. Con los vientos alisios. Ha profundizado en el bosque, en sus raíces
para fraguar su técnica, su cromatismo de verdes y marrones que se esparcen
sobre otras tonalidades de verdes, sobre su universo imaginario.
Los comienzos de Natalia
Bellis fueron con el pintor Rubén Darío Velázquez quien le enseñó la pintura
moderna. Después poco a poco ha ido buscando su propia personalidad, sus
ensoñaciones y sus fantasías en contacto con los jardines y la flora, con el
mundo espiritual, con una naturaleza que ella quiere plasmar como lugar idílico
Así habita la tierra, su
alma. Y plasma con fidelidad el
detalle, la verde penumbra, el dulzor de las
plataneras que beben de la acequia, los árboles que suspiran y se agitan en
pautas soñolientas.
Porque su pintura, que es no es otra cosa que comunicación de ideales y sentimientos, recuerda el olor a las
mañanas tibias y las noches frescas, su suave brisa, al aroma de las plantas
que le penetra por todos lo poros. Porque ella se empapa de cuanto hay de
misterioso, de mágico, de susurrante en las hojas de los árboles, en el verde,
en las aguas oscuras. Y entonces le vienen destellos: el sereno, los matices,
las formas, el sabor peculiar del fruto, la poesía misteriosa, el color, y como
diría Borges el peso del alma.
Y le da rienda suelta a su
fuerza vital, a sus emociones, y pinta escenas
insulares: plátanos verdes, muy verdes, la corteza de los árboles, su bellota,
sus hojas tiernas o maduras y las flores en los distintos momentos de
florescencia, los helechos gigantes Y derrocha pinceladas luminosas con gamas
de colores artificiales porque no le gusta reflejar la realidad tal cual la ve,
sino aquella que surge de la memoria del olvido, de la fantasía.
Le gusta a Natalia Bellis evocar las sensaciones que emanan de la luz,
del color y del juego que desborda con libertad, de una búsqueda constante que
se expresa en el recurso emocionado de la memoria, de un color que es sinónimo
del paraíso. De la exuberancia de nuestras tierras, perdurables y pasajeras de
la vida como ha hecho con la obra dedicada a la isla de la Gomera antes del
terrible incendio.
Y así como nuestro conocido
Néstor pintó biombos repletos de flores, loros
y hasta el popular rascacio, Natalia nos ofrece igualmente biombos con
decoraciones vegetales, trazos que parecen pintados en el aire con fondos de
masas oscuros que reflejan su capacidad decorativa, acentuada por un cromatismo
alegre, muy personal. Porque ella al igual que César Manrique está convencida
que el arte tendría que resultar útil para la vida, para el bienestar y la
felicidad humana.
Que el arte puede abrirnos la
puerta al mundo de los sueños.
Facebook/rosariovalcarcel/escritora; www.rosariovalcarcel.com
Rosario Valcárcel lleva camino de convertirse en la pequeña musa de las/los pintores de Gran Canaria. Pues no en vano cada semana hace una o dos presentaciones de exposiciones. Le pone ganas, le pone un aliento descriptivo y poético. Felicidades, niña.
ResponderEliminarGracias Luis.
ResponderEliminarY como siempre mi abrazo apretado para Natalia y para ti.
Rosario con su habitual estilo ,inicia la presentación de la exposición con un bello poema de René Verneau en el que habla de la estribación que flanquea el Garajonay, para esconder este paraíso terrestre de la mirada de los envidiosos, por lo que parece lógica la atracción que ejercía dicho lugar sobre la pintora, que no duda en introducirse en él, acompañada de sus dos perras, para explorar su floresta brumosa y captar todos los distintos matices de luces y colores y que la presentadora nos introduce en un mundo de fantasía de ninfas, de bosques animados, en definitiva, en la esperanza de la vida.
ResponderEliminarTambién nos habla la presentadora como estos paisajes sirven a la pintora como fuente de inspiración para plasmar los helechos entre otros, para desarrollar su nueva obra que califica como onírica.
No duda la presentadora en aprovechar cita del naturalista Joaquín Araujo, sobre los árboles entrelazados que sobreviven gracias a que el Garajonay se riegan con lágrimas.
Nos habla también de los comienzos con el pintor Rubén Darío Velázquez, pero luego fue tomando su propio estilo y personalidad sintiendo especial predilección por su contacto con la flora y jardines que la transportan a un mundo espiritual lleno de fantasías y que ella quiere plasmar como un mundo idílico a través de la naturaleza.
Además de las distintas características de la pintura de Natalia, influenciada por sus emociones y fantasías, de los biombos decorativos con vegetales, al contrario de Néstor que lo hizo con flores.
Y termina la presentadora con el convencimiento de la pintora que al igual que César Manrique, que el arte tendría que ser útil para la vida, el bienestar y la felicidad humana y que el arte puede abrirnos la puerta al mundo de los sueños.
Juan Tejera.
