El PATIO DE MI CASA
Ocurre a veces que el olor a tierra mojada
me traslada al patio de mi casa, a los granizos
que guardaba en una palangana.
Me
transporta al chirrido de la tiza
cuando
jugaba al teje
y ganaba
amigas inexistentes.
Ocurre a
veces que el olor a tierra mojada
me recuerda
a tu luz hacinada en la sombra,
al olor a
Dios, a tu cuerpo cerca,
tan cerca
que te oigo respirar.
Entonces mi
alma sale de mí, y balbuceo:
¿Mamá, estás muerta o estás viva?
Me desgarra
el miedo. Pretendo huir.
No hay
guarida. Me derrotas.
-¿Puedes
entrar y salir del cielo?
Aguzo el
oído. No oigo nada.
¡Dios mío, nunca llegué a decirle lo mucho que la
quería!
Los
silencios que golpean las ventanas,
me aproximan al
amor que vive con la muerte,
a evocar las
obligaciones cotidianas:
¡No olvides, no se te ocurra, cuidado con ese
chico…!
Ocurre a
veces que el olor a tierra mojada me convoca,
como decía
la escritora Iris Murdoch,
a un
repentino y negro orgasmo.
Al camino
dentro del vientre
al agua que
fluye y refluye
en los ecos
cantarinos de mamá.
Me convoca a la Resurrección de la Nada
El patio de la antigua casa con olor a tierra mojada si me recuerda meriendas interminables y conjuros y péndulos sosteniendo el aire
ResponderEliminarUn poema precioso ❤️ y emocionalmente cubierto de párpados aleteando el recuerdo incesantes
ResponderEliminarUn poema estrahoordinario muchas gracias de francisco
ResponderEliminarHermoso Rosario.
ResponderEliminarMadres, las nuestras, nos queda la duda, nos escucharían decir suficientemente, te amo. La mía anda en sus vaivenes también. Alguna vez le escuché llamarme, decir clara y sosegadamente mi nombre,
muchas veces le llamo, quizá me escuche uno de esos días y me responda, como hacía siempre. Siempre esperar una alegría, nos da vida... Un abrazo