Testimonio del sueño
Detrás de las cabeceras de las camas
nosotros – barracas cinematográficas
del sueño
No podemos ni silbar
ni aplaudir
Lo único que ocurre es que vociferamos en el lenguaje de los
monos
-nuestro antiguo dialecto-
las cosas más actuales
Y de veras, entonces
estamos viviendo
nuestra propia era
Qué fácil perder la fe
Vino el caballo y el carruaje.
los veo. Creo en ellos.
Está anocheciendo.
Vino el caballo y el carruaje.
Pero ya el caballo tenía otro caballo.
Y el carruaje -otro carruaje.
paseaban los grandes bultos
de sus sombras
por las limas de las acacias.
Y ya era difícil creer
en caballo y en carruaje.
Dos poemas del poeta, novelista y dramaturgo polaco Miron Bialoszewski (1922-1983) en la versión de Crystina Rodowska
Miron Białoszewski nació en 1922 en Varsovia. Se dio a
conocer como poeta en 1947, publicando sus primeros poemas en revistas
literarias, luego se hundió en el silencio voluntario, absteniéndose de
publicar hasta 1956, en un periodo estéril para la cultura y hostil a
cualquier clase de experimento.
Sus principales libros de poesía: Circulaciones de las cosas (1965), Balance de los antojos (1959), Las emociones desorientadas (1961), Érase y érase (1965) y Poesías escogidas (1967). En 1970 apareció Diario de la insurrección de Varsovia y en 1971 el Teatro particular, donde recogió su obra teatral. En 1973 publicó el libro de narraciones Las denuncias de la realidad y en 1976, Susurros, fusiones, continuaciones. Białoszewski, en todo lo que escribe, se revela ante todo como poeta. Es una poesía-juego, poesía-chiste, poesía-investigación de las cosas elementales, conscientemente pobre y aparentemente antipoética. Su enfoque del mundo se nutre libremente del "argot" de los suburbios de Varsovia y de las escenas cotidianas. Para él no hay terrenos indignos de ser explotados poéticamente, todo le sirve de material: el hecho de estar en la cama, el mirar por la ventana, una conversación furtiva con el amigo o la contemplación de una virgen o santa rústica en una pequeña iglesia de un pueblito.
La poesía —para Białoszewski— surge del hecho mismo de que
existimos y tratamos de definir —como si fuera por primera vez— la relación
entre yo-el mundo, yo-los objetos más cercanos, tales como estufa, piso,
pared, cuchara o cobija. Todo es una buena oportunidad para encantarse,
cualquier cosa es capaz también de transmitir al poeta un mensaje filosófico,
histórico o estético.
Foto encontrada en las redes |
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