Bitácora
No conoce el arte de la navegación
quien no ha bogado en el vientre
de una mujer, remado en ella,
naufragado
y sobrevivido en una de sus playas.
"Linguística general" 1979
Esa novela reune precisamente, dos de las constantes de la obra de la nueva galardonada: el amor y el exilio. Y una reivindicación del papel activo de la mujer: “Cuando una mujer se siente frustrada, llora. Cuando un hombre se siente frustrado, descarga violencia”, se lee en sus páginas.
Según ha explicado el Ministro de Cultura, Miquel Iceta, al anunciar el fallo, el jurado ha querido destacar cómo el trabajo de Peri Rossi se ha centrado en “la condición de la mujer y la sexualidad”. También ha subrayado que este premio reconoce el puente entre las dos orillas que ha construido la ganadora con su obra “un recordatorio perpetuo del exilio”.
“La poesía es una percepción; la narrativa, un discurso”, suele decir cuando se le pregunta por dos de los géneros que más ha cultivado. Como Hemingway, sostiene que “la novela gana por puntos y la poesía, por KO”. No obstante, el ministro ha elegido unos versos de la ganadora para presentarla al anunciar el premio: “¿cuál es mi casa? / ¿dónde vivo? / Mi casa es la escritura / la habito como el hogar de la hija descarriada / la pródiga / la que siempre vuelve para encontrar los rostros conocidos / el único fuego que no se extingue”.
Cristina Peri Rossi abandonó Uruguay en 1972, con tan solo 31 años. Meses antes del golpe militar que desencadenó una de las más atroces represiones de América Latina. “Renuncié a una carrera universitaria brillante y a un futuro literario que ya tenía encarrilado, pero sabía con seguridad que el futuro del país estaba ya encarrilado hacia el golpe y tuve soplos que me permitieron averiguar que mi vida corría peligro”, afirmó ya en España al rememorar su salida de Montevideo.
En la capital uruguaya vivía en un apartamento situado frente a la Embajada de Estados Unidos. Desde allí vio cómo muchas noches entraban y salían militares que después protagonizaron el golpe: “Vi incluso una noche cómo arrojaban envuelto en mantas un cadáver al mar, situado en un ángulo de visión desde mi ventana. En Montevideo se lacraban los ataúdes y se les entregaban los cadáveres a los familiares después de que éstos firmaran un papel en el que se comprometían a no abrirlos”.
La autora uruguaya forma parte de una generación de escritoras del Cono Sur que vio dos veces oscurecida su voz: como exiliadas y como mujeres. El primer destino lo compartió con autores represaliados por las dictaduras de los años setenta como Antonio Di Benedetto, Haroldo Conti, Daniel Moyano o su paisana y compañera en el palmarés del Cervantes Ida Vitale. Su madurez creativa coincidió con el destierro y la consiguiente separación de sus lectores naturales. Muchos terminaron en una España que se encaminaba hacia el fin de su propia dictadura y hacia el nacimiento de la “nueva narrativa”, es decir, hacia el desinterés por aquellos autores que no hubieran tenido la suerte de caber bajo la etiqueta del famoso boom.
El año pasado el ganador del Premio Cervantes fue el poeta valenciano Francisco Brines, y en 2019 el poeta catalán Joan Margarit, ambos fallecidos en 2021. Sus premios consecutivos rompieron por segunda vez con una tradición no escrita por la que se alternaban un autor español y uno latinoamericano. Esa alternancia ya se rompió en 2017 y 2018 cuando fueron premiados el nicaragüense Sergio Ramírez y la citada Ida Vitale, respectivamente.
Solo cinco mujeres se habían hecho hasta ahora con el Premio Cervantes, la última de ellas Ida Vitale, tras las españolas María Zambrano (1988) y Ana María Matute (2010), la cubana Dulce María Loynaz (1992) y la mexicana Elena Poniatowska (2013). Peri Rossi fue, en 2008, la primera autora en ganar el Loewe, uno de los galardones más prestigiosos de la lírica en español. Se lo llevó con Playstation (Visor), un libro de poesía narrativa ajeno a las convenciones de la llamada alta cultura y tejido con estampas que iban desde una escena en urgencias a otra en un sex shop. En palabras de su autora, “un libro contra las apariencias, escrito poniéndome en el lugar de los perdedores”.
El Cervantes fue instaurado en 1976 y el primer ganador fue Jorge Guillén. Las normas establecen que nunca puede quedar desierto ni repartirse, esta última condición se añadió después de que Jorge Luis Borges y Gerardo Diego lo ganaran ex aequo en 1979. Octavio Paz, Mario Vargas Llosa, Alejo Carpentier, Nicanor Parra, Rafael Sánchez Ferlosio y Miguel Delibes se cuentan entre los ganadores.
El jurado de esta edición ha estado compuesto por José Manuel Sánchez Ron, a propuesta de la Real Academia; Cristina Maya, por la Academia Colombiana de la Lengua; José Francisco Asís Montero, por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE); Ana Rosa Domenella, por la Unión de Universidades de América Latina (UDUAL); Ignacio Peyró, por la Dirección del Instituto Cervantes; Laura Revuelta, por la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE); Ciro Francisco Bianchi, por la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP) y por último Maja Zovko, por la Asociación Internacional de Hispanistas.
El premio se entrega anualmente cada 23 de abril en una ceremonia presidida por los reyes de España en la Universidad de Alcalá de Henares, aunque los dos últimos años este acto no se ha podido celebrar, por las restricciones impuestas por pandemia y en 2021 por el estado de salud del último galardonado, Francisco Brines, que falleció el pasado mes de mayo, tan solo ocho días después de recibir el galardón, en su casa, de manos de los Reyes.
Últimos 10 ganadores
2020: Francisco Brines (España)
2019: Joan Margarit (España)
2018: Ida Vitale (Uruguay)
2017: Sergio Ramírez (Nicaragua)
2016: Eduardo Mendoza (España)
2015: Fernando del Paso (México)
2014: Juan Goytisolo (España)
2013: Elena Poniatowska (México)
2012: José Manuel Caballero Bonald (España)
2011: Nicanor Parra (Chile)
2010: Ana María Matute (España)
Texto del pais.com
Poema de las redes sociales.
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