Hace ya unos meses tuve también la suerte de presentar a Dunia Sánchez una pintora que a pesar de su aspecto tímido, es valiente y trabajadora y poco a poco se ha ido afianzando en el panorama artístico de la isla porque ella no solo pinta, también escribe poemas con mucho entusiasmo y hace pinitos con la narrativa, con textos breves, sueños, donde nos sumerge en una fantasía, en la conciencia de un mundo percibido por los sentidos.
Pero Dunia es ante todo una pintora que ha logrado
prescindir del concepto, de la realidad que nos rodea y de la belleza tradicional. Y para ello no
proyecta su creación, sino que se deja llevar por sus sentimientos y por su
realidad íntima.
Se deja conducir por los sueños, las alucinaciones, el azar,
el erotismo del deseo que son un método de conocimiento donde el ser humano se
percibe, y capta la realidad de otra manera. Desde ese lugar central que
llamamos imaginación.
Durante
siglos pintores y escultores han representado el cuerpo humano a través del
retrato y del desnudo. Y la obra que hoy nos presenta Dunia Sánchez se
ocupa también de la existencia humana de esa existencia basada en el desnudo. En imágenes del surrealismo, desnudos irreales
sobre la mujer como objeto del deseo. Y nos ofrece imágenes antropomorfas, en
la que descubrimos pecho, vientre, brazos, un ojo…
Óleos que toman como fuente
de inspiración el cuerpo humano, un cuerpo pendiente de completarse.
Así nuestra pintora
pinta la anatomía femenina, su paisaje interior. Mujeres con miradas tristes
que expresan quizás el dolor y el sufrimiento, la crueldad y el miedo. Mujeres
con cierta paz, con la alegría, la fe, la belleza, la pasión, el amor, el
placer. Mujeres que van más allá de la estética y de la lógica. Mujeres
especiales de donde surgen aves que
nacen de un brazo, de un pie o de un dedo. Aves protectoras que parecen estar
vivas, pelícanos poseedores de un símbolo alquímico.
Dunia traza cuerpos desnudos de los que brota una Naturaleza
como en el cuadro de la fertilidad de Frida Khalo: Raíces. Porque ella hace
surgir hojas de plantas que parecen estar unidas a las arterias del cerebro, a
las de las manos o al útero. Cuerpos despojados que se fusionan en un paisaje
ilusionista.
Imágenes que no se sabe de dónde vienen ni hacia donde van,
imágenes a veces tenebrosas, a veces sugerentes. Equívocas, ya que una misma cosa podemos
interpretarla de varias formas. Imágenes que han sido creadas con llamativos
colores para que con los ojos bien abiertos podamos ver más allá. Podamos
descubrir la sorpresa y la ambigüedad, el guiño picassiano que con ojos
silenciosos observan el drama de la existencia
Podamos descubrir la belleza que explora quizás en su propia
interioridad, la belleza más humana de Dunia Sánchez.
facebook/rosariovalcarcel/escritora; www.rosariovalcarcel.com
Dunia es una gran trabajadora, y Carmen Cruz puede ser una sorpresa agradable
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