Cuando
escucho las campanadas de Fin de Año
abro
antiguos álbumes de fotos,
aspiro
el olor de mis padres y sueño
con escaparates en tafetán rosa,
parejas
de ballet que danzan valses y minués,
mientras
vinos y manjares giran alrededor
de la
perversa justicia de los pobres,
encendemos
el árbol de Navidad, escanciamos
el champán, y tú, como en los cuentos de hadas,
me enlazas por la cintura de mi vestido nuevo,
confiesas lo mucho que me amas,
y entre velas y zapatitos de cristal,
haces promesas, juramentos efímeros.
Cruzas
el sueño de la vida.
Y en el palacio clandestino, recibo la luz
de los volcanes, tu cielo cálido,
el temblor de los goces.
Entonces saboreo el rostro de la vida,
las alegrías del Nuevo Año:
Saboreo villancicos, voladores y la tierra
que prende de nuevo. El ciclo perenne
de la vida que se extingue
y
reverdece.
Queridos amigos: Feliz Año Nuevo y que los Reyes Magos nos bendigan y nos regalen: oro, incienso y mirra.
Con mi abrazo apretado. Luis y Rosario
Con mi abrazo apretado. Luis y Rosario
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