En el reino prodigioso que os acabo de evocar… Edgar Allan Poe
Lo que me une a Eduardo, más que la pintura es su
atracción hacia el mar, hacia el amanecer como símbolo de comienzo, de la luz y
de la magia de la creación.
Una atracción que se extiende a su pintura, al paisaje
del mar, al horizonte lejano, a la contemplación del flujo y el reflujo que se
troca en unos azules infinitos. En unos azules que trata en un tono sensual, apelando
a los sentimientos, a los placeres sencillos, a la necesidad de captar sus
sensaciones cromáticas, a la luz de cada instante, a su esencia casi irreal. Al goce de los sentidos.
Por eso refleja el mundo del mar de una forma
desenfadada y alegre, y pinta el silencio de unas piedras verdes o
malvas, amarillas o grises. Las pinta entre los charcos y el murmullo de sus
olas completamente alejado de los problemas cotidianos, con un estilo amable y
un colorido brillante, porque él al igual que Sorolla, al que admira desde su
juventud, ha encontrado el alma del mar, sus orígenes. Ha descubierto la relación
misteriosa que rodea al hombre con la inmensidad azul, esa relación en la que
lo natural y lo sobrenatural interactúen juntamente.
Así, lo mismo que
el pintor valenciano, Eduardo Luis Garoz perfila escenas familiares como el
retrato de su pareja, Lidia Monzón, y
personajes infantiles femeninos que gozan al aire libre, alrededor de los baños, en un mar cálido, en
la playa con olas o sin ellas. Y podemos ver en uno de sus óleos un homenaje a
la infancia: a una niña que penetra en el azul de Maspalomas con su bañador
rosa. O una pintura que nos traslada a la costa de su memoria, a San Pedro de
Alcántara, en Málaga, en donde con una cierta ternura plasma a dos de sus hijas
disfrutando de un día de verano..
Quizás nuestro pintor se inspira en el azul omnipresente
del Mediterráneo, cuando se bañaba en la costa de la
Malagueta, en su luz profunda y mágica. Pero pinta también el mar de Agaete y el
de Maspalomas, y el mar de Playa Blanca donde podemos reconocer como era la
ciudad por allá, por los años 80. Contemplar los acantilados y los reflejos de
las grúas amarillas que brillan como símbolo de poder.
Porque nuestro pintor sabe captar con sutiles pinceladas el
viento y el olor a salitre. Y esa brisa insinuante que arranca olas y nos deja ver sus fauces
espumosas desde donde surgen calles imaginarias que parece que convergen en ese
punto en que se funde lo vivo con lo muerto. O ese mar sereno con los matices
del centelleo del sol sobre la orilla como el de “Bella mañana en Maspalomas” o
el “Océano de Agaete” rompiendo contra
piedras trenzadas de colores y de destinos.
Pinta Eduardo escenas de amaneceres o de mediodías. Y transita entre
olas arrolladoras, en el intermedio entre una vida y otra, cuando la cresta salpica por los azules apasionados y por
la espuma blanca, con una obra que da vida al cartel anunciador de esta
exposición, una obra con gran movimiento visual sobre el mar de la playa de Las
Canteras, en el momento de la Exuberancia.
Eduardo Luis Garoz ha sido periodista y ex director de
Radio Cibelio durante muchos años. Pero tuvo la suerte de tener a un profesor de EGB llamado Enrique Pérez
Almeda, que era pintor y que logró
despertar en él, el entusiasmo por las artes plásticas. Así pronto se sintió
tentado y empezó a ejecutar dibujos con lápices con una gran exactitud. Y
complacía a sus padres y amigos cuando le pedían que le pintara una casa, un
paisaje o un Cristo para su abuela. Pero el fantasma que lleva el artista le ha
perseguido. Y no ha dejado de pintar, de capturar el mundo de sus sueños.
Exposición abierta al público en el Círculo Mercantil desde el 18 de Octubre al 8 de noviembre 2012
Facebook/rosariovalcarcel/escritora; www.rosariovalcarcel.com
Quien tiene lirismo y habilidad para comentar las exposiciones de arte es precisamente Rosario Valcárcel, que en poco tiempo casi se ha "consagrado" en este menester. Por suerte, ahora en la isla hay un gran movimiento de poetas, pintores, gente que llega al arte, gente que se anima a hacer cosas. Suerte a todos.
ResponderEliminarNadie mejor que Rosario para presentar la exposición de La vida en azul de Eduardo Garoz, con el que comparte su pasión por el mar, inicia su presentación con una cita de Edgar Allan Poe, muy apropiada para la ocasión y continúa detallando en que consiste esa atracción desde el paisaje del mar del horizonte lejano a la contemplación del flujo y reflujo que se troca en azules infinitos y como no podía ser de otra manera, por la influencia de su autoría de literatura erótica, la presentadora, capta el aspecto sensual, en busca de los placeres sencillos que en definitiva redunden en el goce de los sentidos.
ResponderEliminarA continuación habla de la forma en que Eduardo refleja el mundo del mar de una forma desenfadada y alegre, detallando las cosas relacionadas con el mar que pinta, con estilo amable y brillante, llegando a compararlo con Sorolla del que Eduardo al que admira desde su juventud, ha encontrado el alma del mar, lo que le lleva a descubrir la relación misteriosa que rodea al hombre con la inmensidad azul.
También habla que el pintor valenciano perfila desde escena familiares alrededor de los baños en el mar tanto de su pareja, personajes infantiles o de sus hijas, con las que el autor deja entrever la ternura que ellas provocan en él.
Nuestra presentadora expresa su duda en cuanto a la fuente de inspiración, de que quizás proceda omnipresente Mediterráneo cuando se bañaba en la costa de Malagueta, pero también pinta playas de nuestras islas, con las que se puede advertir que nuestro pintor capta con sutiles pinceladas, el viento y el olor a salitre, comentando además distintos momentos que plasma desde Las mañanas de Maspalomas, pasando por los Oceano de Agaete hasta el mar de la Playa de las Canteras.
Además, la presentadora comenta la actividad profesional del pintor y la influencia que sobre el mismo tuvo su profesor de EGB Enrique Pérez Almeda, que despertó su entusiasmo por las artes plásticas.
Termina este acto, la presentadora equipara a Eduardo con Juan Ramón Jiménez en el sentido de compartir con el mismo el lirismo y sencillez, de lo que es reflejo de la vida en azul, motivo de esta exposición.
Juan Tejera.
Bello comentario el tuyo también lleno de lirismo y por lo que observé de la exposición muy certera en tus apreciaciones.
ResponderEliminarQué bella confluencia entre la literatura y la pintura en el Círculo Mercantil, ayer fue un día inolvidable. Hasta percibí el recuerdo de Manolo Millares.
Luis, esperemos que no nos recorten la imaginación (no cabe en las cuentas de los "listos" morlecos), cuando nada hay, la imaginación se multiplica.
Un abrazo a tod@s. Y a ti otro grandote, Rosario.
Gracias Luis, Juan Tejera, Antonio por las palabras sobre la exposición de Eduardo. Una exposición llena también de poesía.
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