Algunos días mi Peña semejaba una gran catedral de ébano, rodeada de espuma. Las olas simulaban velos preciosos, sacados de las profundidades marinas y los asientos tenían formas satánicas que gesticulaban en las gárgolas. Me tiraba al agua, subía de nuevo, me lanzaba como una saeta, daba vueltas a su alrededor y parecía que nadara sobre las mismas olas. Hacía toda clase de locuras, la punta de mis aletas se convertían en garras de escorpión. Trepaba y observaba desde muy alto para que las olas no me tragaran. Tenía miedo cuando miraba a la ori-lla. Si había marea alta, el camino de vuelta era más fatigoso. Sentía que mi gran roca se quería alejar conmigo, pero el mar con su gran manto me salvaba.
Me acostumbré a estar con Oscar. Su presencia estaba hecha de sol y de salitre.
―¿Qué soy yo para ti? –me preguntó.
Esta fue la primera vez en que espe-raba que yo mencionase la palabra amor.
―¿Sabes lo que quiero decir? –volvió a insistir.
No le contesté, miré a lo lejos y vi acercarse a Miguel, el barquillero, que llevaba colgada de su hombro una barquillera ador-nada en su parte superior con una rueda y números. La paseaba con gran pompa por toda la playa. Sin pensarlo, corrí tras él y le di vueltas a la ruleta. Tenía un gran apetito y miraba impaciente, esperando que se parara. Al fin salió el siete, me correspondieron siete barquillos crujientes en forma de vela de un barco. Su sabor era un placer sin igual.
Óscar no había olvidado su pregunta y se acercaba a mí como a una niña frágil. Su mirada intentaba descubrir mi respuesta. Yo no podía decir lo que sentía mi corazón, debía guardarlo.
Era mi secreto. Tenía trece años.
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Ilustración de SIRA ASCANIO
Tuve noticias de la existencia de esta distinguida escritora a través de la publicación sobre la Semana Santa, en un estilo que pudiéramos denominar costumbrista, ello me llevó a indagar sobres sus obras y la que más se adapta a este estilo, creo que es la presente, que me produce algunas evocaciones en relación con mi adolescencia y juventud,por lo que voy a comentar algunos capítulos: DOMINGO, MATINEE.-En este capítulo se cuenta la gran pasión que tenía su abuelo por el cine y que trataba de inculcar a su nieta. Esta pasión por el cine me recuerda aspecto de mi vida en los periodos indicados como por ejemplo que mis padres cuando veían una película que les gustaba, mi padre decía: Que bien las preparan. De este tiempo recuerdo que en el C. Capitol, una película premiada con el León de Oro, rodada en un palacio, los personajes, cada poco tiempo se quedaban petrificados, jamás he oído tanto crujir de butacas hasta que la gente se cansó y se fueron marchando. También recuerdo la novedad del C. Rex con su fuente y juego de luces antes de comenzar la película y finalmente C. Vegueta (Arte y ensayo) en la película La Naranja Mecánica en la que ponían un parto, algunos hombres se salían porque no soportaban la sangre.TRECE AÑOS.- En este capítulo trata de los primeros escarceos amorosos con Oscar y como diría Julio Iglesias: El despertar de la carne, con la emoción que esa etapa de la vida produce. ORILLAS PERFUMADAS.- Aquí se descubre su pasión por la literatura infantil, por los cuentos y fantasías, con la que en cierto modo obligaban al padre en convertirse en actor y dar vida a los cuentos.Como cuestión personal, hace unos pocos años me aficioné a escuchar por la radio cuentos y Jorge Bucay y otro y luego me inventaba las moralejas, ya lo he dejado, pero tengo algunos guardados.Después de REGALO DE REYES, con la emoción que esto produce, TOPACIO.- Se trata de un torito que pronto lo habían separado de sus padres al que se le da voz en el relato y que no había sido especialmente agraciado por la naturaleza en el que se cuentan sus desventuras. Esto que parecía quw no encajaba en la historia, me deja un poco fuera de juego, pero recordé: Cuando tengas un limón, no repares lo agrio que puede ser, sino el jugo que puedes sacar. Ello me lleva a plantear la polémica de toros si, o toros no. Pongamos un simil: El Flamenco, antiguamente se practicaba el estilo puro que con los quejidos, a mi particularmente me era insoportable, en la actualidad han ido mezclando con otro tipo de música y resulta bastante agradable. Volviendo a los toros, lo desagradable es la carnicería que se le hace a los animales con los rejones y banderillas, lo demás parece aceptable, ¿no sería el momento de plantear una modificación?, SUEÑOS, contar ovejitas, ABUELA y CARNAVAL todo muy entrañable, hasta que por fín, llegamos a lo que da título: LA PEÑA DE LA VIEJA.- En este capítulo se cuenta la vida de un personaje diferente lleno de fantasía, cuyo final no vamos a desvelar, pero como cuestión personal deseo hacer constar que ayer, al atardecer fui a contemplarla y aunque estaba la marea en pleamar, estaba erguida, desafiante como punto de mira hacia el horizonte, buscando al Teide y con una puesta de sol de una belleza inenarrable.
ResponderEliminarY al final pasa como los objetivos, que cuando uno termina, tienes que buscarte otro y en este caso, nuestra autora, tiene más.
