Hoy, los científicos afirman que los humanos vamos camino a la inmortalidad. Nos dicen que la ciencia logrará que el ser humano llegue a morir solo cuando lo desee. Por lo que el envejecimiento no puede ser ignorado.
Cada día
las redes sociales nos dan
consejos, fórmulas para vivir mejor en esa etapa de la vida llamada “vejez”, en
este tiempo en que nos llaman viej@s. Adjetivos que podríamos utilizarlo con
naturalidad y humor, pero prefiero ponerlos entrecomillados, porque, en algunas
casos, pueden ser términos peyorativos, caducos, negativos, temidos Otras veces
puede ser maternal, cariñoso. A mí me gusta más llamar a esta etapa: después de la adolescencia. Y es curioso
porque esa palabreja de viej@ puede llegar a ser sarcástica sobre todo para las
mujeres, aunque en muchas otras cosas adquieren valor, como en los muebles,
obras de arte, el oro, las bebidas que se hacen más añejas e incluso se dice
que los hombres mejoran con la edad.
Y me sorprende, porque en el pasado a los mayores se les escuchaba con respeto, con ternura, se les veía como sinónimo de sabiduría. Incluso a los grandes patriarcas de Israel: Moises, Abraham, Matusalén, nos dicen que vivieron cientos de años ¿Verdad? Pero solo fue por darle más notoriedad. Porque la edad no está marcada por el día y el año que nacemos. Hay jóvenes viejas /os y ancianos/as jóvenes. Aún en Japón se venera a los ancianos y en lugares de la India las opiniones y la aprobación de los ancianos son indispensable, por eso los hindúes suelen arrodillarse ante ellos y tocar sus pies en señal de respeto, a diferencia de Occidente, donde en términos generales se les considera una carga repleta de prejuicios y en algunos casos se llega al maltrato psicológico, se llega a la discriminación que se ha ido extendiendo en el mundo. Se escucha que “los viejos/ as son iguales, que somos tristes, que somos un problema social, que representamos gastos a la sociedad.
La Organización Mundial de la Salud
define el Edadismo como la discriminación que surge cuando “la edad se utiliza
para categorizar y dividir a las personas por atributos que ocasionan daño,
soledad, desventaja, injusticia, generando perjuicios para el bienestar y la
salud. Revela también la OMS que uno de cada tres
europeos se ha sentido alguna vez víctima de ese rechazo social hacia las
personas mayores, únicamente por serlo.
Por eso nosotros las/los mayores
debemos conseguir vivir la vida como una aventura, relajados, libres, con
alegría, pero no con alegría infantil, sin que vigilen nuestro móvil. Debemos
vivir con elegancia, sin quejas, ni memoria, porque a veces la memoria es mala
consejera, por eso debemos limarla, aceptarla. Debemos vivir sin que nos
intimiden sin que vigilen nuestros movimientos, nuestro móvil, nuestros secretos,
que nos traten con el respeto que merecemos. Sin que nos intimiden con la
violencia psicológica, física, sexual. No queremos sentirnos apabullados por
los lingüistas, los chistes, las canciones, los textos literarios. Debemos ser
representadas en todos los estamentos sociales con dignidad.
Pocos son los libros en que los protagonistas son mayores
y, si lo hacen está presente la fragilidad, la decadencia, la enfermedad.
Salvando algunos clásicos El viejo y el
mar de Ernest Hemingway. Un personaje tierno y uno de los relatos más
bellos que se han escrito o El Coronel no
tiene quien le escriba de Gabriel García Márquez (1961) entre otros. Desde
Shakespeare se aborda el tema del edadismo. En el Rey Lear nos muestra la
ingratitud filial: la ambición, el deseo, su visión de la vejez. La obra se
centra en cómo distribuimos la riqueza a nuestros descendientes.
