Una exposición
organizada por El Centro Estudios Caribeños –Atlántico- la Nueva Asociación
Canaria para la Edición, NACE y el Área
Cultural Diego Casimiro. Una colección en donde ya la pintura por sí misma es
el tema, donde nuestras artistas han creado cuadros como si
fuesen poemas que hablan de pensamientos, belleza, pasiones, dolores, creencia, igualdad,
oportunidades, violencia. La sospecha de un mundo infeliz para ellas.
Foto Inés Melado con su obra "soprano"
Veintiséis artistas han hecho una apuesta por una estética consiguiendo dotar de magia a las personas, a las flores, a las cosas que algunas veces pasan desapercibidas. A la memoria que está materializada en los cuadros expuestos, en los cuerpos de las mujeres, en los estados del alma. Una propuesta que bajo un aparente realismo subyace el simbolismo casi cinematográfico, en pinturas a óleos, acuarelas, pastel, collage, técnicas mixtas y una instalación.
Veintiséis artistas han hecho una apuesta por una estética consiguiendo dotar de magia a las personas, a las flores, a las cosas que algunas veces pasan desapercibidas. A la memoria que está materializada en los cuadros expuestos, en los cuerpos de las mujeres, en los estados del alma. Una propuesta que bajo un aparente realismo subyace el simbolismo casi cinematográfico, en pinturas a óleos, acuarelas, pastel, collage, técnicas mixtas y una instalación.
Foto Elva Ramnírez con su obra "Los sueños de Melisa" acompañada por Juan Francisco González-Díaz. y Rosario Valcárcel
Una exposición dedicada a las “Mujeres”, así con ese título, podemos disfrutar del universo femenino de Mirazo, de sus rubias, morenas o pelirrojas. Mujeres con rasgos que parecen de ficción, que algunas veces nos recuerdan al Greco o al universo femenino de la novela inglesa, y a la memoria de las mujeres de ayer, del clasicismo, de épocas pretéritas realizada por Elena Robayna con un tratamiento bello, poético. Una dama que ella titula “Toma nota” pero que quizás escribe una carta de amor. Y a las mujeres de hoy como la de Carmen Cruz que nos aporta un gesto de insinuación, de coquetería o de rebeldía. El divino encanto de la juventud, la pureza y el ardor.
Una exposición dedicada a las “Mujeres”, así con ese título, podemos disfrutar del universo femenino de Mirazo, de sus rubias, morenas o pelirrojas. Mujeres con rasgos que parecen de ficción, que algunas veces nos recuerdan al Greco o al universo femenino de la novela inglesa, y a la memoria de las mujeres de ayer, del clasicismo, de épocas pretéritas realizada por Elena Robayna con un tratamiento bello, poético. Una dama que ella titula “Toma nota” pero que quizás escribe una carta de amor. Y a las mujeres de hoy como la de Carmen Cruz que nos aporta un gesto de insinuación, de coquetería o de rebeldía. El divino encanto de la juventud, la pureza y el ardor.
Foto Lola Romay y su obra "mujer en rojo"
Nos invitan
a contemplar desnudos como “La soprano” de Inés
Melado que nos recuerda las figuras de Botero. Un retrato de mujer con
los ojos cerrados, absorta en su pudor, ajena a nuestra mirada, dueña de su
cuerpo. Quizás pensando que su belleza ha llegado a su esplendor. Y una mujer desafiante
envuelta en un halo de inquietud como la “Mujer en rojo” de Lola
Romay o la de Pilar
García Pérez que nos presenta
una joven tendida sobre una cama con el rostro cubierto por sus cabellos,
ocultándose como si estuviese sufriendo por un problema que no puede
compartir.
Pero también la sala se inunda de una naturaleza
edénica, de una escena rica en cromatismo que rememora la seducción y la
belleza perfecta. Se llena de pintura de flores. Odaliscas que parecen mecerse
en el aire, danzar como “Las flores que bailan” de Pilar Rodríguez, o los pétalos que
palpitan entre los embriagadores pistilos que crea Elva Ramírez que nos traslada
a un mundo cargado de sensualidad y fantasía, a “Los sueños de Melisa”. Las envolturas florales que reinan en la naturaleza íntima, seductora, casi lujuriosa
de Irena
Hosnová. Y otro título “Textura” de Eugenia Estrela donde los
colores de los pétalos repletos de vida pactan con las hojas viejas para simbolizar la madurez de la mujer.
