me trae anillos
me trae vestidos para vestir.
(canción
infantil para jugar a la pelota)
Hace ya algunos meses me enviaron un mensaje,
una especie de cadena de esas que circulan por Internet, de esas cadenas que se
repiten día a día. Y me dio pavor. Se titulaba “Pulseras del sexo”.
El artículo venía acompañado de unas fotos
de unas pulseras que por lo visto se han puesto de moda y que aparentan ser abalorios, accesorios
para adolescentes, aros sencillos hechos con silicona que se adquieren por
docenas en cualquier tienda de moda.
Pulseras coquetas con atractivos colores
que según el informe puede provocar encuentros no deseados o indicar los gustos
y las tendencias sexuales de quienes las llevan en la muñeca. Un juego
peligroso, un juego sexual, un juego disparatado que puede terminar en un
recuerdo triste.
Funciona
según los colores a modo de semáforo e indica las preferencias amorosas o
sexuales como si las pulseras pudieran leer los apetitos y los deseos más
ocultos. Por ejemplo el color amarillo podría significar abrazos o el púrpura,
besos. Se trataría de un juego erótico
más, de una relación curiosa si no fuera porque muchas veces caen en manos de
chic@s que las usan como amuletos o porque simplemente son muy bonitas o hacen
juego con su vestimenta sin sospechar en ningún momento del posible doble
significado.
Dicen que esta moda nació hace algunos
años en el Reino Unido y que en los 80 Madona tenía sus brazos llenos de ellas.
Ahora parece que se ha instalado en Brasil y el diario “The New York Times” ha
hecho referencia al asunto. Incluso decía el informe que en algunos colegios se
ha tratado de prohibir esas pulseras conocidas como “jelly bracelets”
La vida se divide en realidad y ficción y
a mí me gusta la inocencia de los jóvenes, me gusta que vayan descubriendo poco
a poco las emociones, pero este mundo por el que hoy transitamos, se vive con tal intensidad que algunas
veces parece que no hay refugios para el candor, que todo debe ser
razonamiento. Y que no debemos bajar la guardia con nuestros menores, porque
como decía Galdós en “La batalla de los Arapiles”: para qué habrá hecho Dios el
mundo tan grande, tan sumamente grande, porque esta inmensidad de creación solo
favorece a los pillos.
Hoy las imágenes de mi infancia han
bullido en mi mente y me he acordado de cuando éramos pequeñas y enhebrábamos pulseras
con pipas de calabaza y las pintábamos de mil colores, me he acordado de un cuento
de Gloria Fuertes que hablaba de una chica llamada Yoon que quería jugar con
sus amigos del colegio a la comba y esperaba que su madre le regalara una por
su cumpleaños. Pero su madre en vez de regalarle una soga le regaló un cuento que
hablaba de una niña que se deja engañar por un tigre y una preciosa pulsera de
jade que le perteneció, y que ella misma heredó de su madre. El jade es el símbolo
de la amistad y la verdad.
Por eso el día que una compañera suya
le propone jugar a la soga a cambio de su pulsera, Yoon, se da cuenta de que ha
sido engañada como el personaje de su cuento.
No sé si será verdad toda esta
historia de las pulseras del sexo,
quizás sea simplemente una leyenda urbana, quizás sea una broma pesada, pero la
realidad es que circula por Internet y que los medios de comunicación se han
hecho eco de ello.
Y lo peor es que noticias como estas nos
mete el miedo en el cuerpo, ya que yo de tanto leerlo he terminado por
creérmelo.
Facebook/rosariovalcarcel/escritora; www.rosariovalcarcel.com
Muy bien dicho y escrito, lo tuyo; Rosario.
ResponderEliminarQuerida Rosario;
ResponderEliminarEn esas lides todo es cuestión de creencias.
No hay que hacerle caso a muchas cosas que salen por Internet, la mayoría son puro spam o basura y suelen traer quintales de virus informáticos detrás, y puede pasar que se estropee el equipo. Entonces nos sube una emoción llamada supercabreo.
El otro día un jeque árabe me hacía su absoluto heredero, en un inglés demasiado perfecto. ¿Tú lo crees? Pues yo tampoco, jajaja
Besos.
Antonio.
Es una forma más de distraer al personal y de vender lo que sea. Ahora yo me he quedado pensando que pulsera ponerme, por si acaso.
ResponderEliminarSaludos
Seductor e interesante artículo de la bloguera, siempre con su prosa mágica y embriagadora
ResponderEliminarMi casi hermana:
ResponderEliminarLas pulseras son muy apetecibles por el colorido y seguro que también por su precio, pero la intención me parece peligrosa. Que los chic@s se pongan un cartelito en la muñeca para indicar sus apetencias sexuales o sus carencias afectivas, y, peor aún, sin ser conscientes de lo que llevan, puede resultar un juego dañino. Espero que esto sea una tontería más de las que circulan por las redes.
Me quedo con la emoción y el candor de descubrir poquito a poco el juego del amor.
Un besote grandote y feliz semana!!!!
Queridos amigos: Gracias a todos por seguirme, por leerme. Por estar ahí. Buena semana y un beso grande, grande.
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