Apenas
cien años atrás, las mujeres en España, estábamos marcadas por los valores de
sumisión, obediencia, complacencia. Inmersas en el tema reproductivo y la
crianza de los hijos. El deseo y el sexo eran entendidos como sombras
pecaminosas. Existía una incapacidad para entrar en la levedad del sexo, en los
dominios de Afrodita. Pero desde comienzos de los 70 pertenecemos a una
Sociedad Moderna, de cambios sociales, políticos, tecnológicos, en la que la
situación de las mujeres ha mejorado considerablemente, aunque no llega a ser
perfecta: vientres de alquiler, brecha salarial, leyes contra la violencia de
género y la soledad no buscada. Sí la soledad que nos absorbe a todos/ as,
porque no tiene edad.
El edadismo tiene más presencia que el sexismo o el
racismo. Es un problema mundial y lo peor es que, en muchas ocasiones, pasa
desapercibida. En adultos vulnerables alcanza la salud emocional, nos produce mayor estrés
cardiovascular. Nos encorsetan en un modelo en el que la apariencia juvenil sea el objetivo a lograr, cuando el envejecer
nos ofrece la posibilidad de mirar hacia adentro y crecer, conocernos mejor.
Hacer balance de la vida que hemos vivido, deshacer los nudos y la existencia
del silencio que nos han oprimido. Doris Lessing, nobel de literatura 2007,
rompe una lanza en favor de las mayores y escribe un relato titulado “Las
abuelas” con dos amigas de la infancia. Cada una de ellas se enamora del hijo
de la otra. Se lleva al cine en el 2013 titulada “Dos madres perfectas” de Anna
Fontaine, Naomi Watts y Robin Wriht. Una película que intenta trasgredir
ciertas convenciones de la sexualidad tradicional.
L@s mayores debemos estar alertas,
viv@s, porque La vida es como una caja de
bombones, nunca sabes lo que te vas a encontrar, recuerda una frase de la
película Forrest Gump. Por eso debemos seguir pensando deseando, produciendo y
aportando lo que es de justicia. Tener una pensión digna, poder seguir viviendo
en nuestra casa, no sentirnos de sobra. Reivindicar que la Sociedad y la
Sanidad tome en serio nuestro cuerpo y nuestra mente. No nos dejemos vencer por
nada. Nos hemos ganado el derecho a tener las cosas que deseamos y como las
deseamos.
Tenemos derecho a aferrarnos a la
vida sin que los eslabones se quiebren, que nos respeten cada una de las voluntades
por extravagantes que parezcan porque al final se nos caerán los dientes,
perderemos los kilos de más y nos disolveremos en el Universo. Confío en que
por fin respeten nuestra experiencia, nos valoren por lo que fuimos, somos y
seremos. Porque como decía uno de los referentes más destacados de la
psicología del siglo XX, Viktor Frankl, hemos encontrado el sentido de la
existencia y en la búsqueda de ese sentido asumimos la responsabilidad ante sí
misma, ante los demás y ante nuestra vida.
Sin dejar de preguntarnos ¿Pero qué más espera la vida de nosotros?
Blog-rosariovalcárcel.blogspot.com
Amiga Rosario, la edad dichoso lastre que se arrastra, y que muchos no saben llevarla con dignidad, la rueda de la vida impone que la población se renueve, dando paso a jóvenes mentes, que prosigan y conserven el legado que los mayores han dejado, así como renovar muchas cosas, y modernizar otras, por ello hay un final para los mayores, ¿y si se pudiera vivir eternamente? como y donde pondría a esos mayores, y cuando tendrían oportunidad los que nacen, ya se que se ha devaluado el tesoro de la sabidurÍa del mayor, y poco menos que se convierten en estorbo, y se le arrincona en lugares que llaman Residencias de bienestar y cuidados, que no son otra cosa que espacios de punto final.
ResponderEliminarSin otro objeto que mantenerlos apartados.
En fin la edad, la edad, la dichosa edad, si la mente se mantiene joven que importa la edad...¿O no'?