Pero volviendo a las mujeres, el lienzo de Dagne
Cortés nos muestra la cabeza de una adolescente enredada en un tapiz de
mechones semejante a un entorno vegetal rosa, salpicado de “Lazos” celestes.
Rosas y celestes, colores que se relacionan con lo femenino y lo masculino quizás con la igualdad de género y con
el anhelo de crear lo bello como la “Mujer” de Zoraida Rodríguez una
joven embarazada con un traje blanco con muchos pliegues, trazos delicados y
sensuales que irradian una luz romántica entre capas de la reina y filodendros,
plantas que el pintor Néstor Martín-Fernández de la Torre las simbolizaba con
la fecundidad. Foto Dunia Sánchez, Isabel Guerra, Carmen Cruz
Foto Zoraida Rodríguez con su obra "Mujer"
Foto Zoraida Rodríguez con su obra "Mujer"
Y también
nos llega la ternura de la infancia que está tan
vinculado a la mujer, un niño sumergido en el color de los impresionistas en el
“Azul” de Luz Sosa. Y homenajes a la libertad como el
“Sueño enjaulado” de Katerina Spevákova, que expresa la
sensación de asfixia ante el mundo interior, ante los conflictos cotidianos que
nos aprisiona. Y las imágenes de Arima
Garía en el tríptico “Secuencias de verano” una serie casi
cinematográfica, que nos transmite también la libertad, la luz, el calor que
toda mujer persigue. Y la evocación al desamparo de Marie Carmen Pascual, al
irritante dolor de la esclavitud sexual, reflejado en los grandes ojos de
“Mujeres de Confort”. O el lienzo de Dunia Sánchez que tomando como
fuente de inspiración al surrealismo, crea “Fuego en la Mirada” una imagen de
mujer mutilada, irreal, casi tenebrosa.
Foto de Dagne Cortés con su obra "Lazos"
Evocan nuestras pintoras la mirada multicultural con escenas envolventes, con un dibujo a carboncillo como el de “Venteando el grano”de Atteneri Perera y trazos de brillante colorido en “Mujeres de sal” de Roswitha Breuer. O nos envuelven en los atributos étnicos, los modos de vida de Lia Ripper. Las tres nos transmiten las culturas africanas, las expresiones. Nos acercan a la maternidad, al trabajo agrícola, a los sacrificios, al silencio consciente, como el de Olimpia Peco, quien nos aproxima a las leyes divinas de los musulmanes, al hiyab. Al rostro cubierto, a unos ojos que parece decirnos “Tengo mucho que decirte”. Evoca también Isabel Echevarría otro universo mágico, el suyo y nos recrea con un halo misterioso a una joven filipina, hermosa y de miranda profunda, a una “Dalaga”.
Evocan nuestras pintoras la mirada multicultural con escenas envolventes, con un dibujo a carboncillo como el de “Venteando el grano”de Atteneri Perera y trazos de brillante colorido en “Mujeres de sal” de Roswitha Breuer. O nos envuelven en los atributos étnicos, los modos de vida de Lia Ripper. Las tres nos transmiten las culturas africanas, las expresiones. Nos acercan a la maternidad, al trabajo agrícola, a los sacrificios, al silencio consciente, como el de Olimpia Peco, quien nos aproxima a las leyes divinas de los musulmanes, al hiyab. Al rostro cubierto, a unos ojos que parece decirnos “Tengo mucho que decirte”. Evoca también Isabel Echevarría otro universo mágico, el suyo y nos recrea con un halo misterioso a una joven filipina, hermosa y de miranda profunda, a una “Dalaga”.
Veintiséis creadoras se enfrentan a través del
espejo de la pintura a la vida que no siempre ha sido fácil, al camino que ha
recorrido la mujer para hacer uso de los derechos que como ciudadana le
pertenecen, a la atmósfera de desesperación y de las cosas olvidadas. Se
enfrentan nuestras artistas al mundo para entonar un Grito de Mujer, para que
las Sociedades reflexionen, para situar el problema bajo una luz nueva de
diálogo, coincidencias y respeto, porque como dice el escritor y psicólogo norteamericano John
Gray, nos seguimos hiriendo mutuamente, quizás porque no hemos entendido el
tipo fundamental de amor que necesitamos y que debemos practicar para crear un
mundo mejor.
