martes, 10 de febrero de 2015

A propósito del adulterio


Dícenme, don Jerónimo, que dices
que me pones los cuernos con Ginesa;
yo digo que me pones casa y mesa;
en la mesa, capones y perdices.

Yo hallo que me pones los tapices
cuando el calor por el octubre cesa;
por ti mi bolsa, no mi testa, pesa,
aunque con molde de oro me la rices.
Este argumento es fuerte y es agudo:
tú imaginas ponerme cuernos; de obra
yo, porque lo imaginas, te desnudo,
Más cuerno es el que paga que el que cobra;
ergo, aquel que me paga, es el cornudo,
lo que de mi mujer a mí me sobra.
(Soneto XI Quevedo)
Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, adulterio es “falsificación, fraude”. Y es una de las razones primordiales por las que una pareja rompe su relación. Quizás el problema radica en que lleva implícita una parte de engaño, entonces esa confianza amorosa de la pareja se destruye y pueden llegar a consecuencias lamentables y en algunos casos peligrosas.
En los Anales Eclesiásticos y Seculares de Sevilla se puede leer que, el 19 de enero de 1565 Silvestre de Angulo, tabernero sevillano, probó ante el juez el adulterio de su mujer con un mulato. De acuerdo con la ley, los «culpables» fueron entregados al marido para que éste hiciese justicia. Fue levantado un cadalso en la plaza de San Francisco, sobre el que los reos, de rodillas, esperaban, los ojos vendados con el velo de la mujer, que el verdugo había cortado en dos mitades. Llegó Angulo, seguido de religiosos, los cuales, con el crucifijo en la mano, le pidieron perdón para los dos desgraciados. Las súplicas fueron inútiles. El tabernero sacó, un cuchillo de una bota y empezó a herir, primero a la mujer, después al mulato, hasta que no los vio muertos. Entonces se quitó el sombrero ante la multitud y gritó, con aire triunfal:
« ¡Fuera cuernos!»
Para Francisco Quevedo usar la temática del cuerno era desarrollar a fondo su arte verbal y aprovechar para desvelar los vicios o placeres de la carne y de los sentidos de una sociedad corrupta. Lo consigue a través de la ironía, y a menudo de sarcasmos.
Afortunadamente las sociedades han cambiado, los modelos familiares han evolucionado y hemos aprendido a ser más respetuosos y maduros en nuestra convivencia, a entender que el amor no conoce fronteras, ni tabúes, ni religiones. Ello no quiere decir que haya descendido el número de adulterios,ni mucho menos.
Sin embargo todavía para muchos imaginar una infidelidad por parte de la pareja puede ser uno de los tormentos más grandes que puede sufrir una persona. Sin embargo vivimos en un momento en el que la promiscuidad no solo no es un tabú, sino que para muchos es algo deseable.

El escritor suizo Alain de Botton, afirma que “la infidelidad ha sido una conducta socialmente, sancionada y actualmente el pararrayos de la indignación moderna“. De todas formas de Botton argumenta que la razón por la que se ha de ser fieles no debería ser por un mandato externo, sino por un compromiso personal.
Fórmulas como las relaciones abiertas, en donde ambas partes pacten su fidelidad, tal vez para conseguir la alegría de vivir o la libertad, o para sobrellevar las dificultades de un mundo cada vez menos humanizado. O quizás porque no queremos renunciar a los años locos de la adolescencia. El tema es polémico o para ser más preciso, cultural.
facebook/rosariovalcarcel/escritora


7 comentarios:

  1. Ya que nombras a Quevedo, aquí va uno. Se lo dedicos a ciertos miembros de la alta política, je je Y que se aguanten.

    A uno que mudaba cada día por guardar su mujer

    Cuando tu madre te parió cornudo,
    fue tu planeta un cuerno de la luna;
    de maderas de cuernos fue tu cuna,
    y el castillejo un cuerpo muy agudo.

    Gastaste en dijes cuernos a menudo;
    la leche que mamaste era cabruna;
    diote un cuerpo por armas la Fortuna
    y un toro en el remate de tu escudo.

    Hecho un corral de cuernos te contemplo;
    cuernos pisas con pies de cornería;
    a la mañana un cuerno te saluda.

    Los cornudos en ti tienen un templo.
    Pues, cornudo de ti, ¿adónde iría
    siguiéndote una estrella tan cornuda?

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  2. Espinoso tema nos presentas, amiga. Bien por Quevedo. Gracias

    Abrazos

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  3. Un tema estimulante y muy vital, no cabe duda de que la moral ha cambiado, la sociedad también, las relaciones son ahora más libres

    Luis León Barreto

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  4. Juan Calero Rodríguez13 de febrero de 2015, 10:03

    Con el uso de internet, a quién no le han puesto cuernos.

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  5. Querido José Valle, sí, un tema espinoso pero real en el pasado y en el presente. Porque como bien dice Luis, a pesar de que las relaciones son más libres,aún no hemos conseguido el equilibrio y si no miren lo que dice Calero. Internet y las redes sociales, cuánto bien y cuánto mal pueden hacer...
    Muy bueno, querido Antonio, sobre todo la dedicatoria.
    Yo, anhelo un mundo repleto de fidelidad con infidelidad,ambas pactadas, por supuesto, para conseguir unas relaciones sanas y duraderas.

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  6. ¡Cuernos! Parece mentira, pero es cierto que seguimos utilizando la expresión y su contexto en pleno siglo XXI. El miedo a perder la posesión de la pareja es una de las causas de los engaños, sin engaño no hay cuernos, sin posesión existe la libertad de amar. Muy complicado para el ser humano, da igual la tecnología y el progreso. Una ardua cuestión has tocado amiga.

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  7. Sí, Estela, muy complicado, muy complicado, pero sobrevivimos... Un beso grande, grande y gracias por participar...

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