martes, 13 de agosto de 2024

El oficio pagano de Antonio Arroyo

    Ida y vuelta

El oficio pagano de Antonio Arroyo

Luis León Barreto

En un lugar recóndito de la costa del norte viven Antonio Arroyo y su mujer Toñi. El ha sido docente y en 2018 logró el premio hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez en Huelva por su libro Las horas muertas, desde entonces se ha sentido potenciado y se ha reafirmado en sus propuestas, su obra es cada vez más madura. Licenciado en Filología Hispánica por La Laguna, impartió clases en el instituto de Guía, hasta la hora de la jubilación. Su obra es ya abundante y está incluida en diversas antologías como la dedicada al poeta Miguel Hernández con motivo de la celebración del centenario de su nacimiento en el año 2011, el Álbum de Poesía. Mundial, publicado en Brasil, la antología Galaxias y la obra Ocho poetas, un infinito. Tiene grandes relaciones con poetas de América Latina.

Esquina Paradise fue uno de los primeros libros de este autor, en él se presentaban las raíces de la poesía insular: el misterio, el territorio y el mar. Desde aquel poemario pionero se adivinaba que el oficio de Arroyo iba a ser dilatado, y por ello la obra ha ido creciendo sin cesar. En estos años nos ha ido entregando libros cada vez más maduros, y ahora aporta un guiño entre pudoroso y pícaro que viene a demostrar el oficio libre y pagano de un buen conocedor de la literatura clásica y contemporánea. En tu casa o en la mía es la última propuesta.

Para el tinerfeño Daniel Bernal, a pesar de las variaciones formales y temáticas, Arroyo Silva conserva una voz subterránea que late bajo la superficie de cada nuevo libro. Más que una cuestión de estilo, se trata de la cohesión natural que le otorga su visión de la poesía. En efecto, la se sustenta sobre una serie de pilares fundamentales, algunos de los cuales serían: la poesía entendida como misterio, la poesía como forma de consciencia, y lo poético mismo como impulso vital y sensitivo.



El impulso pagano de Arroyo se aprecia en su disfrute de la vida, del aire, del mar, de la pareja, de los frutos del verano, de la palabra en definitiva. Porque los paganos de Grecia y Roma sin duda fueron divertidos, fuera de la culpa y el drama, fuera del sufrimiento que potencian algunas religiones, no todas. Poesía bien escrita que apetece leer en esta cuidada edición de Jorge Liria, cada vez mejor editor.

Por su parte, Rosario Valcárcel confirma en su prólogo que lo último publicado por Antonio Arroyo es una acertada incursión en la poesía erótica, guiado por la sutileza, el doble sentido y el buen gusto. El erotismo y el sexo han estado asociados a la sociedad, la cultura y la literatura, desde el inicio de los tiempos, pero libros como este habrían estado prohibidos, desterrados o distribuidos de manera privada. De hecho a finales del XVIII  las obras del Marqués de Sade , Delmira Agustina, John Cleland, fueron detestadas, como más tarde sucedió con Henry MIller, DH. Lauwrence o el Ulises de Joyce. A Principios del siglo XX,  escritores y artistas trataron de escribir sobre el sexo de manera cada más más explícita, eso sí exponiéndose a sanciones multas encarcelamientos o destierro.

Pero hoy, hablar del amor, lujuria, pasión, deseo, infidelidad, insatisfacción o juego placentero,  añade Rosario, es algo presente en todas las faceta e la vida: en la política, en la moda, en los medios de comunicación, en la expresión de lo literario. Se ha convertido en un himno a la condición humana, a la vida. Porque como cantaba Bob Dylan. ¡Los tiempos están. cambiando! 

Valcárcel opina que este nuevo libro de Arroyo es destacable, y nosotros lo reafirmamos. Hay en el volumen un ápice de poesía existencial, otro ápice de filosofía de la vida, un tercer ápice de exaltación y gozo cuando traza sus acertadas metáforas y cuando entiende que todos los frutos tienen un punto erotismo: desde el plátano al pepino o a la sandía. La felicidad de vivir.

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