Foto Juan Francisco González-Díaz, Aquiles García y Diego Casimiro Curador de la Exposición,
Reportaje fotográfico: ANDRÉS BRITO.
ç
facebook/rosariovalcarcel/escritora; www.rosariovalcarcel.com
Foto Isabel Echevarría con su obra "Dalaga" y unos amigos.
Una asistencia importante, 140 personas, dio relevancia a este evento en el que se conjugaron poesía y pintura. Un nuevo éxito de convocatoria.
ResponderEliminarGracias, Rosario. Necesitamos gente como tu con esa enorme actividad. Por tu entrega tan bien descrita, conocí de esta exposición que pienso visitar antes del próximo 22 de marzo. Saludos
ResponderEliminarUna velada extraordinaria con tertulia incluída.
ResponderEliminarRosario Valcárcel, habitual crítica de arte, nos muestra una vez más como captar con una sensibilidad extraordinaria, el mensaje de la obra de cada una de las 26 pintoras de la que hace una crítica individualizada, independiente de la visión general que nos hace al principio en la que detalla de forma generalizada la apuesta de dichas pintoras y que podemos resumir en una propuesta que bajo un aparente realismo subyace el simbolismo casi cinematográfico, detallando además el tipo de técnicas empleadas en dichos cuadros.
ResponderEliminarDe las críticas individualizadas podemos destacar algunas como a la de LIDIA ALVAREZ que se refiere a una joven llorosa que ahoga su desesperación fumando mientras en su cerebro bullen sentimientos de esperanza o la de DAGNE CORTES, con lazos rosas y celestes que se relacionan con la igualdad de género y ZORAIDA RODRIGUEZ, con una joven embarazada, que representa la fecundidad.
Termina la presentadora con un resumen que habla como a través del espejo de la pintura, entre otras cosas, se refiere a la atmósfera de desesperación y de las cosas olvidadas y como nuestras artistas se enfrentan al mundo para entonar un GRITO DE MUJER, para que las Sociedades reflexionen y se enfrente los problemas a través del diálogo, invocando al psicólogo norteamericano John Gray, que entre otras cosas, habla de que la situación actual es debida a que no hemos entendido el tipo fundamental de amor que y que debemos practicar para crear un mundo mejor.
Juan Tejera.
Rosario Valcárcel, habitual crítica de arte, nos muestra una vez más como captar con una sensibilidad extraordinaria, el mensaje de la obra de cada una de las 26 pintoras de la que hace una crítica individualizada, independiente de la visión general que nos hace al principio en la que detalla de forma generalizada la apuesta de dichas pintoras y que podemos resumir en una propuesta que bajo un aparente realismo subyace el simbolismo casi cinematográfico, detallando además el tipo de técnicas empleadas en dichos cuadros.
ResponderEliminarDe las críticas individualizadas podemos destacar algunas como a la de LIDIA ALVAREZ que se refiere a una joven llorosa que ahoga su desesperación fumando mientras en su cerebro bullen sentimientos de esperanza o la de DAGNE CORTES, con lazos rosas y celestes que se relacionan con la igualdad de género y ZORAIDA RODRIGUEZ, con una joven embarazada, que representa la fecundidad.
Termina la presentadora con un resumen que habla como a través del espejo de la pintura, entre otras cosas, se refiere a la atmósfera de desesperación y de las cosas olvidadas y como nuestras artistas se enfrentan al mundo para entonar un GRITO DE MUJER, para que las Sociedades reflexionen y se enfrente los problemas a través del diálogo, invocando al psicólogo norteamericano John Gray, que entre otras cosas, habla de que la situación actual es debida a que no hemos entendido el tipo fundamental de amor que y que debemos practicar para crear un mundo mejor.
Juan Tejera.
Gracias a todos los poetas y las artistas que se dieron cita en este grito, apoyando esta noble causa. Un abrazo para todos desde la República Dominicana y que se siga escuchando el grito!
ResponderEliminarFantástica, como siempre, tu presentación, haces que leyéndola, parezca que estemos viendo cada una de las obras.
ResponderEliminarGracias querida Rosario. Un abrazo, Elena Robayna.