(del
14 al 28 septiembre 2012 de lunes a viernes de 16.30 a 20.00)
El mar tiene un encanto, para mí único y fuerte;
El mar tiene un encanto, para mí único y fuerte;
su
voz es como el eco de cien ecos remotos
donde
flotar pudiera, más fuerte que la muerte,
el
alma inenarrable de los grandes pilotos…
Tomás Morales
De nuevo estamos ante un nuevo proyecto de Diego Casimiro, esta vez en el
marco del Segundo Festival Atlántico de Poesía Las Palmas de Gran Canaria, de “Canarias
al mundo” y como todo lo que él programa, se ha convertido en algo mágico, en
algo que ya es un éxito.
Porque nos ha
invitado al mar, a su representación pictórica, al principio de los tiempos, al
origen de la vida, a la memoria. Al mar que nos lleva a las Hespérides. Al
misterio y a las Iniciaciones en la obra del pintor Néstor Martín Fernández de
La Torre. Al mar como principio y fin de la vida.
A los poemas del mar
y de la tierra, a ese paisaje luminoso, edénico de nuestras islas, que nuestro
pintor refleja en la flora y en la fauna, en los caseríos blanqueados por la
cal, en las casas campesinas que trepan hacia los riscos, en sus pueblos
marineros. En la globalidad del paisaje insular.
A ese mar que nos
aleja y nos acerca, que nos une y nos separa, a ese mar de la esperanza y del
aislamiento, benéfico y maléfico. Al mar del viaje y de la aventura, al mar
como claustro materno y generador de la poesía. Al mar de Tomás Morales, de
Alonso Quesada, de Saulo Torón, de Pedro García Cabrera, de Domingo Rivero.
A unos paisajes creados
por treinta y seis pintor@s. A la interpretación de una realidad precisa,
fantástica y simbolista. Trabajadas con técnicas mixtas: acrílico, óleo, collage.
Fantasmas de colores como diría el poeta francés Jean Cocteau.
Así con alma de
pintor podemos apreciar un mar
surrealista, el chapoteo de una luna amarilla. La calma. O una marina que se
fusiona en acordes de color, en bucles rojos entre luminiscencias. O al reflujo
de las aguas, a los charcos y a las piedra que brotan entre el alba de la
espuma. Esas piedras que Neruda define como estrellas rotas.
Óleos que compiten
con la Naturaleza como el resurgir de las Afortunadas. Barcas que como signos
de vida se bambolean, o la imagen espectral de la proa de un pecio que irrumpe
en la oscuridad. Una isla mordida por el inmenso añil y las fauces de un cono
volcánico, y otra imaginada que parece ascender como si quisiera llegar al
Paraíso.
Y el paisaje
Atlántico de mares interactivos que se sumergen en el curso sinuoso de sus
olas. Y conchas, y caracolas que si nos las pusiésemos al oído podríamos
escuchar el rumor del mar o las últimas palabras de un ahogado. Rompientes que
se convierten en celajes turbulentos, plenos de color. Orillas que descubren un
naufragio, restos de botellas que reflejan los colores del arco iris y que
quizás contengan un mensaje como en el relato de Stevenson para hacer realidad
nuestros sueños.
Borrascas en donde
el mar se derrama formando remolinos agitados en las bocas de una tormenta. Un
gran pez de color azul nos devuelve la mirada y otro que igual que el dios sol atraviesa
el horizonte para advertirnos ante cualquier peligro. Seres representativos del
agua: grandes, pequeños y multicolores que se besan o que nadan. Vuelan y
bailan un vals por los largos caminos del océano. Destellos de un mar juguetón
que enfoca a niños, a medusas, a pulpos y quizás a salemas o gueldes. A caballitos de mar. Morenas que espían entre
las rocas y las sebas. Fulas que parece que emiten sonidos, que ronronean en el
gran azul.
Alegorías marinas
cargadas de unos niños que surcan las aguas sobre rascacios o que flotan a
través de la luz de un mar en reposo. Secretos y pinceladas tenues que desvelan
la dialéctica atlántica. Barquitos de papel y el cortejo de Poseidón donde
Tritones y poderosas Nereidas atraían a los navegantes bajo la atenta mirada de
un Merman.
Conducen nuestr@s
pintor@s sus fantasías más allá de lo imaginable. Y comparten con nosotr@s sus
ensoñaciones eróticas con personajes enigmáticos de piel morena y labios
sensuales. Abrazos amorosos que se retuercen por el deseo y el arrebato de la
pasión. Pero también les surge a nuestros artistas el deseo de incorporar las
voces de las olas al chocar con la línea del Castillo cuando rebotan en su
fortín redondo y sus antiguos almenares. Y plasman nuestros caseríos escalando por
Riscos multicolores, que crecen sobre barrancos tapizados de una pequeña
vegetación, y que son como espíritus inmortales.
Treinta y seis obras
inolvidables que ustedes guardarán a buen seguro en sus retinas durante mucho,
mucho tiempo.
facebook/rosariovalcarcel/escritora; www.rosariovalcarcel.com
Una presentación perfecta para una interesante exposición, en el nuevo espacio del Museo Domingo Rivero. Nuevo foro cultural gracias al esfuerzo particular de José Rivero, descendiente del poeta.
ResponderEliminarInicia su intervención Rosario, con la lectura de un poema de Tomás Morales, autor de los Poemas de la Gloria, del Amor y del Mar, entre otros, que coincidió con Néstor en el Colegio de San Agustín y luego hace una introducción del proyecto de Diego Casimiro, de Canarias al mundo en el marco del Segundo Festival Atlántico de Poesía Las Palmas, en la que nos invita al mar, a la representación pictórica, al principio de los tiempos, especialmente dedicado a la obra del pintor Néstor Martín, en los aspectos del Mar como principio y Fin de la vida.
ResponderEliminarLuego hace alusión a los aspectos poéticos tanto del mar como de la tierra con sus caseríos y demás aspectos paisajísticos, entroncando todo ello con el Mar de Tomás Morales y de otros autores de la época.
Y como no podía faltar también hace mención del trabajo de 36 pintores/as que imbuídos por el espíritu de Néstor y con diferentes técnicas, dan rienda suelta a su imaginación creando verdaderas obras de arte de las que Néstor seguramente daría su aprobación. Juan Tejera.
Una exposición que se vio ayer por la tarde matizada por la palabra radiante y reivindicativa de la poeta sarda Giovanna Mulas. El mar ya no es lo que nos separa sino lo que nos une, y el puente es el arte y los corazones así de grandotes como el tuyo, querida amiga.
ResponderEliminarGracias Antonio. Qué pena me ha quedado no haber podido estar ayer por la tarde con ustedes, pero sabías que íbamos a estar fuera ¿Recuerdas?
ResponderEliminarMi abrazo apretado.
Recuerdo y, como te decía, tu puente estaba ahí.
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