Juan Tejera ha dejado un nuevo comentario en su entrada "La Peña de la Vieja":
ResponderEliminarTuve noticias de la existencia de esta distinguida escritora a través de la publicación sobre la Semana Santa, en un estilo que pudiéramos denominar costumbrista, ello me llevó a indagar sobres sus obras y la que más se adapta a este estilo, creo que es la presente, que me produce algunas evocaciones en relación con mi adolescencia y juventud,por lo que voy a comentar algunos capítulos: DOMINGO, MATINEE.-En este capítulo se cuenta la gran pasión que tenía su abuelo por el cine y que trataba de inculcar a su nieta. Esta pasión por el cine me recuerda aspecto de mi vida en los periodos indicados como por ejemplo que mis padres cuando veían una película que les gustaba, mi padre decía: Que bien las preparan. De este tiempo recuerdo que en el C. Capitol, una película premiada con el León de Oro, rodada en un palacio, los personajes, cada poco tiempo se quedaban petrificados, jamás he oído tanto crujir de butacas hasta que la gente se cansó y se fueron marchando. También recuerdo la novedad del C. Rex con su fuente y juego de luces antes de comenzar la película y finalmente C. Vegueta (Arte y ensayo) en la película La Naranja Mecánica en la que ponían un parto, algunos hombres se salían porque no soportaban la sangre.TRECE AÑOS.- En este capítulo trata de los primeros escarceos amorosos con Oscar y como diría Julio Iglesias: El despertar de la carne, con la emoción que esa etapa de la vida produce. ORILLAS PERFUMADAS.- Aquí se descubre su pasión por la literatura infantil, por los cuentos y fantasías, con la que en cierto modo obligaban al padre en convertirse en actor y dar vida a los cuentos.Como cuestión personal, hace unos pocos años me aficioné a escuchar por la radio cuentos y Jorge Bucay y otro y luego me inventaba las moralejas, ya lo he dejado, pero tengo algunos guardados.Después de REGALO DE REYES, con la emoción que esto produce, TOPACIO.- Se trata de un torito que pronto lo habían separado de sus padres al que se le da voz en el relato y que no había sido especialmente agraciado por la naturaleza en el que se cuentan sus desventuras. Esto que parecía quw no encajaba en la historia, me deja un poco fuera de juego, pero recordé: Cuando tengas un limón, no repares lo agrio que puede ser, sino el jugo que puedes sacar. Ello me lleva a plantear la polémica de toros si, o toros no. Pongamos un simil: El Flamenco, antiguamente se practicaba el estilo puro que con los quejidos, a mi particularmente me era insoportable, en la actualidad han ido mezclando con otro tipo de música y resulta bastante agradable. Volviendo a los toros, lo desagradable es la carnicería que se le hace a los animales con los rejones y banderillas, lo demás parece aceptable, ¿no sería el momento de plantear una modificación?, SUEÑOS, contar ovejitas, ABUELA y CARNAVAL todo muy entrañable, hasta que por fín, llegamos a lo que da título: LA PEÑA DE LA VIEJA.- En este capítulo se cuenta la vida de un personaje diferente lleno de fantasía, cuyo final no vamos a desvelar, pero como cuestión personal deseo hacer constar que ayer, al atardecer fui a contemplarla y aunque estaba la marea en pleamar, estaba erguida, desafiante como punto de mira hacia el horizonte, buscando al Teide y con una puesta de sol de una belleza inenarrable.
Y al final pasa como los objetivos, que cuando uno termina, tienes que buscarte otro y en este caso, nuestra autora, tiene más
Mi querido Juan: Muchas gracias, un trabajo bien hecho y bien hilvanado.
ResponderEliminarAhora a por Del amor y las pasiones...
Un beso grande.
En La Peña de la Vieja, la poesía no sólo está presente en esa manera de sentir y hacer sentir lo más hondo del espíritu, también se proyecta en los objetos, los lugares por donde han transcurrido sus personajes. Hay un espacio físico y vital que cobra atmósfera propia e independencia de su referente en la realidad cotidiana. Es un espacio con vida y respiración, que no se detiene al ser descrito, sino que punza en la memoria de los que nos asomamos a su lectura, y despierta todos los sentidos. Yo diría que leer-verlo es recordar y recobrar la piel de los sentidos. La piel rozada por la brisa vespertina de Las Canteras, la maresía traspasando el tacto y el olfato del nómada urbano al que tanto cantó nuestro entrañable Manolo Padorno y que Eugenio encendió con la cóncava concha de su poesía.
ResponderEliminarLas Canteras, la Playa Chica, la trasera calle Portugal, kilómetros de espacio-tiempo que se proyectan desde el momento histórico de una niña cuyo horizonte era otear una roca desde la orilla de la playa
“Cuando yo era pequeña vivía en la playa de Las Canteras y la vida era diferente, muy diferente.”
Un abrazo grande, querida amiga.
Antonio Arroyo.
Aunque no nací ahi tengo hermosos recuerdos de las Canteras (curiosamente el pinar de mi pueblo se llama igual Las Canteras), de Playa Chica, la Peña la Vieja y la zona donde solíamos ponernos (proximidades de la Clínica San Jose)...Esa peña siempre ha tenido algo de místico y mágico...como lo es tu texto...que dejan ganas de leer mas...Gracias ...por la literatura...besos
ResponderEliminarSi. Las Canteras la playa de las playas de arena dorada que guarda los recuerdos de tantos Canarios, también recogió los de Rosario en su pubertad, precioso relato de aquellos años de ensueño que no volverán y que están en el recuerdo palpitando. Gracias Rosario.
ResponderEliminarOrlando González Alonso
Muy poético, muy lindo. A esa edad, en cualquier playa, veíamos en una mirada una cascada, un arcoiris, un palpitar.
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