Rosario con su habitual estilo ,inicia la presentación de la exposición con un bello poema de René Verneau en el que habla de la estribación que flanquea el Garajonay, para esconder este paraíso terrestre de la mirada de los envidiosos, por lo que parece lógica la atracción que ejercía dicho lugar sobre la pintora, que no duda en introducirse en él, acompañada de sus dos perras, para explorar su floresta brumosa y captar todos los distintos matices de luces y colores y que la presentadora nos introduce en un mundo de fantasía de ninfas, de bosques animados, en definitiva, en la esperanza de la vida.
ResponderEliminarTambién nos habla la presentadora como estos paisajes sirven a la pintora como fuente de inspiración para plasmar los helechos entre otros, para desarrollar su nueva obra que califica como onírica.
No duda la presentadora en aprovechar cita del naturalista Joaquín Araujo, sobre los árboles entrelazados que sobreviven gracias a que el Garajonay se riegan con lágrimas.
Nos habla también de los comienzos con el pintor Rubén Darío Velázquez, pero luego fue tomando su propio estilo y personalidad sintiendo especial predilección por su contacto con la flora y jardines que la transportan a un mundo espiritual lleno de fantasías y que ella quiere plasmar como un mundo idílico a través de la naturaleza.
Además de las distintas características de la pintura de Natalia, influenciada por sus emociones y fantasías, de los biombos decorativos con vegetales, al contrario de Néstor que lo hizo con flores.
Y termina la presentadora con el convencimiento de la pintora que al igual que César Manrique, que el arte tendría que ser útil para la vida, el bienestar y la felicidad humana y que el arte puede abrirnos la puerta al mundo de los sueños.
Juan Tejera.
Cuando alguien al ver tu pintura ve lo que tu intentas explicar y aún va más allá, creo firmemente que existe una sinergia entre ellas, se mezclan sensaciones. El pintor, debe hablar poco y dejar que sus cuadros hablen. O mejor, dejar que hablen gentes que saben lo que escriben y que bucean en tu alma a través de tu pintura. Mil gracias Rosario, Mil gracias Luis por tus palabras, y si. Es nuestra arma secreta para ser descubiertos.
ResponderEliminarVivos tonos, sin mezclar, predominan casi de manera constante, en los principales verdes y las terracotas, o carmelitas, en esta exposición, "Vivir", de la amiga Natalia Bellis. En estos inusuales días, sin plenos de sol en Las Palmas de Gran Canaria, es una suerte poder disfrutar de la irrupción de la luz en sus verdes, tan tropicales, que me recuerdan los infinitos variados matices de ese color, en lo múltiple de la flora del Caribe. Gracias, muchas gracias, prolífica Natalia.
ResponderEliminarEs verdad lo que dice Luis, Rosario. Y no sólo de los pintores, sino de los poetas, narradores y demás personas de malvivir que es la mejor forma de vivir, con intensidad. Y sobre todo te vamos a proclamar la amiga number one (o, como decíamos en La Laguna, maguán).
ResponderEliminarEsa vitalidad de colores de Natalia me dice mucho bueno. Mi enhorabuena.
Besos y abrazos.
Antonio.
Rosario con su habitual estilo ,inicia la presentación de la exposición con un bello poema de René Verneau en el que habla de la estribación que flanquea el Garajonay, para esconder este paraíso terrestre de la mirada de los envidiosos, por lo que parece lógica la atracción que ejercía dicho lugar sobre la pintora, que no duda en introducirse en él, acompañada de sus dos perras, para explorar su floresta brumosa y captar todos los distintos matices de luces y colores y que la presentadora nos introduce en un mundo de fantasía de ninfas, de bosques animados, en definitiva, en la esperanza de la vida.
ResponderEliminarTambién nos habla la presentadora como estos paisajes sirven a la pintora como fuente de inspiración para plasmar los helechos entre otros, para desarrollar su nueva obra que califica como onírica.
No duda la presentadora en aprovechar cita del naturalista Joaquín Araujo, sobre los árboles entrelazados que sobreviven gracias a que el Garajonay se riegan con lágrimas.
Nos habla también de los comienzos con el pintor Rubén Darío Velázquez, pero luego fue tomando su propio estilo y personalidad sintiendo especial predilección por su contacto con la flora y jardines que la transportan a un mundo espiritual lleno de fantasías y que ella quiere plasmar como un mundo idílico a través de la naturaleza.
Además de las distintas características de la pintura de Natalia, influenciada por sus emociones y fantasías, de los biombos decorativos con vegetales, al contrario de Néstor que lo hizo con flores.
Y termina la presentadora con el convencimiento de la pintora que al igual que César Manrique, que el arte tendría que ser útil para la vida, el bienestar y la felicidad humana y que el arte puede abrirnos la puerta al mundo de los sueños.
Juan Tejera.
Gracias a Juan Francisco y a Juan Tejera porque ambos asistieron a la inauguración de la exposición de Natalia y por sus palabras tan atentas.
ResponderEliminarMi abrazo apretado.
Greating from İstanbul, whata nice blog :)
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